06/05/2015

Tomás de Larraspuru y Churruca


Capitán general de la Real Armada de la Carrera de Indias en 1623 que realizó dicha ruta oceánica siete veces, miembro del Consejo de Guerra de Felipe III, armador en el Astillero de La Habana y administrador de encomiendas

TOMÁS DE LARRASPURU

Tomás de Larraspuru y Churruca era natural de Azcoitia, Guipúzcoa, donde nació en 1580.

En 1598, comenzó a servir de soldado en el estado de Milán. Su carrera marítima comenzó en 1602, alcanzando los cargos de sargento y alférez de la gente de mar, que desempeñó en los diversos viajes a los virreinatos americanos de España.

En 1603, embarcó en el navío Delfín formando parte de la Armada de Luis de Silva. En ella luchó contra seis navíos ingleses y holandeses, abordando y rindiendo a la capitana enemiga, pero recibiendo una grave herida. Ocurrió lo mismo en 1605, cerca de la isla Dominica.

En 1607, se le nombró capitán de Galeones, en cuyo cargo demostró como en todos los actos de su carrera una extraordinaria habilidad náutica. Con base en La Habana, su primera misión consistía en limpiar las aguas caribeñas de piratas y corsarios.

En 1608, ejerció de almirante de la Real Armada que se envió al Virreinato de la Nueva España y, en 1610, se encontraba en Larache.

En 1611, se desplazó a La Habana "a acabar el galeón de quedó allí comenzado de los de la Armara de Barlovento".

En 1613, fue nombrado almirante de la Flota de Nueva España.

En 1615, fue ascendido a almirante de la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias, llevando a sus órdenes una escuadra que obtuvo victoriosos encuentros con los enemigos del Imperio español.

A su pericia náutica y militar hay que sumar sus conocimientos en construcción de buques, siendo, uno de los más cualificados arquitectos navales de su tiempo. Perfecta simbiosis de militar y armador, en el Real Astillero de La Habana, dirigió  la construcción de excelentes galeones y desempeñó elevados cargos.

En 1621, eligió por nave capitana de la Armada de la Carrera a un galeón proyectado por él. El Real Consejo de Indias aceptó su propuesta, pues este organismo confiaba que el buque de guerra reuniría las suficientes garantías al ser fabricado por Larraspuru. Un mínimo de tres de sus bajeles fueron utilizados para transportar plata formando parte de la Flota mercante de la Carrera de Indias en aquellos años.

En 1623, fue nombrado general de la Real Armada de la Carrera de Indias, siguiendo durante varios años el desempeño de esta misión, prestando eminentes servicios. Destacó en la conducción del tesoro procedente de la feria de Portobello, que importaba 25 millones de pesos.

En 1628, pasando al mar Mediterráneo, realizó un brillante desembarco para la liberación del puerto de Salé (La Mamora), cercado por los berberiscos. Sitió aquel puerto por tierra y mar, se apoderó del mismo y tomó como botín ocho cañones y un barco de los enemigos.

armada indias flota galeones carrera tomás larraspuru
ARMADA DE LA GUARDA DE LA CARRERA DE INDIAS Y TOMÁS DE LARRASPURU

Al final de su carrera, Tomás de Larraspuru cruzó el océano Atlántico en siete ocasiones al mando de la Rral Armada de la Carrera de Indias. Por este y otros importantes servicios el rey Felipe IV dijo de este general "que no tenía otro hombre como él para su servicio". Por sus continuos éxitos marítimos fue apellidado "hombre de buena estrella". Por sus dotes de valor y pericia resultó ser una de las más grandes figuras marítimas de Guipúzcoa.

Un eximio escritor realizó el siguiente juicio del célebre general:
"Larraspuru, favorito de la fortuna, marinero constructor piloto, ascendido por mérito excelente desde soldado a Capitán General de la armada del mar Océano, primera de España, portadora del estandarte real, a cuya vista todos los otros se abatían. Señaló la insignia de Calatrava en su pecho que el aplauso de las derrotas con que una y otra vez condujo a España caudales del Perú, pasando con pocas naves entre ochenta que en ocasiones le buscaban."

Aunque la mentalidad mercantilista de los vascongados en la España del siglo XVII quedase patente con su protagonismo en cada una actividades económicas que enlazaban los virreinatos americanos con la España peninsular, también existía una fidelidad e identificación con el proyecto de dominio mundial. Esta mentalidad quedó de manifiesto en uno de los personajes más extraordinarios de la historia naval española, Tomás de Larraspuru, quien escribía en 1627 a su rey, después de atracar en Sanlúcar, de vuelta con treinta y cinco naves:
"Los tesoros del mundo deseo ver a los pies de Vuestra Majestad para mayor grandeza suya y aumento de la Fe Católica y ser instrumento para muchos efectos del servicio de Vuestra Majestad."

En 1632, el general Larraspuru, respondía mediante carta al consejero real de la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias, Fernando Ruiz de Contreras, que lo requerían para dirigir todas las operaciones:
"Acabo de recibir la carta de v.m. en que me representa la voluntad de su Majestad no se admita la excusa de la falta de salud que di con el ultimo correo y que luego parta al ejercicio de mi cargo. Lo que puedo decir a v.m. es que los achaques se han agravado de modo que me hallo hoy con tercianas dobles y que cuarenta y un días ha que llegué aquí guardo cama y en esta ocasión si con dinero pudiera comprar la salud lo hiciera para obedecer con el amor y veras que debe como lo he hecho por el pasado cuando lo he podido."

A pesar de su deseo de servir en la Armada de su majestad moría en su casa natal de Azcoitia por cuestiones de salud.

TOMÁS DE LARRASPURU

No hay comentarios:

Publicar un comentario