20/02/2018

Jacinto Antonio de Echeverri y Rober


Capitán de galeones de la Carrera de Indias en el siglo XVII

JACINTO ANTONIO DE ECHEVERRI Y ROBER

Jacinto Antonio de Echeverri y Rober era natural de San Sebastián, donde nació en 1612. Era hermano de los almirantes generales Juan de Echeverri y Rober y Domingo de Echeverri y Rober.

Comenzó su carrera en mayo de 1640, como soldado de las Armadas de la Guardia de la Carrera de Indias, con la escuadra a las órdenes del general Jerónimo Gómez de Sandoval. Al regresar a España ya era cabo de Escuadra de Guzmanes, como premio al comportamiento que tuvo en el encuentro de la Armada con la de Francia a diez leguas de la bahía de Cádiz, el 28 de julio del mismo año.

Destinado a la Armada del mar Océano como cabo principal, tomó parte del combate que en los Cabos tuvo esta armada con la de Holanda el 4 de noviembre de 1641.

A mediados de 1642, estuvo como alférez en la Armada del Mediterráneo a cargo del duque de Ciudad Real, encontrándose en dos combates con la de Francia en Barcelona y Tarragona.

De nuevo, estuvo embarcado en la Armada de la Guardia de la Carrera de Indias, al mando de la capitana real para la protección del real tesoro, en los años 1643, 1644 y 1645.

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JACINTO ANTONIO DE ECHEVERRI Y ROBER

En 1646, por orden real agregó su compañía a la Armada del mar Océano, pero se incorporó en la Armada del Mediterráneo al mando del general Francisco Díaz Pimienta. Tomó parte de un combate contra la Armada de Francia en las costas de Italia, capitaneando un bajel, recibiendo la felicitación de su general por el cumplimiento de su cometido. Además, participó en dos operaciones anfibias de mar-tierra dentro de una infantería que se incorporó al Real Ejército de Nápoles para efectuar el socorro de Orbitelo. También en el combate que tuvo dicho ejército con la Armada de Francia, gobernada por el príncipe Thomas. En el segundo intento pudieron poner en fuga al ejército francés de la plaza de Orbitelo. Permaneció enfermo en Nápoles hasta que pudo recobrar la salud.

En 1648, volvió a integrar su compañía en la pequeña Armada del Océano, formada por tres navíos, al mando del general Manuel Bañuelos. Prestaron socorro a Tortosa, sitiada por los franceses.

De las costas de Cataluña, pasó en los mismos navíos a incorporarse con el grueso de la Armada que se encontraba en Nápoles y Sicilia el año 1649. En el Reino de Nápoles, fue nombrado capitán de la urca La Caridad por su general Francisco Díaz Pimienta. Entre las principales acciones estuvo la de escoltar al duque de Saboya para la toma de Onella, la vigilancia de las costas de Francia y Cataluña, y la toma de Siches con las fuerzas terrestres y marítimas. De allí, volvió a Sicilia con el gobierno de otros seis bajeles de la Armada.

En 1649, navegó en dos ocasiones en corso a las órdenes del almirante Juan Miguel Balaqui y Sebastián de Echeverría. En este tiempo, sentó plaza de soldado en un tercio de infantería Se halló en la toma del castillo de Longon (islas de la Elva) y en la de Piomblin. En este ultimo asalto, fue sobresaliente su actuación con su tercio: avanzó a las fortificaciones exteriores del castillo, subió a la muralla, y asistió a la fortificación posterior al foso, hasta que se rindió.

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COMBATE NAVAL DE JACINTO ANTONIO DE ECHEVERRI Y ROBER

En 1651, fue nombrado capitán de una compañía del Tercio de Ayamonte, por el duque de Medinaceli, que estaba desplazada en la frontera de Portugal.

En 1653, fue requerido como capitán de la urca San Grabiel, por el capitán general de la Armada de Guardia de la Carrera de Indias. Sustituyó al almirante de la armada cuando este falleció en 1654, recibió la dirección de la nave almiranta, y trajo a su cargo el tesoro real formado principalmente por plata. Y cuatro años más tarde, en 1658, hizo lo mismo, navegó en la Armada de Indias, trayendo la plata real y arribando en el Puerto de Santander al año siguiente.

En 1661, partió de las costas de Cantabria al mando de dos fragatas, con órdenes reales para las islas de las Terceras y esperar en ellas los galeones de la Carrera de Indias, con encargo de que fabricase y perfeccionase un galeón en el puerto del Pasajes, por cuyo buen servicio se le hizo capitán de mar y guerra.

En 1662, salió de dicho puerto guipuzcoano con el gobierno de cuatro galeones que transportaba 1.200 hombres de infantería, gran cantidad de armas y caudales con destino a Andalucía para guarnición de la Armada Real. Desde Cádiz pasó a Indias a bordo de la Armada de la Guardia, y se dirigió a la isla Margarita y los demás puertos de la costa al objeto de recoger un cargamento muy valioso, que sería el real tesoro. Esta misión fue desempeñada con gran éxito según la relación que las autoridades redactaron al rey:
"Si todos los que han venido y vinieren de las costas proceden con la atención que este caballero lo ha hecho, será servido V. M. con gran puntualidad y desinterés; porque me consta que por llevar su galeón limpio y desembarazado, no ha querido cargar más de 3.000 sacos de cacao, que deja en tierra y le valiera el llevarlas más de 30.000 pesos. Juzgo tan de mi obligación decir esto a V. M. como lo fuera en avisar de lo contrario si hubiera faltado a su obligación."
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FRAGATA DE ECHEVERRI Y ROVER Y ESCUDO DE ARMAS

En 1663, partió de Cartagena por orden del gobernador de la Armada, con dos galeones a su gobierno, para limpiar de piratas las costas neogranadinas. Efectuó con tanta precisión su cometido que en la relación de servicios que se remitió al rey decía "que se mire por este sujeto, que tiene señales para que con sus obligaciones se halle V. M. muy bien servido de él en la mar".

En 1664, volvió a ser nombrado capitán de mar y guerra de uno de los galeones de la Armada de la Carrera de Indias, que habían de llevar los azogues y transportar la plata del Virreinato de la Nueva España y le encargó que asistiese a la negociación del Indulto de la plata, en todo lo cual ha correspondido a la confianza que se ha hecho de su persona.

Era además un gran experto en construcción naval. Se declaraba partidario del sistema de fabricación de embarcaciones de los holandeses.

Publicó un tratado sobre construcción naval firmado por Jacinto, pero escrito entre los tres hermanos, que fue enviado al rey Carlos II. En este documento Jacinto pedía diferenciar entre buques mercantes y buques militares. Su objetivo era conseguir los de guerra sean más rápidos y mejor armados que los mercantes, como al parecer ya lo eran los de otras potencias.

Esta obra tuvo como enorme título Para que con el favor de Dios Nuestro Señor, este presente viaje se proceda con todo acierto, y el principal de su santo servicio se consiga, y en el de S. M. los efectos que se desean, guardaran el Señor Francisco Martínez de Granada, almirante de esta flota, capitanes y cabos de ella, las ordenes siguientes. Contiene cuarenta y cinco artículos.

Fue publicada por Jacinto de forma póstuma en 1666, tras la muerte de su hermano Juan. El manuscrito tuvo varias copias, que se repartieron entre los capellanes de los galeones de la flota.

La consideración que al respecto se le tenía queda patente, por ejemplo, en la carta que José de Veitia y Linaje, autor del Norte de la Contratación de las Indias Occidentales, le dirigió en 1673. Temiendo que la muerte arrebatase el saber acumulado durante generaciones, en los astilleros y en la experiencia de la navegación trasatlántica, Veitia le rogaba que:
"... lo primero es que v.m. se recobre en su salud y cierto que teniéndola le debemos suplicar sus servidores que no defraude a la nación española de la gloria que le podrá resultar de ver reducida a ciencia inteligible preceptos ciertos y con demostraciones matemáticas la arquitectura naval y creo firmemente, sin pasión, que ninguno en toda España puede igualar a v.m. en esto."
Jacinto Antonio de Echeverri murió en la capital guipuzcoana, en septiembre de 1673, cuando se preocupaba por refundir, en un cuerpo de doctrina, cinco discursos suyos sobre arquitectura naval, que circulaban ya manuscritos entre sus amigos del gremio.

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