16/03/2021

La guerra de África (1859-1860): la División vascongada


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LA GUERRA DE ÁFRICA. LA DIVISIÓN VASCONGADA, POR PATXI ALBISU ANDRADE

La guerra de África (1859-1860). La División vascongada (el 2º Tercio)
Patxi Albisu Andrade, Editorial Autor-Editor, (2011), 532 páginas

El historiador Patxi Albisu Andrade, nacido en Erretería en 1940 y afincado en Hondarribia, es ingeniero de profesión y ocupó diferentes puestos de responsabilidad política en el Gobierno Vasco y en el PNV.

El 22 de octubre de 1859, comenzó la guerra entre los Reinos de España y de Marruecos. Las tres Diputaciones forales vascas se comprometieron a reclutar, equipar y costear una brigada de 2.880 hombres, de los cuales 1.100 eran guipuzcoanos, para defender España en esta contienda. 

Sintió curiosidad por este hecho histórico y, en 2005, Patxi Albisu comenzó a investigar y a abordar este tema con el máximo rigor. Un trabajo que le ha llevado muchos meses de consulta en archivos:
"Tanto como por mi condición de político como de ciudadano siempre me ha parecido importante conocer la Historia y más en concreto la propia, la nuestra."
"Mi libro no es el trabajo de un historiador profesional o un investigador, sino de alguien lejano a este mundo que un día decidió contar esta crónica." 
Aunque no era ésta la primera vez que Albisu llevaba a cabo trabajos de investigación:
"Ya había pasado horas en los archivos de Simancas y de Salamanca comprobando datos sobre mi familia, los Albisu, en los siglos XVI y XVII."
Este ingeniero que también fue consejero de la CAF quiere dejar claro que La Guerra de África 1859-1860 no es un libro de historia bélica: 
"Lo prioritario ha sido averiguar los nombres, profesiones, procedencias, situación personal, datos que quedan recogidos en los cuadros de los apéndices. Allí están todos los nombres como memoria de esa gesta colectiva."
El libro reconstruye lo que fue aquella guerra, sus antecedentes, sus peripecias y su final, situando todos estos problemas logísticos, bélicos y humanos en su origen, es decir, dentro de la compleja situación política que se vivía en esos momentos en el País Vasco. En 1859, todavía estaban recientes los recuerdos de la primera Guerra Carlista, en donde miles de vascos habían luchado contra la joven reina Isabel II.

Lo primero que hizo Albisu fue acotar la investigación al tercio correspondiente a la provincia de Gipuzkoa "para centrar más la historia porque si no sería extensísima, con un maremagnum de datos", sostiene el autor. Cuenta que en los meses anteriores al conflicto se preveía la necesidad de ir preparando una oferta de contribución económica y de fuerzas forales, como aportación del País Vasco al esfuerzo bélico general. Y una vez tomada la decisión política de participar en la guerra, se puso en marcha toda una maquinaria para poner "en las costas africanas a 3.000 hombres dispuestos a combatir en esa extraña 'guerra de honor'".

El donostiarra Fermín Lasala y Collado, duque de Mandas, fue el que llevó a los guipuzcoanos a la guerra. Fue la persona que impulsó la idea junto al marqués de Roca Verde. Tal y como explica Albisu:
"el ideario de ambos era 'con tal de salvar y mantener la autonomía administrativa haremos lo que haya que hacer'. Era necesario hacer patente en Madrid el espíritu patriótico y generoso con lo cual el País Vasco se comprometía a ofrecer un donativo de cuatro millones de reales y crear una brigada de 3.000 hombres, que formarían en cuatro tercios.".
Fue la primera vez que fuerzas forales vascas intervinieron integradas en el ejército regular español.

El primer problema surgió al no aparecer ningún voluntario para ir a esa guerra:
"La Diputación ofreció a los futuros soldados 2.500 reales, pero la lista de voluntarios seguía sin nombres por lo que llegaron a ofrecerles hasta 6.000. Pero además había que vestir a estos hombres, armarles y, con el antecedente de la guerra de Crimea, que había revolucionado el mundo bélico, armarles con carabinas especiales, con tiendas de campaña para albergarles... Un sinfín de gastos."
El 27 de febrero de 1860, los soldados vascos desembarcaron en la playa de Tetuán para encontrarse con que el Ejército Expedicionario ya había consolidado la plaza de Ceuta, había conquistado la de Tetuán y se hallaba ante el último obstáculo para ganar la guerra y alcanzar la paz. Relata Albisu:
"En la jornada de Wad-Ras, tres de los cuatro tercios recibieron su bautismo de sangre y fuego. Dos hombres murieron en el campo de batalla y una decena en días posteriores."
Durante los 40 días que permanecieron en tierras africanas a la espera de barcos para su repatriación, la epidemia hizo que la nómina de muertos de los tercios vascos se elevara hasta dos centenares. Días más tarde, los supervivientes estaban de regreso.

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