30/08/2020

Linaje Berrotarán de Irún


El linaje nobiliario de Berrotarán tiene su originaria casa solariega en la guipuzcoana villa de Irún. En Navarra tuvo casa en la villa de Lesaca, de la Merindad de Pamplona, documentada en 1567. El significado de Berrotarán en lengua española es "los del Valle del Berro", y en algunos documentos se escribe como Berroterán.

El escudo de armas de los Berrotarán de Irún está compuesto por un campo de plata, un roble de sinople, y un jabalí de sable, atado a su tronco por delante, y una bordura de gules con ocho estrellas de oro de ocho rayos. Luis Rosillo y Espínola certificó dicho escudo para la casa de los Berrotarán de Irún en 1690, a petición Juan de Berrotarán y Zimista.

Los Berrotarán de Zuazubia tenían sobre su puerta el siguiente escudo compuesto de un castillo a la izquierda y de ocho corazones a la derecha. En medio un árbol del que pende un animal que parece un puerco espín.

Algunos de los miembros más ilustres de este linaje tomaron parte en las instituciones del Imperio español desde el siglo XVI al XVIII.

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ESCUDO DE ARMAS DE BERROTARÁN

Pedro de Berrotarán, hijo de Saubat de Berrotarán y de María de Aguinaga, naturales de Irún, fue marino. Fue hecho prisionero en la plaza de Argel, en 1572.

Domingo de Berrotarán y Carricaburu, natural de Guipúzcoa, se estableció en el siglo XVII, en la ciudad de Córdoba de la Capitanía General del Río de la Plata, donde fundó nueva casa.

Félix de Berrotarán ingresó en los Colegiales del Mayor de San Ildefonso y Menores de Alcalá, en 1661.

Martín de Berrotarán y Aldabe, nacido en Irún, en 1630, donde fue hijodalgo en 1659 y 1673, diputado en 1672, mayordomo de la Iglesia de 1678 a 1681 y 1692 y jurado mayor en 1660.

Juan de Arbelaiz y Berrotarán, nacido en Irún, en 1690. Fue caballero de la Orden de Santiago, en 1705.

Miguel Antonio de Berrotarán y Echevarría, nacido en Irún, en 1664. Fue caballero de la Orden de Santiago, en 1705.

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ESCUDO DE ARMAS DE BERROTARÁN

Francisco de Aranaz Berrotarán y Gainza, nacido en Irún en 1661, fue maestre de campo, gobernador de Venezuela y capitán general de Caracas, en el Virreinato del Perú, y caballero de la Orden de Santiago, en 1692. En 1703, Felipe V le concedió el título de marqués del Valle de Santiago.

Este título del marquesado del Valle de Santiago fue heredado por algunos de sus sucesores en la saga, ya vinculados con Caracas y sin relación con la villa de Irún. Durante la Guerra de la Independencia de Venezuela, apoyaron al bando realista: José Miguel de Berroterán y Gedler fue el IV marqués del Valle de Santiago; y Miguel Antonio de Berrotarán y Tovar, fue el último marqués, además caballero de la Orden de Carlos III y alcalde de Caracas en 1764.

El escudo de armas de Francisco de Aranaz Berrotarán y Gainza, que estaban en la casa de Berrotarán, en el barrio de Saisubia, de Irún, consiste en un castillo, coronado de tres flores de lis, y está circunvalado dicho escudo por el lado derecho de corazones y por el izquierdo de ocho estrellas y en medio un árbol del que pende un animal que parece puerco espín.

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ESCUDO DE ARMAS DE ARANAZ-BERROTARÁN

Juan de Berrotarán y Zimista, natural de Irún, fue caballero de la Orden de Santiago en 1690. Fue gobernador de la ciudad de Santiago de León, en Caracas, perteneciente a la Capitanía General de Venezuela, en 1703. Su hermano Miguel Antonio de Berrotarán y Zimizta fue caballero de la Orden de Santiago. 

Joaquín de Berrotarán y Barrios, nacido en Cádiz en 1720, ingresó en la Real Compañía de Guardias Marinas en 1741. Era hijo de Juan de Berrotarán y de Leonor de Barrios y la Rosa.

26/08/2020

El bucle melancólico, por Jon Juaristi


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EL BUCLE MELANCÓLICO, POR JON JUARISTI

El bucle melancólico. Historias de nacionalistas vascos
Jon Juaristi, Editorial Espasa Calpe, Madrid (1997), 392 páginas

Frente a la argumentación victimista del nacionalismo vasco, Jon Juaristi defiende que tras las reclamaciones abertzales no hay pérdidas u ofensas reales que exijan ser reparadas, sino la necesidad, propia de los trastornos melancólicos, de adelantarse a la pérdida para ganar siempre. El autor propone una argumentación alternativa: el análisis de la leyenda y los mitos nacionalistas a la luz de la historia en su sentido más riguroso.

Un recorrido por las biografías de las figuras más importantes en la genealogía del nacionalismo vasco, muestra la forma en que este movimiento ha logrado consolidar su hegemonía a costa de la marginación cultural y el sometimiento político de la mayoría de la población vasca, no nacionalista.

Páginas 212 y 213:
"Arana Goiri y su entorno mantuvieron ante la cuestión colonial una actitud coherente con su xenofobia —una forma embrionaria del racismo igualitario, que se dice respetuoso de la variedad humana pero que condena explícitamente el mestizaje—. [...] En Arana Goiri, sin embargo, esa xenofobia primaria está ya teñida de racismo, pero de un racismo paradójicamente diferencialista, surgido directamente de la práctica colonial. Si quisiéramos definir la xenofobia aranista tendríamos que hacerlo como un híbrido de racismo igualitario (todas las razas son iguales) sometido a una pauta dicotómica propia de un racismo diferencialista (algunas razas son más iguales que otras).
En teoría, para Arana cada raza —cada pueblo— tiene derecho a poseer su propio Estado independiente. Incluso tiene el deber moral de conseguir su Estado, porque, de no hacerlo así, degenerará inevitablemente en contacto con el pueblo invasor: su ímpetu vital y su cultura se debilitarán, hasta ser faltamente exterminada o absorbida o relegada a la condición de raza ilota por sus opresores."

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EL BUCLE MELANCÓLICO, POR JON JUARISTI

23/08/2020

Cartas reales y mercedes otorgadas por Carlos V a Elcano: "Primus circumdedisti me"


ESCUDO DE ELCANO CON EL LEMA PRIMUS CIRCUMDEDISTI ME

Juan Sebastián Elcano culminó la primera circunnavegación de la tierra en 1522, con el que quedaba empíricamente demostrada la redondez de la tierra y sentaba las bases para el futuro dominio por el Imperio Español de las rutas marítimas extendidas a lo largo de todos los océanos del mundo.

Esta grandiosa proeza causó mayor revuelo en Sevilla, alcanzando a la Corte española en Valladolid y a otras ciudades de Europa. Elcano informó al emperador Carlos V, el mismo día de su arribo en el puerto de Sanlúcar de Barrameda. Se conoce la carta del 6 de septiembre de 1522 por una copia publicada por el chileno Toribio Medina en texto italiano y traducida por Arteche al español:
Muy alta e ilustrísima Majestad

Sabrá vuestra alta Majestad cómo hemos llegado diez y ocho hombres solamente con una de las cinco naves que V.M. envió a descubrir Especiería con el Capitán Fernando de Magallanes, que haya gloria; y porque V.M. tenga noticia de las principales cosas que hemos pasado, con brevedad escribo ésta y digo...

Elcano se refería a la proeza con la frialdad de un cosmógrafo de esta manera:
...bajaron 54 grados de la línea equinocial, pasaron por un estrecho de cien leguas hacia el Mar de la India, empleando más de tres meses en ello y sin topar más que dos islas deshabitadas, llegaron al archipiélago filipino.

Faltonos por su muerte el dicho capitán Fernando de Magallanes con muchos otros.

Al quedar muy pocos, deshicieron una de las naves, y con las otras dos llegaron a las islas del Maluco, donde cargaron las dos naos. Una de ellas tuvo una vía de agua y entretanto pasó la oportunidad de zarpar.
Resolvimos, o morir, o con toda honra servir a Vuestra Majestad, para hacerle sabido del dicho descubrimiento, partir con una sola nave, estando en tal estado por causa de la broma que sólo Dios lo sabe.

Fueron visitando nuevas islas y tomando muestras de sándalo, gengibre, nuez moscada. El retorno a España fue penoso; lo cuenta sobriamente:
Habiendo partido de la última de aquellas islas, en cinco meses, sin comer más que trigo y arroz y bebiendo sólo agua, no tocamos en tierra alguna por temor al Rey de Portugal que tiene ordenado en todos sus dominios de tomar esta Armada, a fin de que V.M. no tenga noticia de ella, y así se nos murieron de hambre veinte y dos hombres; por lo cual y la falta de vituallas, arribamos a la isla de Cabo Verde, donde el Gobernador de ella me apresó el batel con trece hombres y quería llevarme junto con todos mis hombres en una nave que volvía a Galicut de Portugal cargada de especiería, diciendo que sólo el Rey de Portugal podía descubrir la Especiería; pero resolvimos de común acuerdo, morir antes que caer en manos de los portugueses, y así con grandísimo trabajo de la bomba, que de día y de noche no hacíamos otra cosa que echar fuera el agua, estando tan extenuados como hombre alguno lo ha estado, con la ayuda de Dios y de Nuestra Señora, después de pasados tres años dimos fondo.

Por tanto, suplico a vuestra alta Majestad que provea con el Rey de Portugal la libertad de aquellos hombres que tanto tiempo le han servido, y más sabrá V.M. que aquello que más debemos estimar y tener es que hemos descubierto y dado la vuelta a toda la redondez del mundo, que yendo para el Occidente hayamos regresado por el Oriente. Suplico a V.M. por los muchos trabajos, sudores, hambre y sed, frío y calor que esta gente ha padecido en servicio de V.M., les haga mercee de la cuarta y de la veintena de sus efectos y de lo que consigo traen. Y con esto ceso, besando los pies y manos de vuestra alta Majestad.

Escrita a bordo de la nave Victoria, en Sanlúcar, a seis días de septiembre del 1522.

Elcano no hizo de aquel viaje una empresa a nivel particular, sino un trabajo en equipo del cual fallecieron tantos compañeros. También pide al emperador ocuparse por los prisioneros que fueron detenidos en el puerto portugués de Cavo Verde, así como honores para el resto de supervivientes en la Victoria.

CARTA DE CARLOS V CONCEDIENDO MERCED A ELCANO

Entusiasmado por la grata noticia, el emperador no tardó en responderle de esta manera el 13 de septiembre de 1522:
El Rey

Capitán Juan Sebastián del Cano:

Vi vuestra letra que me escribistes de San Lucar, en que me haceis saber vuestra llegada en salvamento con la nao nombrada Victoria, una de las cinco naos que fueron al descubrimiento de la especería, de que he holgado mucho por vos haber traido nuestro Señor en salvamento y le doy por ello infinitas gracias. Y porque yo me quiero informar de vos muy particularmente del viaje que habeis hecho y de lo en él sucedido, vos mando que luego que esta veais, tomeis dos personas de las que han venido con vos, las más cuerdas y de mejor razón, y partais y vengais con ellos donde yo estuviere; que con este correo escribo a los oficiales de la Casa de Contratación de las Indias que os vistan y provean de todo lo necesario a vos y a las dichas dos personas. Y cuando viniéredes, traeréis con vos todas las escrituras, relaciones de autos que en el dicho viaje habeis fecho.

Yo he por bien, acatando vuestros servicios y trabajos de vos facer merced, e por la presente vos la hago, de la dicha cuarta parte de la dicha veintena si a nos pertenece de las dichas vuestras cajas aquintaladas, e mandamos a nuestros oficiales de la Casa de Contratación de la especería que vos no impidan ni lleven cosa alguna de la dicha cuarta parte et veintena, si a nos pertenece la dicha veintena de la dicha nao nombrada Victoria. En los trece hombres que vos fueron tomados en las islas de Cabo Verde, yo he mandado proveer para su deliberación lo que conviene.

De Valladolid 13 de septiembre de 1522 años

Yo el Rey

Por mandato... Francisco de los Cabos.

CARTA DE CARLOS V A ELCANO, SEPTIEMBRE DE 1522

No queda constancia en la documentación sobre la entrevista que sostuvieron Carlos V, Elcano y sus dos acompañantes en la recepción cortesana de Valladolid en aquel otoño de 1522. Un testimonio un tanto desconcertante del cronista Pigafetta ante el propio Carlos V indujo a la elaboración de un informe oficial sobre algunos aspectos del fenecido viaje. Elalcalde Leguizamón instruyó una sesión de doce preguntas sobre momentos claves, en este orden a Elcano, Albo y Bustamante.

Elcano pudo hacer merecer el hecho de haber conseguido descubrir para la Monarquía hispánica una ruta de vuelta desde las Molucas a través de océanos Índico de cinco meses. Así quedó expresada en una carta del 5 de noviembre, solicitando diversas mercedes con motivo de su descubrimiento de las islas de las Especias.

CARTA DE ELCANO A CARLOS V, NOVIEMBRE DE 1522

El emperador hacía constar a la Casa de Contratación de Sevilla del pago al almirante Elcano de 500 ducados de oro en recompensa, mediante una carta el 23 de enero de 1523:
"Nos el Rey Emperador semper augusto, Rey de Romanos; la Reina su madre y el mismo Rey su hijo. Hacemos saber á vos los nuestros oficiales de la nuestra casa de la contratación de la especería, que acatando lo que Juan Sebastian del Cano capitan de la nao Victoria, una de las cinco naos de la armada que enviamos al descubrimiento de la especería, de que fué por Capitan General Fernando de Magallanes ya difunto, nos ha servido en el dicho descubrimiento de la dicha especería, y á los muchos y grandes trabajos que en él ha pasado y en traer la dicha nao Victoria con su buena industria y trabajo cargada de especería, y con ser el primero que descubrió el trato de la dicha especería de estos nuestros reinos, y enmienda y gratificacion dello, nuestra merced y voluntad es que haya y tenga de Nos por merced asentados en esa casa para en toda su vida quinientos ducados de oro en cada un año.

Por ende Nos vos mandamos que lo pongades y asentades así en los nuestros libros y nóminas de las mercedes y asiento desa casa que vosotros teneis, é libreis é pagueis al dicho capitan Juan Sebastian del Cano este presente año desde el dia de la fecha desde nuestro alvalá hasta el fin dél é dende en adelante en cada un año para en toda su vida los dichos quinientos ducados de oro á los tiempos et segun et de la manera que se librare é pagare a las otras personas que de Nos tuvieron semejantes mercedes é asientos en esa é asentad el traslado de este nuestro alvalá en los dichos libros, é sobrescrito é librado de vosotros, este original volved al dicho Juan Sebastian para que lo él lenga y lo en él contenido haya efecto. Y no fagades ende al.

Fecha en Valladolid a 23 dias del mes de enero del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de 1523 años.
 
Yo el Rey

Yo Francisco de los Cobos secretario de sus cesáreas y católicas Majestades lo fice escribir por su mandado."

MONUMENTO A ELCANO EN GUETARIA

Lo cierto es que Elcano jamás recibió aquella pensión. Al menos, fue suprimido el delito de haber vendido anteriormente su pequeña nao a unos extranjeros.

El emperador concedió a Elcano un escudo de armas que contenía en la parte inferior palos de canela, nueces moscadas, clavos de especias, en referencia a las especias traídas; en el centro un castillo; en la parte superior un globo del mundo con un yelmo dorado con el lema: Primus circumdedisti me. Su traducción sería: Fuiste el primero que la vuelta me diste.

CÉDULA DEL CONSEJO APROBANDO EL PLAN DE JUAN SEBASTIÁN ELCANO

Una Orden de Carlos V, fechada en Madrid el 15 de abril de 1525, reitera la petición a los oficiales de la Casa de Contratación para el pago de la merced otorgada a Elcano:
Nuestros oficiales de la Casa de Contratación de la especería.

Juan Sebastian del Cano, a quien Nos habemos proveido de nuestro capitan de una de las naos de esta Armada que agora mandamos ir a la continuación y contratación de la especería, me ha fecho relación que bien sabíamos como Nos le habiamos fecho merced de quinientos ducados en cada un año por los días de su vida librados en esa Caja, para le ser pagados del provecho nuestro que nos viniese de la dicha especería, de lo qual hasta agora diz que no le ha sido pagado cosa alguna no embargante que hasta agora se le deben desde que le hicimos la dicha merced, y me suplicó y pidió merced le mandase pagar lo que de ello se le debe o lo que la nuestra merced fuese. Por ende yo vos mando...

MAQUETA DE LA NAO VICTORIA

19/08/2020

Palacio Egino-Mallea de Vergara


El Palacio Egino-Mallea fue mandado construir en Vergara por la familia del mismo nombre, muy influyente en la Vergara del siglo XVI. Construido en torno a 1585, su fachada principal es un magnífico ejemplo de arquitectura del Renacimiento manierista: la sobriedad del conjunto y las pocas concesiones hechas a la decoración, que se articula básicamente mediante la distribución rítmica y simétrica de elementos arquitectónicos de origen clásico, tales como columnas, basamentos, frontones, etc.

Es obra del maestro Pedro de Ibarra, arquitecto culto e instruido que conocía a la perfección las corrientes de construcción que se desarrollaban en la Europa de su época. Prueba de ello es la excepcional fachada de este palacio, una de las renacentistas de mejor ejecutas que se conservan en Guipúzcoa.

Palacio Egino-Mallea Vergara Bergara
FACHADA DEL PALACIO EGINO-MALLEA

16/08/2020

Martín de Urtubiaga, el grumete de la Santa María en el Descubrimiento de América




Este capítulo trata sobre la participación vasca en el descubrimiento de América, donde los mismos que fueron imprescindibles en la hazaña estuvieron a punto de hundirla.

Para empezar, el programa constatará que ya en el siglo XIV balleneros vascos lograron una extraordinaria proeza: viajar con frecuencia al continente americano para pescar bacalao y comerciar con los indígenas. El historiador Alberto Santana visita el astillero Albaola de Pasaia, donde se reconstruye el ballenero vasco identificado como nao San Juan. Es una muestra palpable de su destreza para la construcción naval, símbolo de la importancia mundial de los vascos en la colonización y explotación comercial del continente americano.

A continuación, el programa embarca con Cristobal Colón en la nao Santa María, para comprobar cómo el almirante enroló a un pequeño grupo de vascos del entorno de Lekeitio. Entre ellos estaba el joven grumete de Ea Martín de Urtubiaga, sospechoso de hundir la nave capitana en la costa de la isla La Española (Haití). Allí fueron abandonados el grumete y sus compañeros lekeitiarras, muertos en lucha con los indios caribes, e inaugurando de forma involuntaria el colonialismo del nuevo continente.

12/08/2020

Benjamín de Tudela


Benjamín ben Zona fue un hispano-judío, hijo de un rabino llamado Jonah. Su nombre en hebreo era Minyamin bar Yonah, había nacido en Tudela en 1130 y fallecido en 1173.

Hombre sabio, políglota, ya que hablaba el hebreo, el arameo, el castellano, el romance navarro, el árabe, el griego, el latín y el eusquera, también conocía bien la historia clásica. Como experto que fue en diversas artesanías y negocios se dedicó profesionalmente a comerciar con telas, gemas, especias y perfumes.

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BENJAMÍN DE TUDELA

Con sus conocimientos en idiomas y en sus mercaderías unió un viaje hacia Oriente que guardaba un  doble propósito. Pretendía establecer relaciones y uniones con las distintas colonias de judíos dispersos por Europa y Asia. En su época, el pueblo judío estaba muy extendido por las principales ciudades y existía una hermandad entre sus miembros.

Según su relato, pudo haber llegado hasta China en constante observación de la situación de sus hermanos de religión, la política entre las naciones del mundo occidental cristiano y el oriental islámico y la descripción de centros comerciales, así como las rutas que los unían y las que podían unirlos más en el futuro. Además, quería obtener recursos y encontrar nuevas rutas comerciales y mercados para sufragar los gastos derivados de tan costoso viaje.

Podrían considerarse que el objetivo de sus anotaciones fue la construcción de un informe puramente comercial pero, en realidad, se trataba de un ambicioso producto cultural y literario en el que se dieron cita la crónica, la geografía, el ensayo costumbrista y, en cierto sentido, a modo de precedente, la etnografía y la sociología.

Hay que tener en cuenta la dificultad y larga duración de llevar a la realidad este proyecto, pues en el siglo XII el mundo era bastante desconocido. Y es que hubo quien, antes de Marco Polo, emprendió viajes casi tan largos como los del veneciano.

LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA

Su viaje se inició entre 1159 y 1165, y terminó entre 1172 y 1173. La duración del viaje es motivo de controversia; los estudiosos dan cifras entre cinco y catorce años. Reinaba en Navarra Sancho VI el Sabio.

Partió desde Tudela hasta Zaragoza. Bajando por la cuenca del río Ebro llegó a Tarragona, para continuar por Barcelona, Gerona, adentrase en el Rosellón y la Provenza, por las ciudades de Narbona, Montpellier y Arles. En Marsella embarcó hacía Génova, Pisa y Roma. En Roma se quedó a vivir una temporada ya que hace un relato extenso y preciso de sus antiguos monumentos. Según anotó en su libro de viajes, en Roma vivían entonces doscientos judíos que eran "muy respetados y que no daban tributo a nadie. Algunos de ellos son magistrados y están a las órdenes del Papa Alejandro III, el jefe eclesiástico y cabeza de la Iglesia cristiana". De hecho, según el rabino, el mayordomo del palacio papal y administrador de los bienes personales del Papa era Jechiel, hijo de Natán.

Dejando Roma, se encaminó hacia el sur, pasando por las ciudades de Nápoles, Salerno, Tarento y Otranto, donde embarca de nuevo hacia Grecia, atravesando el mar Jónico y pasando por la isla Corfú. En la isla de Corfú y en otras ciudades encuentra judíos aislados, nunca agrupados en comunidades.

En Grecia pasó por las ciudades de Patrás, Arta, Salónica. En Salónica encontró muy oprimida a la comunidad hebrea.

Bordea el noreste de Grecia hasta llegar a Constantinopla, de la que ofrece una viva descripción de gran importancia para el conocimiento de las condiciones y situación socio-económica de sus habitantes, ya sean estos judíos o no. Observa mercaderes de Asia y Europa; los esplendores de Santa Sofía, donde oficia un Papa "que no se lleva bien con el Papa de Roma"; en el Hipódromo hay peleas de gallos, leones, leopardos, osos. El palacio de Blaquerna lo deslumbra por sus riquezas. Vio que los judíos bizantinos eran discriminados y no podían montar a caballo, excepto Salomón Hamistri, médico del Basileo.

Desde la capital bizantina, atraviesa el mar Egeo, visitado varias islas como Mytilene, Chíos, Samos, Rodas y Chipre.

LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA

En la costa este del Mediterráneo, visita Palestina desembarcando en Acre. Pasa por Antioquía, Sidón, y Tiro, en aquellos momentos en manos de los caballeros cruzados. Recorre el país y describe detalladamente los Santos Lugares, dejando un documento de especial interés para el conocimiento de la Palestina de aquella época, con alusión a las diversas comunidades étnicas y religiosas de la zona, incluidas confesiones minoritarias, como los drusos.

Por ejemplo, en Jerusalén, juzga la verdad de las Escrituras; Nablus, Acre, Sidón, Haifa, el Muro de los Lamentos, todo es investigado. En Haran visita la sinagoga construida por Ezra, en el lugar donde estuvo la casa de Abraham. Allí, tanto judíos como musulmanes se reunían para orar. Sobre el monte Líbano cuenta su versión de la historia del Viejo de la Montaña que denominó Sheik-al-Hashishin.

De camino hacia el norte, se adentra en el mundo musulmán visitando el Imperio seléucida. Pasa por Tiberíades, Damasco, Alepo y Mosul, con un itinerario difícil de precisar. Damasco lo emocionó por sus vergeles y la mezquita, guardada por la "costilla de un gigante".

Desde Mosul, sigue el cauce del río Tigris hasta Bagdad, ciudad que describe en su libro con mayor extensión que cualquier otra. Allí conoce el palacio del califa emir Al-Mumein al Abasí, conocedor de la ley Mosaica, quien hablaba un hebreo sin pifias. Según el viajero de Tudela, todos los peregrinos que iban a la Meca pedían su bendición.

Parece probable que viajara a lo largo y ancho de Mesopotamia y Persia (actuales Irak e Irán). A partir de este punto, su relato es un paréntesis de inverosimilitud, como atestigua la constante referencia a mitos y leyendas.

Resulta improbable considerarle el primer europeo que contempló, en la distancia, las montañas del Himalaya, o incluso que llegase, con dosis de fantasía, a China, a la India, a Ceilán y a las silas Qis. De manera dudosa reúne noticias sobre las comunidades judías en Arabia, Persia, Asia central, India o Ceilán, e incluso menciona la existencia de la judería de Kai Fong en China.

Un paréntesis de probable inverosimilitud y imaginación que se cierra cuando su escritura retorna a la senda de lo creíble, que coincide con el momento en que pisa territorio de Egipto, con descripciones asombrosas de El Cairo, Fustat, Alejandría, el monte Sinaí y Damietta. Describe la vida judía en El Cairo y Alejandría, ciudad en la que embarca para arribar a Sicilia. En Palermo una descripción cuidadosa y pintoresca.

La hipótesis más probables es que desde la península itálica regresara a España por mar. Aunque su relato del viaje finaliza con una idealizada visión de la vida judía de Alemania y del norte de Francia, basada tal vez en relatos que llegaron a sus oídos. Según lo relatado pasa por Lucca, Verdún y París. 


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VIAJE DE BENJAMIN DE TUDELA

Al regresar a España escribe en 1166 el libro Sefer-Ma´asot (Libro de Viajes) también conocido como Massaoth shel Raffi Binjamin. Es la descripción de su itinerario o libro de viajes  por el Mediterráneo, Tierra Santa y Asia Menor. Se trata de una obra geográfica y guía comercial, más que literaria, aunque se ha dicho que inaugura el género del libro de viajes y tiene algunas descripciones interesantes, con cierto valor literario.

Fue publicado en hebreo en Constantinopla en 1543 y traducido al latín por Arias Montano en Amberes en 1575 con el título Itinerarium Benjamini Tudelensis.

Aunque abunda en fantasías, y buena parte de sus páginas es un monótono informe sobre las comunidades judías que fue visitando, el libro en conjunto constituye una valiosa documentación sobre la geografía y la etnología fruto de las observaciones sobre la situación material, la cultura y la política de los países que visitó. Para ello también se sirvió de entrevistas con líderes de las comunidades judías de su recorrido.

En total, visitó más de una centena de ciudades de Europa y Oriente, convirtiéndose en una de las primeras fuentes de la demografía judía. Su interés se centró en los judíos y su situación, describiendo personalidades, centros de estudios, población, formas de vida, dificultades y éxitos. También habla de los grandes acontecimientos políticos e históricos de su época.

LIBRO DE VIAJES DE BENJAMÍN DE TUDELA

08/08/2020

Camino jacobeo del valle de Baztán


El Camino de Baztan es uno de los antiguos ramales del Camino de Santiago que atraviesa los Pirineos Atlánticos por el valle de Baztan, desde Urdazubi/Urdax hasta Arre.

Era una vía utilizada por aquellos que desembarcaban en el puerto de Bayona para incorporarse a las caravanas de mercaderes que se dirigían a Pamplona. Atraviesa las poblaciones de Ustaritz, Amaiur/Maya, Berroeta, Olague hasta llegar a Pamplona donde se unifica al Camino Francés que parte desde Saint Jean de Pied de Port.

Olvidada durante décadas, esta ruta ha resurgido con fuerza en los últimos años quizás por su suave trazado o por la belleza natural de sus rincones. Un entorno con ecos de brujería en el que se alternan pastos y bosques, palacios y caseríos.

Un lugar simbólico del camino es la cueva de Urdazubi, que es una gruta originada hace unos 14.000 años, antigua morada de personajes de leyenda, guerrilleros y contrabandistas, que posee un mágico universo de estalactitas y estalagmitas. Muy cerca del camino se encuentra la cueva de Zugarramurdi, famoso por las leyendas de brujería.

MONUMENTO DE AMAIUR

Siguiendo el itinerario se presenta el monolito de Amaiur. También el museo Santxotena de Arizkun, en contacto directo con la naturaleza, es una muestra de piezas en madera sel escultor Xabier Santxotena que representan la mitología vasca.

Elizondo es capital del valle de Baztan, un bello pueblo en el que palacios y grandes caserones de muros blancos, sillar rojizo, tejados a dos aguas y balcones de madera se reflejan en el río Baztan. Además posee un interesante museo etnográfico y delicioso chocolate.

Siguiendo la ruta se halla el mirador de Ziga, desde donde se puede observar cada pueblo sobre las verdes colinas. Muy cerca del camino, se encuentra el Parque Natural de Bertiz, en Oieregi.

Hace algunos años se creo la Asociación Amigos del camino de Santiago de Urdax-Baztán, con el fin de impulsar y dar a conocer otra vía más desconocida pero no  menos importante (en su tiempo) que era el Camino de Santiago que transcurría desde la muga de Urdax y atravesaba el bellísimo valle del Baztán hasta el puerto de Belate, pasando por diversos pueblos donde todavía se pueden ver restos de las calzadas, ermitas y otros monumentos históricos de gran riqueza cultural y simbología.

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CASA DE ELIZONDO

05/08/2020

El adelantado Juan de Oñate, por Álber Vázquez


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EL ADELANTADO JUAN DE OÑATE,
POR ÁLBER VÁZQUEZ

El adelantado Juan de Oñate. Y la búsqueda del reino perdido de Quivira
Álber Vázquez, Editorial La Esfera de los Libros, (2019), 584 páginas

Juan de Oñate es el último de los grandes conquistadores españoles y ha decidido encontrar el reino perdido de Quivira, un lugar cuya ubicación exacta nadie conoce, pero cuyas riquezas son legendarias.

Para lograrlo, Oñate dispone de una pista que va a seguir hasta el final. Así, en 1601, emprenderá un viaje de casi dos mil kilómetros que lo llevará hasta las Grandes Llanuras de Norteamérica. Luchará contra los indios que salgan a su paso, sorteará innumerables adversidades y será el primer blanco que contemple las infinitas manadas de bisontes.

Una vez más, España, a través de sus gentes, estuvo antes que nadie allá donde no había llegado ningún europeo.

02/08/2020

Transformación social, jurídica y económica vasca y navarra en la Baja Edad Media


Desde comienzos del siglo X, una profunda revolución social se estaba produciendo, con distancia en relación con el feudalismo francés, que sólo en Cataluña hace acto de presencia. En todos los demás reinos (incluido en el navarro) el vasallaje no pasaba de ser una relación de fidelidad, anclada precisamente en la lealtad, que garantizaba la benefactoría (behetría) a la que podía acogerse también los simples propietarios. Todo esto servía de plataforma a una nobleza de dos niveles: una alta, formada por magnates directos del rey; y otra baja, formada por simples infanzones, que más tarde serían llamados hidalgos. De todas formas, seguían siendo numerosos los no propietarios que estaban sometidos a condiciones semejantes a las de los siervos, pero la libertad avanzaba.

La gran operación repobladora, frente a un enemigo islámico que obligaba a recurrir constantemente a las armas, cambió muchas de las condiciones sociales. Junto a los nobles vascongados o navarros que participaron en la cruzada y repoblación con sus campesinos para llenar el espacio reteniendo la propiedad o al menos la administración, aparecieron comunidades administradas directamente por los propios repobladores que, al ser propietarios libres, recibían el título de vecinos. En muchas villas la administración recaía sobre un colegio de propietarios que solía ser un convento o iglesia denominada conventus publicus vicinorum, y que restablecía el viejo derecho de los ciudadanos romanos.

Se trataba de un nuevo modelo social y administrativo que se estaba implantando en los reinos cristianos peninsulares y que sería también contagiado a los otros reinos de Europa.

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MURALLA MODERNA DE VITORIA

Los reinos que de este modelo se constituían en el siglo X habían abandonado definitivamente el sistema electivo para designación de sus soberanos. Pasaron a definirse como una comunidad de bautizados que ocupaban un determinado territorio todavía no muy rigurosamente delimitado. Por lo tanto, el recién fundado Reino de Pamplona consistía en un grupo de hombres católicos adscritos a alguna villa en la órbita de la ciudad de Pamplona.

El rey era definido como el que ejerce una potestad plena que debe considerarse absoluta, no porque sea infinita, sino porque es independiente de cualquier otra potestad. La dependencia, en cambio, se reconocía en relación con el orden moral, ya que las leyes o fueros debían someterse a su vez a la ley divina que está establecida por Dios. De cuando en cuando, imitando la norma de los antiguos Concilios, el rey convocaba una Asamblea o Curia a la que acudían los nobles y grandes eclesiásticos. En ocasiones se la denominaba Aula Plena, Curia, o en el caso de Navarra, Corte Plena.

Esta transformación de la sociedad estamental también alcanzó durante los últimos siglos de la Edad Media al Reino de Navarra y a las Provincias Vascongadas unidas, aunque no unificadas al Reino de Castilla. Esta transformación se basaba en una naciente burguesía establecida en las ciudades y ordenada bajo un nuevo marco jurídico y social que lo aleja de la servidumbre al preboste rural y de la dependencia de señores feudales.

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CASTILLO DE OLITE

La creación de villas y ciudades vascas respondía a un complejo entramado de razones económicas, políticas y sociales que variaban según el momento histórico, circunstancia que resultó aplicable a otras regiones españolas. El resultado, a fines del siglo XIV, fue la existencia de una red urbana que alteró de forma profunda las estructuras del territorio. Se establecían nuevos polos de atracción, potenciándose el litoral mientras en el interior se creaban renovados ejes de expansión. Este fenómeno otorgaba, asimismo, un impulso definitivo a la red de rutas comerciales en la región y estas dotaban a las zonas urbanas de una nueva dinámica económica y social.

Estas ciudades y villas fueron mayormente recién fundadas y aforadas por los reyes de Castilla o de Navarra en los casos de Guipúzcoa, Álava y Navarra, o por sus señores en el caso de Vizcaya. Dentro de estas, el pueblo llano obtenía privilegios sociales frente a la servidumbre del preboste rural. Fuera del recinto amurallado se extendía un dilatado término, llamado alfoz, en el que germinan agrupaciones menores, aldeas y villas que dependen económica, social y administrativamente de la ciudad.

Estos privilegios jurídicos y sociales proporcionaban la protección de la ciudad. Los ciudadanos se encontraban con respecto al rey en una relación de protección, cualquier agresión era considerada como un agravio contra la potestad real. De esta manera se recuperaron los derechos de ciudadanía romana originarios de la Hispania y perdidos en la vuelta a la ruralización tras la caída del Imperio romano. Situación muy favorable en comparación a los habitantes que vivían en las aldeas sometidas a los señores feudales o a los monjes.

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CASA DE ALZOLA EN ELGOIBA

Por otro lado, formar parte del cuerpo social de una villa implicaba poseer un derecho de vecindad que conlleva exigencias, pues todos los vecinos estaban sujetos al pago de impuestos municipales para el mantenimiento de la villa, pero también existieron una serie de derechos: la posibilidad de disfrutar de las tierras comunales; el vecino era juzgado por el alcalde y las autoridades reales según el fuero que recibe la villa, lo que, en principio, le libraba de arbitrariedades; se beneficiaba de las exenciones fiscales y penales que la carta foral señalaba; podían ser fiador y testigo en los juicios, siendo su testimonio superior al de la persona forana.

A estos derechos y deberes de ciudadanía, se añade la protección física que otorgaba la pertenecia a una sociedad que delimitaba su suelo edificado con una muralla y se dotaba de instituciones de gobierno. Por todo ello, la condición de vecino en los habitantes de la urbe sería enormemente apetecida por quienes no la poseían.

Todos estos aspectos no pasaron desapercibidos a los monarcas castellanos, que vieron en las villas de Guipúzcoa y de Álava una eficaz herramienta de fortalecer su posición y dominio político territorial. La reacción de los señores de la tierra no se hizo esperar. Desde el siglo XIV, unos recurrieron al enfrentamiento abierto, yendo de forma violenta contra el mundo urbano; otros trataron de introducirse en las villas, adaptando sus economías y formas de vida a la nueva situación, acaparando poco a poco las propias instituciones villanas.

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RÍO EGA A SU PASO POR ESTELLA 

Las ciudades ejercieron el derecho a realizar ferias periódicas, vender sus productos artesanales, agrícolas y ganaderos. De esta manera se generaba un comercio y una próspera burguesía urbana. Los intermediarios extranjeros adquirían los productos autóctonos en las ferias, estos podían beneficiarse también de derechos de protección, pero a cambio debían pagar tasas y portazgos.

En la ciudad se asentaron asociaciones y gremios de mercaderes, muchos de ellos llegados de otros territorios, que permanecieron allí por temporadas o que se instalaron permanentemente amparándose en el pago de sus alcabalas.

Los gremios de comerciantes y artesanos de las urbes (constructores, carpinteros, mercaderes, etc.) fueron los que liberaron a la sociedad medieval de su condición de siervos sometidos a algún preboste (condes, barones, priores de monasterios, obispos). Todos los campesinos y pobladores de aldeas eran siervos de ellos y al unirse en gremios lograron cartas reales para depender directamente del rey y, por tanto, de una administración civil, con burgomaestres elegidos entre los miembros de los gremios y fuera del alcance de las brutales atribuciones de los señores rurales.

Esta fue una de las grandes razones por las cuales el pueblo llano de las Provincias de Guipúzcoa y de Álava pretendió la unión con el Reino de Castilla. Mediante la promesa y condición de la fundación de nuevas villas y ciudades, el campesino rompería su relación de dependencia con el preboste rural, y de servidumbre ilimitada al señor feudal. La ciudad le aportaría un nuevo marco jurídico y social que lo protegía, al mismo tiempo que realizaba actividades comerciales y artesanales, se reunía en asociaciones gremiales y se establecía en una sociedad burguesa. El fuero era una norma puramente urbana y mercantil.

Las provincias de Guipúzcoa o Álava fueron de menor rango con respecto al Señoríos de Vizcaya. Se advierte, por ejemplo, en el hecho de que en Guipúzcoa quien otorgaba las cartas pueblas fundadoras de villas era directamente el rey de Navarra o de Castilla, en cambio en el Señorío de Vizcaya los fueros de las villas eran concedidos por el señor.

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MONASTERIO DE LEYRE

La atracción de los nuevos pobladores a las recién fundadas villas y ciudades se logró mediante la concesión de fueros, cartas de población o cartas de franquicia para los comerciantes y artesanos. Estas cartas pueblas concedidas por el rey de Castilla establecía una dependencia al mismo y, por lo tanto, a una administración civil que lo alejaba y rompía de la dependencia del señor feudal.

Otro atractivo, a diferencia de tantas ciudades castellanas, es el establecimiento de privilegios forales y leyes excepcionales, como son la exención de determinados tributos, el establecimiento de la hidalguía universal o unas leyes forales propias de los habitantes de la ciudad. Los guipuzcoanos recibieron del rey de Castilla la hidalguía universal, que significa que tanto unos como otros, pasaban a ser considerados hidalgos por el hecho de ser guipuzcoanos, esto quería decir que eran de solar reconocido, de sangre noble y de linaje autóctono, aunque fuesen campesinos y artesanos y pecharan a un sus señores feudales. En el caso de los vizcaínos, la hidalguía universal fue adoptada por su señor, no por el rey, fue una forma de afianzar su ley foral.

Este privilegio foral pretendió un incremento de población y desarrollo socioe-conómico en las ciudades guipuzcoanas por motivos estratégicos, pues su colindancia a Francia y sus costas cantábricas les hacía más vulnerables a una posible invasión.

Otro impulso a estas ciudades fue la contratación por parte de las Reales Armadas y Tercios de Infantería de gran cantidades de armamento y buques para la colonización en las Indias y la defensa de los territorios del Imperio. El hierro vizcaíno y la madera de roble de los bosques vascos eran muy necesarios para el sostenimiento de toda una infraestructura naval y mercante.

Ante esta continua amenaza francesa, los habitantes aforados estaban exentos de marchar al servicio militar. Como contrapartida a este privilegio, tenían que organizar sus propias levas militares en el caso de una inminente invasión de sus fronteras. Las levas concejiles eran revisiones de tropas formadas por vecinos en edad de ejercer tan noble causa y perfectamente uniformados y armados por sus respectivas Juntas municipales y provinciales. Además de establecer un sistema fiscal de recaudación directa por las Juntas Generales, con libertad para eximir o imponer más o menos tasas.

Para la repoblación de las ciudades se solía aceptar indiscriminadamente a cuantos quisieran, exigiendo como condición el establecimiento de sus domicilios, al menos durante un año. Los concejos tenían sus propias autoridades encargadas de ultimar la repoblación y de dirigir la vida económica y jurídica municipal. Además, contaban con sus propias milicias que actuaban con independencia, al frente de las cuales estaba un tenente u otro jefe militar nombrado por el magnate.

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PORTAL DE ABAJO EN MONDRAGÓN

En los concejos más importantes se establecieron sedes episcopales, o incluso arzobispados sin eran ciudades de mayor importancia. Junto a las órdenes militares, eran muchas las sedes episcopales que intervenían activamente en la repoblación. A pesar de ello, la administración de justicia siempre corría a cargo del juez y de los alcaldes, y no podía estar presente el obispo, para que los que habían de testificar no se sintieran constreñidos.

Los repobladores de estas ciudades eran de origen muy diverso. Además del personal llegado para asentarse en la plaza de nueva fundación, subsistía la antigua población musulmana o judía y, aunque en las ciudades era menos importante, en algunos centros mantenían bajo su control el mercado. Durante el siglo XVI esta pequeña población musulmana y judía asentada en ciudades vascas y navarras así como en el resto de España sufrirá la expulsión y destierro.

Los miembros del clero católico gozaron de una consideración social en la Edad Media. Se mantuvo el prestigio adquirido por la Iglesia en siglos anteriores y aun se acrecentó con la gran empresa de la Reconquista, por el especial fervor religioso que alentó las campañas guerreras y repobladoras.

Los obispos armaban huestes e iban a la guerra auxiliados por otros clérigos; organizaban en algunos casos la defensa de las ciudades e incluso ocupaban importantes cargos militares en los ejércitos, como fueron los ejemplos de Andrés de Urdaneta, Ingancio de Loyola o Francisco Javier.

Durante los próximos siglos, la población de origen vasca y navarra sufriría el fenómeno de la emigración hacia los territorios reconquistados de Castilla y los colonizados del naciente Imperio español.