Descubrir tierras, ríos y mares, hasta entonces desconocidos para la civilización occidental fue una emocionante aventura en la vida de aquellos hombres que con su valentía, experiencia e ingenio lo hicieron posible. Colonizar después estas tierras, poblarlas y pacificarlas, mezclar las estirpes, construir ciudad y rutas comerciales y hacer todo esto con el menor derramamiento posible de sangre y de violencia, constituyó una tarea sublime.
A pesar de la reducida población vasca, las individualidades vascas destacaron en el descubrimiento y la conquista de América. Su primer radio de acción del colonizador vasco se centró en las Antillas, y el México post Cortés, que se prolongará por los alrededores del golfo de México hasta la península de Florida, o bien hasta el Pacífico.
Francisco de Garay fue el primer expedicionario vasco del Nuevo Mundo. Siendo gobernador de Jamaica, organizó la explotación económica de la isla, evangelizar a la población indígena y hacer de ella base para futuras expediciones. Desde 1519 hasta 1523, organizó tres expediciones para la conquista de la región de Pánuco, reconociendo la costa del golfo de México, desde la península de Florida hasta la de Yucatán, encontrando la desembocadura el río Mississippi. Fue el adelantado y gobernador de una amplia área que abarcaba el litoral mexicano desde Pensacola hasta Cabo Rojo.
Hernando de Guevara se casó con una princesa india, hija de la reina Anacaona. El vizcaíno Martín López construyó las embarcaciones para la conquista de México, en las orillas del lago que hay junto a la ciudad. Juan de la Riva fue el primer marino vasco que rodeó Terranova, en 1532. Juan de Zumárraga se convirtió en primer arzobispo de México, realizando una labor de evangelización y defensa de los indios. Su carta a Carlos V es uno de los documentos clave en la historia de la defensa de los derechos humanos.
Los Oñate y los Ibarra fueron dos sagas de familias vascas que se convierten en protagonistas de la colonización de las tierras americanas del norte, fundando ciudades, explotando las minas de plata de Zacatecas y Guanajuato, tan importantes para el sostenimiento de la economía imperial, desarrollaron Nueva Galicia y Nueva Vizcaya en el Virreianto de la Nueva España, iniciando el comercio y la minería, evangelizando, gobernando y pacificando las zonas de tribus indígenas.
Los hermanos Cristobal y Juan de Oñate destacaron en la expedición de Nuño de Guzmán que conquista Nueva Galicia, siendo Cristobal de Oñate el que funda la villa de Guadalajara, la segunda ciudad de México. Este se quedó al mando de la recién conquistada Nueva Galicia, encontrandose con una rebelión de indios en la zona. En la resistencia acudió un joven Andrés de Urdaneta al mando de un ejército enviado desde la capital, cuya actuación fue decisiva para pacificar la tierra en 1541.
Entre los primeros eibarreses que emigraron al Nuevo Mundo figuran Martín de Ibarra y Laurenbide, en 1526, y Ortuño de Ibarra y Mendilibar, en 1538. Ortuño de Ibarra partió con destino a la conquista de la Nueva España y llegó a ocupar el cargo de tesorero general y factor real. De la familia de los eibareses Ibarra, también llegó Martín de Ibarra, pero fueron sus sobrinos Francisco de Ibarra y Diego de Ibarra en 1540, los que consiguiesen mayor gloria.
En la conquista y pacificación de Nueva Galicia también destacó Diego de Ibarra, que se unió a los Oñate y juntos comenzaron una próspera explotación minera. La expedición conquistadora continuó al mando de Diego de Ibarra y Juan de Tolosa que ocuparon y pacificaron el actual estado mexicano de Durango. Después Francisco de Ibarra, sobrino de Diego, ocupó y pacificó los territorios de los estado de Chihuahua, Sonora y Sinaloa, fundando ciudades y misiones. Con todo este amplio territorio del noroeste quedó fundada la provincia de Nueva Vizcaya, de la que Francisco de Ibarra fue el primer gobernador y general.
Es significativo el hecho de ser tres vascos entre cuatro fundadores reconocidos en la fundación de Zacatecas. Los apellidos vascos dominaron toda la historia de la explotación y colonización del Norte de Nueva España en aquel período y aún en el siglo XVII: Francisco de Urdiñola en Nueva Vizcaya; Martín de Zavala en Nuevo León. Entre los colonizadores vascos existía la tendencia, más que entre los demás españoles de América, de agruparse con otros que hablaran la misma lengua y tuvieran el mismo origen regional.
Juan de Oñate, hijo del fundador de Zacatecas del mismo nombre, convertido en un rico criollo minero vasco inicia la ocupación de Nuevo México en 1595. La expedición de Juan de Oñate es una de las más fantásticas de la epopeya americana, recorriendo los actuales estados de Nuevo México, Arizona, el norte de Texas, Kansas, Nebraska, Oklahoma, Iowa, Missouri y regresando a México por Colorado.
Ante el temor a que franceses e ingleses ocupasen posiciones al norte del territorio descubierto, se continuaron las expediciones a marchas forzadas. Se apresuró la expansión y poblamiento en Nuevo México y el Sudeste de los actuales Estados Unidos. Así, en 1595, Sebastián Vizcaíno ocupó California y navegó sus costas hasta la actual frontera norte. Y Antonio Deza y Ulloa fundó el territorio de Chihuahua.
El
navarro Pedro
de Ursúa
fundó Pamplona y Tudela en el Virreinato del Perú. Desde allí
organizó una expedición
a Omagua en busca de El Dorado, terminando en fracaso por la locura
del controvertido Lope
de Aguirre.
Juan
Ortiz de Zárate denominó
a
las tierras del actual Perú como Nueva Vizcaya, fundando San
Salvador.
El
primero en armar navíos y explorar la costa pacífica americana del
sur fue Pascual
de Andagoya.
En
la primera expedición hacia el estuario del Río de la Plata,
dirigida por Pedro de Mendoza, destacaron
Francisco
de Aguirre, Juan de Ayolas y Domingo Martínez de Irala.
Desde
el interior andino los vascos ocupan las actuales Argentina y
Paraguay. Francisco
de Aguirre fue
uno de los primeros en internarse en el noroeste argentino, en la
zona de Tucumán, fundó la primera ciudad, Santiago del Estero en
1533 y más tarde, tras fundar la capital San Miguel del Tucumán y
dominar la dura resistencia indígena de los calchaquíes, fue
nombrado el primer gobernador del territorio.
Juan
de Ayolas
continuó su expedición internándose por el noroeste, a través del
río Paraguay, donde fundó Santa María de la Asunción y La
Candelaria, en 1540.
Martínez
de Irala exploró
el río Paraguay, se casó con la hija del cacique Moquirace y sentó
las bases de convivencia con los indios dictando leyes humanas y
eficaces, y fue proclamado gobernador del nuevo territorio
descubierto, el actual estado de Paraguay.
Desde
Santa María de la Asunción partieron
Pedro
Ortiz de Zárate,
fundando Santa Fe en la confluencia del Paraná y el Paraguay, y Juan
de Garay,
asentando el definitivo Buenos Aires en 1580, y fundando San
Salvador y San Cruz de la Sierra.
Más
tarde, el capitán general de Buenos Aires, Bruno
Mauricio de Zabala,
fundó Montevideo.
En
las huestes de Diego de Almagro en 1535 y de Pedro de Valdivia en
1540, ya venía un numeroso contingente
de vascos
y algunos navarros que contribuyeron a la fundación de la Capitanía
general de Chile. En
la fundación de Santiago,
el trazado fue
realizado por el alarife Pedro
de Gamboa
y su amigo y compañero de armas el navarro Pedro
de Miranda.
Gamboa
de Berriz funda
Castro y San Bartolomé de Gamboa en Chile.
Alonso
de Ercilla
compuso
el poema épico La Araucana, describiendo
el
valor de los araucanos en la lucha por conquistar Chile. Poco
tiempo después el que fue el primer poeta chileno Pedro
de Oña,
hijo de vascos, publicó el poema épico Arauco
domado,
donde la temática es la contraria.
Sarmiento
de Gamboa viajó
al estrecho de Magallanes para explorarlo y fortificarlo.
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