18/05/2019

Juan de Alcega


Sastre y matemático, que destacó en los campos de la sastrería y de las matemáticas publicando el Libro de Geometría, Práctica y Traça, en 1580, considerado como la primera obra de sastrería impresa en España y de gran influencia en Europa.

JUAN DE ALCEGA

Juan de Alcega era natural de Fuenterrabía, donde nació aproximadamente a mediados del siglo XVI. Perteneciente a un linaje de marineros cuyo miembro más sobresaliente fue su padre, también llamado Juan de Alcega, general en la flota de la Carrera de las Indias durante las primeras décadas del reinado de Felipe II. Durante la Guerra de Banderizos, el linaje de los Alcega de Fuenterrabía perteneció al bando oñacino, y tenían su casa solar en Hernani.

En la España del siglo XVI, el interés por las matemáticas se desarrolló en dos ámbitos claramente distintos: primero, como disciplina teórica en el seno de la cultura académica (mundo al que no pertenecía Alcega); y segundo, como base de aplicaciones prácticas en diversos campos técnicos y artesanales. Un buen ejemplo de cómo se incorporaron los saberes matemáticos a esa práctica artesanal se encuentra en la que fue la gran contribución de Alcega a la ciencia, se trata del Libro de Geometría, Práctica y Traça, publicado en Madrid, en 1580, en las prensas de Guillermo de Drouy.

Su título completo es Libro de geometria, practica y traça, el qual trata de lo tocante al officio de sastre para sapedir el paño, seda o otra tela que sera menester para mucho genero de vestidos ... y para saber como se an de cortar los tales vestidos, con otros muchos secretos y curiosidades tocantes á este arte, compuesto por Joan de Alcega, natural de la provincia de Guipuzcoa.

LIBRO DE GEOMETRÍA, PRÁCTICA Y TRAZA DE JUAN DE ALCEGA

A pesar de su origen nobiliario, Juan de Alcega era sastre de oficio. Si embargo, debió ser un sastre de alta costura ya que desarrolló su carrera en la Corte de la Monarquía hispánica, cuya sede se había instalado en Madrid durante el reinado de Felipe II. Consiguió este alto cargo, el de sastre de cámara real, no solo gracias a su talento, sino a que contase con influyentes contactos en la Corte, algo muy necesario en aquella época. Entre los defensores del contenido de su obra estuvieron dos sastres empleados al servicio de varios miembros de primer orden de la Corte: Hernán Gutiérrez, sastre de la princesa María Manuela de Portugal; y Joan López de Burguete, sastre del aristócrata y militar Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, uno de los miembros más poderosos de la Corte de Felipe II.

Como hombre del Renacimiento, Alcega consideraba la utilidad social que suponía la difusión de sus conocimientos técnicos sobre sastrería. Entonces, se encontró con la oposición de los gremios de sastres, que poseían todavía una mentalidad más medieval. Llevado ante el Consejo Real, tuvo que defenderse de algunas acusaciones realizadas por los gremios. En el momento de su publicación, algunas autoridades de la Corte protegieron la obra de Juan de Alcega, que era envidiado por sus detractores. Uno de ellos fue el licenciado Juan de Tejada, auditor general de los Reales Ejércitos, alcalde de la Corte y miembro del Consejo Real, quien ofreció su protección política frente a quiles le criticaban.

También contó con el apoyo de administradores de la Corte de origen vasco, como Goyenechea y Eraso. Pedro de Goyenechea Aguirre fue escribano establecido en Madrid, que actuó como testigo del apoyo que los sastres de la Corte dieron a Alcega. Antonio de Eraso fue secretario del Consejo de Indias y de Guerra en el reinado de Felipe II, siendo hijo ilegítimo del secretario real Francisco de Eraso, de origen navarro. En 1579, se encargó de conceder a Alcega la orden real que permitía la impresión y comercialización del libro durante diez años.

LIBRO DE GEOMETRÍA DE JUAN DE ALCEGA

Como hombre del Renacimiento, Alcega supo cultivar un pensamiento crítico y racional, cuyas fuentes de conocimiento se basaban en la experimentación. Era una persona instruida dotada de importantes conocimientos matemáticos. Al igual que algunos de los sastres contemporáneos y posteriores como Martín de Andújar o el Sastre del Campillo, Alcega estaba fascinado por el arte de la geometría práctica. Creía que sin ella no era posible lograr la perfección de la alta costura. No parece que se trate de una publicación fortuita u ocasional, de hecho, adjunta la aprobación de dos maestros del oficio.

Con una mentalidad crítica y un conocimiento en matemáticas, Alcega desarrolló un método racional y científico de corte para aprovechar las telas de la manera más eficiente. Su objetivo principal fue la racionalización y optimización del empleo de la materia prima necesaria en la sastrería, averiguando la cantidad exacta de tela necesaria para la confección de cada tipo de vestimenta, evitando comprar excesiva tela y reducir las pérdidas innecesarias de la misma, incrementando así la calidad de las prendas confeccionadas y su valor económico. Para ejecutar su método de forma correcta, se necesitaba realizar una serie de cálculos aritméticos y geométricos de forma práctica.

A menudo, se considera que los oficios del siglo XVI permanecían ajenos al campo de las letras y Humanidades, que el conocimiento se trasmitía y aplicaba de forma empírica, y que, en consecuencia, era muy limitada la aplicación de los avances científicos. Sin duda, el propio caso de Juan de Alcega pone en cuestión estas interpretaciones, pues su tratado estaba destinado tanto a sastres como a usuarios, los cuales debían saber leer y escribir, y poseer un mínimo de conocimientos matemáticos.

Por tanto, el libro no estaba destinado únicamente a los sastres, pues también resultaba muy útil para todas aquellas personas que querían comprar telas para hacer sus propios vestidos. Su objetivo era la difusión de los conocimientos y secretos de la sastrería al público en general.

Por otra parte, su espíritu crítico y renacentista le hizo poner a prueba sus conocimientos y técnicas adquiridas durante su carrera profesional, al objeto de ser sometidos a examen y revisión por otros especialistas en sastrería.

JUAN DE ALCEGA

El Libro de Geometría, Práctica y Traça estaba ilustrado por 135 xilografías destinadas a facilitar la comprensión del texto. Se presenta articulado en secciones: hombres, mujeres, clero, etc., y dividido en tres partes:

La primera parte reúne los cálculos aritméticos necesarios para adecuar las medidas de una tela de anchura determinada a otra tela de distinto ancho. Se trata de un interesante apéndice acerca del origen y principio de la vara de medir, abordando cómo pueden reducirse paños y telas. A pesar de que para estos cálculos se suficiente la aplicación de una regla de tres, Alcega realizó todos los cálculos relativos a todas las telas de ancho diferente existentes en el mercado.

La segunda parte incluye los patrones para la confección de diferentes tipos de prendas, describiendo diversos tipos de vestidos y patrones (mantillos de seda, capas, mantos militares, sayas, vasquiñas, etc.). Las diferentes secciones de cada tipo de prenda son dibujadas utilizando proyectos geométricos. Los dibujos de cada sección vienen acompañados de sus medidas. En el encabezado de cada patrón señala el largo y ancho de la tela, es decir, su escala.

La tercera parte explica cómo usar las tablas para reducir anchos y largos de las telas que forman los vestidos descritos. A cada tipo de prenda le corresponde una tabla, y en la misma se indican las longitudes de los retales que hay que cortar en las telas de diferente anchura. Los datos se presentan de modo sistemático, organizados al modo de las coordenadas cartesianas: en el eje x se refieren las diferentes anchuras de las telas, y en el eje y los diferentes largos correspondientes al tipo de prenda que se quiere confeccionar.

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JUAN DE ALCEGA

El obra de Alcega alcanzó un gran éxito no sólo en España, sino también en Europa. De todos los libros sobre sastrería del siglo XVI, el de Alcega fue el único que se publicó en dos ocasiones, pues contó con una segunda edición impresa en 1589, hecho que prueba su interés y demanda. Críticos e historiadores lo calificaron como "la primera obra de sastrería impresa en España", sirviendo de modelo a otras posteriores.

El Libro de Geometría, Práctica y Traza contribuyó de manera crucial en la expansión de la moda española en muchas costes y palacios de toda Europa, empeñadas en imitar el estilo de los monarcas del Imperio hegemónico, un estilo que era símbolo de fuerza, poder y prestigio. Se convirtió en un referente para la sastrería en todos los territorios gobernados por la dinastía de los Habsburgo, como Alemania, Austria, Flandes, el Franco contado o algunos territorios italianos. Algunos ejemplos de la influencia ejercida en los manuscritos de sastrería para aprendices europeos fueron el Libro de patrones de los sastres de la ciudad de Enns, de 1590; el Libro de patrones de los sastres de la ciudad de Leonfelden, de finales del siglo XVI; el Libro de patrones de Jaohannes Stöckel de Linz, en 1713, o el Libro de patrones de Johannes M. Wolfsegger de Linz, en 1724.

En cuanto a su legado en España, continuó siendo una referencia imprescindible en posteriores tratados de sastrería publicados durante los siglos XVI y XVII, como por ejemplo la Geometría y traça para el Oficio de los Sastres, de Diego de Freyle, publicado en Sevilla, en 1583; o el Tratado de Geometría y traça perteneciente al Oficio de Sastres, de Francisco de la Rocha, publicado en Valencia, en 1617.

En la actualidad se han editado ediciones facsímiles del mismo, resultando su consulta necesaria conocer la técnica de confección de las vestimentas del Renacimiento.

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