La
verdadera historia del País Vasco:
así se
unieron Álava, Vizcaya y Guipúzcoa a Castilla
CÉSAR
CERVERA / MADRID
Día
21/10/2014
El
nacionalismo vasco se cuida en esconder que las tres provincias históricas se
anexionaron a Castilla de forma pacífica hace más de siete siglos. Los
matrimonios entre nobles y la afinidad cultural fueron las principales armas
castellanas.
Fernando
el Católico recibe la pleitesía de las Juntas Generales de Vizcaya,
reunidas
en Guernica, en 1476
Lejos de
la imagen que quieren transmitir los nacionalistas de un pueblo aislado del
resto de regiones españolas, la historia de lo que hoy conforman las tres
provincias vascas está directamente vinculada a la del Reino de Castilla desde
hace más de siete siglos. Y, si bien el Señorío de Vizcaya y el
Señorío de Arriaga (aproximadamente el 40% de la actual Álava) conservaron
durante un tiempo sus propias instituciones, no tardaron en adoptar la
legislación castellana.
No
obstante, cada una de las tres regiones históricas, cuyos territorios no
corresponden exactamente a los actuales, protagonizó distintos procesos de unión
al Reino de Castilla. Así, el único punto en común entre las tres es que
la anexión se efectuó en el marco de la competencia entre la Corona de
Navarra y la Corona de Castilla. Si finalmente la balanza se inclinó
a favor de los reyes castellanos, fue por la capacidad de estos de desarrollar
una política de mutua conveniencia para estas regiones, donde cabía el respeto
por sus instituciones medievales.
Guipúzcoa:
la población eligió Castilla
La
primera mención documental sobre Guipúzcoa data del siglo XI y la incluye como
una tierra perteneciente al Reino de Pamplona. Sin embargo, los
esfuerzos por mantener la zona de Guipúzcoa bajo la influencia navarra
naufragaron en 1076, con la muerte de Sancho IV de Pamplona. Ese año, la
mitad occidental del territorio guipuzcoano pasó a Castilla, regida por Alfonso VI, mientras el resto se incorporó al dominio del rey
navarro-aragonés (monarquía que duró hasta 1134). A partir de entoncesa, serán
los señores de Vizcaya quienes gobiernen la mayor parte de Guipúzcoa en nombre
de los reyes castellanos.
La
nobleza defendía a Navarra, el pueblo estaba vinculado con Castilla
En el
año 1200, Alfonso VIII de Castilla incorporó Guipúzcoa de forma
definitiva a su reino. Nada pudo hacer Navarra para evitarlo, frente al
potencial militar de los castellanos y la firme decisión de las pueblas
guipuzcoanas. Si bien la nobleza local era defensora de la causa navarra, el
pueblo, con vocación comercial[/b], sentía mayor vinculación con el Reino de
Castilla. Pronto la decisión se demostró sumamente acertada. Durante los
siguientes años, frente al inmovilismo navarro que en las últimas décadas del
siglo XII solo había fundado San Sebastián (con el objetivo de obtener
una salida al mar), Castilla promovió una ambiciosa reestructuración del
territorio. La fundación de un total de veinticuatro núcleos, en algunos
casos se trataba solo de la concesión de la categoría de villa, asentó el
dominio castellano en Guipúzcoa en la primera mitad del siglo XIII.
Además
de para fortalecer su posición, los reyes castellanos vieron claro el potencial
marítimo de levantar villas en la zona. Entre los años 1203 y 1237, los reyes Alfonso VIII y Fernando III impulsaron la creación de cuatro
localidades costeras (Fuenterrabía, Guetaria, Motrico y Zarauz) que en el
futuro se revelaron cruciales para la presencia marítima del Reino de Castilla
en el Cantábrico.
La
nobleza alavesa entregó la región
Hasta el
siglo X la región de Álava era tan solo un territorio fronterizo del reino
asturiano, donde se repetían las invasiones musulmanes desde el valle del
Ebro. Cuando el dominio musulmán menguó en el norte de España, las coronas
de Castilla y Navarra pusieron sus ojos en la región de Álava y desplegaron su
influencia sobre los condes locales. En 1076, con el asesinato de Sancho IV
de Pamplona, el rey Alfonso VI de Castilla incorporó a su reino La
Rioja, Vizcaya, Álava y, como ya hemos mencionado, parte de Guipúzcoa. No en
vano, esta anexión y otras posteriores fueron solo de carácter temporal y hubo
que esperar hasta principios del siglo XIII para que se produjera su unión
definitiva a Castilla.
Los
hidalgos alaveses obtuvieron un estatuto jurídico privilegiado
Entre
1199 y 1200, la preeminencia navarra sobre Álava sufrió un vuelco en el
contexto de un episodio bélico contra Castilla. El rey Alfonso VIII de
Castilla conquistó por la vía militar Vitoria y parte de Álava. Al
contrario del caso de Guipúzcoa, donde la población defendió la causa
castellana y la nobleza la navarra, el dominio castellano sobre Álava fue
previamente negociado con los nobles alaveses, descontentos con la política
de los reyes navarros de fundación de villas. Sin embargo, el territorio
dominado por el Señorío de Arriaga, cerca del 40% de la actual Álava,
fue independiente a Castilla hasta su autodisolución en 1332, fecha en la que
se produjo la entrega voluntaria de las tierras de la Cofradía a Alfonso
XI. En contrapartida a la autodisolución de esta institución de orden
feudal, los hidalgos alaveses obtuvieron de Alfonso XI el reconocimiento de un
estatuto jurídico privilegiado.
Así y
todo, la adhesión a Castilla se puede considerar plena desde el siglo XIV,
salvo por un breve periodo de la guerra civil castellana en el siglo XIV entre Pedro I y Enrique de Trastámara, durante la que Carlos II de
Navarra retuvo bajo su corona a las villas más importantes de Álava.
Vizcaya,
un baluarte militar para Castilla
En el
periodo de los Tercios de Flandes, cuando se hablaba de vizcaínos se hacía
referencia a cualquier habitante procedente de las regiones vascas. Una
demostración del protagonismo que adquirió el Señorío de Vizcaya en la
incipiente Monarquía hispánica. Pero mucho antes de su adhesión, al igual que
en Álava y Guipúzcoa, los nobles de Vizcaya se vieron en la tesitura de si
acercarse a la esfera de Navarra o a la de Castilla. En su caso, la influencia
castellana se impuso casi desde el principio y muchos historiadores afirman que el señorío de Vizcaya ya era vasallo del Reino de Castilla en 1379. Con
todo, desde el siglo XII los reyes castellanos habían efectuado continuas
alianzas con los señores de Vizcaya para sus empresas en la Reconquista. En
agradecimiento a su esfuerzo bélico, los monarcas castellanos dispensaron numerosos cargos, honores y estados a los nobles vizcaínos. Fue, por
tanto, una región históricamente beneficiada y cuidada por Castilla.
El
señor de turno debe jurar defender y mantener los fueros del señorío
El
Señorío de Vizcaya fue heredado por los sucesivos descendientes de la familia
López de Haro, de origen navarro pero afiliación castellana, hasta que en 1370
recayó por herencia materna en el infante Juan de Castilla,
permaneciendo desde entonces el señorío vinculado a la Corona, primero a la de
Castilla y luego, a la de España. La única condición era que el señor de turno jurase defender y mantener los fueros del señorío (los fueros de
Vizcaya), que en su texto afirmaban que los vizcaínos podían desobedecer al
señor que así no lo hiciera.
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