Pactos y Traiciones. Los archivos secretos de la Guerra en Euzkadi, por C.M. Olazábal Estecha


Pactos y Traiciones. Los archivos secretos de la Guerra en Euzkadi
María Olazábal Estecha, Foro por la Memoria


Carlos Olazábal recoge en su obra Pactos y Traiciones. Los Archivos secretos de la Guerra en Euzkadi una documentación inédita apabullante, centrada en los mensajes que se cruzaron los protagonistas principales de la Guerra Civil en el País Vasco.

De Francisco Franco a Emilio Mola, pasando por José Antonio Agirre y Jesús María Leizaola, además de todos los negociadores que tuvieron algo que ver con la supuesta rendición in
extremis de los nacionalistas vascos ante la inminente caída del Frente Norte.

Su autor, que recalca su dedicación profesional a la asesoría económica para explicar su afición a la historia, es más conocido por ser parte de la dirección del PP vasco y su portavoz en las Juntas Generales de Bizkaia. Está convencido de que se convertirá en "un libro de referencia porque está toda la documentación, y contradice toda la historiografía nacionalista y de la Guerra Civil en el País Vasco. Su versión se viene abajo con esto".

Los tres tomos de que consta la obra son una sucesión de documentos ordenados por orden cronológico. Todos son accesibles al público y están referenciados. Aparecen "sin alteraciones, y salvo error" ha recogido todos los disponibles.

Se ufana de no aportar "ninguna opinión en los libros", pero sus revelaciones dejan claro que el Pacto de Santoña (el acuerdo firmado el 24 de agosto de 1937 durante la caída del Frente
Norte en la Guerra Civil entre dirigentes del PNV y los mandos de las fuerzas italianas que apoyaban a Franco) no fue una decisión de última hora obligada por las armas. "Las conversaciones con el Bando Nacional se dieron desde antes de la guerra", remarca Olazábal.


1. De San Sebastián al Pacto de Bilbao
La posición adoptada por el PNV en Guipúzcoa la noche del 18 de julio ante el Alzamiento de los militares sublevados en África, le va a situar en el centro del huracán desencadenado. Después de meses de conspirar como elemento activo en la sublevación o, por lo menos, como elemento neutral ante la misma desde su posición de partido católico, su alianza con el Frente Popular, persecutor de la Iglesia en España, va a crear un abismo en el País Vasco y en España. Al mismo tiempo, los militares sublevados se encuentran con una oposición que no esperaban, incluso un aliado perdido, creándoles un grave problema internacional, propagandístico y religioso. Tal situación mueve el interés de los nacionales y de la Iglesia en lograr el cambio de bando del PNV o, por lo menos, su no beligerancia en el conflicto cainita, llevando a cabo negociaciones para lograr tal objetivo desde julio de 1936.
Durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1936 los contactos son permanentes. Caída San Sebastián sin resistencia gracias a los nacionalistas no personados prácticamente en los frentes de batalla, las negociaciones fracasaran ante el otorgamiento por el Gobierno del Frente Popular del Estatuto Vasco de octubre del 36.
Pero la euforia del Estatuto va a contrastar con el fracaso, en diciembre del 36, de la ofensiva de las tropas del Gobierno Vasco sobre Vitoria, en la conocida batalla de Villarreal (actual Legutiano, Álava).Derrota que es la plasmación de la incapacidad para ocupar una ciudad abierta sin defensas y sin guarnición, por un ejercito numeroso pero sin unidad ni oficiales. La situación coloca al PNV ante un nuevo escenario: el intento de buscar una paz separada, salvando lo conseguido, intentando volver a la situación previa de la horrible encrucijada de optar por un bando.
Dichas negociaciones en la espera del invierno del 37 se van a desarrollar por muchos y diversos enlaces, impulsadas y sostenidas quizás no casualmente por diversos jesuitas, con el liderazgo del Vaticano y de Monseñor Gomá, con idas y venidas -incluso al campo contrario-, y que concluirán -a pesar del bombardeo de Guernica-, con una oferta del Vaticano a Franco, y que será remitida al PNV en nombre del Papa para concretar la rendición de Bilbao y de los nacionalistas. Oferta que ha sido negada sistemáticamente en su recepción por los nacionalistas y que esta documentación desmiente.
Condiciones ofrecidas que para muchos autores se cumplieron, tanto por unos como por otros, principalmente en el respeto a la industria y en la falta de represalias. Una oferta que incluía, entre otras, el mantenimiento del Concierto Económico, y un estatus político y administrativo especial, como el de Álava y Navarra.

2. Del Pacto de Bilbao al Pacto de Santoña
Los meses de mayo y junio de 1937 tienen una vida paralela y secreta a la lucha en el frente de Vizcaya. Desencadenada la ofensiva en abril, y mientras los nacionales van ocupando sistemáticamente el territorio, las negociaciones entre todos se intensificaron en la búsqueda de una mediación y una victoria. La negociación de Franco con Aguirre, durante el mes de mayo, parece que va a fracasar, pero siempre queda un interlocutor y hasta el último minuto todo es posible.
En paralelo se va a abrir un nuevo cauce como garantía del Pacto de rendición, cuando el Gobierno de Mussolini, -con el visto bueno del Franco y del Vaticano- inicia sus contactos directos con el PNV a través del P. Onaindia, representante oficioso de Aguirre. Contactos y negociaciones que concluirán en su momento en el Pacto de Santoña, cuatro meses después.
Todas estas negociaciones se materializaran inicialmente con la rendición de Bilbao y de la margen izquierda del Nervión, con las condiciones exigidas por Franco; es decir, sin la destrucción de Bilbao ni del tejido industrial de la ría. La rendición de los batallones nacionalistas, bajo lo que algunos autores han denominado el "Pacto de Bilbao", será el preámbulo de la rendición en el "Pacto de Santoña".
El Padre Onaindia reunió y documentó sus negociaciones con los italianos recogiéndolas en un libro publicado en los años 80, de casi imposible acceso. Hasta el presente era la única fuente publicada de aquello sucesos.
El 4 de junio de 1944 las tropas americanas entran en Roma, ocupando la ciudad y entre otras cosas sus archivos, a fin de poder exigir responsabilidades a los jerarcas fascistas. Gracias a esa acción, la documentación italiana referida a la guerra civil española ha llegado sin expurgar a los tiempos actuales.
Aunque se han realizado estudios en España sobre la documentación diplomática italiana, nunca se había accedido y publicado la documentación del Ejército italiano referida a las negociaciones del "Pacto de Santoña". Ahora es el momento de hacerlo.
Se trata de decenas de notas, informes y documentos llegados de la propia mano de Mario Roatta (Mancini), Jefe  del Servicio de Información Militar italiano y segundo de la misión en España del CTV. Roatta fue el hombre que negoció con todos los delegados del PNV y mediante los documentos cuenta, día a día, y a veces casi, hora a hora, toda la negociación a sus superiores.
Esta documentación histórica permite esclarecer el compromiso de José Antonio Aguirre en estas negociaciones, la actitud de Franco ante las mismas y el desenlace de los pactos que se nos habían explicado como acontecimientos sobrevenidos.

3. El fin
El día 24 de agosto de 1937, a las 24 horas, fue la fecha y hora limite establecida por Ajurriaguerra y el Jefe del CTV, General Doria, para la rendición y pase de todos los batallones nacionalistas al Corpo Truppe Volontarie.
Las negociaciones se habían iniciado el 25 de junio por los mismos interlocutores en el Palacio de Horacio Echevarrieta, en Punta Begoña (Neguri-Guecho), en el ocaso de la ofensiva nacional sobre Vizcaya. Para el momento de la reunión con los italianos el EBB del PNV había seleccionado un significativo grupo de rehenes que salvaguardaran sus vidas. Todos ellos van a ser trasladados a Cabo Mayor (Santander) el 1 o 2 de julio junto al chalet donde el Lehendakari Aguirre y los más importantes dirigentes del EBB habían fijado su residencia.
El mediodía del día 23 de agosto de 1937, Ajurriaguerra vuela en avión a Santander desde Biarritz para "dirigir la ejecución del acuerdo". Ese mismo mediodía se reúne el EBB en Cabo Mayor con Aguirre y, en la mañana del 24, el avión "Negus" despega aterrizando una hora después en Biarritz con Aguirre, Monzón y de la Torre. Ajurriaguerra  dará la orden de evacuar Santander por la mañana, y la vida de los rehenes emprenderá una errática suerte.
Ese día 24, el EBB reunido en Laredo dispone la salida de sus miembros después de la cena. De nuevo el avión "Negus" traslada al Presidente del EBB, Ciaurriz, pero antes del fin realizará un viaje más; al día siguiente saldrá con los Comisarios del Euzko Gudarostea, Lejarcegui y Ugarte responsables militares del pacto.
La noche del 24 al 25, los capitanes Pujana y Eguillor informan al EBB del Pacto de Guriezo, pero en el límite del 24 a las 24 no se había rendido nadie…, ni los barcos contratados dos meses antes habían llegado. No todos los dirigentes del PNV van a poder salir, pues ya  no tienen rehenes suficientes.
La documentación italiana va a reflejar los sucesos hora a hora. A esta información se va a añadir la intercambiada entre Franco y Mussolini sobre el cumplimiento del Pacto, más la elaborada por los responsables nacionalistas para explicar la ejecución del mismo, tanto públicamente por José Antonio Aguirre, como por los informes secretos de los Comisarios nacionalistas, Lejarcegi y Ugarte, al Euzkadi Buru Batzar del PNV.
Las opiniones silenciadas de los dirigentes republicanos santanderinos será el contrapunto de la información y de las decisiones de sus líderes.
Esta es la historia de un partido atrapado en la vorágine de la guerra y en la profunda contradicción entre su forma de pensar y de actuar. Intentaron situarse mas allá de una tragedia que sus responsables políticos habían ayudado a crear, pensando que no era disputa propia, sino de los españoles. Fue una traición a unos y a otros con consecuencias dramáticas para todos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario