La unión de las Provincias Vascas al Reino de Castilla se realizó durante el Medievo de forma satisfactoria para los vascos. Castilla fundó diversas villas, las dotó de unos fueros a cada uno de los territorios para su autonomía gubernamental, con sus propias aduanas, sus propias milicias, sus propias leyes, su propio sistema fiscal por los cuales las diputaciones forales recaudaban y aportaban un cupo al Reino de Castilla, y más tarde de España. Las tres Provincias Vascas (Guipúzcoa, Vizcaya y Álava) así como Navarra se gobernaban como cuatro cuerpos legislativos autónomos y diferenciados, la conciencia de vasco era puramente cultural, no existía conciencia política unitaria.
A finales del siglo XIX ningún vasco se cuestionaba su españolidad, dado que no existió la conciencia política de ser vasco, tan solo la conciencia de ser guipuzcoano, vizcaíno o alavés, hasta que surgió el Movimiento nacionalista vasco. Este hizo su aparición en una época de cambios sociales, culturales y políticos que resultaron vitales para la comprensión de la sociedad actual.
NACIONALISMO VASCO POR SABINO ARANA |
Los ideales ilustrados, progresistas y liberales se instauraban en los antiguos reinos de Europa, modernizando los estados, precedidos por la Revolución francesa y la Constitución de los Estados Unidos de América. Las diversas Constituciones y gobiernos liberales establecidos en España en el siglo XIX consiguieron modernizar la nación, siguiendo los ideales ilustrados y liberales, aunque dicho proceso conllevara un periodo de turbulencias políticas y guerras legitimistas durante gran parte de aquel siglo.
Los liberales consideraron que los regímenes forales de las regiones y el régimen absolutista eran obsoletos y retrógrados, opuestos a la modernidad y contraproducente para España que existieran especie de "estados" dentro de otro estado, aduanas dentro de un mismo país que entorpecían el tránsito de las mercancías y de las personas, y que acarreaba que dentro del Reino de España hubiese legislaciones diferentes, así como restricciones a la libertad económica.
En la lucha por la legitimidad del trono de España, los liberales (isabelinos) se aliaron con la hija de Fernando VII muerto en 1833, Isabel II, mientras absolutistas y foralistas (carlistas) se aliaron con el hermano, Carlos V. Surgieron las guerras legitimistas en las que vencieron los liberales, constituyendo su modelo liberal y progresista, y derogando el régimen absolutista y foral.
La sociedad vasca del siglo XIX, no sólo se vio influenciada por la caída del antiguo régimen, la derrota del carlismo, la pérdida de los fueros y el florecimiento de las ideas liberales centralistas y laicistas, también por la imperfección del sistema democrático, la crisis del nacionalismo español y su intento de regeneración, la pérdida de las últimas provincias del Imperio de ultramar, la generalización de las teorías racistas, el surgimiento de la Revolución industrial, y la aparición del Socialismo.
En este marco de transformaciones sociales y políticas, surgió la figura de Sabino Arana Goiri Ansotegui y Acha, estos eran los cuatro apellidos el padre del Nacionalismo vasco.
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Arana nació en Abando, cerca de Bilbao en 1865, procedente de una familia de empresarios constructores de barcos y gabarras en los astilleros de Ripa, con ideas carlistas. El padre de Sabino, Santiago, participó en la III Guerra Carlista junto a los partidarios de Carlos VII, conspirando y practicando el contrabando de armas. Sabino era el menor de seis hijos.
El Señorío de Vizcaya se dividía en repúblicas y villas. Las repúblicas eran una especie de organismo autónomo dentro del Señorío, generalmente partidarias del Carlismo. Arana nació en la república de Abando. Por el contrario, las villas eran liberales, como Bilbao, donde nació su contemporáneo y antagónico liberal Miguel de Unamuno.
De aquellas pequeñas entidades locales llamadas repúblicas Arana describió una idílica Arcadia de ensueño:
"Libres e independientes en absoluto a la vez que entre sí armónica y fraternalmente, gozaban esas pequeñas entidades políticas, regidas por leyes nacidas en su mismo seno y fundadas en la religión y en la moral, de una existencia perfectamente feliz…"El apoyo carlista de la familia Arana le produjo el exilió en Francia, en 1873, donde vivieron en Hendaya, Guethary, San Juan de Luz y Bayona. En esta última ciudad, Sabino inició su educación, pasando por un colegio de jesuitas en Orduña y completando su formación aprendiendo filología vasca de forma parcial durante una larga convalecencia.
Desde 1883, continuó sus estudios de medicina en la Universidad de Barcelona, junto a su hermano Luis Arana, hasta la muerte de su padre en 1888. Allí, en Barcelona, se influenció de los ideales de la Renaixença catalana, que exaltaba a muchos jóvenes de la burguesía, primera etapa romántica y literaria de un Nacionalismo católico y conservador. En esas fechas se publicó allí la "biblia" del integrismo católico antiliberal, El liberalismo es pecado de Félix Sardá y Salvany.
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Sabino Arana era, por aquel entonces, un integrista español. El Integrismo era una corriente dentro del Carlismo, que a partir de 1886 decidió desvincularse definitivamente de aquel porque Carlos VII, el aspirante al trono, había decidido aproximarse algo al Régimen liberal que lo había derrotado previamente. Los integristas no aceptaban, por ejemplo, que el Papa de Roma tuviera relaciones con el Régimen de Cánovas del Castillo.
También estuvo fuertemente influenciado por el pensamiento de su hermano Luis, cuyas bases fueron: fundamentalismo político-religioso, racismo exaltado, catolicismo de sacristía, caudillismo militante, totalitarismo localista, y proselitismo populista.
La derrota carlista y la ruina y exilio de su familia generaron unos traumas infantiles que convirtieron a Sabino Arana en un neurótico melancólico y en un romántico patológico lleno de fobias y angustias personales. También se vio influenciado por un especial ambiente social e ideológico durante sus años de formación moral e intelectual. Algunos aspectos que conformaban ese ambiente fueron:
- El viejo Neopaganismo euskaldún del padre Larramendi y otros antiguos clérigos vascos.
- La mixtificación o exaltación del privilegio foral vizcaíno entre toda España, efectuada por numerosos autores de Mitomanía vascófila o, más concretamente, vasco-iberófilos y vasco-cantabristas, desde el siglo XVI.
- El vitalismo irracionalista o idealismo romántico centroeuropeo, sustrato último del Nazismo ulterior, de Wilhelm von Humboldt.
- El existencialismo agónico cristiano de Kierkegaard, cuya filosofía paradójicamente también influyó de modo capital en su principal adversario ideológico, Miguel de Unamuno, aunque este fue infinitamente superior desde un punto de vista intelectual.
- En un orden más concreto, Arana sufrió la influencia de la Renaixença como el movimiento culturalista catalán desarrollado en la Barcelona donde Arana estudió.
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En cuanto al ambiente y pensamiento de la Euskal Herria de su tiempo se vio influenciado en su pensamiento por el Romanticismo vasco de Navarro Villoslada o Trueba; el Fuerismo de Yanguas y Miranda; la idealización moralista de lo vasco de Pascual Madoz; la exageración histórica del poder político de Vasconia como parte de España de Alonso Ruiz; el Racismo euskérico de Iturralde y Suit o Arturo Campión; la obsesión subversiva antiespañola del legitimista suletino Joseph Agustín Chaho; el fundamentalismo católico de Mañé y Flaquer; la rebeldía fiscal de Olóriz e Iríbar; el expansionismo panvasquista hacia la Baja Navarra (Navarra francesa) y La Rioja de Serafín Olave o Etayo y Eraso; el ruralismo simplón de Julio Altadill.
El secuestro de las ideas de estos literatos y pensadores navarros por parte de Sabino Arana quedó sobradamente de manifiesto:
De José Yanguas y Miranda toma la idea por la que la historia y fueros son dos elementos identitarios del pueblo vasco, y que los vascones eran los pobladores originarios.
De Pascual Madoz arranca la idea de la pureza y virtudes de los eúskaros, que se convierten en los habitantes más antiguos de España, y quienes siempre habían luchado por preservar su identidad, pactando hasta con Roma.
De José Alonso adopta la idea del pactismo entre los territorios vascos y navarros y España, y del movimiento fuerista tomó el ruralismo como esencia de la sociedad vasca, donde se halla la máxima pureza. Además, en la entraña popular se encuentra la máxima religiosidad.
De Francisco Navarro Villoslada secuestró la idea de la superioridad del pueblo vasco como prueba de su linaje o raza y el uso de lengua propia o euskera.
La influencia de Joseph Agustin Chaho se vierte en la afirmación según la cual los vascos descienden del patriarca ario Aitor, y no del patriarca hebreo Túbal como se venía sosteniendo.
Juan Mañe y Flaquer aportó el dogma según el cual el fuero y la tradición rebosan Cristianismo.
Arturo Campión introdujo el concepto de bajeza de la raza castellana frente a la vasca.
Con todos estos ingredientes Sabino Arana configurará su ideología nacionalista sobre la base de las construcciones míticas del fuerismo y de las ideologías anteriores añadiendo el concepto de independencia de España para el País Vasco o Euskadi, integrado por los siete territorios situados a ambos lados del Pirineo, entre ellos la Navarra peninsular, donde coexistirá una raza superior, la vasca, por la gracia de dios y del integrismo cristiano que impulsó.
Arana, partiendo de estas premisas de leyendas y mitos sin ningún rigor histórico, introdujo unos cambios sustanciales que dieron su especificidad al Nacionalismo y lo constituyen como una nueva doctrina, es decir, consiguió convertir las elaboraciones literarias míticas en un dogma histórico y político. Aportó una consistencia de realidad política a las fabulaciones e invenciones sobre el pasado de los vascos.
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De aquellos traumas psicológicos y de todas esas influencias, más su educación jesuítica y más la contemplación de una masiva oleada de inmigrantes españoles hacia su idílica Vizcaya natal, Sabino Arana conformó su pensamiento ideológico nacionalista. Las características principales, escritas explícitamente por él mismo, de su ideario político fueron:
- Su racismo insultante, acientífico e inmoral
- Su odiosa hispanofobia, absolutamente ahistórica
- Su integrismo ultracatólico
- Su vaticanismo jesuítico
- Su confeso antiliberalismo y, por supuesto, su antimarxismo visceral
- Su puritanismo sexual y su desprecio por la condición femenina
- Su conservadurismo económico, su ruralismo comunalista, y su fervor proteccionista mercantil
- Su mitomanía euskérica histórico-cultural
Desde entonces, aislado en su casa de Albia, se dedicó a la investigación histórica y filológica, obsesionado por la identidad del pueblo vasco. Se trataba tan sólo de un pre Nacionalismo vizcaíno, reconociendo que su hermano Luis le había convencido de que Vizcaya es la única patria de todos los vizcaínos en frases como esta:
"Principios políticos para Bizkaya solamente, porque nosotros, bizkaísno, no podíamos extendernos, transponiendo nuestros umbrales, a Araba, Guipuzkoa, Laburdi, Nabatta y Zuberoa sino de modo muy vago…"Arana elaboró multitud de artículos que publicó en el periódico de su propiedad La Abeja, la mayoría sobre temas lingüísticos, que, en 1892, recopiló bajo el título Bizcaya por su independencia. Se quejaba de todos los periódicos bilbaínos por considerarlos "tan entusiastas patriotas españoles como los de Santander y Cuenca…, claro que están compuestos casi totalmente de maketos".
En 1893, presentó sus artículos ante unos pocos seguidores en un acto que representó el arranque de su actividad política, el llamado Juramento de Larrazábal.
Su ideología racista y reaccionaria estaba acorde con el contexto europeo de fin de siglo, en el que proliferaban los nacionalismos xenófobos y chovinistas. Aparte del referente mítico de la lengua, común en la mayor parte de los nacionalismos europeos desde los románticos alemanes, Arana dotó a su movimiento de un tinte tradicionalista con la reclamación de los Fueros como Constitución propia del país, y de un confesionalismo católico rayando con el integrismo, que quedaron reflejados en su lema "Jaun Goikua eta Lagi Zarra" (Dios y Leyes Viejas).
FRASE DE SABINO ARANA |
En 1894, dio el paso definitivo para transformar sus abigarradas ideas en un movimiento político. Fundó un periódico semanario llamado Bizkaitarra, ya que todavía seguía vinculando su Nacionalismo excluyente a la provincia de Vizcaya, también el Euskaldun Baltzokiya, una especie de círculo recreativo destinado a canalizar su propaganda político-cultural pro-nacionalista.
Esta época de su vida fue la más exaltada e intransigente, rechazando cualquier aproximación hacía España e intentando encontrar soluciones que permitan la total ruptura con lo español. El diario Euskadi publicó un artículo titulado Invencibles, "como las ideas de nuestro Caudillo". Caudillismo que proclamaron sus sucesores, ya que el mesianismo de su personalidad le hizo sentirse superior a todos excepto a Dios, solo ante Dios se sentía responsable de sus actos. Se auto proclamó Caudillo ante el Arcángel San Miguel en las alturas de Aralar y lo reafirmó en las peregrinaciones que se organizaban oficialmente a Lourdes.
Su patriotismo se fue volviendo cada vez más reaccionario, fanático e intolerante. Hizo objeto de sus ataques a los inmigrantes venidos de otras regiones de España, al movimiento obrero en general y al Socialismo, así como a los principios de tolerancia del Liberalismo. Arana dirigió sus proclamas racistas y xenófobas contra el movimiento obrero, compuesto principalmente por brazos llegados de otros puntos de España, inventando el neologismo "maketo" (en eusquera significa "inferior") para estigmatizarlos. Su sueño burgués pasaba por:
"... suprimir de las fábricas esa gente extraña que trae malas ideas y corrompe a la gente del país. Suprímanse los periódicos impíos, desde la empecatada lucha de clases, constrúyanse capillas en las fábricas y los talleres se convertirán en una colonia de honrados y pacíficos obreros."Consiguió así entroncar con los temores y las frustraciones de las clases medias de la provincia de Vizcaya, intensamente sacudidas por la reciente industrialización, que acogieron la propuesta nacionalista como argumento ideológico de su lucha contra la clase obrera y contra el Estado centralista de la Restauración, al que consideraban aliado de los grandes capitalistas autóctonos.
Fue la etapa en la que Arana puso en marcha todo el aparato político y simbólico, fondo y forma del Nacionalismo vasco más lleno de sentimiento que de razonamientos. El líder se enfrentaba a la industrialización de Vascongadas, por eso exaltaba la felicidad de la anteiglesia y campanario ultramontana y cerrada a influencias exteriores.
No consiguió que su ideología alcanzase más allá de Vizcaya, ya que Guipúzcoa lo rechazó y Álava marcó su singularidad más próxima a lo castellano, exigiendo al Gobierno que mantuviese en Vitoria la Capitanía General, en vez de trasladarla a Burgos.
Ante esas resistencias, Arana lanzó un proyecto basado en la organización de la confederación de los siete territorios históricos de habla euskérika, incluyendo los de Francia, bajo el lema "Saspiak Bat" (Siete en una). Proponía en aquella época la independencia de Vizcaya como vía de recuperación de su identidad, dejando que cada una de las restantes Provincias vascas de España y de Francia recorriese el mismo camino por su cuenta, hasta reunirse todas en una Euskalerria federal. Ni en el llamado País Vasco francés ni en Navarra se darían por aludidos, pero su pensamiento tendría mayor repercusión a largo plazo.
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En 1894, Arana fundó en Bilbao el Partido Nacionalista Vasco (PNV), llegando a ser la principal organización nacionalista del País Vasco durante más de cien años.
Puestos a la obra, inventó un nombre para el país que proyectaba, Euzkadi, vocablo artificial y arbitrario que sacaba de quicio a Unamuno, y un himno con ritmo de espatadanza, que no es el tradicional Guernikako Arbola (El Árbol de Gernica) de José María Iparraguirre.
También inventó una bandera inspirada en la de Inglaterra, la Ikurriña, en fondo rojo con dos cruces combinadas: la blanca de Sobrarbe (Aragón), representativa del Catolicismo, y la verde de San Andrés, por la cual cuenta la mitología que conmemora la victoria de Padura sobre los asturianos, pero que, según otros, fue concedida para su escudo a los vascos por el rey Alfonso XI de Castilla, en su decisiva acción en la conquista de Baeza, ocurrida el día de San Andrés. Luis Arana inventó otra ikurriña de rayas paralelas con una cruz superpuesta, pero fue preferida la inventada por el caudillo Sabino como representativa de "los eternos derechos de Dios y los derechos nacionalistas de Bizcaya".
Para establecer de forma oficial estos principios nacionalistas, Arana redactó una doctrina política de trece puntos, de los que son destacables los siguientes:
1. Bizcaia se organiza en Confederación republicana con el lema "Jaun Goikua eta Lagi Zarra".
2. Se constituirá con familias de raza euskeriana, con absoluta preferencia.
3. Se establecerá una perfecta armonía entre lo divino y lo humano, subordinando siempre lo político a lo religioso, el Estado a la Iglesia.
4. Bizcaia será libre en un Euskadi libre dentro de la Confederación de Euskalerría, conservando cada uno su autonomía.
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Para extender su doctrina a Navarra, el PNV organizó un acto en Castejón, al que asistieron unas pocas decenas de fueristas, los únicos nacionalistas fueron Sabino y Luis Arana.
Sus ideas y las de su seguidor Eugenio de Aranzadi se concretaron en el documento Ami vasco, firmado por un personaje llamado Iber, y que se publicó en Cataluña como compendio de doctrina nacionalista. En él definió los principios eternos del "ser" vasco, a cuyo olvido atribuía la decadencia histórica del país y su sometimiento a ideas foráneas. Entre otras consideraciones estaban:
1. La raza vasca es distinta a todas las demás que pueblan la tierra.
2. La diferencia de raza se prueba por la diferencia de lengua.
3. El vasco no es español. Habita a los dos lados del Pirineo pero no es español ni francés.
4. Conservamos toda nuestra pureza sin mezcla de latín, ni de francés, ni de germano, ni de celta, ni de español.
5. Deben evitarse los matrimonios con extranjeros, es decir, los que no sean vascos. Los apellidos no euskadianos jamás deberán sonar en nuestros oídos.
6. Euskadi es igual a raza vasca, pueblo vasco, nación vasca, Estados vascos.
7. Vasconia, en propiedad, sólo significa Navarra y, si acaso, una pequeña parte de Guipúzcoa.
8. Los Estados vascos fueron independientes hasta 1789 en Francia y hasta 1839 en España. Sólo por la fuerza fueron sojuzgados.
9. Las leyes de Castilla o de España obligaban y se cumplían en Euzkadi, lo mismo que las leyes de China o de Inglaterra.
10. Los vascos sólo toman las armas en defensa de su territorio. Para salir fuera deben autorizarlo las Juntas del país y empleándolas a sueldo.
11. Los Estados vascos son económicamente independientes.
12. En el orden internacional, podrán concertar tratados con otros Estados, como lo prueba el que Guipúzcoa firmó con Inglaterra en 1482.
13. El País Vasco está unido a España como España estaba unida a Alemania en tiempos de Carlos V, es decir, sólo por la Corona y en cada reinado.
Estas ideas se comentan por si solas, la manipulación histórica y las ensoñaciones mesiánicas son más que evidentes. No es de extrañar que el propio Iber en Ami vasco dijese lo siguiente:
"La mayoría de los compatriotas de Arana Goiri recibieron estas doctrinas con glacial indiferencia, y muchos tildaron a su autor de loco, visionario, soñador, utopista y acometedor de imposibles."El gran político e historiador Antonio Cánovas del Castillo no estaba de acuerdo con esta última opinión. Cuando alguien le dijo que Arana estaba loco, contestó: "Ese no es un loco, ese ve mucho y muy lejos." Los hechos le han dado la razón a Cánovas.
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Arana lamentaba que los vascos celebrasen con placer el sucesos históricos nacionales como el Dos de mayo, la jura de los Fueros por Carlos VII, el III Concilio de Toledo, etc. Suya fue la frase:
"Nadie se acuerda de los héroes y mártires de nuestra libertad; ninguno de las glorias de la independencia bizkaina."Las manipulaciones sobre la Historia de las Provincias vasca son dignas de revisión. Por ejemplo, según él la Confederación de Repúblicas Independientes de Bizkaia derrotó a España en cuatro falsas batallas "cuatro glorias patrias" definió: la mitológica batalla de Arrigorriaga en el año 888, las de Gordexola y Otxandiano en 1355, donde "vuelve a derrotar a España", y la de Munguía en 1470. En aquellas fechas todavía no existía España como reino unitario, además que tales encuentros bélicos tuvieron un importancia insignificante y sin consecuencias.
También escribe sobre personajes de leyenda, mitológicos, nacidos entre el Gorbea, el Amboto y las Encartaciones, una falsa Edad Media, una unidad que nunca existió, una Vizcaya nunca invadida por ejército alguno y anterior a los iberos, etc.
El racismo de Sabino Arana procede del ambiente de su época. En España todos hablaban de raza, igual que en el resto de Europa. La peculiaridad aquí es que hasta la llegada de Sabino Arana, y aun después, la teoría que predominaba para explicar el origen de los españoles era el vasco-iberismo, donde los vascos eran los primeros íberos (o los últimos habitantes originarios de España), como el título de la novela del primo liberal de Sabino, Vicente de Arana, Los últimos íberos.
Ante la inmigración de otras partes de España y ante la crisis del 98, con la pérdida de las últimas colonias, Sabino Arana decidió coger de la teoría vasco-iberista sólo lo vasco, rechazando el resto y poniéndose como integrista imparable. Consideró que el resto de españoles nunca podían ser tan católicos como él y como el resto de sus semejantes vascos.
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En 1889, Sabino felicitó a Teodoro Roosevelt por haber derrotado a España en Cuba. Como consecuencia terminó en la cárcel de Larrínaga, instalado con toda clase de comodidades en el despacho del director.
La preocupación de Arana por el euskera se manifestó en dos Congresos sobre ortografía euskérica en Hendaya, en 1901, y en Fuenterrabía, en 1902. Lo curioso es que la aportación más numerosa y seria fue francesa, la de los escritores Oihenart, Darrigol, Bonaparte y Duvoisin. Exclamaba Arana de que "en Bizcaia no tenemos aún libros".
En septiembre de 1903, a causa del avanzado estado de su enfermedad que sufría desde su infancia, Sabino Arana abandonó la dirección del PNV, eligiendo como su sucesor a Ángel de Zabala de clara tendencia independentista, falleciendo el 25 de noviembre de 1903 a los 38 años de edad.
Antes de su muerte tuvo una reacción españolista, hoy bien ocultada por el PNV, y fundó la Liga de Vascos españolistas. La evolución moderada y regionalista que experimentó Sabino en los últimos años de su vida determinó la posterior ambigüedad ideológica del movimiento nacionalista y las continuas tensiones que ha habido en su seno entre autonomistas e independentistas.
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