26/01/2022

Crítica al Nacionalismo vasco por Miguel de Unamuno y Pío Baroja


Los más ilustres autores vascos de la época de la Restauración española y contemporáneos a la etapa de creación del ideario Nacionalista vasco denunciaron las manipulaciones que de la historia estaban efectuando.

Un grupo de intelectuales vascos encabezados por el vizcaíno Miguel de Unamuno, el guipuzcoano Pío Baroja y el alavés Ramiro de Maeztu, pertenecientes a la Generación del 98, y secundados por otros muchos periodistas, literatos, antropólogos e historiadores como Salaverría, Miquelarena, Mourlane Michelena, Balparda, Echegaray, Labayru, etc., dedicaron cientos de páginas a desvelar el artificio que estaban fraguando conocido como "sentimiento nacional vasco" y fundamentado en gran medida en la falsificación de la historia de los vascos.

Miguel de Unamuno fue uno de los escritores y filósofos más sobresalientes de la Generación del 98. Poseía una gran categoría humana e intelectual en el panorama cultural hispánico del siglo XX. Fue precursor del Existencialismo cristiano, junto con Kierkegaard; un ciudadano ejemplar y patriota contrario al uso de la violencia política y cualquier idea fascista, comunista o monárquica. Este vizcaíno fue un ensayista excepcional dotado de un extraordinario dominio del español, que se dedicó al estudio de la filología, a la erudición filosófica y a la docencia universitaria, llegando a impartir en la Universidad de Salamanca. En cuanto a la literatura, fue creador de un nuevo género literario en prosa: las "nivolas"; además de abordar la poesía y el teatro Su extensa producción se proyectó sobre la cultura española moderna influyendo en todas las corrientes literarias y filosóficas de pre y postguerra.

Defensor del Socialismo y de la II República, llegó a enfrentarse a los totalitarismos de la Europa de su época, desde el Comunismo al Franquismo. Pero jamás renegó de su identidad vasca y española:
"¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna, y mi Dios un Dios, el de Nuestro Señor Don Quijote, un dios que piensa en español y en español dijo: ¡sea la luz!, y su verbo fue verbo español…!"

MIGUEL DE UNAMUNO

Sobre los españoles consideraba:
"Cuando en España se habla de cosas de honor, un hombre honrado sencillamente tiene que echarse a temblar."
"Los españoles que adoptan juicios deformados son unos cuantos atolondrados que no conocen nuestra propia historia."
"La sangre de mi espíritu es mi lengua y mi patria es allá donde resuena."
Sobre la identidad de los vascongados en su novela Niebla escribió: "Soy doblemente español, por vasco y por español."
"Los vascos somos el alcaloide o esencia de los español. La sangre de mi espíritu es mi lengua y mi patria es allá donde resuena."
"Hemos ido los vascos a todas las guerras en que había que defender a España; fuimos, no nos llevaron… fuimos como vascos y como españoles."
"La Compañía de Jesús y la República de Chile son las dos grandes hazañas del pueblo vascongado."
Sobre el vascuence se atrevió a decir:
"El vascuence, hay que decirlo, como unidad no existe, es un conglomerado de dialectos en que no se entienden a las veces los unos con los otros. Mis cuatro abuelos eran, como mis padres, vascos; dos de ellos no podían entenderse entre sí en vascuence, porque eran de distintas regiones: uno de Vizcaya y el otro de Guipúzcoa."

MIGUEL DE UNAMUNO

Sobre Simón Bolivar escribió:
"Su alma creó patrias y enriqueció el alma española, el alma eterna de la España inmortal y de la humanidad con ella."
Esta frase está grabada en la parte derecha del pedestal de la estatua ecuestre de Simón Bolivar.

Unamuno se lamentaba sobre el desarrollo que estaba tomando el Independentismo vasco y catalán y sus fundamentos manipulados y victimistas cuando decía:
"Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee."
"El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia."

MIGUEL DE UNAMUNO

Si Miguel de Unamuno es el más grande pensador vasco de todos los tiempos, Pío Baroja es el más grande novelista. Nadie ha descrito mejor las características y peculiaridades de los vascos, mediante cuentos como La dama de Urtubi o novelas como Zalacaín el aventurero. Obras como estas han conseguido que todo lector haya sentido una profunda simpatía por sus personajes, en particular, y por el mundo vasco, en general.

Al igual de Miguel de Unamuno, Pio Baroja fue otro escritor de la Generación del 98, defensor de la II República, que jamás renegó de su sentimiento de pertenencia vasca y española.

En plena crisis de identidad de la conciencia nacional tras la pérdida de los últimos territorios imperiales en 1898, reflexionaba sobre los españoles:
"Los españoles hemos sido grandes en otra época, amamantados por la guerra, por el peligro y la acción; hoy no lo somos. Mientras no tengamos más ideal que el de una pobre tranquilidad burguesa, seremos insignificantes y mezquinos."

PÍO BAROJA

Tanto Unamuno como Baroja criticaron la manipulación e interpretación interesada que de la historia de España habían hecho los nacionalistas.
"Los nacionalismos vasco y catalán se fundamentan en textos de segundo orden."
A los pocos días del polémico discurso de Unamuno en Bilbao, Baroja dio su opinión acerca de lo sostenido por su paisano en relación al vascuence. Lo hizo con su lapidaria ironía y la exquisita sencillez lógica de su prosa:
"Para un castellano lo dicho por Unamuno es una revelación; para un éuscaro es una blasfemia; para un vascongado inteligente, es una verdad que está harto de saberla."
Baroja estableció así la contradicción de la anti-inteligencia de los bizcaitarras de Sabino Arana que tomaron como una traición lo que Unamuno les había dicho acerca de su absurdo y anacrónico euskarismo. La inteligencia de vascongados como él que chocaba de frente con los disparates lingüísticos e históricos del incipiente Nacionalismo separatista vasco.
"El vascuence no ha sido ni es una lengua literaria o filosófica, ha venido estrecha a todos los vascongados que han tratado de expresar sus pensamientos en él."
En 1901, describió a los seguidores de Sabino Arana, sin sospechar la repercusión que sus palabras iban a alcanzar un siglo después:
"Si algunos han querido demostrar que el vascuence es una lengua que puede transformarse en un idioma literario y científico ha sido un corto número de chiflados y un gran número de éuscaros carlistas con disfraz de filólogos que creen que toda la verdad del mundo está encerrada en ellos."

PÍO BAROJA

Su filiación política de ese absurdo estaba clara:
"El éuscaro ha sido el padre del bizcaitarra y el carlista el padre del éuscaro. El euscarismo comenzó a manifestarse con energía después de la guerra y de que el Gobierno de la restauración quitase los fueros. En esa época y a consecuencia de esa medida todo el elemento carlista y reaccionario se sintió impulsado por una misma aspiración tradicionalista y como caballo de batalla tomaron los éuscaros el vascuence y trataron de hacer una restauración histórica, lingüística y literaria de él."
Baroja, que hablaba éuscaro mejor que Sabino Arana y conocía los pueblos y valles más escondidos de sus cuentos y novelas vascas, dijo:
"El euscarismo no encarnó en el espíritu del pueblo y no puede hacer literatura vascuence digna de ser estimada."
En 1901, sentenció que lo que entonces se logró con ello:
"... fue introducir la afectación, el engolamiento, la cursilería entre los que escribieron en vascuence, de tal modo, que no ha habido poeta vascongado moderno que no haya recurrido a la trompa épica para tocar en falsete aires en honor de la Madre Euskeria, del Padre Aitor y de otra porción de entes tan ridículos como fantásticos."
Terminó diciéndoles algo que hoy se puede repetir con total actualidad:
"Ninguno de esos poetas se han dirigido a la tierra y han ido a ver al vasco tal como es. No han hecho más que fantasear y mentir. Han pintado vascongados de plomo, costumbres para ser representadas en los escenarios madrileños del género chico. Todo lo han falsificado de un modo repulsivo. Han llegado a querer demostrarnos que los vascos, cuando eran salvajes, ya creían en un Dios único, cosa que asegura el sabio jesuita Larramendi, probablemente en un rasgo de humorismo. De esas piadosas mistificaciones hay a montones, inventadas por los éuscaros."

PÍO BAROJA

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