12/10/2016

Conexión entre Túbal y la Monarquía hispánica por Esteban de Garibay


El historiador y cronista real Esteban de Garibay y Zamalloa nació en Mondragón, en 1533. Estudió en la Universidad de Oñate y participó en la vida política local y guipuzcoana mientras redactaba Los Quarenta Libros del Compendio Historial entre 1556 y 1566, que fueron publicados más tarde. Fue nombrado alcalde de Mondragón en 1568.

La mayoría de sus obras literarias fueron redactadas en castellano, pero en muchas ocasiones utilizó el euskera. Su enorme Los Quarenta libros del Compendio historial de las Chronicas y universal Historia de todos los reyes de España se publicó en Amberes, en 1571. En esta obra aportó la gran novedad de entroncar a la Monarquía hispánica, desde sus inicios, dentro del linaje tubaliano de los vascos.

En 1592, fue nombrado cronista de Felipe II. Publicó Letreros e insignias reales de todos los serenísimos Reyes de Oviedo, León y Castilla en 1593 y continuó con las Ilustraciones Genealógicas de los Catholicos Reyes de las Españas, que es sólo una parte de sus investigaciones genealógicas (Grandezas de España, en la Real Academia de la Historia). Por el rey Felipe II sentía una profunda admiración y gratitud, convirtiéndose en algunos momentos en un apologista exagerado.

COMPENDIO HISTORIAL POR ESTEBAN DE GARIBAY

Cuando se estableció en Madrid escribió Origen, discursos e ilustraciones de las dignidades seglares de estos reynos, publicado parcialmente en 1596. Incluido en el entorno de los Idiáquez, linaje de guipuzcoanos bien relacionados en los Consejos Reales, intentó recuperar la condición de Reino para la Provincia de Guipúzcoa, gestión realizada en común junto a Juan de Idiáquez, lo que no consiguió al faltar el apoyo de las Juntas Generales.

La Junta de Tolosa de 16 de abril de 1559 autorizó a Garibay y al general de los Jerónimos, Juan de Alzolaraz, natural de Cestona, para acudir a discutir con Pedro de Alcocer, contador del duque del Infantado, la tesis de la unión voluntaria con Castilla de la provincial de Guipúzcoa. Alcocer, en su Hystoria, o descripción de la Imperial cibdad de Toledo, afirmaba haber sido ganado Guipúzcoa por el rey Alfonso VIII por fueros de conquista. Tras la pelea dialéctica, Garibay consiguió que Alcocer se comprometiese a corregir su afirmación en las próximas ediciones de su obra.

La independencia es nobleza, porque la raíz etimológica de noble es "non vilis", que quiere significar "no vil", es decir, hijo de libre e independiente. Según Garibay, el pueblo vascón pudo mantener la independencia y, por ende, la nobleza, frente a los reyes asturianos y leoneses, especialmente frente a Alfonso II, hasta el año 1200, fecha de unión con Castilla, que no acarreó la pérdida de la nobleza, pues fue voluntaria y con garantías para las instituciones tubalianas, que dieron origen a los Fueros.

Sin embargo, para Garibay, Guipúzcoa está integrada a las Españas por su firme fe en Dios y por su fidelidad al rey, lazos de unión que hermanan la variedad de los pueblos hispánicos.

PLACA DE LA CALLE A ESTEBAN DE GARIBAY

Trabajando como secretario real, hizo su propia versión sobre el origen de los reyes hispanos, entronizando la Monarquía de Castilla dentro de la autoctonía prebabélica de los reyes vascos. De manera que la empresa imperial hispana quedó ubicada dentro del originario proyecto de Túbal, unificando a todos sus súbditos españoles. Túbal, primer rey de España, seguido de Ibero, Idubeda, etc. hasta enlazar con los reyes godos y la figura de Pelayo. Su discurso enmarca el microcosmos guipuzcoano con el macrocosmo hispano-europeo.

Se vanagloriaba del origen antiquísimo de la lengua eusquérica, una de las 72 surgidas en la confusión babilónica, traída por Túbal y sus compañeros cuando fundaron el solar eúscaro, exactamente en el año 142 después del diluvio universal y el 2163 antes del nacimiento de Cristo. Guipúzcoa es además la Bardulia heredera del heroísmo de los cántabros invencibles y hoy "muralla y defensa de los reynos de Castilla y León".

Según Garibay, Túbal partió desde Babel ante la "gran confusión por la variedad de tantos lenguajes, comenzaron a discurrir por muchas provincias del mundo". Narró las aventuras de diversas parentelas por distintos caminos:
"... entre las demás generaciones y padres que con sus compañías de Armenia y Caldea partieron para estas poblaciones del mundo, fue uno nuestro Túbal... hizo los aparejos que para un viaje largo eran necesarios porque su designio era venir a la más occidental tierra... sugió con sus campañías en las riberas de Cathaluña, que confinan con Ebro... a poblar España."
Ante esta versión catalanista, Garibay prefirió traer a Túbal hasta las "montañas de la región (navarra) y de la Cantabria y aquí dizen que paró". Y asentarlo en las montañas vasco-cantábricas de la falda extrema pirenaica, ensanchando su prole y enseñándole en su propia lengua "bascongada" el monoteísmo; y tras henchirlo de descendencia, haciendo en él sus edificios "de los que agora llaman caserías y solares conocidos", bajó a la llanada y sus gentes y la poblaron los primeros con su primera lengua.

TORRE DE BABEL

Así es como sostenía este cronista real que Túbal tuvo su "primer habitación" española en Cantabria, tierra que identificó con las Provincias vascongadas. Los cántabros serían, para Garibay, los primeros pobladores de España traídos por el propio Túbal. La lengua de los cántabros, la primera hablada en España, también enseñada por el patriarca, sería después conocida como vascongada, emparentada con las lenguas de las bíblicas tierras de Armenia y Caldea. Esta tesis está probada por vocablos sobre toponimia, como el monte Aralar, que sería el equivalente vascongado del monte Ararat donde se detuvo el Arca de Noé, o el monte Gorbea, al sur de Vizcaya, que debe su nombre al monte Gordeya, en Armedia.

Estos cántabros, españoles originarios, serían los que siglos después tan heroica lucha mantuvieron contra Roma "por no venir a servidumbre", como escribió Garibay. Asimismo recogió este autor la opinión sostenida por algunos de sus paisanos sobre los árboles del escudo de Guipúzcoa, que "representan las muertes que con el veneno deste árbol tomaron los Cántabros Guipuzcoanos en la guerra que con el Emperador Octaviano tuvieron, por no rendirse al Imperio Romano".

Garibay ensalzó también la hidalguía universal vasca; distinguiendo tres tipos de nobleza:
1. teologal: abarca a santos y bienaventurados
2. natural: deriva de los dones, hermosuras, gracias y bondades con que dota la naturaleza
3. política: "que procede y desciende de la clara progenie de sus mayors", y ésta es la que disfrutan los hidalgos de Castilla, a cuyo efecto Garibay deriva hidalgo del teutón Eudel o noble.

De la hidalguía política derivaría directamente del primer fundador de las Españas, Túbal, quien habría enseñado a los vascos, "los verdaderos españoles", la lengua, el culto al auténtico Dios y las virtuosas costumbres condensadas en los fueros.

BESAMANOS DE LOS BANDOS OÑACINO Y GAMBOINO AL REY FERNANDO

Las luchas de los cántabros, que según Garibay son los mismos vascones, contra Roma fueron el crisol cimentador de la nobleza de los vascos, que habrían asegurado con la independencia la continuidad tubaliana ennoblecedora.

La hidalguía vasca sería universal e igualadora, sin preeminencias de títulos continuados como se dan en la de origen godo o romano. Esta visión de la nobleza lleva aparejada la distinción entre las Españas auténticas, vinculadas a solares eúscaros, y las Españas mezcladas con gentes ajenas.

En definitiva, la aristocracia igualitaria vasca es el esqueleto de las instituciones forales, asentada en la memoria tubaliana y dignificada por la independencia de los cántabros o vascos, conservada sin mancha, incluso con la voluntaria incorporación a Castilla en 1200.

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