Integración vasca en España, beranesa en Francia e irlandesa en U.K.


Comparación entre los procesos de integración de los navarros y vascos en la Monarquía española y los que utilizaron en las de Francia e Inglaterra con los navarrofranceses e irlandeses. Fueron situaciones y métodos muy diferentes, y buscar cualquier paralelismo no tiene sentido:


SITUACIÓN VASCA Y NAVARRA

Los vascos y navarros participaron activamente en las empresas de la Monarquía de España, desde el siglo XVI. El aporte es evidente en el ejército y la armada en el Mediterráneo, en Italia-Flandes, así como en el Atlántico y las Indias. También una buena presencia de letrados en puestos burocráticos. Pero será a mediados del siglo XVII cuando la presencia de vascos y navarros en las instituciones de la monarquía empieza a ser especialmente abundante y determinante.

Hasta llegar hasta este punto los navarros tuvieron que superar la desventaja de haber sido conquistado-incorporados y demostrar su plena fidelidad a los Austrias, reconocidas a principio del siglo XVII.

Los vascos, sin embargo, eran castellanos antiguos, que se presentaron como hidalgos y limpios de sangre, por ser descendientes de los primitivos moradores de España. Supieron obtener privilegios forales, y monopolizaron la venta de barcos de sus astilleros y productos ferreos sus ferrerías en Sevilla con destino a América.

Unos y otros aprovecharon sus coyunturas, supieron ocupar posiciones ventajosas desde las que disfrutar de sus oficios y cargos, y obtener beneficios y privilegios.

Muy beneficiosa y ventajosa fue la situación de los vascos y navarros en la Monarquía de los Austrias y de los Borbones si la comparamos con la situación de los irlandeses en la Monarquía de los Tudor y de los Estuardo, o la situación de los vascos de Ultrapuertos en la Monarquía de los Valois-Borbón.


SITUACIÓN IRLANDESA

Irlanda había sido durante varios siglos, un señorío conquistado por los reyes de Inglaterra, aunque Enrique VII le reconoció el estatuto de reino en 1541. Sus primitivos habitantes eran de lengua y cultura gaélicas, que vieron como durante la Baja Edad Media, sus vecinos los ingleses, se asentaban como colonos en las costas orientales de su isla. Ambas comunidades se mantuvieron católicas, hasta que Enrique VIII impuso la Reforma Anglicana.

La monarquía inglesa, especialmente en el siglo XVI, discriminó a los católicos irlandeses y favoreció a los nuevos inmigrantes ingleses y escoceses de religión protestante, por dos motivos:

1- porque consideraban que los modos de vida irlandeses eran tan civilizados como los de los indios americanos

2- porque no confiaban en la fidelidad de unos súbditos de la misma religión que su principal rival, España y su catolicismo

Los ingleses castigaron con crueldad las frecuentes revueltas gaélicas despojando a los irlandeses de sus tierras e instalando colonos protestantes, sobre todo a principios del siglo XVII en los condados del EN.

A principios del siglo XVII, fracasó la gran rebelión de los condes de Tyrone y de Tyrconnell. Hugh O´Neil y Ruarí O´Donell, otros dos grandes líderes rebeldes irlandeses se exiliaron, arrastrando a otros muchos, a España y a Francia. Durante el siglo XVII, la dominación militar sobre la isla avanzó un paso más, acelerándose el proceso de colonización y de aculturación.


SITUACIÓN BEARNESA

En Bearne, en 1620, se produjo una rebelión originada por bearneses. Luis XIII de Francia, al frente de un pequeño ejército, penetró en Bearn y redujo la resistencia de sus súbditos vascofranceses.

Los reyes de Francia siguieron titulándose “rios de Navarre”. Pero aquellos vascofranceses o gascones, siguieron siendo una minoría provincial lejana y poco integrada en los centros de decisión y poder de Francia.


CONCLUSIÓN

Nada de estas dos situaciones tan lamentables y perjudiciales sufrieron los navarros y “vizcaínos” en la Monarquía católica española, a la que aportaron figuras tan admirables como San Ignacio de Loyola y Francisco de Javier, proclamados santos en 1622, como santo fue proclamado San Martín de la Ascensión, o reconocieron la labor de Francisco de Vitoria, Juan de Zumárraga, Juan de Palafox, entre otros.

Navarra salió ganando sobradamente tras la incorporación a la monarquía española, si lo comparamos con la anterior situación de pertenencia a la corona de los reyes de Francia (1274-1328).

En Francia, los navarros nunca tuvieron hijos primados, prelados, presidentes, oidores, gobernantes, capitanes, virreyes coloniales, nunca tuvieron la grandeza que el imperio español les permitió adquirir para su interés y negocio, para su fortuna y prosperidad, nunca las tablas de Pamplona fueron tales tablas de los caballeros, hidalgos, hombres valerosos, dignos de honra y premio como en la monarquía española. Nunca los reyes de Francia que reinaron en Navarra, otorgaron tales mercedes y privilegios. La nobleza y sociedad navarra se había visto tan enaltecida y beneficiada con cargos, honores y rentas, como nunca antes.

En 1695, un renovado reino de Navarra, con una nobleza más abierta al mérito y al esfuerzo que nunca antes, se proclamó orgulloso de sus servicios militares y políticos, generales y universales, y de la convivencia común de la corona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario