La abadía benedictina de Santa María de la Gran Selva, cerca de Burdeos, fundada por el monje Gerardo, tuvo numerosas posesiones en tierras del actual tramo zaragozano del Camino de Santiago. En el año 1087, en rey Sancho Ramírez de Aragón y su hijo Pedro hicieron donación de la iglesia de Sancti Iacobi de Santiago de Ruesta a la abadía francesa, que estableció aquí un priorato desde el que administraba sus posesiones aragonesas. Se conserva documentación de los siglos XI y XII sobre su existencia, cuando la abadía madre ya había pasado al Císter.
Para llegar a lo que hoy es una humilde ermita de Santiago en un recóndito paraje, hay que andar desde Ruesta. El templo consta de una sola nave y cabecera rectangular. La construcción es de mampostería reforzada con sillares. En la parte baja de los muros aparece un aparejo con piedras dispuestas en forma de espiga que corresponde con la iglesia altomedieval a la que se refiere el documento de donación del siglo XI. El muro occidental es de sillería y en él se abre la portada de tres arquivoltas, decorada con austeros motivos vegetales, muy del gusto cistercense. Esta parte de la iglesia es del siglo XII, cuando era ya priorato.
La bajada de la sierra de Peña Musera a Undués de Lerda afronta su último tramo por un viejo camino empedrado señalizado como calzada romana. Las vías romanas se señalizaban con columnas de piedra inscritas que reciben el nombre de miliarios. Un miliario de época del emperador Constantino, del siglo III, hallado en Undués de Lerda atestigua el paso de una vía romana por la zona. En todo caso la calzada de piedra y el pueblo en el alto componen una bella estampa. Ya existía una villa llamada Ondosse en el siglo X y pertenecía al dominio del monasterio de Leyre. Undués, como otros pueblos de la zona, vivió durante la Edad Media los conflictos fronterizos entre los reinos de Aragón y Navarra, especialmente violentos en el siglo XIV. Hacia 1366 la villa fue destruida, aunque se volvió a poblar.
La iglesia de San Martín de Tours, del siglo XVI, es gótica, de cabecera poligonal y construida en piedra rojiza. Nave y presbiterio se cubren con bóvedas de crucería. En su interior conserva una pila bautismal del siglo XIII. Hay unas cuantas casas de piedras con fachadas góticas, renacentistas y barrocas. Entre ellas destaca la Casa de la Capellanía, del siglo XV, convertida en albergue. En la restauración medieval de Undués, se dotó al lugar de un nevero, del siglo XIV-XV, construcción circular destinada a la conservación de nieve helada que se almacenaba durante el invierno. El hielo se usaba principalmente con fines terapéuticos, y también para conservar alimentos y enfriar bebidas. A poco más de un kilómetro, en el barranco de la Sal, se encuentran las viejas pilas de las salinas que se alimentaban de agua salada subterránea.
Sos del Rey Católico es una villa asentada en un promontorio de la sierra de Peña, lugar de nacimiento del rey Fernando el Católico. Está situada fuera del camino, a pocos kilómetros al sur de Undués. Atesora un importante conjunto de monumentos unidos por un laberinto delicioso de calles estrechas y casonas de piedra. Aunque está fuera de la actual ruta jacobea, el lugar ya existía en el siglo X y al dividir Sancho III el Mayor su reino entre sus hijos, pasó a formar parte del recién creado Reino de Aragón, en 1035. A finales del siglo XI recibió refugio en Sos el obispo de Santiago de Compostela, Diego Peláez, desterrado por el rey Alfonso VI. Le acompañaba Esteban, maestro de la catedral de Compostela y que luego dirigiría la construcción de la catedral de Pamplona.
Durante los siglos XII y XIII se reforzaron las defensas de la villa: Ramiro II manda construir un castillo, del que pervive la solitaria torre del Homenaje, y Alfonso III las murallas, en las que abren siete portales. A pesar de ello, en 1362 fue tomada por los navarros. Un año después se firmó aquí la paz entre Navarra y Aragón. Tras la unificación de los reinos hispánicos, Sos no vivió episodios bélicos hasta la guerra de Sucesión. Su apoyo a Felipe V le valió el título de "Muy noble, leal y vencedora villa".
La iglesia de San Esteban es un magnífico templo románico de los siglos XI y XII. Para salvar la diferencia de altura en la empinada ladera, se hizo un cuerpo inferior compuesto por una cripta y un sólido pasadizo llamado túnel del Perdón, que da paso a la plaza hacia la que se abre la portada. Dos capiteles de la cripta se atribuyen al maestro Mateo. En el siglo XIV se realizaron las pinturas murales que decoran las capillas. Sobre el cuerpo inferior se desarrolló la iglesia de planta basilical con tres naves y tres ábsides, ampliada con cinco capillas y la sacristía en el siglo XVI.
En el palacio de Sada, junto a la iglesia de San Martín del siglo XIII, nació en rey Católico. Las arquerías medievales de la Lonja, antiguo ayuntamiento, contrastan con la magnífica arquitectura civil renacentista de la pasa de la Villa. También es renacentista el palacio Español de Niño, cercano al portal de Zaragoza. A poco más de dos kilómetros de la villa en dirección a Ruesta se encuentra el monasterio de la Virgen de Valentuñana, del siglo XVII.
La sierra de Leyre es una pequeña cadena montañosa del pre-Pirineo navarro que flanquea al norte el tramo final del Canal de Berdún. En su vertiente sur, poblada de encinas, robles y carrascas, se encuentra el monasterio de San Salvador de Leyre, la cuna del reino de Navarra.
Hasta su exclaustración de 1835 fue cistercense, siendo desde entonces de los benedictinos negros. La ampliación del espacio y la tímida barroquización mantuvieron intacta su grandeza medieval. Su emplazamiento y la sugestión del bosque inmediato son también una muestra de la esmerada elección como sede por parte de sus monjes fundadores.
En siglo IX ya tenía una vida pujante. En los orígenes de Leyre se aprecia una presencia carolingia cispirenaica que enlazó pronto con la predilección del Reino de Pamplona, pasando por el paréntesis destructor de las incursiones de Almanzor a fines del siglo X.
El pronto resurgimiento del siglo XI fue esplendoroso. Durante el reinado de Sancho III el Mayor (1004-1035) se comenzó la construcción de la nueva iglesia románica, consagrada en 27 de octubre de 1057 ante su nieto Sancho IV el de Peñalén.
Cuando la dinastía Champaña se hizo con el reino, en 1234, Leyre llevaba un siglo de crisis, entonces, se distanció de la monarquía, y la nobleza, se enfrentó a los obispos de Pamplona, cambió de regla a manos de los cistercienses en 1307, y sufrió los avatares sombríos de la guerra civil entre agramonteses y beamonteses.
Tras la unión dinástica de Navarra a Castilla y Aragón, Leyre entró en la Congregación Cistercense Aragonesa, que pasó a llamarse Aragonesa-Navarra. Desde el siglo IX, se enterraron ordinariamente en Leyre los reyes navarros y sus familiares. Desde la unión de Navarra y Aragón el año 1076, fecha en la que ya había reyes navarros en otras sepulturas, el panteón real pasó a ser el monasterio de San Juan de la Peña, en Aragón.
Desde el monasterio en dirección hacia Sangüesa se encuentra el embalse y la villa de Yesa. El proceso de construcción de la presa del embalse de Yesa (Navarra) comenzó con las expropiaciones de 1929 y su inauguración en 1959, supuso que se inundaran parcialmente los términos de Sigües, Ruesta, Escó y Tiermas, en la parte más baja de la Canal de Berdún.
Esto hizo que se viera alterados los dos trazados históricos del Camino de Santiago que recorrían las vertientes nortes y sur del valle del río Aragón. Ambos coincidían en Tiermas, donde había un puente que permitía a los que hacían el camino por Puesta, al sur, cruzar y pasar por Yesa, a los pies de Leyre. En la actualidad, el camino del sur enlaza con Sangüesa por Undués de Lerda, cumpliendo dos etapas muy solitarias.
En la población de Yesa confluye el Camino de Santiago que recorre la vertiente norte del Canal de Berdún y que viene de Tiebas. El puente de los Roncaleses, en ruinas desde las Guerras Carlistas, sirvió para el paso de los peregrinos que iban a Sangüesa. La antigua iglesia de San Esteban, del siglo XVI, guarda en su interior un interesante conjunto de pinturas murales restauradas.
A los pies de la sierra de Leyre, sobre un promontorio rocoso se alza el castillo de Javier, emplazamiento fundamental en la frontera medieval navarro-aragonesa. Fue un punto estratégico para el control del final de la vía de comunicación natural que es el valle del río Aragón. Ya existía en el siglo X. En 1512, tras la anexión de Navarra a la corona de España, la fortaleza fue destruida por mandato del Cardenal Cisneros.
Aquí nació, en 1506, San Francisco Javier, evangelizador de la India y Japón y cofundador de la Compañía de Jesús junto a San Ignacio de Loyola. En el siglo XIX se levantó la basílica y las sucesivas restauraciones han ido devolviéndole al castillo su antiguo aspecto y se ha habilitado un museo.
Sangüesa es una ciudad que tiene su origen en el siglo XII, coincidiendo con el máximo apogeo del Camino de Santiago, aunque siempre ha estado muy ligada a él. No aparece mencionada en el Codex Calixtinus por coincidir su fundación con la redacción de la guía medieval de peregrinos.
En realidad, la ciudad actual es el burgo nuevo de Sangüesa la Vieja (Rocaforte) que surge junto al puente que salvaba el río Aragón. La fundación se debe a Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona, y se remonta a 1122. Los primeros pobladores fueron francos y trajeron con ellos la devoción a la Virgen de Rocamador. El rey se hizo construir un palacio junto al puente, que junto al puente, que junto con su capilla fueron donados a la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén. Los sanjuanistas fundaron un hospital de peregrinos.
Al otro lado del río hubo hasta el siglo XIX un hospital de San Nicolás, dependiente de la Colegiata Roncesvalles. Su iglesia tenía tres ábsides, poligonal el del centro, por lo que podría tratarse de una obra del maestro Esteban, que aportó este tipo de soluciones en las capillas de Santiago de Compostela y Pamplona y dejó su huella en la vecina villa de Sos del Rey Católico.
En Sangüesa coincidían los dos trazados históricos que recorrían el Canal de Berdún. Al norte del casco histórico de la ciudad, los peregrinos que venían de Yesa se encontraban el convento de San Francisco, fundado en 1266. Su iglesia se cubrió con una bóveda gótica en el siglo XVI. El claustro, con sus esbeltas arquerías trilobuladas, es del siglo XIV. Hay un museo con pinturas de los siglos XVI a XVIII. Los que venían por el sur entraban por la calle de San Sebastián, patrón de la ciudad, y pasaban junto a la iglesia de Santiago, del siglo XII y XIII, comenzada a construir en estilo románico y terminada en gótico. Conserva todavía su impotente aspecto de iglesia fortaleza. La portada occidental, sólida y austeramente decorada, alberga en el tímpano una imagen de Santiago ante la cual rezan dos peregrinos.
Ambas rutas coinciden en la calle Mayor, donde se concentran la mayor parte del variado conjunto de palacios cuya cronología va desde la Edad Media al siglo XVIII. Entre ellas se puede destacar el palacio de los París Íñeguez Abarca, siglo XVI, con peculiar alero y la arquería del piso superior, el palacio medieval de los Sebastianes, siglo XV, lugar de nacimiento del último infante de Navarra. Y el palacio de Añués, siglo XV, con un ventanal gótico decorado con fina tracería. Por detrás de este se encuentra el palacio de Ongay-Vallesantoro, rehabilitado como Casa Cultural, y la iglesia de san Salvador, un templo gótico de finales del siglo XIII con una bella portada dedicada al tema del Juicio Final. Pasando bajo las arcadas renacentistas del Ayuntamiento, del siglo XVI, donde se encontraban una de las alas del primitivo palacio del Batallador, está cercano el castillo-palacio del Príncipe de Viana, edificio gótico de sólida sillería que fue residencia de los reyes de Navarra.
Al final de la calle Mayor, junto al puente, se levante la importante iglesia de Santa María la Real, uno de los edificios románicos más importantes del Camino de Santiago a su paso por Navarra. Comenzó a edificarse tras la donación del palacio a la orden del San Juan. Como la de Santiago, tenía también una función defensiva, como queda patente cuando la contemplamos desde el puente. Es un templo de planta basilical con cabecera de tres ábsides y sus correspondientes naves. Sobre el primer cuerpo de la nave central se alza el cimborrio octogonal. Sorprende de la potencia de los cuatro grandes pilares cruciformes que articulan la comunicación de las naves y sirven de soporte para las bóvedas. Los dos cuerpos de la torre se alzan sobre el cimborrio y son también octogonales. Las almenas del remate acentúan su aspecto militar. En el siglo XIV se añadió la capilla real de San Miguel y en el XVI la capilla de la Piedad, cubierta con bóvedas de terceletes.
Se conserva un buen número de retablos e imágenes a pesar de los daños que ocasionaron las riadas de 1582, 1739 y 1787 y los embates de las Guerras Carlistas. El retablo mayor fue consagrado en 1548 y es obra de Juan Pérez Vizcaíno sobre las trazas de Gabriel Yoli. La adaptación al espacio del ábside lo hace especialmente esbelto. Se doró de nuevo en el siglo XVIII, época a la que corresponde la imagen de la Asunción que preside la calle principal. Pocos años después de la realización del retablo llegó a Sangüesa Juan de Flandes, uno de los más importantes maestros escultores y entalladores que trabajaron en la ciudad entre los siglos XVI y XVIII, convirtiéndola en un foco de difusión artística hacia tierras navarras y aragonesas. La imagen de la Virgen de Rocamador, o Virgen del Puy de Francia, como se la llamó hasta 1676, es una imagen gótica del siglo XIII, revestida de plata, como es frecuente en Navarra.
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