28/10/2023

Revista filosófica Hermes y la Escuela romana del Pirineo


Se denomina como Escuela romana del Pirineo a un grupo de intelectuales vascos surgido en Bilbao a principios de los años veinte del siglo XX, que solía colaborar y reunirse en la redacción de su principal medio de expresión: la revista Hermes. De carácter elitista y culturalmente aristocrático, su mentor fue Miguel de Unamuno, y estaba integrado entre otros por Rafael Sánchez Mazas, Ramón de Basterra, Pedro Mourlane Michelena, Luis Antonio de Vega, Fernando de la Quadra Salcedo, José Félix de Lequerica, Jacinto Miquelarena, Pedro Eguillor, Joaquín de Zuazagoitia, etc.

Como herederos del pensamiento de Unamuno y la Generación del 98, su ideología era profundamente españolista, regeneracionista e imperial; hasta tal punto muchos de ellos fueron precursores años después del naciente fascismo e integrantes de Falange Española. Todos ellos colaboraron con el bando nacional durante la Guerra Civil española.

REVISTA HERMES

La publicación Hermes, Revista del País Vasco tenía su sede en Bilbao, de ella salieron 85 números entre enero de 1917 y junio de 1922. Fu fundada con la bonanza económica e industrial de Vizcaya, concebida y financiada por los nacionalistas, y dirigida por Jesús de Sarría. En ella colaboraron autores vascos y no vascos, que formaban parte de la intelectualidad española: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Eugeni d'Ors, José Ortega y Gasset, Fernando de la Quadra Salcedo, Ramón de Basterra, Pedro Mourlane Michelena, Rafael Sánchez Mazas, Telesforo de Aranzadi, Alejandro de la Sota, Salvador de Madariaga, Enrique Díez-Canedo, Juan Ramón Jiménez, entre otros. La parte gráfica corría a cargo de Aurelio Arteta, Luis Bagaría, Román Bonet Bon y Antonio de Guezala.

En Hermes no sólo se trataban temas de arte y literatura, mayoritariamente novecentista, sino también asuntos políticos o culturales que interesaban a un público esencialmente burgués y nacionalista, si bien no hasta el extremo de impedir la pluralidad ideológica en sus páginas. De hecho, la revista se mostró crítica con la figura de Sabino Arana y acogió al núcleo de la llamada Escuela romana del Pirineo (Ramón de Basterra, Rafael Sánchez Mazas, Pedro Mourlane Michelena), muy próxima a los nacientes fascismos europeos y germen intelectual de la futura Falange Española.

BILBAO, SIGLO XX

Lo que consiguió la lujosa Hermes fue, en definitiva, superar el estereotipo folclórico vasco para mostrar y afirmar otra visión más amplia y urbana, más ecléctica y civilizada, a tono con la sociedad europea de la época. Fue la culminación a un movimiento de actividades culturales que albergó la ciudad de Bilbao, liberal y unamuniana, durante los años dorados del esplendor económico e industrial. Algunos de aquellos logros fueron la organización de la Exposición Internacional de Pintura y Escultura celebrada en 1919 o la inauguración del espléndido Museo de Arte Moderno en 1924, bajo la dirección del pintor Aurelio Arteta.

La revista Hermes fue, igualmente, una iniciativa muy próxima al mito de civilidad de los noucentistes de Barcelona, que tienen su paradigma en La bien plantada de Eugeni d'Ors. El director de la revista, el nacionalista vasco heterodoxo Jesús de Sarría escribió:
"Y así, acogidos en las entrañas de la villa que se asienta entre el hierro y el mar, y se agiganta por el hierro y el mar, a nosotros, los de Hermes, se nos ofrece una misión gloriosa... Hermes, como el Consulado, debe llevar a las radas del mundo la voz de Bilbao."

En la inauguración de la revista Hermes en el hotel Palace de Madrid, en 1917, Miguel de Unamuno ofreció su visión de esta publicación:
"La revista Hermes, señor Sarría, me ha parecido la iniciación de esa local conciencia bilbaína que yo, paseando por el Arenal, solía imaginar."
REVISTA HERMES

25/10/2023

Desafío de Azkoitia


El Desafío de Azcoitia fue un reto que ofrecieron los llamados Parientes Mayores de la nobleza feudal vasca a los gobernantes, vecinos y cabezas de linaje de esta villa guipuzcoana en julio de 1456. Aquel bando fue colocado junto a la puerta principal de la Torre de Idiáquez, también llamada Etxe Beltz (Casa Negra). Este edificio rectangular de características defensivas está ubicado entre la Iglesia parroquial de Santa María la Real y el río Urola.

Este acto estuvo englobado en las llamadas Guerras de Banderizos de la Baja Edad Media, una lucha entre los dos grandes bandos nobiliarios que reunían a todos los linajes de las Provincias vascas: los Gamboinos y los Oñacinos. Lo que llevaba sucediendo en los últimos siglos fue que los nobles propietarios de la tierra rural estaban perdiendo poder político y económico respecto al nuevo orden urbano.

DESAFÍO DE AZKOITIA

Ante esta decadencia del mundo rural vasco, ambos bandos se aliaron para luchar contra la supremacía de las villas y ciudades que amenazaban su estilo de vida basado en la propiedad de la tierra, las relaciones parentales de poderosos linajes nobiliarios y las costumbres tradicionales. En definitiva, aquel desafío fue concebido como un intento de demostrar su fuerza, su poder y su honor.

En la pintura Desafío de Azkoitia, aparecen los señores banderizos Juan López de Lazkano, señor de Lazkano y Arana, Martín Ruiz de Gamboa, señor de Olaso, y Ladrón de Balda, señor de Balda, quienes lideraron el duelo que implicaba a un amplio entramado de linajes nobiliarios rurales. Retaban a solucionar su rivalidad mediante las armas a las nuevas elites urbanas de Azkoitia (Miranda de Iraurgi), Azpeitia (Salvatierra de Iraurgi), Deba (Monreal de Deba), Ordizia (Villafranca de Ordicia), Mutriku (Motrico), Getaria, Tolosa, y Segura.

DESAFÍO DE AZKOITIA

A petición de las Hermandades de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, el rey Enrique IV de Castilla decidió proteger a las villas mediante la expulsión de los nobles banderizos durante uno a cuatro años a la frontera andaluza para combatir en la Reconquista contra el Reino de Granada, así como el desmantelamiento de sus torre-fortalezas. Estos Parientes Mayores, con un carácter guerrero, fueron aprovechados por el Ejército castellano para que demostrasen su valor y honor en la lucha militar contra los islámicos. Por otro lado, en los territorios vascos se impuso la autoridad real y las Hermandades provinciales, pudiendo las villas seguir desarrollando su actividad económica.

Cuatro años más tarde, en 1460, aquellos nobles desterrados pudieron regresar. La Guerra de Banderizos así como sus bandos armados terminaron de disolverse durante el reinado de los Reyes Católicos, y muchos de los tradicionales linajes rurales emparentaron con los de las villas a fin de mantener su poder económico, militar y social.

23/10/2023

Juan Domingo de Echeverri y Rober


Almirante general de la Armada Real de la Carrera de Indias en 1664 y 1666

JUAN DOMINGO DE ECHEVERRI Y ROBER

Juan Domingo de Echeverri y Rober nació en San Sebastián, en 1622. Su padre fue Domingo de Echeverri y Celayandía, secretario real de Felipe III y Felipe IV, y superintendente general de Fábricas y Plantíos de la provincia de Guipúzcoa entre 1610 y 1618.

Fue hermano de Juan de Echeverri y Rober, capitán general de la Real Armada de la Carrera de Indias, y de Jacinto Antonio de Echeverri y Rober, también almirante de la misma armada.

Su primer cargo como capitán de guerra y mar fue realizado en 1639, al mando del galeón Nuestra Señora de Roncesvallesconstruido en el astillero de Usurbil propiedad de Pascual de Atocha. Allí recibió al rey Felipe IV estando en Pasajes. Después de pasar algunos años en puertos del Mediterráneo, pasó a la Flota del Océano en 1650.

En 1658, se puso al mando del galeón Nuestra Señora del Buen Suceso, propiedad de José de Alzamora, para formar parte de las doce naves de la Flota de Galeones del Océano, acompañando a sus dos hermanos Juan y Jacinto, el primero era general y el segundo capitán de mar y guerra.

La Armada de Guarda de la Carrera de Indias zarpó el 5 de junio, protegiendo a diecisiete buques mercantes que llevaban cargamentos de azogue. Arribaron el Cartagena de Indias el 18 de julio, tras cuarenta y tres días de navegación. Esta ciudad caribeña del Virreinato del Perú era enclave logístico para descargar mercancías y caudales y embarcar otras tantas con destino a Cádiz. Pero antes pasaron por Veracruz en el Virreinato de la Nueva España y en La Habana, donde partieron transportando veinte millones de plata amonedara, más un valiosísimo cargamento de mercancías que en ocasiones alcanzaban un precio superior al de los metales.

A los pocos días de navegación avistaron una escuadra corsaria inglesa, formada por treinta y una velas al mando del almirante Doyley. No llegaron a acercarse dada la buena organización de la Armada de Guarda que protegía al convoy de los galeones mercantes en posición de combate. Cuando llegaron a las islas Terceras, analizaron las posibilidades de que ser asaltados cerca de las costas españolas. Así, creyeron tener más riesgo pasar por el cabo de San Vicente y optaron por terminar la travesía en los puertos del Cantábrico. Pero un fuerte temporal dispersó seis buques, y de los treinta y uno iniciales, dos arribaron en la bahía de Cádiz y otros cuatro debieron hundirse.

ARMADA REAL DE LA CARRERA DE INDIAS

En junio de 1660, estaba al mando del galeón Nuestra Señora de Roncesvalles. En agosto arribó en Cádiz para unirse con este galeón a la escuadra que había zarpado de Nápoles con tropas del Sacro Imperio Germánico y guardias valonas.

Al mando todavía del galeón Nuestra Señora de Roncesvalles formó parte de una flota de veinticuatro buques zarpó desde Cádiz con destino al Virreinato de Nueva España, el 6 de noviembre de 1661. En ella estaban sus hermanos almirantes Juan y Jacinto, pero a cien leguas de la partida, el día 12, fallecía su hermano Juan de Echeverri y Rober, cuyo cuerpo fue entregado al mar. Tras arribar en Veracruz y La Habana, en agosto de 1663 ponían rumbo de regreso a la bahía de Cádiz, llegando el octubre.

En mayo de 1664, obtuvo nupcias con Mariana Vicenta Echeverri de la Vega, segunda condesa de Villalcázar, que era hija de la marquesa de Villarrubia. Este enlace matrimonial convirtió a Domingo de Echeverri en segundo conde de Villalcázar de Sirga y tercer marqués de Villarrubia de Langre.

En agosto de 1664, fue nombrado almirante general de la Armada de la Carrera de Indias. A su regreso fue capturado el galeón que mandaba el almirante Fernando de Montellano por los otomanos, el resto de la expedición llegó a la bahía de Cádiz sin problemas.

Entre 1665 y 1666, fueron botados tres galeones en los astilleros de Usurbil propiedad de Ambrosio Lomelín y Domingo Grillo, de unas 500 toneladas cada uno: el Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingoel San Vicente Ferrer y el Señor San Joseph. Domingo incorporó estos tres buques para la Armada de la Carrera de Indias.

GALEÓN NUESTRA SEÑORA DE RONCESVALLES

En este tiempo publicó unas excelentes Instrucciones generales para la navegación y combate, de D. Juan Echeverri, conde de Villalcázar, a la armada y flota de Nueva España. Al parecer fueron escritas principalmente por su hermano Juan, aunque en colaboración con Jacinto y el propio Domingo.

En 1666, fue nombrado de nuevo almirante general de la Armada de la Carrera de Indias. En esta ocasión fue media flota de los habitual, que zarpó en julio y arribó en Veracruz en septiembre. Tras salir de nuevo en mayo de 1667, llegó a la bahía de Cádiz en septiembre, siendo la nave capitana el galeón Nuestra Señora de la Concepción.

En diciembre de 1667, fue nombrado alcalde de Ezquioga, y en su cargo de general de mar y guerra fue puesto al almirante Domingo de Aramburu.

Ponía fin a sus servicios al frente de las Reales Armadas españolas. Encontró la muerte en junio de 1675.

18/10/2023

Declaraciones y proclamas vascas en la Guerra de la Independencia española


Tras la llegada del Ejército francés al territorio español en 1808, las autoridades nacionales se mantendrían fieles al nuevo rey José I Bonaparte, sin decisión de actuar en su contra. Pero se encontró con todo un pueblo en armas que luchó por defender la soberanía nacional y sus tierras, y devolver a su legítimo rey a la corona.

El pueblo madrileño se sublevó contra esta imposición y contra la salida hacia Francia de los últimos miembros de la familia real, un 2 de mayo de 1808. Daba comienzo la Guerra de la Independencia Española, también conocida como Guerra al Francés o Guerra Peninsular.

El detonante fue el pueblo bajo madrileño, pero junto a ellos algunos militares desobedecieron las órdenes de no actuar contra los invasores. Las autoridades francesas tomaron represalia con multitud de fusilamientos a los implicados, mientras que la Junta Suprema de Gobierno nombró presidente a Joachim Murat, y el Ejército y la Iglesia se sometieron a su disciplina. El 3 de mayo, la España oficial se había entregado a Napoleón.

El mismo día, el alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón, hizo una proclama de independencia, llamando a las armas a todo aquel español dispuesto a combatir. La reacción tuvo pronta repercusión en otras ciudades españolas que secundaron el alzamiento patriótico.

LA CARGA DE LOS MAMELUCOS, POR FRANCISCO DE GOYA

Ante la subordinación de las autoridades españolas al Ejército francés y a José I "el rey usurpador", diversas ciudades organizaron sus Juntas Locales, y a su vez en Juntas Provinciales y Juntas Supremas Regionales. Estas juntas surgieron como el resultado del espíritu de soberanía popular ante un poder usurpador e invasor. Es el llamado Federalismo Instintivo.

Las proclamas de las juntas patrióticas resultaron un ejemplo de elocuencia. El 12 de mayo, la Junta de Asturias fue la primera en proclamar su independencia e insubordinación ante el ejército de Napoleón. El 27 de mayo, la Junta de León llamó a la lucha, lo mismo que la Junta soberana de Galicia.

El 19 de julio de 1808, la Junta Suprema de Cataluña afirmaba en su proclama a los gerundenses sobre la independencia al poder usurpador napoleónico:
"Ninguna clase, ningún estado puede eximir de tomar las armas y organizarse debidamente para repeler la agresión que sufren los derechos del Altar y del Trono, los intereses de la Nación española, su dignidad e independencia."

La Junta de Cataluña acordó formar un ejército de 40.000 hombres, llamando a quinta a todo aquel que tenga entre 16 y 40 años de edad, y que se mantuvo hasta 1814, derrochando patriotismo en sucesos como la Batalla del Bruch o el Sitio de Gerona. Baste recordar, por ejemplo, que en la bandera de Igualada aparecía una flamante "Viva España". No en vano, en la lucha contra los franceses destacaron catalanes como Josep Manso, Joan Clarés, Francesc Milans del Bosch o Manuel Llauder, quien después de participar en la defensa de Gerona, llegó a ser capitán general de Cataluña y ministro de la Guerra.

Entre el conjunto de esas proclamas, los vascos se mostraron especialmente patriotas, haciendo desaparecer localismos en pro del único calificativo de españoles. Las Juntas Provinciales Vascongadas reunidas al estallido de la Guerra de la Independencia mantuvieron el apoyo y fidelidad a la nación española y llamaron a la lucha contra el invasor francés en nombre de la libertad y de la unidad de España. Así, en agosto de 1808, la Proclama de la Junta de Vizcaya decía:
"Los vascongados a los demás españoles:
Españoles somos hermanos, un mismo espíritu nos anima a todos, arden nuestros corazones como los vuestros en deseo de venganza, y con dificultad contienen nuestra prudencia y patriotismo hasta mejor ocasión nuestros indómitos brazos, ya que quisieran derramar sobre el enemigo la muerte que nuestros generosos pechos saben arrostrar intrépidamente. Aragoneses, Valencianos, Andaluces, Gallegos, Leoneses, Castellanos, etc., todos nombres preciosos y de dulce recuerdo para España, olvidad por un momento estos mismos nombres de eterna memoria, y no os llaméis sino españoles...
Recibid, como prueba incontrastable del espíritu que nos anima, los holocaustos que ofrecen a la libertad española los Eguías, los Mendizábales, los Echeverrías, y otros infinitos vascongados..."

LEVANTAMIENTO DE LAS PROVINCIAS DE ESPAÑA

Parte de guerra que el general Gabriel de Mendizábal dio a la Regencia y felicitación a los oficiales de la División Navarra por su bravo comportamiento durante la Guerra de la Independencia:
"La División navarra se ha cubierto de gloria en la batalla de esta tarde... El orgulloso enemigo se presentó en la orilla derecha del río Aragón, y los batallones de voluntarios en columnas de ataque, mandados por el brigadier Espoz y el coronel Cruchaga, lo arrollaron y envolvieron en las dos alas, mientras con la caballería de Húsares de Iberia su comandante Longa atacaba el centro... De los tres jóvenes guerreros, Espoz, Cruchaga y Longa debe esperar la Patria días tan gloriosos como dieron a la nación en el siglo XV Antonio Leiva y el conde Pedro Navarro."

Juan Antonio de Zaratiegui Celigüeta, secretario de Tomás de Zumalacárregui durante la Guerra de la Independencia:
"Los anales de la Historia refieren pocos ejemplos que puedan compararse con la guerra que el limitadísimo estado de la Navarra sostuvo contra las huestes de Napoleón."

Napoleón Bonaparte, durante su cautivo en Santa Elena:
"Esa desgraciada guerra española fue una auténtica tragedia. El origen de todas las desgracias de Francia."

JUAN ANTONIO ZARATIEGUI Y GABRIEL DE MENDIZÁBAL

Barón de Thiebault en sus Memoires du general Barón de Thiebault:
"… desde 25 leguas de distancia venían a ver nuestras tropas… Si nuestra marcha les parecía una fiesta a los españoles, para nosotros fue un triunfo. Qué contraste entre tales manifestaciones y el odio, el encarnizamiento, la rabia con que esas mismas poblaciones estarían animadas contra nosotros antes de que pasara un año."

Antonio Capmany y de Montpalau, en su obra Centinela contra los franceses:
"No es éste tiempo de estarse con los brazos cruzados el que puede empuñar la lanza, ni con la lengua pegada al paladar el que puede usar el don de la palabra para instruir y alentar a sus compatriotas. Nuestra preciosísima libertad está amenazada, la patria corre peligro y pide defensores: desde hoy todos somos soldados, los unos con la espada y los otros con la pluma."

David Gates en su libro La úlcera española
"El emperador no tuvo en cuenta un hecho que se ha repetido a lo largo de los siglos: una simple conquista militar no basta para conseguir objetivos políticos."

Jaime Balmes en su periódico El Pensamiento de la Nación:
"Ni en Cataluña, ni en Aragón, ni en Valencia, ni en Navarra, ni en las provincias Vascongadas se alzó el grito a favor de los antiguos fueros. Independencia, Patria, Religión, Rey, hé aquí los nombres que se vieron escritos en todos los manifiestos, en todas las proclamas, en todo linage de alocuciones; hé aquí los nombres que se invocaron en todas partes con admirable uniformidad.

Cuando la monarquía había desaparecido, natural era que se presentasen las antiguas divisiones, si es que en realidad existían; pero nada de eso; jamás se mostró más vivo el sentimiento de nacionalidad, jamás se manifestó más clara la fraternal unidad de todas las provincias. Ni los catalanes vacilaban en acudir al socorro de Aragón, ni los aragoneses en ayudar a Cataluña, y unos y otros se tenían por felices si podían favorecer en algo a sus hermanos de Castilla (...) españoles, y nada más que españoles eran ..."

CENTINELA CONTRAFRANCESES, POR ANTONIO CAPMANY Y
LA ÚLCERA ESPAÑOLA, POR DAVID GATES

13/10/2023

Literatura historiográfica moderna por vascos y navarros


Esteban de Garibay y Zamalloa, natural de Mondragón, donde nació en 1533, comenzó su obra historiográfica con la redacción de Los Quarenta Libros del Compendio Historial (1556-1566), que serían publicados más tarde (por Plantino, en Amberes, 1570-1572). Antes había viajado hasta Sevilla y fijado su residencia entre Toledo y Madrid, entrevistándose con Felipe II (1575). Simultáneamente comienza Origen, discursos e ilustraciones de las dignidades seglares de estos reynos que publica parcialmente en 1596.

Gracias a la influencia de la familia de consejeros reales de origen guipuzcoano los Idiáquez, fue nombrado cronista del rey Felipe II en 1592. Publicó Letreros e insignias reales de todos los serenísimos Reyes de Oviedo, León y Castilla, en 1593, e Ilustraciones Genealógicas de los Catholicos Reyes de las Españas, en 1594, que es sólo una parte de sus investigaciones genealógicas Grandezas de España.

La mayoría de sus trabajos los realizó en castellano, pero en muchas ocasiones utilizó el euskera en sus obras, siendo muy conocidos, por ejemplo, los refranes que recopiló. Al igual que hizo Lope García de Salazar acerca de las guerras de banderizos, recogió abundantes canciones y cantos fúnebres (eresiak) como Milia Lasturkoren eresia, dedicadas a estos episodios históricos.

COMPENDIO HISTORIAL, POR ESTEBAN DE GARIBAY

El jesuita pamplonés José Moret, filósofo y teólogo, se convierte en el primer cronista del Reino de Navarra por acuerdo de las Cortes navarras en 1654, año en el que se encontraba como lector de Teología en Segovia. Sus obras más importantes son Investigaciones históricas de las antigüedades del reino de Navarra, que publicó en 1665, y los Annales del reino de Navarra, publicados en 1674 y 1691 que incluyen las apreciaciones de la batalla contra los musulmanes en el pueblo navarro de Valdejunquera. Más tarde, en 1709, el también jesuita Francisco de Alesón se encargó de elaborar un tercer volumen de estos Annales de reino.

ANNALES DEL REYNO DE NAVARRA, POR JOSÉ DE MORET

El sacerdote navarro Juan de Palafox y Mendoza fue estudioso de problemas sociales y asuntos sobre los indios de Nueva España y obras de carácter polémico. Nombrado en 1642 virrey de Nueva España, escribió De la naturaleza y virtudes del indio en 1650. Donó su gran biblioteca Palafoxiana al Seminario Archidiocesano de Puebla.

Francisco Navarro Villoslada, natural de Viana, fue el creador del periódico Pensamiento Español, para la difusión de su ideología, de corte tradicional y católica. A través de este órgano atacó a los demócratas y krausistas. Fue, además, director del Semanario pintoresco español y El arpa del creyente. Apoyó la causa de Carlos María de Isidro durante las Guerras Carlistas, al tiempo que no dudó en alabar a Espartero. De su obra literaria son destacables Doña Blanca de Navarra, crónica del siglo XV, Doña Urraca de Castilla, memoria de tres canónigos y Amaya o los vascos en el siglo VIII.

DOÑA BLANCA DE NAVARRA Y DOÑA URRACA DE CASTILLA,
POR FRANCISCO NAVARRO VILLOSLADA

10/10/2023

¿Cuál es el origen del nombre País Vasco?


El topónimo País Vasco sería la traducción al castellano de Euskal Herria, y por tanto equivalente a ésta en referirse a los siete territorios lingüísticos-culturales. Pero, en realidad se trata de una derivación de la denominación francesa Pays Basque, difundida sobre todo en el siglo XIX, y que anteriormente se constata la forma Basque sola, funcionando como sustantivo; por ejemplo, en el famoso mapa de Jean Baptiste Nolin (París, 1704), se lee Mer de Basque.

Este término fue utilizado por primera vez por Juan Antonio Zamacola en 1818, pero tendría poca proyección hasta que se empezó a utilizar el de Euskadi. Se popularizó durante todo el siglo XIX, cuando la costa del Labort se convirtió en la zona de veraneo preferida de la burguesía parisina. De hecho, se sabe que fueron Louis Napoleón Bonaparte, sobrino del emperador, y la emperatriz Eugenia de Montijo quienes pusieron de moda las playas de Hendaya y Biarritz entre las clases altas del segundo imperio. Lo de Pays Basque fue una ampulosa forma cortesana de referirse a los Pirineos atlánticos antes de convertirse en reclamo turístico.

biscaia basque nolin mapa cartografica reinos espagne
MER DE BASQUE EN EL MAPA DE JEAN BAPTISTE NOLIN

Su traducción española no se conserva del todo el sentido original, pero arrastra aún resonancias del pintoresquismo. En España, difundieron su uso los escritores de la Generación del 98, sobre todo Pío Baroja, que publicó en 1953 una vasta descripción geográfica y monumental de la región, tanto de la parte española como de la francesa, con ese título El País Vasco. Pese a que se halla en la actualidad bastante difundido, se advierten reticencias a emplearlo con la misma amplitud semántica que la atribuyó Baroja, especialmente entre sectores del Navarrismo político, opuestos a incluir bajo tal epígrafe al viejo reino.

Por tanto, País Vasco es un galicismo (Pays Basque) introducido en la lengua española a finales del siglo XIX. Integra bajo un mismo territorio político a las tres provincias históricas de Álava-Araba, Guipúzcoa-Gipizkoa y Vizcaya-Bizkaia desde el siglo XIX.

Por otra parte, el denominado País Vasco francés engloba a los tres territorios al norte de los Pirineos fronterizos con Navarra: Larpudi, Benavarra y Zuberoa.

AURRESKU, POR JOSÉ ARRUE

06/10/2023

Sancho III Garcés el Mayor


Rey de Pamplona durante el primer tercio del siglo XI, llegó a gobernar varios condados de los Pirineos y en el Condado de Castilla, por lo que fue llamado Rex Ibericus,Sancio rege Navarriae Hispaniarum, e Imperator totius Hispaniae

SANCHO III GARCÉS EL MAYOR

Sancho III Garcés, llamado el Mayor o el Grande, nació hacia 990, siendo rey de Pamplona desde alrededor del año 1004 hasta 1035.

Desde un punto de vista coronímico y socionímico, Sancho III fue un rey pamplonés, pero esa titularidad nobiliaria no indica su lugar de origen y procedencia, es decir, que fuese natural de Pamplona. El gentilicio "pamploneses" también tenía un significado social para identificar a la nobleza del reino, utilizando el término socionímico "navarros" para designar a la población campesina.

Por línea materna, Sancho III era hijo de una leonesa, Jimena Fernández, que a su vez era hija de los condes leoneses Fernando Bermúdez, de la casa de Cea, y de Elvira Díaz, de la casa de Saldaña.

Por línea paterna también abundaba la sangre castellana, pues aunque Sancho III era hijo del rey pamplonés García II Sánchez el Temblón (994-1000), también era biznieto de Fernán González (933-970), primer conde de Castilla, y nieto de la infanta castellana Urraca.

Por tanto, desde el sentido etnonímico de su origen y pertenencia, tres de sus cuatro abuelos no eran vascones. Y de sus ocho bisabuelos, todos conocidos, uno era aragonés, dos eran navarros y cinco leoneses. Esto fue así porque la dinastía Jimena, que reinaba en Pamplona desde el año 905, había seguido una política matrimonial de enlaces con sus vecinos, particularmente los reyes de León y los condes de Castilla. Por eso, este rey fue crisol de dinastías hispánicas.

Todo lo contrario sucedió con Abderramán III, que tuvo una madre vascona y su padre también, de tal manera que tres de los cuatro abuelos del primer califa de Córdoba eran vascones, es decir, todo lo contrario a lo sucedió con Sancho III, demostrando una vez más la irrelevancia del origen étnico para ser el legítimo titular de un reino.

SANCHO III GARCÉS

Su reino estaba formado por varias unidades territoriales:

1. la Navarra primordial, entre los años 1000-1035, origen del Reino de Navarra y centro de la monarquía. Incluían los territorios viejos del reino en torno a su capital Pamplona, llegando hasta el Pirineo navarro al norte.

2. la Rioja y Rivera navarra, que incluía probablemente La Rioja alavesa, integrada en el Reino de Navarra hasta el siglo XV, arrebatada a Al-Ándalus en la primera mitad del siglo X. Se trata de una nueva zona llana incorporada y ganada por sus antepasados a los Banu-Qasi.

3. el Condado de Aragón, entre los años 1000-1035, limitado entonces a los valles más occidentales y septentrionales de la región a la que ha dado su nombre, unido durante el siglo X mediante una vinculación personal, consecuencia de una herencia, al Reino de Pamplona y que conservaba su autonomía.

TENENCIAS DEL REINO DE PAMPLONA HASTA 1035

Cuando García II murió en el año 1000, el legítimo heredero, Sancho III tan sólo tenía ocho años. Siendo menor de edad, su madre Jimena Fernández y su abuela Urraca de Castilla dirigieron la política del Reino de Pamplona en una regencia. Durante los años 1000 y 1004, la regencia pasó a cargo de su tío materno Sancho Ramírez, quien fuese primo carnal de García II, pero ahora con el título de rey interino.

Con tan sólo doce años, Sancho III fue coronado, pero en la práctica el gobierno efectivo de los primeros años correspondió a su madre y su abuela, que le introdujeron en los intereses de la política de León y de Castilla. Estos precedentes sentaron las bases del interés que posteriormente mostró Sancho III para vincular el Reino de León y el Condado de Castilla a la Monarquía de Pamplona. Su primer acto de relación fue el matrimonio con la hija primogénita del conde Sancho García, Muniadona, efectuado hacia 1010, abriendo posibilidades sobre el control sobre del condado. Esta unión condicionó todo su reinado y la herencia que dejó, ya que las familias reinantes de los reinos de Navarra, Castilla, León y Aragón mantendrían su origen en el mismo antepasado, Sancho III.

En el 1016, Fortún Ochoa de Cameros en representación de Sancho III de Pamplona, y Nuño Álvarez de Bureba en el de Sancho García, establecían mediante acuerdo y conveniencia los límites entre el ambas entidades políticas en el tramo riojano-soriano, frontera que arrancaba desde el monte San Lorenzo hasta Garray. Concluyendo a favor del reino pamplonés las disputas sobre el control de la zona riojana de San Millán de la Cogolla, donde Castilla tenía gran influencia desde los tiempos de Fernán González, como se puede comprobar en la documentación del monasterio.

En el 1017, Sancho García de Castilla moría, quedando vacante su puesto. Su heredero legítimo García Sáncheztan sólo contaba con siete años de edad, lo que propició la intervención de Sancho III. Cuestionado por muchos nobles castellanos y por el rey leonés Alfonso V, Sancho III apoyó a su cuñado García Sánchez. Este ganó el condado y Sancho III adhesiones dentro de Castilla. Durante esta actuación, Sancho III se vio momentáneamente frenado por la actuación de al-Mundir, máximo gobernador de Zaragoza. Esta intervención y tutela política sobre el Condado de Castilla fue más fácil cuando Alfonso V de León murió en 1028, siendo su heredero Bermudo III menor de edad para reinar. Aprovechando la coronación de este rey leones, Sancho III medió para que se casara con una de sus hijas, Jimena, de esta forma establecía una nuevo vínculo de parentesco entre ambas dinastías.

SANCHO III GARCÉS EL MAYOR

En el 1028, García Sánchez ya era mayor de edad para gobernar, pensando en la opción más beneficiosa para Castilla solicitó la unión matrimonial con Sancha, hermana del rey Bermudo III de León. Cuando las nupcias se encontraban a punto de celebrase, los Vela, una familia de magnates alaveses enemistados con el linaje dominante en Castilla, asesinan al conde castellano García en presencia de su prometida y del propio rey Sancho III. De nuevo intervino el pamplonés en la resolución de aquella situación, casando a su hijo Fernando con la joven leonesa.

De esta manera tan peculiar se fue construyendo el futuro Reino de Castilla y Sancho III vinculando este condado bajo la órbita de influencia del Reino de Pamplona, a través de los derechos de su esposa Muniadona, la hermana del conde muerto, convirtiéndose en conde de Castilla en 1029. Aunque es verdad que quiso delegar el gobierno en su hijo Fernando, un niño todavía en aquel año, y que se convertiría en el futuro primer rey de Castilla.

Desde 1030, estuvo rigiendo sobre las tierras del Condado de Cea: "Regnante rege Sanctio in Ceia et rege Ueremudo in Legione". Este territorio además entraba dentro de su influencia, ya que la madre de Sancho III era hermana del conde de Cea, Pedro Fernández, muerto alrededor del año 1028.

Al final de su vida, en 1034, ejerció el poder sobre León, llegando militarmente sobre Astorga y León. El 21 de diciembre de aquel año, restauró la sede palentina encomendando al obispo Ponce la organización de la misma.

Sancho III fue prohijado por algunas viudas castellanas, como doña Goto y doña Oneca que le hicieron donación a título privado de sus cuantiosos patrimonios, los años 1028 y 1031. Esta práctica algo habitual sirvió para acrecentar el poder de Sancho III en el Condado de Castilla.

En la escritura de sus documentos utilizó el romance navarro-aragonés más que el euskera, y dejó que esta lengua se perdiera en tierras de La Rioja, de Álava y de la Ribera navarra convirtiéndola en una lengua tan vasca como el euskera hace ya siglos.

No fue la lengua castellana la que recortase el uso de la lengua euskalduna en Euskal Herria, ya que el Condado de Castilla tan sólo era una pequeña entidad nacida del impulso navarro, sino los reyes de Navarra. Así lo explicaba fray Bernardino de Estella, este historiador escribió que los euskaldunes reyes navarros "se dieron mucha prisa en adoptar la lengua castellana para redactar sus documentos, adelantándose unos 60 años a los mismos reyes de Castilla".

ALEGORÍA DEL TESTAMENTO DE SANCHO III GARCÉS

Bajo su mandato, el Reino cristiano de Nájera-Pamplona alcanzó su mayor extensión territorial, abarcando casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga hasta Ribagorza. De hecho, Sancho III pretendió la unificación de los estados cristianos peninsulares, bien por vínculos de vasallaje, de matrimonio o bajo su propio mando.

Reforzó las posiciones de la Rivera riojana. A comienzos de su reinado, tanto el poder regio como importante monasterios como el de Leyre, Albealda o San Millán, cumplían un importante papel en las riberas del del Ebro como motores de repoblación y de organización agraria y del espacio rural. Fijó Nájera como su residencia principal y la añadió por primera vez a la titulación de los reyes de Pamplona. Esta predilección alcanzó su apogeo con su hijo García III Sánchez el de Nájera.

Gracias a su vinculación al Reino de Castilla, incorporó a su reino los territorios vascongados: las tenencias de Álava y de Guipúzcoa, y el Señoría de Vizcaya.

Intervino en los Condados de Sobrarbe y Ribagorza, que fueron anexionados al Reino de Pamplona, o en situación de subordinación semejante a la que ya tenía el Condado de Aragón. El Condado de Sobrarbe, asolado por el Califato, fuer incorporado al reino de Pamplona hacia 1015. A la muerte del conde ribagorzano Guillermo Isárnez, en 1017, Sancho III consiguió el poder del Condado de Ribagorza, en base a que su esposa Muniadona era su legítima heredera como nieta de Ava de Ribagorza. El resto del territorio ribagorzano en base al reparto de 1010, fue incorporado por el rey de Pamplona hacia 1025.

Haciendo valer sus intereses como descendiente de Dadildis del Pallars, no dominó pero si ejerció influencia en el Condado de Pallars, que hacia 1011 se había dividido en dos, Pallars Jussá y Pallars Sobirá, este último en la cuenca alta del río Noguera-Pallaresa. Además, consiguió el vasallaje del Condado de Barcelona.

También incorporó el Vizconado de Labort, entre los años 1021 y 1023, tras el apoyo al conde de Gascuña, Sancho Guillermo, en su lucha contra el Condado de Toulouse. Y tras morir sin descendencia este, en octubre de 1032, trató de extender su autoridad sobre el Condado de Gascuña, la antigua Vasconia ultrapirenaica comprendida entre los montes Pirineos y el río Garona, aunque finalmente gobernó Eudes.

FRONTERA DE ARAGÓN, SOBRARBE Y RIBAGORZA CON SANCHO III GARCÉS

Sancho III organizó el Camino de Santiago, que años antes ya fijó la ruta el eclesiástico Domingo de la Calzada, pero Sancho modificó dicha ruta haciéndola pasar por Nájera, su lugar de residencia. El Camino de Santiago fue establecido por Sancho III como una manera de vertebrar los diferentes reinos cristianos hispánicos, y como una vía de europeización y modo de introducir nuevas culturas, lo que supuso un inmenso aporte económico y cultural en los siguientes mil años. Los peregrinos trajeron nuevas ideas, estilos artísticos modernos y cambios eclesiásticos.

El inicio de su reinado coincidió con el fin del Califato de Córdoba, iniciado a la muerte de Almanzor en 1002 y terminado con el principio de los reinos de Taifas o lugartenencias. Mientras que Al-Ándalus se desvertebraba y dividía, Sancho III pretendió la unificación de los todos los territorios cristianos hispánicos, bien por vínculos de vasallaje o bajo su propio mando, generando una política de intereses comunes.

Años más tarde, pero todavía en el siglo XI, el nieto de Sancho III e hijo de Fernando de Castilla, Alfonso VI, continuó esta labor europeizante y vertebradora de los reinos cristianos peninsulares que empezó su abuelo Sancho. Destacó en tres aspectos:

1. el sometimiento de todas las taifas a un régimen de parias o tributos. Si antes los cristianos pagaban tributo a los islámicos, los hijos de Sancho III fueron los que percibían parias de los reinos de taifas, lo que devolvió a los reinos cristianos conciencia de unidad.

2. la integración plena de los reinos cristianos peninsulares en la reforma gregoriana, que significaba la consolidación de la europeidad. Bajo su reinado se introdujo en la península el rito romano, olvidando el mozárabe, y los monasterios empezaron a someterse a la autoridad de Cluny. Rectificó la Ruta de Santiago enviándola por lugares más accesibles en vez de seguir el viejo trazado por sendas norteñas.

3. la devolución a musulmanes y judíos del estatus de religión lícita, aunque sin sobrepasar los límites de una tolerancia.

Sancho III devolvió la idea neogótica "del imperio y del emperador". De su reinado partieron los Reinos de Castilla y de Aragón y él fue por consecuencia el fundador de las dinastías que reinaron, tanto en Castilla como en Aragón. El verdadero sentido de su reinado surgía como uno de los primeros conceptos de una España unificada.

Si en la ascendencia dominó abrumadoramente la sangre no vascona, su descendencia controlaría todos los tronos de la España cristiana. Su reinado sentó las bases para que durante un siglo todos los reyes hispano-cristianos descendieran de Sancho III por línea paterna (dinastía navarra).

Durante el reinado de Sancho III se aprecian los primeros síntomas de una expansión económica, política y cultural de la Plena Edad Media, iniciándose un proceso de europeización y vertebración de los reinos cristianos de España que terminaron sus descendientes. Este reino fue en 1034 una de las potencias cristianas más importantes de Europa occidental.

TERRITORIOS CONTROLADOS POR SANCHO III GARCÉS

Sancho III se convirtió, a principios del siglo XI, en el primer gran europeizador de los reinos cristianos hispánicos que, hasta entonces, habían estado influidos por su herencia hispano-visigoda y el esplendor de al-Ándalus. El rey pamplonés establece contactos culturales con la cristiandad europea.

Con la Iglesia del condado de Cataluña mantuvo contacto a través de abad de Ripoll, Oliba. La relación con la abadía de la Orden del Cluny también fue muy próspera. Los Cluny lideraron el proceso de reforma de la Iglesia, Oliba supo integrar el espacio español dentro de la reforma gregoriana, que creaban las bases de la europeidad. Oliba mostraba igualmente empeño en extender los movimientos de Paz y Tregua de Dios, demostrando que los reinos españoles contaban con una base jurídica común, que se adaptaba a las nuevas circunstancias marcadas por el Fuero de León y la maduración de las costumbres en Cataluña.

Sancho el Mayor abrió sus territorios a influencias europeas. Gracias a dicha reforma gregoriana, incorporó a sus reinos la cultura cluniacense, atrayendo a sus dominios a la Orden de Cluny, lo que supuso la implantación del latín en los rituales eclesiásticos, en sustitución del ritual mozárabe vigente hasta entonces.

Posibilitó la introducción del románico francés en la arquitectura de catedrales, monasterios e iglesias como de Silos, de Santiago, o de Pamplona. La catedral de esta última ciudad fue restaurada, en cuyo decreto de restauración habla de "nuestra Patria, España". Bajo su gobierno comenzó a construirse la primera catedral románica, la de Palencia.

A partir de 1025, introdujo en los monasterios del Reino de Pamplona la regla benedictina, imperante en la Europa carolingia, que conoció al ocupar el condado de Ribagorza. Además fomentó la llegada de clérigos catalanes a sus monasterios gracias a su especial vinculación con el abab Oliba.

Fue el primer monarca hispano en viajar al extranjero y entrevistarse con un rey foráneo; también mantuvo importantes relaciones diplomáticas con señores norpirenaicos y con el Papado.

Fomentó la peregrinación a Santiago de Compostela, que constituyó uno de los elementos fundamentales del proceso de europeización. La Historía Silense señala que "puso en mejor circulación el camino de Santiago, puesto que antes los peregrinos tenían que rodear por Álava por miedo a los árabes". Este trasladó el itinerario de la Ruta Jacobea más al sur, pasando por Estella, Los Arcos, Viana, Logroño y Nájera, tal y como se recorre en la actualidad.

CAMINO DE SANTIAGO POR TIERRAS DE CASTILLA Y NAVARRA

Antes de morir Sancho III, en 1035, dividió sus territorios entre sus hijos, dejando en el testamento un reparto más o menos equitativo del territorio según el derecho navarro:

García III de Nájera, como conde de Pamplona-Nájera y primogénito, heredó el Reino de Pamplona, algunas tierras de Aragón, la tenencia de Álava y buena parte del Condado de Castilla (La Bureba, Montes de Oca, Trasmiera, Encartaciones y Castilla Vieja).

Ramiro, como conde de Aragón, se hacía con el control del Condado de Aragón, que se convirtió también reino.

Gonzalo, conde de Segorbe y Ribagorza, reinó en estos señoríos pirenaicos y otros puntos distantes de Aragón. En 1039, fallecía Gonzalo dejando oportunidad a su hermano Ramiro para ampliar las fronteras de un Reino de Aragón cada vez más sólido, que no se conformaba con los primigenios reductos montañeses atreviéndose a bajar al llano dominado todavía por los musulmanes.

Fernando I, como conde de Castilla, obtuvo un mermado Condado de Castilla (la zona burgalesa hasta el Duero), convertido en Reino. Había sido gobernador de estas tierras por delegación de su padre, hasta 1035, desde entonces rey de Castilla, pero contando con la oposición del todavía rey leonés Bermudo III. La pugna se resolvió a unos 20 kilómetros de Burgos, en un paraje llamado Tamara o Tamarón, donde los castellanos derrotaron a los leoneses en septiembre de 1037; en el mismo campo de batalla moría Bermudo III y se impulsaba definitivamente el Reino de Castilla y León.

TERRITORIOS DE SANCHO III GARCÉS

De este reparto surgió la nueva estructura política de los siglos XI y XII, con los reinos de Navarra, Aragón, Castilla y León. La Reconquista cobraba una insospechada dimensión añadiendo a esto la disgregación en pequeños reinos de taifa del Califato de al-Ándalus.

Su lugar de enterramiento aún constituye objeto de controversia, puesto que tanto el burgalés Monasterio de San Salvador de Oña como el leonés Panteón de los Reyes de San Isidoro tienen tumbas que afirman corresponden a este monarca, y fuentes escritas que documentan ambos.

Aun así, la mayoría de los historiadores consideran que Sancho está enterrado en monasterio abacial de Oña, donde habían sido sepultados los últimos condes castellanos. Este templo fue construido durante su reinado, en el 1011, de gran belleza y riqueza, tiene 80 metros de largo y 20 de altura.

En la Capilla Mayor se conserva la arqueta de oro y plata con los restos de San Íñigo el benedictino, al que el rey de Pamplona ordenó marchar de San Juan de la Peña a Oña para ordenar y dirigir la construcción del monasterio. El sarcófago del rey Sancho III Garcés posee los escudos de sus reinos, es decir, Navarra, Castilla y Aragón. También figura el nombre de Sancho Abarca, en recuerdo sin duda de su antecesor, el rey Sancho "Abarca".

A su lado el sarcófago de su esposa, la reina Munia o doña Mayor, la que organizó bajo su mandato la construcción del puente de Puente la Reina y de la iglesia de Fromista, ambos en el Camino de Santiago.

MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE OÑA

Sancho III realizó el primer Imperio Hispánico cristiano durante la Reconquista y fue denominado Rex Ibericus, Hispanis Rex, Rex Navarrae Hispaniarum, y llegó a utilizar el título de Emperador al ocupar León.

Rex Hispaniarum, "Rey de las Españas" es el título que aparece, por ejemplo, en el acta de traslación de su cuerpo a San Millán, el 14 de mayo de 1030. Al igual que Alfonso III de León, que se autodenominó Imperator Totius Hispaniae, el objetivo de los reyes navarros, compartida con otros reyes peninsulares, no era construir un Estado vasco sino reconquistar España, la Hispania sometida en esos momentos a los invasores islámicos. Buena prueba de ello es que llegó a acuñar moneda en Nájera con el título con dicho título: Imperator Totius Hispaniae. No era un título de emperador al estilo romano, pues esa titularidad correspondían al Sacro Imperio y Bizancio en Oriente, sino como el soberano de los reinos españoles, rey sobre reyes y condes cristianos peninsulares. A pesar del precedente de Alfonso III sin continuidad, Sancho III inauguró este título de "rey de España"; sus sucesores repitieron hasta hacerlo habitual durante dos siglos.

Los reyes pamploneses emparentaron con aragoneses, asturianos, leoneses y castellanos en un intento de hacer avanzar la empresa reconquistadora común. Era un rey navarro el que en el decreto de restauración de la catedral de Pamplona se refería a "nuestra patria, España" hace poco menos de un milenio. A los reyes hispano-visigodos Witiza y Rodrigo los denominó "nuestros predecesores y antepasados". Por lo tanto, Sancho III el Mayor se definía a sí mismo como emperador de las Españas y heredero de los visigodos. Y se definía "el Mayor" o "el Grande" como era norma entonces, un término que se había aplicado a Carlomagno (Carlos el Grande, o Carlos el Mayor) y a algunos de los Papas.

Existe una moneda atribuida a su reinado con la inscripción Imperator acuñada en Nájera. Pero dicha moneda sería un ejemplar único y actualmente es considerada posterior a Sancho III, tratándose de una emisión del reinado de Alfonso VII de León. Por tanto, también hay historiadores que creen que el título de imperator carece de fundamento.

Al final de su vida era llamado Sancius rex in Aragone et Pampilonia, in Suprarbi et in Ripacorga, in Nagera et in Castella et in Alava.

SANCHO III GARCÉS EL MAYOR

Un eclesiástico contemporáneo suyo fue Oliba, el abad de Ripoll, suprema autoridad religiosa en aquellas tierras y personaje de gran prestigio intelectual. En una carta que le escribió en el 1030, este abad catalán calificó a Sancho III como Rex Ibericus, que significa "Rey de toda Iberia", título simbólico y honorífico en representación a su enorme conjunto territorial.

Otro eclesiástico catalán, Bernardo, que fue elevado por el rey pamplonés a la dignidad de obispo de Palencia, escribió, al narrar la historia de la sede palentina, que el monarca navarro "mereció justamente ser llamado rey de los reyes españoles".

Por el mismo tiempo, un cronista francés llamado Rodulfus Glaberle definía como Sancio rege Navarriae Hispaniarum que significa "Sancho, rey navarro de las Hispanias", que extendió su autoridad al total de los reinos cristianos de la península.

Cuando en 1034, Sancho III fue coronado con el título de rey de León se hizo llamar Rex Dei gratia Hispaniarum, que significa "por la gracia de Dios, rey de los españoles" y lleva implícito que su reinado es sobre todos los reinos cristianos ibéricos independientes. En los documentos del burgalés monasterio de Oña, donde fue enterrado junto a los últimos condes castellanos, se le llamó Sancius, Gratia Dei, Hispaniarum Rex.

La acepción Dei Gratia, algo usual en la práctica francesa, viene a significar que su derecho a reinar tiene un origen divino. Y es que se le atribuye a Sancho III la introducción en España de la fórmula de "rey por la gracia de Dios", consecuencia de la teoría paulina del origen divino del poder y llamada a tener una gran trascendencia.

El calificativo de "mayor" apareció por primera vez en una biografía de Santo Domingo de Silos, escrita en 1089-1091. Su autor se refiere a García III Sánchez como Filius Sancii regis Maioris. "Hijo del rey Sancho el Mayor".

Sólo los autores árabes le dieron el título de Malik al-Bashkunsh, rey de los vascones, reutilizando una denominación étnica arcaica procedente de los autores clásicos.

Desde Galicia hasta el Condado de Barcelona, jamás un rey hispánico cristiano había alcanzado tanto poder desde tiempos del Reino Hispano-visigodo.

MONASTERIO DE SAN SALVADOR DE LEIRE


02/10/2023

Escultura a Bruno Mauricio de Zabala en Montevideo


El Monumento a Zabala en Montevideo está dedicada al fundador de la capital uruguaya. Fue realizado por el escultor Lorenzo Coullant Valera, en colaboración con el arquitecto Pedro Muguruza Otaño, ambos españoles, e inaugurado 27 de diciembre de 1931. El conjunto monumental consiste en una estatua ecuestre realizada en bronce, colocada sobre una base rectangular de piedra con escalones de mármol.

Bruno Mauricio de Zabala y Gortázar fue un militar nacido en Durango que ejerció como gobernador del Río de la Plata desde 1717 hasta 1734. También fue gobernador del Paraguay en 1725 de forma breve e interina, volviendo a desempeñarlo en 1735. Pasó a la historia por fundar la ciudad de Montevideo.

La figura ecuestre de Zabala representa al gobernador vizcaíno montando a caballo mientras contempla la fundación de Montevideo; su cara muestra una cierta raza criolla, aunque fuera étnicamente vasco y español; la mano derecha postiza metálica sostiene las riendas y la espada y la izquierda el bastón de mariscal; viste el uniforme de general con armadura.

MONUMENTO A ZABALA EN MOTEVIDEO

Sobre el basamento están grabados el Escudo de Montevideo y la leyenda "AL FUNDADOR DE MONTEVIDEO, GENERAL DON MAURICIO DE ZABALA".

En el lateral norte hay una figura alegórica femenina representando la Abundancia.

En el lado opuesto sur aparece el escudo nobiliario del general y la leyenda "MONUMENTO A ZABALA EN MOTEVIDEO", fecha en que se produjo la entrada de las tropas españolas en la península montevideana.

El lado oeste contiene un bajorrelieve que representa la entrega de la población al poder civil por parte del poder militar, y un altorrelieve que simboliza a un campesino.

El lado este contiene un bajorrelieve que representa la toma de posesión, y un altorrelieve de bronce que simboliza la "Primera Familia".

Se completa decoración con cuatro jarrones de granito.

Es característica la Plaza de Zabala, donde está implantado el conjunto, porque es una manzana girada sobre la perfecta estructura de calles paralelas y perpendiculares de la Ciudad Vieja. En esta plaza se instaló el Fuerte de Santiago, primer edificio levantado durante la etapa fundacional. El posterior desarrollo del trazado urbano sobre la península montevideana hizo encargar esta manzana de forma torcida. Está rodeada de la circunvalación de Durango, entre calles tan simbólicas como Zabala, Colón, Alzaibar o 25 de Mayo.

ESCULTURA ECUESTRE DE ZABALA EN MOTEVIDEO

Iconográficamente, Coullaut concibió el monumento como un homenaje a la figura de Zabala, en el que se exaltara tanto su papel en la fundación de Montevideo como el de los pobladores que tras él vinieron. Al igual que la mayoría de los monumentos, en éste también pueden distinguirse dos planos, el arquitectónico y el escultórico, ambos con valor simbólico e iconográfico.

La arquitectura del conjunto representa a la ciudad en sus momentos iniciales del siglo XVIII. A través de esta se establece el marco cronológico y geográfico en el que se encuadra los acontecimientos históricos más importantes a los que hacen alusión los motivos escultóricos en relieve: la defensa militar frente a los portugueses y la fundación con sus pobladores. La escultura se encarga de encumbrar al fundador de la ciudad y de narrar los grandes acontecimientos que protagonizó. A través de la alegórica de la Abundancia, se hace alusión a la creación de la abundante riqueza de la nación uruguaya, que aportaron tanto los primeros colonizadores españoles como los modernos herederos.

DEFENSA ARTILLERA DE ZABALA EN MONTEVIDEO

El relieve del lado este está centrado en la defensa artillera liderada por Zabala, acompañado de sus soldados y ayudado por uno de sus oficiales. El capitán Domingo Petrarca, encargado de las actividades de fortificación, aparece en el relieve de espaldas, controlando la maniobra de tiro. Por el horizonte, las naves portuguesas se mantienen distantes y atemorizas por las posibles andanadas de artillería. El resultado escultórico resume la significación histórica de las actuaciones militares de Zabala en la fundación de Montevideo: frenar la política expansionista lusa en el Río de la Plata y la Banda Orienta.

CONSTITUCIÓN DEL PRIMER CABILDO DE MONTEVIDEO

El relieve del lado oeste está dedicado a la constitución del primer cabildo montevideano. Reconstruye una ceremonia pública cuyo maestro fue Zabala, delegado de la autoridad real en la Gobernación del Río de la Plata. En la plaza mayor de la recién fundad ciudad, Zabala entrega los bastones de concejales a los miembros del cabildo. Tras él, los soldados recuerdan el poder militar saliente. Junto a él, sobre una mesa, los documentos constituciones derivados de las Leyes de Indias, sobre los que el sacerdote exige juramento. Y ante este, la ciudadanía que se convertiría en dueña de sus terrenos asignados. De este modo, el monumento no solo explica de manera gráfica y simbólica como la fundación de Montevideo no sólo uvo un carácter militar, sino también colonizador.