La
Ruta Jacobea se separa definitivamente del valle del Arga y entra en Tierra
Estella, por la que discurre en dos etapas. Esta es una etapa costa con dos
marcadas subidas al principio y hacia la mitad, cuando después de cruzar el río
Salado el Camino sube a Lorca. Esta parte de la comarca es un territorio feraz
y de paisaje ondulado, de clima suave, protegido por las sierras de Andía,
Urbasa y Lokiz que se elevan al norte. La pirámide natural de Montejurra
anuncia desde lejos la situación de Estella.
El
Camino de Santiago atraviesa Puente la Reina por la calle Mayor de los Romeros
y después de cruzar el río Arga por el puente románico gira a la izquierda para
cruzar la carretera y pasar junto al Monasterio del Espíritu Santo. Un camino
de tierra avanza primero por la ribera del Arga y después asciende forma suave
separándose de ella. Tras pasar el vado de un regacho, el camino inicia un duro
ascenso por un sendero entre pinos de repoblación. Superado el alto, una pista
de tierra lleva a Mañeru.
Mañeru es el primer pueblo de Tierra Estella por el que pasa el Camino de Santiago. Esta zona recibe además su nombre Val de Mañeru, al que pertenece también Cirauqui.
El trazado irregular de sus calles es medieval y hay algunas casonas nobles con sus escudos de armas de los siglos XVI a XVIII. La iglesia de San Pedro es un templo muy interesante. La parte más antigua es el coro y la base de la torre, que se fechan en el siglo XVI. Sobre el viejo campanario, el polifacético artista navarro Fermín de Larrainzar recibió en encargo de hacer una torre nueva para que las campanas pudieran oírse en todo el término de pueblo de forma efectiva. La solución es una magnífica obra de cantería hecha con piedra del lugar, en el año 1713. Las formas son deudoras de la arquitectura herreriana y tan sólo los leones de la balaustrada ponen una nota imaginativa. En 1785, el maestro de obras Santos Ángel de Ochandátegui acometió la gran reforma de la iglesia, construyendo un gran crucero neoclásico resuelto con ábsides semicirculares y una cúpula de media naranja con linterna.
El camino pasa junto al lavadero y deja el pueblo por la calle Forzosa, en dirección a Cirauqui, cuyas casas blancas aparecen a la vista. La silueta de su blanco caserío sobre un suave cerro es inconfundible. Se trata de un pequeño conjunto monumental muy interesante. Desde su posición elevada se contemplan una hermosas vistas del Val de Mañeru y buena parte de Tierra Estella.
Después de seguir un sendero entre vides y olivos, se llega a un camino de tierra ancho que llega a Cirauqui. Su entrada es una puerta medieval de arco apuntado sobre la que se levanta un torreón superviviente de las murallas medievales. Las calles estrechas y empinadas mantienen su trazado medieval, pero las casas son en su mayoría de los siglos XVI a XIX. Entre ellas predominan las portadas con arcos de medio punto y muchas de ellas tienen blasones de piedra.
La Iglesia parroquial de San Román fue construida a finales del siglo XII. Conserva de esta época una bellísima portada lobulada de aire oriental y muy similar a la de San Pedro de la Rúa de Estella. En las claves se representan una estrella de ocho puntas, el Cordero Místico, San Miguel y la mano de Dios en actitud de bendecir. Figuras humanas y animales se sitúan sobre los capiteles en el arranque de las arquivoltas. En el siglo XVI, se hizo la fábrica del coro y la bóveda de crucería, pero el aspecto actual de templo se debe a las obras realizadas a finales del siglo XVII.
En el extremo norte del pueblo se encuentra la Iglesia de Santa Catalina, construida en el siglo XIII y reformada en el XVI. Su portada, también lobulada y con ángeles decorando las claves, se protege con un singular tejaroz hecho con ménsulas triangulares decoradas con cabecillas.
El Camino de Santiago sale de Cirauqui por la calzada romana, un camino empedrado que no tiene más de tres siglos, y atraviesa los restos del puente del regacho de Iguste. Este camino pudo ser romano en origen, como también lo es la calzada de Iguste, aguas arriba del arroyo.
En la subida se cruza la autovía por un paso elevado, desde el que los viñedos dominan el paisaje. Por el camino viejo de Estella, junto a la pista de tierra se llega al puente de Dorrondea, y continúa el viejo camino que conserva en ocasiones el empedrado. Por una pista de tierra pasa bajo la autovía, tomando la carretera de Alloz durante unos centenares de metros para luego desviarse a la izquierda y cruzar por el medieval Puente del río Salado.
Así relató Aymeric Picaud la experiencia vivida en el paraje del puente del río Salado o Guesalaz, a los pies de Lorca, por el que todavía hoy pasan los peregrinos:
PUENTE DEL RÍO SALADO
Así relató Aymeric Picaud la experiencia vivida en el paraje del puente del río Salado o Guesalaz, a los pies de Lorca, por el que todavía hoy pasan los peregrinos:
"Por el lugar llamado Lorca, por la zona oriental, discurre el río llamado Salado: ¡cuidado con beber en él, ni tú ni tu caballo, pues es un río mortífero! Camino de Santiago, sentados a su orilla, encontramos a dos navarros afilando los cuchillos con los que solían desollar las caballerías de los peregrinos que bebían de aquel agua y morían. Les preguntamos y nos respondieron mintiendo, que aquel agua era potable, por lo que dimos de beber a nuestros caballos, de los que al punto murieron dos, que los navarros desollaron allí mismo."
La calle Mayor de Lorca coincide con el Camino de Santiago. La Iglesia de San Salvador conserva un ábside románico de finales del siglo XII. En su interior se conserva un retablo barroco del siglo XVIII, dedicado a Santiago peregrino. Frente a la iglesia hubo un hospital de peregrinos entre los siglo XIII y XVI, luego convertido en clavería de Roncesvalles.
Al salir del pueblo, se toma un sendero paralelo a la carretera. A mitad del recorrido hacia Villatuerta, se separa de la carretera por otro sendero que avanza entre campos de cereal y sale a una pista. Por caminos de tierra se deja la autovía y se llega a la zona residencial de Villatuerta. Es una población situada al norte del valle de la Solana, convertida en núcleo residencial. Se disputa con Arellano ser el lugar natal de San Veremundo, abad del monasterio de Irache, impulso de los peregrinos a Compostela y patrón del Camino de Santiago en Navarra. Sus restos se conservan en una arqueta que pasa de un pueblo al otro cada cinco años, celebrándose un traslado festivo con paradas en Irache y Dicastillo. Su estatua se encuentra junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo gótico que conserva elementos románicos de la antigua iglesia, que fue destruida en el siglo XIV en la guerra contra los castellanos. El retablo mayor, recientemente restaurado, es una obra del siglo XVII.
Al salir del pueblo, se toma un sendero paralelo a la carretera. A mitad del recorrido hacia Villatuerta, se separa de la carretera por otro sendero que avanza entre campos de cereal y sale a una pista. Por caminos de tierra se deja la autovía y se llega a la zona residencial de Villatuerta. Es una población situada al norte del valle de la Solana, convertida en núcleo residencial. Se disputa con Arellano ser el lugar natal de San Veremundo, abad del monasterio de Irache, impulso de los peregrinos a Compostela y patrón del Camino de Santiago en Navarra. Sus restos se conservan en una arqueta que pasa de un pueblo al otro cada cinco años, celebrándose un traslado festivo con paradas en Irache y Dicastillo. Su estatua se encuentra junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo gótico que conserva elementos románicos de la antigua iglesia, que fue destruida en el siglo XIV en la guerra contra los castellanos. El retablo mayor, recientemente restaurado, es una obra del siglo XVII.
En Villatuerta se avanza por la calle Regueta cruzando el pequeño puente medieval. Junto a la iglesia se toma el camino de Estella, que a la salida del pueblo se convierte en un sendero que deja la Ermita de san Miguel a la izquierda y baja a una zona de descanso. En este templo hubo un priorato benedictino dependiente de Leyre. Por unas escaleras se baja al puente sobre el río Ega, y superado este, a un camino asfaltado que entra en Estella por la calle de los Curtidores.
Estella debe su condición de ciudad al Camino de Santiago. Es, por tanto, un lugar jacobeo hasta el tuétano de sus piedras. Su propio nombre deriva de Stella, que significa "estrella", y se ha puesto en relación con el de Compostela, Campus Stellae, es decir "campo de la estrella". Las investigaciones arqueológicas han documentado vestigios desde la prehistoria hasta la época musulmana. Se conoce la existencia en este mismo lugar, en la ribera del río Ega, de un asentamiento rural llamado Lizarra y, posiblemente, un castillo. Y en la Baja Edad Media, llegó a convertirse en uno de los principales centros de comercio y comunicaciones de Navarra.
Debido a las buenas condiciones del lugar, en 1090, Sancho Ramírez, rey de Aragón-Pamplona, estableció en este punto un asentamiento de francos y les concedió un fuero para que pùdieran prosperar. Además, desvió la ruta de los peregrinos para que pasara por aquí. El burgo original era el barrio de San Martín, en torno a la iglesia de San Pedro de la Rúa y la calle de la Rúa o de las Tiendas, como se llamaba en la Edad Media. A lo largo de las siguientes décadas fueron surgiendo barrios que funcionaban de forma independiente. Sobre la Peña de los Castillos se levantó el castillo de Zalatambor. En 1164, Sancho VI el Sabio de Navarra confirmó el fuero de Estella. Aymeric Picaud dejó escrito en su guía del peregrino:
La ciudad se convirtió pronto en el centro de comercialización, no sólo del producto de sus talleres artesanales, sino de los productos de toda la comarca. Hacia el año 1200, la ciudad se dividía entre zonas: la de los francos, la de los judíos y la de los navarros. En 1266 se produjo la unión de los distintos barrios en un sólo concejo. En esos años falleció en uno de los hospitales el obispo de Patrás, que viajaba de forma anónima portando como ofrenda a Compostela una reliquia del apóstol San Andrés. En Estella nadie se dio cuenta de su dignidad hasta que, ya enterrado, un resplandor sobrenatural reveló la presencia de la santa reliquia. Desde entonces, San Andrés es el patrono de la ciudad. El siglo XIV, fue una época de crisis debido a sucesivas epidemias de peste y a las persecuciones de los judíos.
Tras la anexión de Navarra a Castilla, Estella pierde gran parte de su importancia estratégica. El castillo se abandonó en 1512, y se destruyó sesenta años más tarde. También se abandonaron las otras dos fortalezas y las murallas.
En cuanto al Camino de Santiago, la intención del rey Sancho Ramírez de crear un importante hito para los peregrinos entre Pamplona y Nájera fue en todo exitosa. Prueba de ello es el gran número de hospitales y hospederías que tuvo la ciudad, llegando a tener una de las mayores capacidades de alojamiento de toda la ruta jacobea. En el siglo XVI, con el fenómeno de las peregrinaciones en plena decadencia, el rey Carlos I mandó unificar todos los hospitales de la ciudad, creándose en 1524 el hospital General, que atendió durante un siglo las necesidades de los peregrinos. En el siglo XVIII, esta labor la desempeñaban los religioso mercedarios del convento de Nuestra Señora de Salas.
Los amigos de las comparaciones llamaron a Estella la "Toledo del Navarra" por la densidad de su patrimonio monumental y su situación junto al río Ega. Pero Estella es una ciudad con una fuerte identidad propia que no necesita buscar analogías. Lo primero que ve el peregrino al entrar es la fabulosa fachada de la Iglesia del Santo Sepulcro. El templo original del siglo XI, muy humilde, se comenzó a sustituir en el primer tercio del siglo XIII por otro mucho mas monumental que no se llegó a terminar. La fachada norte, que es precisamente la que da al camino es gótica, de principios del siglo XIV fue concebida como una gran catequesis sobre la muerte y la resurrección de Cristo. En el tímpano se representan las escenas de la Pasión, la Resurrección y la Última Cena, y a los lados de la portada, los doce apóstoles. Sobre dos sencillos plintos se disponen las figuras de Santiago peregrino y de un obispo, quizás San Saturnino, como San Cernín de Pamplona.
Por encima del Santo Sepulcro quedan el Convento del Santo Domingo, rehabilitado como resistencia de ancianos, y la Iglesia de Santa María Jus del Castillo, del siglo XII, que fue parroquial del barrio alto. Fue así llamada por ser la más cercana el Castillo de Zalatambor, cuyas ruinas fueron excavadas y pueden ser visitadas con guía.
Siguiendo por rúa de los Curtidores se llega a la plaza de San Martín, donde se encuentra el Palacio de los Reyes de Navarra, del siglo XII, único en Navarra y una de las construcciones del románico civil más importantes de España. De esa época se conservan las fachadas con sus características arquerías. En uno de los capiteles se representa la lucha entre Roldán y el malvado gigante Ferragut. En el siglo XVII, se añadió una tercera planta y se reformaron todos los espacios interiores. Actualmente alberga un interesante museo dedicado a la obra del pintor Gustavo Maeztu, vinculada al Regeneracionismo de la Generación del 98.
Frente al palacio están las escaleras que suben a la Iglesia de San Pedro de la Rúa. La planta de la iglesia es basilical, con tres ábsides y tres naves. Todo parece estar hecho para realzar el ábside central o capilla mayor, que tiene tres absidolos ganados al espesor de los muros. Parece que el templo es resultado de la ampliación de un proyecto inicial de la iglesia de nave única y cabeza con absidiolos, un tipo de distribución frecuente al norte de los Pirineos. La construcción dilatada en el tiempo hace que se vayan incorporando elementos góticos y que domine el arco apuntado y sus secciones. La gran bóveda gótica de crucería de la nave central se sustituyó por la actual en el siglo XVII.
la voladura del castillo, en 1572, pudo haber causado el derrumbe de dos de los cuatro lados del claustro. Una de las funciones de este, como queda patente en la historia del obispo de Patrás y las reliquias de San Andrés, fue la de cementerio de peregrinos. Aun así, posee una sorprendente riqueza iconográfica de lo que queda del claustro, cuya fábrica se ha puesto en relación con el claustro de Silos, donde también aparecen columnas torsas. Este elemento tan peculiar se da también en la Iglesia de San Pedro de Caracena, en Soria. En el interior de la iglesia se conserva un buen monumento de imágenes y retablos, así como el sepulcro de los duques de Granada de Ega, titulares del llamado palacio de los Reyes de Navarra.
Avanzando por la calle de la Rúa se encuentra el Palacio renacentista, del siglo XVI, donde nació fray Diego de Estella, influyente pensador durante el reinado de Felipe II. Al final de la calle, los peregrinos abandonaban Estella por la Puerta de Castilla.
En la plaza de San Martín se ubica el puente de la Cárcel, reconstruido en el siglo XIX, por el que cruza el río Ega. Las casas viejas, estrechas y elevadas se apiñan a lo largo de su orilla. Tomando a la izquierda por la calle Ruiz de Alda, se llega a los pies de la Iglesia de San Miguel, posiblemente la más interesante, aunque San Pedro y la fachada del Santo Sepulcro acaparen la fama. En torno a ella se fue formando el segundo barrio del burgo medieval. La primera mención escrita se remonta a 1174. Es un edificio peculiar, con planta de cruz latina, tres naves y tres ábsides al exterior. Sin embargo, en el interior hay dos ábsides más abiertos en los muros de los brazos del crucero. Hubo distintas fases de construcción que terminaron en época gótica. Ya en el barranco se acometieron algunas reformas y se levanta la torre. Son de gran interés las dos portadas que dan acceso a las naves laterales, sobre todo la del lado norte, una obra excepcional. Quizás se cuidó especialmente porque era la que daba a la plaza del mercado que el barrio tenía derecho a celebrar desde 1236. Junto a la iglesia está la capilla de San Jorge, del siglo XIV, guarneciendo la bella imagen gótica del titular. Desde la plaza de San Miguel, se encuentra muy cerca la plaza de los Fueros, junto a la que está la iglesia de San Juan, de origen románico y muy reformada.
En el extremo norte de la ciudad y dominándola está la Iglesia de San Pedro de Lizarra, la Basílica de Nuestra Señora del Puy, con la imagen gótica de la patrona de Estella, y el Monasterio de San Benito, de monjas benedictinas.
Junto al parque de Llanos se encuentra el Monasterio de Santa Clara, del siglo XVII.
Estella debe su condición de ciudad al Camino de Santiago. Es, por tanto, un lugar jacobeo hasta el tuétano de sus piedras. Su propio nombre deriva de Stella, que significa "estrella", y se ha puesto en relación con el de Compostela, Campus Stellae, es decir "campo de la estrella". Las investigaciones arqueológicas han documentado vestigios desde la prehistoria hasta la época musulmana. Se conoce la existencia en este mismo lugar, en la ribera del río Ega, de un asentamiento rural llamado Lizarra y, posiblemente, un castillo. Y en la Baja Edad Media, llegó a convertirse en uno de los principales centros de comercio y comunicaciones de Navarra.
Debido a las buenas condiciones del lugar, en 1090, Sancho Ramírez, rey de Aragón-Pamplona, estableció en este punto un asentamiento de francos y les concedió un fuero para que pùdieran prosperar. Además, desvió la ruta de los peregrinos para que pasara por aquí. El burgo original era el barrio de San Martín, en torno a la iglesia de San Pedro de la Rúa y la calle de la Rúa o de las Tiendas, como se llamaba en la Edad Media. A lo largo de las siguientes décadas fueron surgiendo barrios que funcionaban de forma independiente. Sobre la Peña de los Castillos se levantó el castillo de Zalatambor. En 1164, Sancho VI el Sabio de Navarra confirmó el fuero de Estella. Aymeric Picaud dejó escrito en su guía del peregrino:
"Estella, fértil en buen pan y excelente vino, así como en carne y pescado, y abastecida de todo tipo de bienes."
ESTELLA
La ciudad se convirtió pronto en el centro de comercialización, no sólo del producto de sus talleres artesanales, sino de los productos de toda la comarca. Hacia el año 1200, la ciudad se dividía entre zonas: la de los francos, la de los judíos y la de los navarros. En 1266 se produjo la unión de los distintos barrios en un sólo concejo. En esos años falleció en uno de los hospitales el obispo de Patrás, que viajaba de forma anónima portando como ofrenda a Compostela una reliquia del apóstol San Andrés. En Estella nadie se dio cuenta de su dignidad hasta que, ya enterrado, un resplandor sobrenatural reveló la presencia de la santa reliquia. Desde entonces, San Andrés es el patrono de la ciudad. El siglo XIV, fue una época de crisis debido a sucesivas epidemias de peste y a las persecuciones de los judíos.
Tras la anexión de Navarra a Castilla, Estella pierde gran parte de su importancia estratégica. El castillo se abandonó en 1512, y se destruyó sesenta años más tarde. También se abandonaron las otras dos fortalezas y las murallas.
En cuanto al Camino de Santiago, la intención del rey Sancho Ramírez de crear un importante hito para los peregrinos entre Pamplona y Nájera fue en todo exitosa. Prueba de ello es el gran número de hospitales y hospederías que tuvo la ciudad, llegando a tener una de las mayores capacidades de alojamiento de toda la ruta jacobea. En el siglo XVI, con el fenómeno de las peregrinaciones en plena decadencia, el rey Carlos I mandó unificar todos los hospitales de la ciudad, creándose en 1524 el hospital General, que atendió durante un siglo las necesidades de los peregrinos. En el siglo XVIII, esta labor la desempeñaban los religioso mercedarios del convento de Nuestra Señora de Salas.
PUENTE MEDIEVAL E IGLESIA DE SANTA MARÍA JUS DEL CASTILLO
Los amigos de las comparaciones llamaron a Estella la "Toledo del Navarra" por la densidad de su patrimonio monumental y su situación junto al río Ega. Pero Estella es una ciudad con una fuerte identidad propia que no necesita buscar analogías. Lo primero que ve el peregrino al entrar es la fabulosa fachada de la Iglesia del Santo Sepulcro. El templo original del siglo XI, muy humilde, se comenzó a sustituir en el primer tercio del siglo XIII por otro mucho mas monumental que no se llegó a terminar. La fachada norte, que es precisamente la que da al camino es gótica, de principios del siglo XIV fue concebida como una gran catequesis sobre la muerte y la resurrección de Cristo. En el tímpano se representan las escenas de la Pasión, la Resurrección y la Última Cena, y a los lados de la portada, los doce apóstoles. Sobre dos sencillos plintos se disponen las figuras de Santiago peregrino y de un obispo, quizás San Saturnino, como San Cernín de Pamplona.
Por encima del Santo Sepulcro quedan el Convento del Santo Domingo, rehabilitado como resistencia de ancianos, y la Iglesia de Santa María Jus del Castillo, del siglo XII, que fue parroquial del barrio alto. Fue así llamada por ser la más cercana el Castillo de Zalatambor, cuyas ruinas fueron excavadas y pueden ser visitadas con guía.
PALACIO DE LOS REYES DE NAVARRA
Siguiendo por rúa de los Curtidores se llega a la plaza de San Martín, donde se encuentra el Palacio de los Reyes de Navarra, del siglo XII, único en Navarra y una de las construcciones del románico civil más importantes de España. De esa época se conservan las fachadas con sus características arquerías. En uno de los capiteles se representa la lucha entre Roldán y el malvado gigante Ferragut. En el siglo XVII, se añadió una tercera planta y se reformaron todos los espacios interiores. Actualmente alberga un interesante museo dedicado a la obra del pintor Gustavo Maeztu, vinculada al Regeneracionismo de la Generación del 98.
FACHADA DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE LA RÚA
Frente al palacio están las escaleras que suben a la Iglesia de San Pedro de la Rúa. La planta de la iglesia es basilical, con tres ábsides y tres naves. Todo parece estar hecho para realzar el ábside central o capilla mayor, que tiene tres absidolos ganados al espesor de los muros. Parece que el templo es resultado de la ampliación de un proyecto inicial de la iglesia de nave única y cabeza con absidiolos, un tipo de distribución frecuente al norte de los Pirineos. La construcción dilatada en el tiempo hace que se vayan incorporando elementos góticos y que domine el arco apuntado y sus secciones. La gran bóveda gótica de crucería de la nave central se sustituyó por la actual en el siglo XVII.
la voladura del castillo, en 1572, pudo haber causado el derrumbe de dos de los cuatro lados del claustro. Una de las funciones de este, como queda patente en la historia del obispo de Patrás y las reliquias de San Andrés, fue la de cementerio de peregrinos. Aun así, posee una sorprendente riqueza iconográfica de lo que queda del claustro, cuya fábrica se ha puesto en relación con el claustro de Silos, donde también aparecen columnas torsas. Este elemento tan peculiar se da también en la Iglesia de San Pedro de Caracena, en Soria. En el interior de la iglesia se conserva un buen monumento de imágenes y retablos, así como el sepulcro de los duques de Granada de Ega, titulares del llamado palacio de los Reyes de Navarra.
CLAUSTRO DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE LA RÚA
Avanzando por la calle de la Rúa se encuentra el Palacio renacentista, del siglo XVI, donde nació fray Diego de Estella, influyente pensador durante el reinado de Felipe II. Al final de la calle, los peregrinos abandonaban Estella por la Puerta de Castilla.
En la plaza de San Martín se ubica el puente de la Cárcel, reconstruido en el siglo XIX, por el que cruza el río Ega. Las casas viejas, estrechas y elevadas se apiñan a lo largo de su orilla. Tomando a la izquierda por la calle Ruiz de Alda, se llega a los pies de la Iglesia de San Miguel, posiblemente la más interesante, aunque San Pedro y la fachada del Santo Sepulcro acaparen la fama. En torno a ella se fue formando el segundo barrio del burgo medieval. La primera mención escrita se remonta a 1174. Es un edificio peculiar, con planta de cruz latina, tres naves y tres ábsides al exterior. Sin embargo, en el interior hay dos ábsides más abiertos en los muros de los brazos del crucero. Hubo distintas fases de construcción que terminaron en época gótica. Ya en el barranco se acometieron algunas reformas y se levanta la torre. Son de gran interés las dos portadas que dan acceso a las naves laterales, sobre todo la del lado norte, una obra excepcional. Quizás se cuidó especialmente porque era la que daba a la plaza del mercado que el barrio tenía derecho a celebrar desde 1236. Junto a la iglesia está la capilla de San Jorge, del siglo XIV, guarneciendo la bella imagen gótica del titular. Desde la plaza de San Miguel, se encuentra muy cerca la plaza de los Fueros, junto a la que está la iglesia de San Juan, de origen románico y muy reformada.
IGLESIA DE SAN MIGUEL
En el extremo norte de la ciudad y dominándola está la Iglesia de San Pedro de Lizarra, la Basílica de Nuestra Señora del Puy, con la imagen gótica de la patrona de Estella, y el Monasterio de San Benito, de monjas benedictinas.
Junto al parque de Llanos se encuentra el Monasterio de Santa Clara, del siglo XVII.
ESTELLA
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