09/09/2018

Miguel Vidazábal e Hiri


Secretario del Consejo de Real de los Estados de Flandes, almirante de la Escuadra de Cantabria, y capitán general de la Armada del mar Océano

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MIGUEL DE VIDAZÁBAL E HIRI

Miguel de Vidazábal e Hiri era natural de Motrico, Guipúzcoa, donde nació en 1558. Era descendiente del linaje nobiliario de los Ibarra del valle de Leniz.

Siendo joven tomó parte de diversos combates en el mar Mediterráneo contra turcos y sus aliados en las costas del norte de África.

Después, embarcó en la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias, dedicada a defender el comercio ultramarino de las flotas mercantes procedentes de los virreinatos de América. Por eso, combatió contra ingleses y holandeses en las islas Terceras, el cabo San Vicente y Gibraltar.

En 1614, continuando en la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias, tomó parte de los combates de Mogador y en la toma de la Mármora. La expedición, que partió de Cádiz el 1 de agosto estaba formada por una flota de 99 naves, entre buques de guerra y transporte. Junto a él se encontraba el capitán Carlos de Ibarra. El 5 de ese mes desembarcaron en la Mármora (Port Lyautey), donde se enfrentaron en tierra a la escuadrilla del corsario berberisco Muley-Cidán, encerrada en el fuerte de la ciudad.

El mismo año, Vidazábal partió de Lisboa al mando de una flota compuesta de 22 naves con destino a Dunkerque. Estaba cargada de grandes refuerzos de soldados y municiones para los Tercios de Flandes, agrupados en 42 compañías de infantería, que formaban un total de 7.000 soldados y 2.500 gastadores, evitando con su presencia encuentros peligrosos. El archiduque Alberto de Flandes le nombró miembro del Consejo de Guerra de los Estados de Flandes y entregó una recompensa monetaria de 1.000 ducados.

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COMBATE CONTRA GALEÓN DE FLANDES

Posteriormente, fue asignado general de la Escuadra del Cantábrico, volviendo a combatir contra ingleses y holandeses, quienes seguían al acecho de la llegada de flotas españolas.

En 1618, al mando de la Real Armada del Cantábrico, Vidazábal marchó hacia la protección del Estrecho donde capturó a cinco bajeles moros procedentes de Asia. Estaban cargados de mercancías por un valor de 300.000 ducados, que incautó para la hacienda real.

El 24 de junio del mismo año, se enfrentó a una escuadra de piratas berberiscos compuesta por 28 buques de alto bordo que venían de asaltar las islas Canarias. Manejaba 10 buques propios más otras 6 de Flandes incorporados para reforzar su escuadra. El combate resultó a su favor ya que capturó 22 naves, rescatando a más de 1.500 cristianos cautivos procedentes de la isla de Lanzarote. Por tan heroica acción, el rey Felipe III le concedió el hábito de caballero de la Orden Militar de Santiago.

El 2 de julio del mismo año, apresó un navío turco en aguas de Sanlúcar de Barrameda, y otras dos naves berberiscas cercanas a la costa. En septiembre volvió a entablar lucha contra 28 buques turcos, el combate de Mogador. A pesar de estar en inferioridad numérica en barcos y hombres, la flota de Vidazábal pudo apresar a una veintena de ellas.

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EMBARCACIONES BERBERISCAS

En 1619, en el estrecho de Gibraltar, tuvo un choque con una escuadra compuesta por 24 buques flamencos, que transportaban tropas y pertrechos de guerra a la República de Venecia en su guerra contra Hungría. Tras convocar un Consejo de Generales, estos decidieron atacar dicha armada que era superior en efectivos. El combate duró varias horas hasta que la noche lo suspendió, no continuando al siguiente día. Las naves del almirante de Motrico llevaron la peor parte, pues perdió a 300 de sus hombres, entre ellos, el capitán de infantería Agustín de Ojeda, natural de Zumaya.

Durante uno de sus viajes, Vidazábal sufrió un ataque de perlesía y posteriormente llevado a Sevilla para ser atendidos por médicos. Pero murió a los pocos días de llegar, el 11 de enero de 1619. Al final de su carrera se había convertido en un experto marino que durante 35 años prestó magníficos servicios en la marina.

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