Caristios, Várdulos, Autrigones: un problema para el Vasquismo, por Ezagutu Barakaldo.net

Caristios, Várdulos, Autrigones: un problema para el vasquismo


Los nacionalismos suelen ser, por definición, excluyentes y xenófobos las más de las veces. La pertenencia a una raza diferente necesita de una cultura y una lengua diferente. Para ser nación hay que cumplir en el ideario una serie de requisitos que pasan por tener una Historia diferente de los pueblos de alrededor que potencie e identifique a ese pueblo como nación aparte de los demás.


CARISTIOS Y VÁRDULOS


La Historia que fue pero no interesa que fuera

En el caso del actual Paí­s Vasco la lucha en las postrimerí­as franquistas y todo el perí­odo democrático, acentúo su necesidad de ser nación y escindirse de España. Los actuales nacionalistas llamados por todos izquierda abertzale, término euskera que significa patriota, han fabricado todos los elementos ideológicos que se necesitan para ser una nación diferente. Independientemente de seguidores y antagonistas, si hay una cosa en estos movimientos nacionalistas que molesta y mucho es la verdadera Historia real. Esta Historia que fue, las más de las veces molesta en los intereses y hay que transformarla, olvidarla, o excluirla del ideario nacional. Paí­s Vasco etimológicamente deriva de los vascones, pueblo prerromano que le aporta su nombre. Es evidente, por ser cierto, que así­ fue, pero pretender históricamente que los actuales vascos y los antiguos vascones son el mismo pueblo diferente de todos los demás es un enorme atrevimiento histórico.

Vascones

Las actuales provincias de la Comunidad Autónoma Vasca o Paí­s Vasco no son coincidentes con los territorios vascones que abarcaban la actual Navarra, el noroeste de Aragón, el noreste y centro de La Rioja, y el noreste de Guipúzcoa. La gens vasconum como citan las fuentes romanas tení­an un elevado grado de integración en el mundo romano y formaban parte del convento jurí­dico cesaraugustano. Parte del valle del Ebro y ciudades como Pompaelo, Calagurris, Oiasso, Iacca, Cascantum, Graccurris, y otras, eran posesiones vasconas. Son mencionados por las fuentes latinas en innumerables ocasiones como un pueblo conocido y relacionado con la romanización. Tito Livio, Estrabón, Plinio, y Ptolomeo, los mencionan.

Con la caí­da del Imperio Romano y la llegada de los visigodos a la pení­nsula comienza su asentamiento en las actuales tierras que hoy son vascas. La batalla de Roncesvalles y la muerte de Roldán por una celada vascona acrecienta la mitificación de todo este proceso que irá por una ví­a ahistórica a partir de Sabino Arana que manipulará lo que le interesa para hacer nacer la patria vasca.

¿Y los pueblos anteriores que habitaban el solar vasco?

Caristios, várdulos, y autrigones, son tres pueblos prerromanos que habitaron el actual territorio vasco y que, por circunstancias no conocidas, son los parientes pobres de esta historia nacionalista. La Historia es sencilla dependiendo de cómo se quiere utilizar pero en este caso la omisión en el sustrato vasco de los pueblos que habitaron sus territorios no se entiende bajo la perspectiva histórica. Todo aquel al que le interese la Historia debe estudiarla como fue y no cómo interesa que sea porque si no se cometen excesos y errores, interesados o no, que manipulan los sucesos históricos.

Los caristios llamados caristii por las fuentes romanas habitaban un territorio enclavado en las actuales Vizcaya y Álava. Se discute si estaban emparentados con los cántabros, con los celtí­beros, o con los vascones. La falta de datos hace complicado determinar sus parentescos. Limitaban al oeste y al sur con los autrigones y al este con los várdulos. Son citados por Plinio que los llama carietes y por Ptolomeo. Sus ciudades fueron Tullica (¿Tuyo? cerca del Zadorra), Suessatio (¿Arcaya?), y Veleia (¿Iruña-Veleia?). No existen topónimos euskoaquitanos de -berri, -egi, o Iltur-. En la Alta Edad Media desaparecieron de la Historia eliminados o absorbidos por los vascones.

Los autrigones ya fueron citados en el 76 a. C. por Tito Livio en el episodio sertoriano. Estrabón los llama allótrigones y Ptolomeo los sitúa entre los rí­os Asón y Nervión. Limitaban con los caristios al este y con los cántabros al oeste. Su origen celta aunque no celtí­bero parece lo más real, ya que ciudades como Uxama Barca y topónimos acabados en -briga son de este origen. Como los anteriores desaparecieron en la Alta Edad Media aunque hay teorí­as que los incluyen dentro de los várdulos.

Los várdulos citados por Estrabón como bardyétai estaban situados entre los cántabros y los vascones. También los citan Pomponio Mela, Plinio, y Ptolomeo, que los localiza en los territorios de la actual Guipúzcoa. Julio Caro Baroja apostilló que el término várdulo no es vasco y de hecho no se han hallado topónimos que contengan -berri, -egi, y otros. Como los dos anteriores desaparecen en la Alta Edad Media y algunas fuentes históricas los quieren trasladar al origen de Castilla y el término Bardulia.

Epí­logo

La verdadera cuestión histórica es por qué estos pueblos son obviados por el planteamiento histórico nacionalista vasco. Si se sigue la cronologí­a histórica estos pueblos viví­an en la pení­nsula mucho antes que los propios celtí­beros. Olvidarlos o apartarlos del origen de los actuales vascos es cuando menos eliminar un pedazo de historia que se dio en ese territorio durante algún tiempo. Si se hicieran valoraciones exclusivamente históricas decir que estos pueblos prerromanos son parte del sustrato de los actuales vascos no serí­a ninguna barbaridad, pues es un hecho objetivo y contrastado por fuentes antiguas que los citaron aunque se sepa poco de ellos. La ocupación de estos territorios por los vascones en la Alta Edad Media supuso su definitiva desaparición de las páginas históricas. No se sabe si por eliminación o por absorción, pero lo que es real fue su existencia histórica y su indiscutible ocupación del territorio que era en su totalidad el actual Paí­s Vasco. El por qué de su no inclusión como antepasados de los vascos actuales sólo deriva de un término toponí­mico, pues a ciencia cierta nadie conoce sus verdaderos orí­genes y menos con fuentes tan fragmentarias y tan sometidas a manipulaciones históricas.

La Historia debe ser Historia, una sucesión de hechos, culturas, vecindades, que se deben apartar de los criterios de intereses nacionalistas.



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