25/03/2019

El Infierno Vasco, por Iñaki Arteta


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EL INFIERNO VASCO,
POR IÑAKI ARTETA Y ALFONSO GALLETERO

El Infierno Vasco
Iñaki Arteta Orbea y Alfonso Galletero Sepúlveda, Editorial Sepha, (2010), 310 páginas

El País Vasco, una de las regiones más ricas de Europa con tan sólo dos millones de habitantes, es considerado, por los que lo visitan, un pequeño paraíso. Pero tras el clima templado, los hermosos paisajes y su elevado nivel de vida, esconde una terrible realidad: desde hace treinta años, más de doscientos mil de sus ciudadanos han tenido que exiliarse para salvar su vida, escapar de la extorsión, del aislamiento social o de las imposiciones nacionalistas.

En colaboración con Fernando Savater, los autores de este libro Iñaki Arteta y Alfonso Galletero presentaron el testimonio de más de treinta víctimas del Nacionalismo en el documental El infierno vasco. Film premiado con la medalla del Círculo de Escritores y Críticos cinematográficos como mejor documental de 2008. Este libro recoge los testimonios que aparecen en el documental más otros que fueron grabados para él pero se excluyeron del montaje final de este trabajo de investigación, que radiografía a una sociedad que no se atreve a mirarse por dentro.

18/03/2019

Reinado de Pedro I: la reconquista de Huesca y Barbastro


Pedro I era hijo de Sancho V Ramírez e Isabel de Urgel. Su padre Sancho decidió confiarle, siendo aún príncipe, Ribagorza y Sobrarbe a título de rey, bajo su suprema autoridad. Seguía así Sancho Ramírez la costumbre navarro-aragonesa de delegar tierras gobernadas con títulos reales entre los infantes para colaborar en las tareas de gobierno y comenzar a ejercer responsabilidades regias. Era una fórmula que ya utilizaba Sancho III el Mayor, que concedía en vida títulos de regulus a sus hijos para que rigieran como tenencias parte de sus dominios regios. No se conservan documentos del nombramiento ni se conoce el día exacto del inicio de su gobierno sobre estas tierras, pero ya figura como tal a partir de junio de 1085.

Desde 1089, su padre le cedió el dominio en tenencia del curso medio del río Cinca, a título de rey de Monzón, tierras fronterizas muy expuestas a los ataques musulmanes de la taifa de Lérida.

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PEDRO I DE ARAGÓN Y PAMPLONA

Entre los años 1093 y 1103, el Reino de Aragón, aliado de el Cid Campeador Rodrigo Díaz de Vivar, en el Levante, dominó las plazas de Culla, Oropesa, Miravet, Montornés y Castellón de la Plana. Lo confirman no solo las crónicas, sino también la Historia Roderici y los diplomas suscritos por los tenentes de estas fortalezas. Se conserva un documento de julio de 1100 de Pedro I, donde se titula rey de Aragón, Pamplona, Sobrarbe, Ribagorza, Culla, Oropesa y Castellón. En ella concede a "mio cid Muño Muñoz" el castillo de Azafaz, la villa de Ova y se mencionan los tenentes levantinos: Ortí Ortiz, que tiene la honor sobre Monroig, Culla y Oropesa; y el citado Muño Muñoz, que se encargó de la tenencia de Castellón, Monroig sobre Montornés y Azafaz.

El 4 de junio de 1094, heredó el trono de los Reinos de Aragón y de Pamplona. El reinado de Pedro I se extendió durante diez años, que fueron decisivos para las tareas militares de la Reconquista, ya que significó la expansión del territorio aragonés en sus tramos central y oriental, llegando hasta la Sierra de Alcubierre y los Monegros.

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PEDRO I DE ARAGÓN Y PAMPLONA

Recuperó la localidad de Milagro (1098) para el Reino de Pamplona y edificó la talaya o castillo de Milagro para consolidar una de las plazas fuertes de acoso sobre Tudela. En Milagro, casi veinticinco años después, su hermano Alfonso I, siendo rey, otorgó el Fuero de Estella para los nuevos pobladores en Puente la Reina (1122). Dos fueron las grandes conquistas de Pedro I en Aragón: Huesca y Barbastro.

Pedro I conquistó Huesca en 1096, dos años después de la muerte de su padre en el primer asedio de uno de los principales bastiones de la Marca Superior. Antes de que Huesca se rindiera y capitulara, Pedro I combatió al rey de la taifa de Zaragoza, que acudió a defender Huesca acompañado por algún noble castellano con intenciones en los territorios. Fue la batalla de Alcoraz, donde, tras varias cometidas de la caballería, los nobles consiguieron dividir el frente islámico y destruir las defensas de la infantería musulmana. El rey Al-Mustain II abandonó el campo de batalla, y Pedro obtuvo una resonante victoria, que fue cantada y celebrada durante meses. Se ensalzó el coraje y valentía de los soldados de aquel ejército cristiano que se mostró "incapaz de ceder, ni por miedo a la muerte ni por amor a la vida, y así venció por doquier la excelsa bandera de la cruz". La capitulación de Huesca incluyó condiciones de salvaguarda de los vencidos: derecho a conservar la vida, la práctica de la religión y la posibilidad de emigrar.

PEDRO I JUNTO A LA CRUZ DE SAN JORGE
DURANTE LA RECUPERACIÓN DE HUESCA,
POR JERÓNIMO MARTÍNEZ

Pedro combatió al lado del Cid Campeador, ya que mantenían una estrecha relación de amistad, anterior incluso al matrimonio entre sus hijos. Díaz de Vivar había sido el único guerrero capaz de vencer a los temibles almorávides, lo había hecho en los campos de Cuarte y desde entonces aguardaba la revancha mermado de efectivos. Pedro I acudió con sus tropas y también lo hizo Alfonso VI de León. Por primera vez castellano-leoneses, navarros y aragoneses se unían para frenar a los africanos. Fue una gran alianza hispánica cristiana entre León, Aragón y Pamplona.

En enero de 1097, los almorávides llegaron con un importante ejército mandado por Muhammad ibn Tasufin con objeto de recuperar para el islam la ciudad de Valencia, que había sido conquistada por Díaz de Vivar. De nada había servido el frente combinado por tierra y mar de los musulmanes que caían en la batalla de Bairén, en Gandía, ante la alianza castellano-aragonesa acaudillada por el Cid.

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BATALLA DE BARBASTRO

Barbastro fue también conquistada en 1100 por Pedro I. El proceso tuvo semejanza con Huesca, aunque con menor resistencia. La primera reconquista de Barbastro fue comandada por Guillermo de Aquitania, y la segunda y definitiva por su yerno Pedro I, ya que este casó en primeras nupcias con Inés de Aquitania. El rey de aragoneses y pamploneses, al mencionar Barbastro, siempre podría reclamar que la Cristiandad le debía esa plaza al mérito militar de su familia.

El rey Pedro desempeñó también empresas menores, entre las cuales destacan: la toma de la villa de Milagro, la recuperación de Sariñera en 1101; y el sitio de Tamarite de Litera en 1104. Además reglamentó el Fuero de los infanzones.

Dentro de estas gestas de menor cuantía se encuentra una muy pequeña y próxima al final de su reinado: el intento de reconquista de Zaragoza.

Pedro I cabalgaba con unos 700 caballeros y se acompañaba de más del doble de peones. Era el mes de mayo, el ejército cristiano se aprestaba a infligir una de esas razias, arrasando cosechas en las huertas que rodean a la gran ciudad de la ribera del Ebro. Acampó por las terrazas superiores del río con su poderoso ejército. Inició la construcción de una fortaleza frente a Zaragoza en el actual arrabal de Juslibol.

Murió de enfermedad el 29 de septiembre de 1104, en el valle de Arán, que acababa de conquistar. Fue sucedido en el trono por su hermanastro Alfonso I el Batallador, segundo hijo de Felicia y Sancho V Ramírez.

EXPANSIÓN DE ARAGÓN SIGLO XI (1035-1104)

14/03/2019

Juan Martínez de Recalde y Saez de Vasozavala


Marino y comerciante al servicio de Carlos V y padre del almirante de la Armada de Vizcaya Juan Martínez de Recalde

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ESCUDO DE ARMAS DE RECALDE

Juan Martínez de Recalde y Saez de Vasozavala era el padre del gran marino vizcaíno de mitad de siglo XVI general almirante de la Armada de Vizcaya con el mismo nombre Juan Martínez de Recalde y Larrinaga.

Había estado al servicio de Carlos V desde aproximadamente 1519, sirviéndole como su hombre de confianza en Bilbao, su villa natal. Recalde padre se encargaba de organizar las flotas para el emperador, por ejemplo, para el transporte de soldados y dinero hacia los Países Bajos, pero también de mantener un servicio de correos con pequeñas zabras entre la costa norte de España y los puertos de Flandes e Inglaterra.

Juan Martínez de Recalde era el primogénito de la familia, Martín Pérez de Recalde era el segundo varón, Sancho López de Recalde el tercero, y Francisco de Recalde el último. Se aprecia en esta familia como el primogénito y heredero del mayorazgo familiar conserva el mismo nombre y apellido de su progenitor, mientras que los demás hijos podían tener apellidos varios en combinación con el apellido de Recalde. A parte de estos cuatro hijos varones, Juan Martínez de Recalde y Marina Saez de Vasozavala tuvieron también cuatro hijas: Catalina Saez de Recalde, Toda Urtiz de Recalde, María López de Recalde, Menzía Urtiz de Recalde.

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GENEALOGÍA DEL LINAJE MARTÍNEZ DE RECALDE

Desde 1504, Recalde ya realizaba relaciones comerciales entre España y Países Bajos. 

En 1508, aparecía a cargo de fiel, máxima autoridad de la Universidad de mercaderes e maestres de naos de Bilbao. Cargo que desempeñaría en 1509 y 1514, y también fue uno de los dos diputados de la Universidad en 1516. Un año antes había sido regidor de su ciudad. También había ocupado el cargo de cobrador del dinero para pagar a los hombres que iban a servir al soberano. Era uno de los mercaderes con mayor influencia en Bilbao.

Desde 1519, desempeñó varios cargos para el nuevo soberano de España, Carlos V. Su función más importante era la de proveedor de las flotas que se organizan en la costa norte de España, que incluía tanto la compra de productos como la construcción de barcos.

En 1523, se encontraba como capitán de navío, formando parte de la armada que se dirigía a los Países Bajos con 4.000 soldados españoles. Otra de sus actividades estos años fue la organización de una pequeña flota de zabras para transportar los correos de Carlos V hacia Inglaterra y los Países bajos. Por tales servicios reales recibía de la Corte una recompensa de 40.000 maravedíes anuales.

En 1553, el hijo del mismo nombre había empezado a ayudar activamente a su padre en sus funciones para Carlos V. Incluso ya tomaba parte en los negocios paternos desde al menos 1548. Aunque dirigían muchas operaciones para el emperador, seguían funcionando como mercaderes por cuenta propia. Así pues, recibían préstamos de los Fúcares que invertían en sus expediciones comerciales, hacían de transportistas de las mercancías de Diego de Bernuy o almacenistas ya que tenían lonjas.

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BILBAO EN EL SIGLO XVI Y ESCUDO DE MARTÍNEZ DE RECALDE

Cayó enfermo en 1553, y murió en julio de 1557. Su primogénito y futuro héroe naval ya se encargaba de la actividad empresarial. Las fuentes describen a este Recalde hijo "como buen trabajador, que entiende bien el comercio y que es capaz de sustituir a su padre sin dificultad".

Ambos Recaldes, padre e hijo, vincularon su vida y profesión al servicio de dos Austrias mayores, Carlos V y Felipe II, padre e hijo también. Dos servidores que desarrollaron un papel importante en los contactos entre España y los Países Bajos en los tiempos de prosperidad y paz y en otros de crisis y conflicto.

11/03/2019

Romanticismo literario vasco-navarro


El Romanticismo fue un movimiento político y cultural de la Europa del siglo XIX basado en la mixtificación de algunas realidades históricas, proyectadas en contra de la pluralidad y complejidad de los hechos históricos mismos. Apareció allí donde unos hombres sienten la imposibilidad de continuar la realidad, y asumirla, o de combatirla. En este sentido es una actitud arcaizante, signo de decadencia de una civilización.

Consiste esencialmente en la sublimación de un fracaso no asumido. Se da preferentemente en aquellos pueblos que sienten la humillación de su decaimiento sin ser capaces de someterse o de rebelarse, y en aquellas personas que añoraban el antiguo orden de cosas, pero que estaban socialmente demasiado situados para querer, con voluntad firme, una auténtica restauración.

La rebeldía romántica tiende a crear mitos de grandeza con aquellos hechos históricos que no se han asimilado. Muchas fantasías retrospectivas sobre las Provincias Vascongadas y Navarra buscaron su justificación y hasta su supremacía en lo más remoto, ya que no pudieron encontrarlas en los datos históricos y científicos. Menos todavía si se tiene un idioma que carece de literatura escrita hasta el siglo XVI, en pleno siglo de las Letras Castellanas.

FIESTA VASCA, POR JOSÉ ARRUE

El Movimiento romántico vasco-navarro estuvo formado por literatos, editores y artistas de origen vasco, navarro y vascofrancés, que definieron la nueva identidad étnica decimonónica, pero desde un punto de vista cultural, y no tan político o religioso. Para ello, inventaron un conjunto de ideas, mitos y símbolos sobre el País Vasco y Navarra y sus gentes que ensalzaban también su diferencia y singularidad.

Entres los poetas estaban Eusebio María Azkue, Jean Baptiste Elissamburu, Felipe Arrese Beitia, autor de piezas elegíacas sobre la agonía de las libertades vascas, y José María Iparraguirre. Este último fue autor en los años cincuenta de la composición musical, Gerniko Arbola (El árbol de Guernica), que expresaba la inquietud de los vascos por la conservación de sus Fueros, y que hizo pública en su café de Madrid y luego cantó en teatros, plazas y romerías de todo el País Vasco despertando entusiasmo.

Hubo publicaciones culturales en las capitales provinciales, en San Sebastián la Euskal-Erría, en Bilbao la Revista de Vizcaya, en Vitoria la Revista de las Provincias Vascongadas, y en Pamplona la Revista Euskara; siendo los principales editores del movimiento Juan Eustaquio Delmas o Eusebio López. Estas publicaciones dieron cabida a leyendas y reseñas de las novelas fueristas, así como a farragosos artículos sobre temas históricos.

Los pintores románticos desarrollaron una pintura histórica, académica, que recurría a la temática legendaria de las viejas crónicas y de sus recreaciones románticas. Sus máximos representantes fueron Anselmo de Guinea, Mamerto Seguí y Antonio Lecuona. También estudiosos del folclore, antropólogos, mecenas, etc.

AURRESKU, POR VICENTE ANSOLEAGA

Entre los literatos de la primera generación destacaron Antonio Trueba, Francisco Navarro Villoslada, Joseph Augustin Chaho, José María Goizueta, Juan Venancio Araquistáin, Sotero Manteli o Juan Eustaquio Delmas.

El vascofrancés Joseph Augustin Chaho está considera como el iniciador de este Movimiento romántico, con delirantes e inexistentes fundamentos en sus teorías que tanta influencia aportaron tanto al Fuerismo como más tarde al Nacionalismo. Destacó por su Iluminismo: la idea de una revelación original común a toda la humanidad; y por crear numerosas leyendas y mitos que trataban de generar elementos de convicción que no pudo encontrar en la historia.

Sus obras más destacadas en la exposición de sus tesis fueron escritas en francés y no en vascuence: Voyage en Navarre pendant l’insurrection des basques (Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos), escrita en 1836 y Aitor. Légende Cantabre (Aitor. Leyenda cántabra), en 1843.

Su fábula de Aitor fue la creencia mitológica más exitosa entre los literatos románticos. Se trataba de un nuevo patriarca originario de Babel antes del diluvio universal, Aitor fue el verdadero poblador de Euskal Herria, de raza aria, y diferente al clásico Túbal, que fue el poblador de España, de raza hebrea. Creó el nombre Aitor a partir de la expresión aitoren seme, que significa "hijo de buen padre", una expresión similar al castellano "hidalgo", empleada para designar la baja nobleza. Este mito fue un elemento más en la diferenciación con respecto a los españoles, consiguiendo aportar mayor verosimilitud en su locura ideológica y peculiar identidad vascongada. Y el nombre generó una polémica sobre su etimología, ya que la literatura romántica lo convirtió en un personaje legendario.

ATANDO BOYA, POR IGNACIO UGARTE

El navarro Francisco Navarro Villoslada fue el creador de la mayor obra literaria-histórica del Romanticismo euskaro y que mejor definió el pensamiento de este movimiento filosófico-político: Amaya o los vascos en el siglo VIII. Esta obra fue continuista del mito ario de Aitor, inventado por Chaho, pero, Villoslasda llegó más allá en la demencia y locura de su creador, afirmando que los siete hijos de Aitor poblaron cada una de las siete provincias o herrialdes que conforman Euskal Herria. Afirmaba también que el pueblo vasco era superior y estaba predestinado a ser centro mundial.

A partir de la década de los cincuenta, esta literatura eclosionó definitivamente en las Provincias Vascongadas. La publicación de Leyendas Vascongadas en 1851, por José María de Goizueta, inauguró lo que con el tiempo se denominó como Literatura fuerista histórico-legendaria. Esta literatura difundió en exitosas novelas el estereotipo de un pueblo vasco de costumbres patriarcales, cuna y refugio de libertades ancestrales, celoso defensor de su secular régimen político, no sometido a dominación extranjera alguna.

En sus Leyendas, Goizueta idealizaba la identidad el pueblo vasco "con su idioma magnífico, original, a ningún otro parecido; con su imaginación brillante y poética; con sus costumbres sencillas, patriarcales; con su amor idólatra hacia sus montañas; con sus creencias profundamente arraigadas; con sus asombrosos adelantos; sus virtudes innegables; con su admirable administración digna de ser imitada".

Lo mismo había escrito en 1849 el ruralista por excelencia, Antonio Trueba en su obra El Señor de Bertedo.

Además aparecieron varias leyendas breves como Jentil Zubi de Juan Eustaquio Delmas publicada en el Semanario Pintoresco Español en 1849.

La segunda generación de literatos románticos nació en el segundo tercio del siglo XIX, y escribió durante la Restauración borbónica. Sus más claros representantes fueron Arturo Campión, Juan Iturralde y Suit, Nicasio Landa, Vicente Arana, Ricardo Becerro de Bengoa, etc. Todos ellos se sumergieron de lleno en lo que se ha dado a llamar en Renacimiento Éuskaro, un importante movimiento literario que tuvo lugar en el último tercio del siglo XIX, desarrollado tras la abolición foral de 1876 y la consiguiente reacción fuerista. Lo característico de este Renacimiento es que se desarrolló casi todo en lengua castellana, salvo contadas colaboraciones de escritores guipuzcoanos publicadas en Euskalerría y los lore-jokoak (Juegos Florales) de las fiestas éuskaras.

Durante este periodo destacaron las obras Capítulos de un libro sentidos y pensados viajando por las Provincias Vascongadas, de 1864, y el Bosquejo de la organización social de Vizcaya, de 1879, de Antonio de Trueba; las Tradiciones Vasco-Cántabras, de 1866, y El Basojuan de Etumeta, de 1889, de Juan Venancio Araquistáin, autor de las continuadora de las teorías vascocantabristas; La dama de Amboto, de 1869, y Aránzazu. Leyenda escrita sobre tradiciones vascongadas, en 1872, del vitoriano Sotero Manteli; Los últimos iberos. Leyendas de Euskaria, en 1882, y Juan Zuría o el Caudillo Blanco, en 1887, de Vicente de Arana; y Don García Almorabid, en 1889, Arturo Campión.

JUEGO DE BOLOS, POR JOSÉ ARRUE

En 1877, se reunían Juan Iturralde, Arturo Campión, Esteban Obanos, Nicasio Landa, Aniceto Lagarde, Florencio de Ansoleaga, Antero de Irazoqui, Fermín Iñarra, Salvador Echaide, Estanislao Aranzadi y Hermilio de Olóriz con la finalidad de establecer una sociedad para fomentar el Fuerismo. Entre los literatos de esta escuela se repitieron machaconamente los tópicos raciales, cristianos e identitarios, mitos y leyendas fueristas tan característicos de su movimiento romántico. Sin embargo, en ningún caso hablaron de ruptura con España.

Y en 1878, Juan de Iturralde y Arturo Campión fundaban en Pamplona la Asociación Euskara de Navarra con el objeto de conservar y propagar la lengua, literatura, legislación e historia vascas y navarra. Esta sociedad fue la materialización del Movimiento fuerista y del Romanticismo literario en Navarra. Juan Iturralde y Suit era nombrado secretario, presidente de la sección de etnografía, historia, arte y legislación, y director de la Revista Euskara. Más tarde entraría a formar parte posiblemente su literato más influyente, Francisco Navarro Villoslada.

El otro fundador fue el historiador pamplonés Arturo Campión, que además fue presidente honorario de la Sociedad de Estudios Vascos. Defendiendo la idea del viejo Reino de Navarra como un territorio identitario basado en la raza vasca y el euskera. De esta idea derivó hacia el Nacionalismo navarrista pero no independentista. Fue precursor del Navarrismo vascófilo, aunque su particular ideología política proponía una España federal. Incorporó otra idea nueva más tarde utilizada por Sabino Arana: la bajeza de la raza castellana frente a la raza vasca.

En su obra de carácter narrativo e histórico Euskarianas, publicada en 1896, regresaba al mito de Aitor, patriarca de la raza étnica de los vascones, propuesto por Chaho. Son narraciones breves, escritas algunas en euskera, rebosantes en ocasiones ternura e imaginación, aunque destacan otros ingredientes como el fuerte sentimiento de la naturaleza, la preocupación de la fidelidad geográfico-histórica, la minuciosa pintura de los personajes vasconavarros, arquetipos de la idiosincrasia del país, etc.

Otro que también ensalzó la defensa de la ley foral navarra, así como del uso del euskera en Pamplona fue el militar, escritor, historiador y geógrafo Julio Altadill nacido en 1895. Insistía en la pureza primigenia del pueblo navarro, la cual se iba deteriorando por el contacto con sus vecinos, desgracia que habría que evitar. Encontró en el Ruralismo aldeanista la esencia de la vida pura, mientras que en las ciudades se concentraba toda la maldad. Esta idea campesina también fue desarrollada por Arturo Campión.

Para Altadill, el Baserri, la vida en el campo, el mundo aldeano era la esencia de la sociedad vasca, frente a la contaminación de costumbres que traían los inmigrantes o "maketos". Esta idea de Altadill también fue adoptada por Sabino Arana.

Ataldill, junto a Iturralde y Campión, creó el mito de Amayur como defensa a ultranza de Navarra frente a la invasión castellana de 1512-1515, que tanta influencia tendría en el Nacionalismo aranista así como en el Navarrismo más puro.

CORDELEROS VASCOS, POR AURELIO ARTETA

El más notable poeta de la Asociación Euskara fue Herminio de Olóriz, nacido en Pamplona en 1854, que definió Navarra como Basconia y a los navarros como bascones. Defendió la patria navarra siendo el generador de un Nacionalismo navarrista, una ideología localista, instituyendo un himno foral además de una cartilla foral. Aunque en otro tipo de consideraciones se asemeja bastante al Dogmatismo aranista, tampoco propuso una ruptura con España.

Gregorio de Iribar y Sánchez, nacido en Estella en 1854, introdujo el sofisma basado en la unidad de vascos y navarros para defender sus señas de identidad y fueros frente al gobierno español del signo que fuese. Esta idea estuvo muy presente en Sabino Arana. Al igual que Serafín Olave, reivindicó el carácter navarro de La Rioja.

Serafín Olave y Díez aportó la incorporación de la Baja Navarra francesa al viejo Reino. Es curioso que el sofisma de este andaluz, nacido en Sevilla en 1831, pasara como préstamo tomado por Sabino Arana, una vez más.

Otro que volvió a proponer la unidad política, territorial y cultural vasco-navarra fue militante carlista Gervasio Etayo y Eraso, nacido en Sesma en 1855. Pero este foralista insistía además en la idea de la raza euskara y la historia comunes a vascos y navarros. Añadió que los fueros eran pactos entre Navarra y el estado, formando parte de la legislación peculiar del viejo Reyno de Navarra.

En cambio, Arturo Cayuela Pellizari, nacido en Pamplona en 1851, supo renovar el sentimiento patriótico navarrista, pero también el amor patrio hacia toda España.

Juan Mañé y Falquer, nacido en Torredembarra en 1834, publicó su influyente obra El Oasis. Viaje al País de los Fueros en 1878. Se trata de una apoteósica e idílica descripción del País Vasco y Navarra, calificando a ambos territorios en de verdaderos oasis de valores positivos frente a la sequía del resto de España. En su dogmatismo fuerista resaltaba la espiritualidad y valores del Cristianismo, mucho más practicados por los vascos que por el resto de los habitantes de la nación. Su Fuerismo entroncaba del Catolicismo tradicional español y en la idea de la sana sociedad euskalduna que adopta los valores cristianos, frete a la enferma sociedad del resto de los españoles ateos y liberales. Sabino Arana se apropió de esta idea descabellada, fundamentando su nacionalismo en el dogma católico apostólico y romano.

Por último, el sacerdote Evangelista de Ibero, natural de esta villa que le vio nacer en 1873, publicó el famoso A mi vasco, en 1906, dedicado a Sabino Arana. En esta obra llegó a afirmar que "el nacionalismo vasco es el sistema político que defiende el derecho de la raza vasca a vivir con independencia de otra raza". En De Ibero ;se confluyeron las mixtificaciones forales de los fueristas que le precedieron con los postulados nacionalistas de Sabino Arana. El resultado no pudo haber sido otro.

ROMERÍA VASCA, POR JOSÉ ARRUE

Pío Baroja parodió a esta literatura y sus implicaciones. Para contrarrestarla, propuso con ironía su alternativa que fue la creación de una República del Bidasoa como "un país limpio, agradable, sin moscas, sin frailes y sin carabineros", junto a su casa de Vera de Bidasoa, en la frontera entre Francia y España.

08/03/2019

Jerónimo de Ayanz y Beaumont


Entre finales del siglo XVI y principios del XVII, España atravesaba el tránsito entre el Renacimiento y el Barroco, surgía la figura de Jerónimo de Ayanz y Beaumont, un hombre polifacético y de gran talento. Consiguió unos avances científicos que le sitúan al mismo nivel que otros genios contemporáneos de su época como Galileo Galilei o Leonardo Da Vinci.

Inventó el primer prototipo de máquina de vapor para desaguar minas y un sistema de aire acondicionado para refrigerar las mismas. Mejoró la instrumentación científica, desarrolló molinos de viento, destiladores, balanzas y nuevos tipos de hornos de fundición para operaciones metalúrgicas, industriales, militares y domésticas, ingenió una campana para bucear e incluso llegó a diseñar un submarino. 

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JERÓNIMO DE AYANZ Y BEAUMONT

Jerónimo de Ayanz y Beaumont fue descendiente de los reyes de Navarra, Ayanz Beaumont, nacido en Guedelain, en 1553. De joven recibió una excelente formación, una educación rica en todos los sentidos que le convirtió en un hombre propio del Renacimiento por sus polifacéticas habilidades: militar, administrador, cosmógrafo, inventor, empresario, pintor, cantor, músico, matemático, arquitecto...

Caballero de la Orden de Calatrava, y militar de los Tercios Reales, combatió en Túnez, San Quintín, Portugal, las Azores y La Coruña, destacándose en las campañas de Flandes junto al general Alejandro Farnesio. Tal era su destreza en la lucha que Lope de Vega le dedicó un soneto en una comedia llamada Lo que pasa en una tarde, y que dicen así:
"Tú sola peregrina no te humillas
moh muerte!, a don Jerónimo de Ayanza.
Flandes te diga en campo, en muro, en villas
cuál español tan alta fama alcanza.
Luchar con él es vana confianza
que hará de tu guadaña lechuguillas."
Estuvo muy relacionado con la corte de Felipe II y Felipe III, por eso llegó a ocupar diversos cargos y títulos nobiliarios: paje de Felipe II, gobernador de Martos, regidor de Murcia y más tarde, desde 1587, administrador general de las minas del Reino de España.

Como administrador de minas controlaba las 550 minas que había en la península, más las de América. Por su responsabilidad en este cargo, se las ingenió para solucionar situaciones adversas allá donde l mantenimiento del Imperio necesitase de nuevas aportaciones científicas. Aquellos logros tecnológicos volverían a aparecer al mismo nivel uno o dos siglos más tarde.

Entre sus actividades estaban las de analizar muestras y realizar ensayos tratando de aumentar la productividad de las minas, las de solucionar problemas que iban desde la limpieza de los metales negrillos hasta los impuestos sobre los proveedores, pasando por desaguar las explotaciones inundadas por las lluvias.

Uno de los mayores inconvenientes que surgieron en las explotaciones mineras fueron los derivados de la alta contaminación del aire en su interior y la acumulación de agua en las galerías; que de no solucionarse hubiesen paralizado la explotación de esa fuente de ingresos tan vital para el Imperio.

En 1599, Ayanz envió realizó un memorial destinado a Felipe III explicando los problemas del sector metalúrgico y proponiendo sus respectivas soluciones en cuestiones como la poca iniciativa privada, una mano de obra costosa, los impuestos excesivos, la legislación caótica y corrupta, la deficiente preparación de técnicos, las malas infraestructuras, los conocimientos anticuados o la incorrecta explotación de las minas. La carta decía así:
"Se deben dar exenciones y libertades a los que registren las minas, como se hacen en otros reinos donde las minas son más pobres que las españolas. Está comprobado que España es más rica en minas de oro, plata y otros metales que ningún otro reino de la Cristiandad, por lo que no es necesario importarlos. (…) La salida de España de los expertos alemanes sin que adiestrasen a los españoles ha sido la causa de que no funcionen correctamente los ingenios de las minas. (…) Es necesario nombrar jueces honrados que conozcan el funcionamiento de la minería, y que las apelaciones se hagan ante el administrador general de las minas y no ante otra instancia. Que no se les obligue a pagar a los dueños de las minas diezmos sobre los salarios de los trabajadores. (…) Hay que moderar el rigor de las leyes y pragmáticas referentes a las minas. Hay que modificar, en particular, los puntos referentes a los impuestos, que deben ser más bajos y facilitar la privatización de las minas reales. (…) Solamente en el caso de que no se encuentren particulares para la explotación de las minas de interés, debe hacerse cargo de ello la Hacienda Real."
PROTOTIPO DE MÁQUINA DE VAPOR DE JERÓNIMO DE AYANZ

Para este contratiempo, Ayanz ideó un sistema de desagüe mediante un sifón con intercambiador. Este sistema consiguió que el agua filtrada en la mina salga a la superficie, mientras que el agua contaminada de la parte superior, procedente del lavado mineral, proporcione la energía necesaria para elevar el agua desde la profundidad de la mina. Este invento supuso la primera aplicación práctica del principio de la presión atmosférica, ley que no iba a ser determinada científicamente hasta medio siglo después por Guericke y Papin.

Y si este hallazgo es realmente prodigioso, lo que eleva a Ayanz al rango de talento universal es el empleo de la fuerza del vapor.

La fuerza del vapor de agua era conocida desde tiempos remotos. El primero en utilizarla fue Herón de Alejandría, en el siglo I. Mucho después, en el siglo XII, consta que en la catedral de Reims había un órgano que funcionaba con vapor. Los trabajos sobre la materia prosiguieron tanto en España como en Francia e Inglaterra.

Ayanz idearía un sistema de vapor a través de la domesticación de la energía del vapor de agua, y su conclusión en los procesos productivos, lo que dio origen a la revolución industrial a finales del siglo XVIII. Esta máquina consiste en una caldera que calentaba el agua acumulada de la mina y que se quería extraer, convirtiéndola en vapor de agua. La presión del vapor eleva el agua al exterior en flujo continuo a través de una tubería.

BOCETOS DE BUZO Y MÁQUINAS DE JERÓNIMO DE AYANZ

Esta aplicación científica es conocida como principio de la termodinámica a un sistema abierto, definido un siglo después por Thomas Savery sobre las ideas de Jerónimo de Ayanz. En 1698 Savery patentaba su máquina de vapor, pero la del científico navarro lo fue en 1606.

Además, aplicó ese mismo efecto para enfriar aire por intercambio de nieve u otros fluidos mediante el eyector de vapor y propulsarlos al interior de la minas, refrigerando el ambiente. Ayanz había inventado el aire acondicionado.

El inventor hace uso destacado de sus máquinas de vapor, eyectores y demás inventos, registrándolas en 1606, para desaguar las minas, en especial la de Guadalcanal, en Sevilla, que logra volver a poner en marcha tras su desahucio por las inundaciones cuando él se hizo cargo de su explotación, o las de plata de Potosí, que se resistían a los métodos metalúrgicos entonces conocidos.

Un documento de Felipe III fechado el 1 de septiembre de 1606 reconoció hasta 48 patentes, antes llamados privilegios de invención, relacionados con diversos ámbitos de la ciencia y la tecnología, y conseguidas entre 1598 y 1606.

Ni Leonardo da Vinci, el gran genio del Renacimiento, logró tantas innovaciones en tan pocos años, mucho menos pudo verificarlas en la práctica, como lo hizo Jerónimo de Ayanz. Aquellas invenciones pudieron ser comprobadas con éxito como exigía el protocolo de concesión de patentes. Así pues, los doctores Juan Arias de Loyola y Julián Ferrofino, dos de los científicos más prestigiosos de la Monarquía hispánica, pudieron verificar el funcionamiento de sus avances en el propio domicilio del navarro sito en la calle de la Cadena en Valladolid en marzo de 1602.

El informe que dictaron describía balanzas de una precisión, hornos muy variados, máquinas capaces de realizar múltiples operaciones industriales hasta entonces desconocidas. En una sala comprobaron la salida de aire fresco producido por unos difusores, se trataba del primitivo sistema de aire acondicionado que puso en marcha en las explotaciones mineras.

Aquel privilegio firmado por Felipe III decía así:
"Y nos, superintendentes, que atento al trabajo, estudio y industria que habéis puesto en declarar y apurar los ingenios, trazas e invenciones, por la orden y forma contenida en la declaración y dibujos que aquí van insertos y declarados, tan útiles y necesarios a nuestro servicio y al bien público, fuésemos servido de daros y concederos nuevo privilegio para que vos y vuestros sucesores, y no otra persona sin licencia vuestra o suya, puedan usar de ella, o como la nuestra merced fuese. Lo cual, visto en el nuestro Consejo de la Cámara, habemos tenido por bien, y por la presente damos licencia y facultad a vos, el dicho don Jerónimo de Ayanz, para que por tiempo de los veinte años siguientes, siendo las dichas invenciones, ingenios y máquinas nuevos en nuestros reinos, podáis usar y uséis de ellas, so pena que cualquier otra persona o personas que sin tener vuestra licencia o de quien vuestro poder hubiere, durante el dicho tiempo hiciere o usare de los dichos ingenios o trazas de cualquiera de ellas, incurra por el mismo caso y hecho, cada vez que los hiciere, en cincuenta mil maravedís de pena y el arte perdido."
PRUEBA SUBMARINA EN EL RIÓ PISUERGA POR JERÓNIMO DE AYANZ

Uno de esos ingenios fue el primer traje de buceo operativo, cuya demostración fue efectuada en el río Pisuerga al paso por Valladolid, un 2 de agosto de 1602, con Felipe III y su corte como testigos. Ayanz permaneció sumergido a tres metros de profundidad durante más de una hora hasta que el monarca le ordenó salir.

El aire se suministraba desde el exterior por medio de tuberías flexibles. Los buzos también podían ser autónomos, para lo cual iban provistos de vejigas de aire y fuelles que accionaban con los brazos.

Los continuos viajes a las Américas conllevan otras necesidades que debían ser resueltas, inventando novedosos procedimientos en el campo de las artes náuticas. Por ejemplo, para la necesaria destilación de agua en los barcos que cruzaban el Atlántico inventó una máquina capaz de proporcionar agua potable para consumo de los marineros a partir de agua salada del mar, mediante un horno de barro de su invención que evitaba malos sabores. Ayanz había inventado el primer prototipo de destilador. Además, añadió al sistema de destilación una suspensión que hoy es llamada Cardan para evitar que se desplazase con el movimiento del barco.

Diseñó el primer precedente de submarino, al que denominó como "barca submarina", un verdadero sumergible que construyó con madera calafateada y que impermeabilizó recubriéndola de un lienzo pintado en aceite.

Herméticamente cerrado, tenía un sistema de renovación de aire perfumado con agua de rosas, contrapesos para subir y bajar, ventanas de gruesos cristales, incluso remos para desplazarse. También contaba con una especie de pinzas o guantes extensibles para poder recoger objetos desde el interior de la nave, de forma parecida a los que se utilizan en los laboratorios para manipular sustancias radiactivas dentro de un recipiente hermético.

JERÓNIMO DE AYANZ Y BEAUMONT

En otro campo elaboró una informe, simultáneamente al inglés Gilbert, sobre la aguja de marear (brújula), estableciendo incluso la declinación magnética, a la que denominaba nordestear.

Para un mejor desarrollo agrícola mejoró diversos modelos de molinos de sangre, movidos por la fuerza animal, a los que mediante el movimiento de vaivén adaptaba a la tracción humana.

Descubrió la mayor eficacia de las piedras de moler de forma cónica y los molinos de rodillos metálicos, que se utilizaron de manera industrial en las fábricas de harinas en el siglo XIX.

Aportó dos innovaciones a los clásicos molinos de viento: la orientación automática, gracias a que el propio viento abre los portillones; y el molino con un tornillo helicoidal, que hacía mover con aire y que dos siglos después, en Londres, se movían con agua, de la misma forma que se emplea hoy en día en Japón.

Innovó el mecanismo de transformación del movimiento que permite mediar el denominado "par motor", es decir, la eficacia técnica, algo que sólo siglo y pico después iba a volver a abordarse.

Mejoró el sistema de riego de plano horizontal lo que se conocía en el vertical: el arco y la bóveda. Plantea las presas de arco, de manera que las fuerzas internas de la estructura, como ocurre en las dovelas, consigan que los empujes de agua se transmitan a las orillas que debían ser de roca firme, es decir, que la idea estaba basada en la misma estructura de arco con las que se construyen las presas de los embalses.

Para el riego también mejoró las bombas inventadas por el sabio Ctesibio, bombas tisibicas de émbolo. Hoy estas bombas de husillo se usan en sistemas hidráulicos y se caracterizan por la suavidad de su funcionamiento.

Todos estos ingenios de la técnica fueron desarrollados especialmente en Murcia, donde ocupaba el cargo de corregidor desde 1587, y en Martos, donde era gobernador desde 1595. En estos lugares impulsó sectores económicos como las obras públicas y la ganadería.

JERÓNIMO DE AYANZ Y BEAUMONT

Ayanz murió demasiado pronto para gozar de esos veinte años de patente. En 1608, abandonó el cargo de administrador general de minas dedicándose a la explotación privada de un yacimiento de oro cerca de El Escorial y desde 1611 a la recuperación de las minas de plata de Guadalcanal, las mismas donde había aplicado por primera vez en el mundo una máquina de vapor. Pero enfermó gravemente. El 23 de marzo de 1613 moría en Madrid. Sus restos se trasladaron a Murcia, la ciudad que había gobernado. Hoy están inhumados en su catedral.

Mientras tanto, la técnica del vapor siguió su camino. El inglés Somerset, basándose en los trabajos de Ayanz, diseñó una máquina que a su vez le será copiada por el también inglés Savery y que se aplicó igualmente a la minas. El francés Papin, el alemán Leibniz, el inglés Newcomen, etc., esos son los nombres del camino que lleva a la máquina de vapor atmosférica en 1712, antes de la máquina de Watt con condensador incorporado. Así empezaría la revolución industrial.

05/03/2019

Iglesia-fortaleza de Ujué


UJUÉ Y SU IGLESIA-FORTALEZA

Ujué es un pueblo de origen medieval surgido sobre una colina en la construcción de una fortaleza de fronteriza de montaña, por el Reino de Pamplona. Su epicentro fue la Iglesia de Santa María de los siglos XII y XIV. Paulatinamente, se fueron incorporando los vecinos en busca de refugio. La villa es un espectacular mirador entre los montes Pirineos, las Riberas del Cidacos y del Ebro, y el pico Moncayo. 

IGLESIA-FORTALEZA DE UJUÉ

La Iglesia-fortaleza de Santa María de Uxué fue en sus orígenes una pequeña capilla prerrománica. Durante el reinado de Sancho Ramírez, rey de Aragón y Pamplona, en 1090, se construyó un templo románico aprovechando la capilla originaria, que tuvo tres naves. 

En el siglo XIV, a instancias del rey navarro Carlos II el Malo, se demolieron las tres naves románicas, quedando en pie los tres magníficos ábsides con bóvedas de medio cañón, y en su lugar se alzó una única y grandiosa nave gótica. A este rey se le deben también el mirador ojival y el paso de ronda abovedado, que oculta al exterior los tres ábsides.

TRES ÁBSIDES ROMÁNICOS
PORTADA ROMÁNICA INTERIOR

El rasgo principal de este santuario mariano es su aspecto de fortaleza medieval por sus torres almenadas, pasos de ronda y robustos contrafuertes. Fue declarado monumento histórico artístico desde el 26 de junio de 1936. El aspecto actual del templo responde a diversas restauraciones, la última en 2011.

PORTADA ROMÁNICA EXTERIOR

FACHADA PRINCIPAL

El pórtico de la Iglesia de Santa María es una obra maestra del gótico del siglo XIV. Representa un esquema apuntado y abocinado de diez arquivoltas de rica ornamentación. Destaca el tímpano central en el que están representadas la Última Cena y la Adoración de los Reyes Magos, ambas escenas de gran dinamismo.

PÓRTICO DE LA IGLESIA

En el interior se conserva la talla románica de Santa María de Ujué, realizada en madera de aliso en 1190. La Virgen "morenica" toma su nombre de la leyenda de la paloma. Según la tradición, un pastor que cuidaba sus rebaños vio a una paloma entrando y saliendo constantemente del interior de gruta. Al acercarse a observar mejor, encontró dentro de la cueva la imagen de la virgen y, posada a sus pies, la paloma. Con el fin de darle cobijo, los peregrinos y eclesiásticos construyeron una primitiva capilla para ella. El nombre de Ujué proviene, según la leyenda, de dicha paloma, que significa en eusquera "Uxua".

VIRGEN DE UXUÉ SOBRE ARCO ROMÁNICO

Los reyes navarros de la dinastía de Évreux tuvieron especial devoción por esta virgen. Carlos II construyó el templo gótico y aportó grandes donaciones a sus monjes. Su hijo Carlos III continuó la tradición, peregrinando en varias ocasiones desde su Corte en el castillo-palacio de Olite, y lo mismo hicieron su hija doña Blanca de Navarra y su hermana Leonor.

Carlos II el malo, rey de Navarra y aspirante al trono de Francia, murió en extrañas circunstancias: tras un desmayo se le aplicaron paños humedecidos con coñac, pero en un descuido un criado le prendió fuego, muriendo el rey abrasado. Su cadáver fue descuartizado y momificado, enterrado su cuerpo en la catedral de Pamplona, sus vísceras en la colegiada de Roncesvalles y el corazón llevado a la iglesia-fortaleza de Ujué. 

Por tanto, el corazón de Carlos II está guardado en una arqueta dentro de una vitrina, junto a la virgen que tanto adoró. Esa fue su voluntad que dejó escrita en su testamento, como perpetuo testimonio de su devoción. También la reina Blanca quiso ser enterrada en Ujué, pero los muchos conflictos de su época lo impidieron.

INTERIOR DE LA IGLESIA

Frente a la portada norte se encuentra ubicado lo que fue el patio de armas del castillo del siglo IX. Los musulmanes lo consideraron la atalaya más inexpugnable del Reino de Pamplona, del que hoy día sólo queda el aljibe que almacena el agua para épocas de asedios.

PATIO DE ARMAS

Las torres almenadas son llamadas de los Cuatro Vientos y de los Picos o de las Campanas, y se conservan en estilo románico.

TORRES

Los centinelas utilizaban el paseo de ronda para asegurar el perímetro de la fortaleza, ya que la rodea por completo. Destaca el mirador con techumbre de madera, bellas pilastras, balaustradas pétreas con cuadrifolios y unas impresionantes vistas de la Ribera de Navarra.

MIRADOR

Carlos II el Malo además de mandar construir la nave gótica de la iglesia, quiso impulsar en Ujué uno Estudio general, institución germen de la universidad. La falta de fondos le obligaron a paralizar las obras en 1368 y de aquella iniciativa tan solo quedan unos muros en ruinas adosados a la iglesia.

RUINAS DEL ESTUDIO GENERAL

Desde la iglesia se observa una amplia panorámica en dirección al monasterio de La Oliva. Aparece lermita de San Miguel, que fue construida en el siglo XIII y derribada en 1806 dado el ruinoso estado de su bóveda. Apenas conserva los muros, la portada con el óculo, y la espadaña con los huecos para las campanas. Detrás de la ermita hay un altar donde se coronó a la virgen en 1956.

ERMITA DE SAN MIGUEL Y ALTAR DE LA VIRGEN DE UJUÉ

Ujué es un pueblo de piedra que creció al abrigo de la iglesia fortaleza. Sus casas y pasadizos se desparraman en fuertes pendientes por su ladera sur. Desde el reinado de Sancho Ramírez, se rodeó de una muralla para una mejor protección, hasta que en el siglo XVIII, con el crecimiento de su población, se derribó.

LATERAL DE LA IGLESIA-FORTALEZA