Cizur Menor, a tan sólo cinco kilómetros de Pamplona, el que era un pequeño pueblo de esta cuenca se ha convertido en una moderna población residencial. En lo alto del cerro que ocupa se encuentra la iglesia de San Emeterio y San Celedonio (s. XII). Conserva el ábside románico y una portada de tres arquivoltas apuntadas con el crismón en el tímpano.
Sin embargo, es más conocida la iglesia de San Miguel, o de los Sanjuanistas, como se conoce el templo de la Encomienda que tenían en Cizur Menor los caballeros de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén u Orden de Malta. Su fundación se remonta a la donación de la iglesia de San Miguel de Cizur que recibió la Orden del Hospital en 1135. De la primitiva iglesia no queda nada. La actual es de principios de siglo XVIII. El ábside es poligonal al exterior y circular por dentro. La bóveda que cubre el interior de la nava es de cañón apuntado sobre arcos fajones. El ábside se cubre con bóveda de Horno. La portada tiene tres sencillas arquivoltas aboceladas sobre capiteles decorados y columnas. El crismón es la única decoración del tímpano. La torre es posterior a la iglesia, aunque también medieval. Iglesia y torre ocupaban el lado sur del hospital en el que se acogía a los peregrinos. Estaba organizado en torno a un claustro pentagonal con pequeñas torres en sus extremos. El conjunto quedó abandonado tras la desamortización, pero la Orden de Malta ha regresado al pueblo y se encarga de la gestión del albergue.
Hubo otro hospital del que no queda más que la noticia, el de Nuestra Señora del Perdón, que era atendido por la cofradía de las Ánimas.
Zariquiegui es la población más alta (630 m) de la céndea de Ciaur. El término céndea es de uso local en Navarra y se refiere a la agrupación de varios antiguos concejos en un municipio. La iglesia de San Andrés es un templo gótico, quizás del siglo XVI, con una torre apoyada en contrafuertes al final de la nave. De la iglesia románica conserva la portada, muy similar en todo a la de San Miguel de Cizur Menor. El interior se cubre de bóvedas de crucería.
Desde Cizur, los peregrinos tenían antaño dos opciones: una era subir por Astrain por un recorrido algo más largo pero más cómodo. La otra era para por Zaraquiegui y subir por el trazado actual, pasando por la fuente de la Reniega. En el Alto del Perdón, de la sierra de Erreniega, se alza un monumento a los peregrinos. En ese mismo lugar hubo una ermita dedicada a Nuestra Señora del Perdón y un hospital de peregrinos atendiendo por el ermitaño.
Uterga es el primer pueblo de la comarca de Valdizarbe. Además de algunas casonas de noble arquitectura destaca la iglesia de Nuestra Señora de Asunción, un templo construido en el siglo XVI siguiendo un proyecto de cierta monumentalidad, como se aprecia en el uso de sillería y en los detalles decorativos de los estribos de la cabecera y las ventanas. La nave se amplió en el siglo XVII, haciéndose la sencilla portada de aire herreriano. En el XVII se terminó la torre y las campanas las hizo el maestro Nicolás Ygual en 1816.
En el término de Uterga hay un despoblado denominado Akiturrain donde hubo un hospital de peregrinos en funcionamiento desde la Edad Media hasta por lo menos el siglo XVII. Tuvo una iglesia de San Salvador, junto a la que apareció un fragmento de una bella estela discoidal.
Muruzábal da nombre a un vizcondado creado a principios de siglo XV por el rey Carlos III de Navarra. Fue villa con jurisdicción propia a partir de 1665. Conserva tres edificios de interés.
La parroquia de San Esteban tiene una interesante portada gótica (s. XIV). También son medievales la nave y una capilla lateral. La capilla de San Juan se añadió en el siglo XVI y en el siglo XVII se hizo una gran reforma, añadiéndose el crucero y el presbiterio. En su interior se conserva el sepulcro de Juan de Juániz, que fue obispo de Clahorra en el siglo XVII. Un pariente de este obispo fue nombrado Marqués de Zabalegui por el rey Carlos II de España en 1691. Se trataba de Francisco Juániz de Muruzábal, quien mandó construir el palacio cabo de armería que lleva su título. Es un edificio de planta rectangular, construido en torno a un patio central y con torres en tres de sus esquinas. La fachada principal es de sillería y tiene dos blasones con las armas de los Juániz. El alero es muy bello, con dos niveles de canes labrados. Actualmente es sede de una prestigiosa marca de vinos de Navarra y se puede visitar.
En el término de Muruzábal está la singular iglesia de Nuestra Señora de Eunate.
"La ruta de Santa Fe, la de San Leonardo de Limoges y la de San Martín de Tours se juntaban en Ostabat, y pasado el Port de Cize se unen en Puente la Reina a la ruta que pasaba por Somport, formando desde allí un solo camino hasta Santiago."Con estas palabras dejaba constancia Aymeric Picaud en el Codex Calixtinus (s. XII) de la posición estratégica que tenía, y que tiene siglos después, Puente la Reina en los caminos de peregrinación a Santiago de Compostela que recorren Europa para confluir precisamente aquí.
Impresiona pensar en los millones de peregrinos que a lo largo de la historia han concentrado sus pisadas en la estrecha vía que pasa por el puente que da nombre al lugar.
El origen de Puente la Reina está por tanto en su puente románico, construido a mediados del siglo XI. No se sabe con exactitud al impulso de qué reina se debe su construcción. Podrían ser la reina doña Mayor, consorte de Sancho III el Mayor o la reina Estefanía, casada con el rey García el de Nájera. Junto a él se fue formando un núcleo o despoblación habitado por francos, próximo a la extinguida villa medieval de Murugarren.
En 1122, el rey Alfonso I el Batallador concedió a los pobladores francos y a todos aquellos que vinieran a poblar el lugar los privilegios del Fuero de Estella y ordenó que se hiciera una villa espaciosa y bien trazada. El urbanismo medieval se organizaba en torno a la vía principal que se dirige al puente, la calle Mayor, que es también el Camino de Santiago. El espacio rectangular quedó dividido en cinco barrios que funcionan con cierta independencia, nombrado cada uno un regidor del Ayuntamiento.
Una muralla o cerco, con torres almenadas y foso, protegía el recinto. De las fortificaciones se conservan restos integrados en las casas, ya que muchos vecinos aprovecharon lienzos y torres. Las puertas se desmantelaron para facilitar el acceso de mercancías. Las murallas sobrevivieron a los decretos de destrucción de las fortalezas navarras tras la anexión a Castilla a principios del siglo XVI. Este fue un siglo de gran prosperidad para la villa, aunque se cerró con la epidemia de peste de 1599 de la que no se conoce bien el alcance. El siglo XVIII también supuso un fuerte impulso socioeconómico que se reflejó en el urbanismo y el arte.
A la entrada de Puente la Reina por el Camino de Santiago, el primer edifico de interés es la iglesia y convento del Crucifijo. En el segundo cuarto del siglo XII, el rey García IV Ramírez el Restaurador donó a la Orden del Temple la ermita de Nuestra Señora de los Huertos, como se llamaba entonces. Aquí tuvieron hospital los templarios, que se encargaban además de la protección de los peregrinos a su paso por Valdizarbe. Desde el siglo XV pasó a depender de la Orden de Jerusalén.
La iglesia tiene una bella portada románica de cuatro arquivoltas apuntadas de mediados del siglo XII. Los fustes de las distintas columnas reciben tratamientos decorativos distintos.
Originalmente tenía una sola nave y ábside semicircular. En el siglo XIV se añadió una segunda nave comunicada por arcos con la antigua y una cabecera poligonal que alberga el Cristo que da nombre al templo. A mediados del siglo XV, la iglesia fue donada a la Orden del Hospital de San Juan. El gran prior de esta orden en Navarra y canciller del reino, Juan Beumont, fundó un hospital para acoger a pobres y peregrinos y un convento para los frailes que los atendían. En el siglo XVIII se construyó el nuevo edificio para el hospital y convento en torno a un sobrino claustro central. En su portada se repite en un friso la cruz de Malta. El convento y la iglesia están unidos por una bóveda de crucería.
PORTADA DE LA IGLESIA DEL CRUCIFIJO
La entrada a la calle Mayor de los Romeros, como se la conoce desde la Edad Media, está flanqueada por dos sólidas torres.
La calle es un espacio esencialmente jacobeo. Enseguida se halla la iglesia de Santiago, precedida de un espacio que fue cementerio. La monumental portada abocinada y lobulada es lo único que queda del templo románico, lo que queda es una obra del siglo XVI, estilo gótico tardío. Tiene planta de cruz latina, con una sola y anchísima nave, que sustituyó a las tres románicas, y cabecera poligonal. Los espacios se cubren con bóvedas de crucería. El retablo mayor y los colaterales son barrocos. Uno de ellos está dedicado a la Virgen de la Soterraña, patrona de la ciudad y también de Santa María la Real de Nieva (Segovia), donde está enterrada la reina Blanca de Navarra. Pero las obras más conocidas son las estatuas de los apóstoles Santiago y San Bartolomé, ambas del siglo XIV. La de Santiago recibe el sobrenombre de beltza (negro en euskera) por su semblante moreno.
Frente a Santiago se encuentra la iglesia del convento de los Trinitarios, fundados en 1209, donde también hubo de peregrinos. La fachada actual es de estilo barroco (s. XVIII). En las hornacinas aparecen el Ángel de la Guarda y los fundadores de la Orden de la Santísima Trinidad, San Félix de Valois y San Juan de Mata. A este último se le atribuye la fundación de este convento. Tras la desamortización de 1835, el convento pasó a manos privadas.
En la plaza de Julián de Mena, un espacio sin edificar y alargado entre las calles Mayor y Cerco Nuevo, se encuentra la Casa de los Cubiertos (s. XVIII) con sus característicos soportales.
Antes de salir al puente, a mano izquierda según vamos, se encuentra la iglesia de San Pedro, un templo gótico que ha sufrido numerosas reformas. En su interior se conserva la imagen de la Virgen del Puy o del Txori (pájaro en euskera), que se veneraba en la capilla que había hacia la mitad del puente. Según la tradición, un pajarillo mojaba las alas en el río y lavaba la cara de la Virgen. Cuando esto sucedía, los vecinos acudían en multitud a ver el prodigio, ya que se consideraba como un excelente presagio. Al final de la calle Mayor está la Casa del Vínculo, que fue cárcel, y la torre que da acceso al paso del puente románico, uno de los mejor conservados de Europa.
El puente tiene ciento diez metros de largo y siete arcos, uno de ellos enterrado en la calle Mayor. Su silueta de lomo de asno es puramente medieval y se ha convertido en uno de los iconos más repetidos del Camino de Santiago. Los tajamares son triangulares y se rematan a modo de nariz. Sobre ellos se abren unos arquillos que protegen la estructura en caso de crecida. Había otras dos torres para dar protección al puente, una en la parte central, donde estaba también la capilla de la Virgen del Txori, y otra en el otro extremo. La capilla y las torres que faltaban fueron demolidas a mediados del siglo XIX, en una intervención que pretendía ensanchar el paso.
Al otro lado del puente se encuentra el monasterio del Espíritu Santo (s. XIII), donde se pueden adquirir una gran variedad de deliciosos dulces artesanales hechos por la comunidad de monjas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario