10/04/2023

Literatura didáctica moderna por vascos y navarros


Existe una larga serie de autores, tanto vascos como navarros, de los siglos XVI y XVII, cuyas obras tienen un carácter más didáctico que artístico.

En el campo de las ciencias y humanidades destacaron los navarros Juan Huarte de San Juan, Jerónimo Ayanz de Beaumont, Martín de Azpilicueta, Bartolomé de Carranza, Alonso López de Corella, Francisco de Tornamira, Antonio de Eguaras o Pedro de Navarra, y los vascos Francisco de Vitoria, Diego de Álava y Beaumont, Pedro de Villarreal Gamboa y Berriz, y Juan de Alcega.

Y en un plano secundario: Tomás Fermín Arteta, Juan de Escóiquiz, Manuel Silvestre de Arlegui, José Gil de Jaz, Pedro Javier Cáseda, Joaquín Elizondo, Francisco de Latrorre y Ocón o José Goya y Muniain.

Los navarros Martín de Azpilcueta y Bartolomé de Carranza y el alavés Francisco de Vitoria fueron humanistas y máximos representantes de la Escuela de Salamanca, que elaboraron obras relacionadas con la teología, con la moral económica, y con el Derecho natural de las gentes del Nuevo Mundo.

El médico y filósofo Juan Huarte de San Juan nació en 1529 en San Juan Pie de Puerto, ciudad de dominio francés cercana a Roncesvalles, pero que perteneció al dominio del emperador Carlos I, rey de Navarra. Es autor de Examen de ingenios para las ciencias, sobre las diferencias que existen en los hombres. Esta obra alcanzó amplia difusión en Europa ya que fue traducida a varios idiomas y ocupa un lugar destacado entre las obras precursoras de la ciencia moderna por la actitud científica y la búsqueda de un método para el examen descriptivo de los fenómenos psíquicos.

JUAN HUARTE DE SAN JUAN

Alonso López de Corella fue uno de los médicos más destacados del siglo XVI. Apasionado defensor de la medicina árabe, a mediados de siglo escribió varias obras relacionadas con esta ciencia: De vini comoditatibus, Segredos de filosofía, astrología, medicina y de las cuatro matemáticas o Enchiridion medicinae in cuo praecipua theorica et practica juxta classicorum dogmata dilucidantur.

Con motivo de la reformación del Calendario hecha por Gregorio XIII, Francisco Vicente de Tornamira escribió en 1585, en Pamplona, una Choronographia y repertorio de los tiempos a lo moderno. En ese libro, el escritor navarro abordaba los motivos y causas para reformar el calendario anual y la corrección de muchos pasos de astrología que por dicha reforma quedaban atrasados.

DIEGO DE ÁLAVA Y BEAUMONT

Diego de Álava y Beaumont, nacido en Vitoria en 1557, fue gentilhombre de Cámara de Felipe II y autor del libro Perfecto Capitán, obra con la cual se ha granjeado un nombre muy distinguido entre los militares científicos. Fue uno de los primeros que redujeron a principios científicos el arte de la artillería, que con razón podía llamarla nueva ciencia, puesto que ningún español hasta entonces la había elevado a tal grado.

El Perfecto Capitán está dividido en seis libros: en los dos primeros trata las virtudes que debe reunir un general, el modo de conducir un sitio, hacer una defensa, dar una batalla, emprender una retirada y otros puntos esenciales a la táctica, ilustrándolos con ejemplos de la historia griega y romana con las observaciones de los maestros del arte militar Xenofonte y Cesar, y con los preceptos de Vegecio. Todo en una dicción clara y pura, y con un estilo siempre noble y natural, a veces elegante y animado, que convierte este libro en digno precursor de lo que después escribieron Folard, Santa Cruz y demás modernos autores militares.

Pero la parte más esmerada y sobresaliente de la obra son los cuatro libros destinados a la artillería. En ellos se trata de las fundiciones de las piezas, de las municiones necesarias para su servicio, del planisferio y demás instrumentos matemáticos para dar alcance y seguridad en los tiros. Se exponen, examinan y corrigen las doctrinas que sobre estos mismos objetos habían dado otros escritores anteriores, con especialidad las del célebre matemático Nicolás Tartaglia; todo con una gran claridad, exactitud y rigor de conocimientos físico-matemáticos, que concurren a formar este ramo del arte militar.

MARTÍN DE AZPILCUETA

El navarro Martín de Azpilcueta fue teólogo, jurisconsulto y economista, conocido como Doctor navarrus, es célebre en Europa por su importante labor tanto en la docencia como en las letras y derecho canónico. Su amplia labor ensayística se extiende por diferentes campos del saber. Perteneció a la llamada Escuela económica de Salamanca junto con otros jesuitas, dominicos y franciscanos, muy anteriores a los fundadores de la Economía Clásica, ocupándose de los efectos de la llegada de metales preciosos de América, siendo precursor de la Teoría cuantitativa del dinero. Hizo notar la diferencia existente entre la capacidad adquisitiva del dinero en los distintos países según la abundancia o escasez de metales preciosos que hubiera en ellos.

Definió lo que se llamó la Teoría del valor-escasez, en los siguientes términos: "Toda mercancía se hace más cara cuando su demanda es más fuerte y su oferta escasea."

También hizo una de las primeras exposiciones del concepto de la preferencia temporal, es decir, en igualdad de circunstancias, los bienes presentes siempre se valoran más que los bienes futuros. Esta idea está en la base del concepto de interés de la Escuela Austríaca que lo considera uno de sus precursores.

Su obra más conocida es el Manual de confesores y penitentes, publicado en Coimbra en 1553, una obra que fue numerosas veces reproducida tanto en castellano como en latín.

En 1569, aparecieron unas Additiones al Manual, acompañando a De Usuras y Simonía, en las que el autor justificaba la licitud de los préstamos con interés. También conocido es su De redditibus beneficiorum Ecclesiaticorum..., que alcanzó numerosas ediciones a partir de su primera publicación en Valladolid en 1566.

En el ámbito del derecho destacan su Comentario resolutorio de cambios y su Comentario resolutorio de usuras.

Posteriormente aparecieron sus obras completas, publicadas en Venecia en 1598, bajo el título de Compendium horum omnium Navarri operum.

BARTOLOMÉ CARRANZA

El también navarro Bartolomé Carranza, de Miranda de Arga, al igual que su compañero Martín de Azpilcueta, fue eclesiástico y teólogo. Se distinguió por sus comentarios y explicaciones de la Summa Theologiae de Santo Tomás y de la Sagrada Escritura.

Publicó un Tratado sobre la virtud de la justicia en 1540. También se destacó en 1550 en la Controversia de Valladolid, que intentaba resolver la polémica de los indígenas en el Nuevo Mundo o de los justos títulos entre Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas.

Francisco de Vitoria no sólo pasó a la historia por ser el fundador de la Escuela de Salamanca en el siglo XVI, movimiento intelectual que inició los primeros estudios sobre ciencia económica moderna. La aportación al derecho público fue reunida en su obra De potestate civili, donde estableció las bases teóricas del Derecho Internacional de Gentes, por lo cual es considerado el fundador junto con Hugo Grocio.

Sus Relecciones Teológicas, basándose en las tesis iusnaturalistas, constituyó uno de los pilares del nacimiento del Derecho de Gentes. Esta obra sintetizaba los valores humanos individuales y sociales, iluminándolos con su sabiduría práctica teológica, jurídica y humanística, y buscando una fundamentación sólida en los principios de la misma naturaleza racional, que dieran a su doctrina perpetuidad y universalidad, a lo largo del tiempo y para todo el orbe. Sus tesis sobre la defensa de los Derechos Humanos de los indígenas durante la conquista del Nuevo Mundo sentaron las bases de las Leyes de Indias.

Fue uno de los primeros pensadores en proponer una comunidad de todos los pueblos fundada en el derecho natural del hombre, por lo que es considerado precursor de la idea de las Naciones Unidas.

FRANCISCO DE VITORIA

Juan de Alcega, general de Marina y caballero de la Orden de Santiago, natural de Hondarribia, destacó en la segunda mitad del siglo XVI en el campo de las matemáticas.

En la España aquel tiempo el interés en las matemáticas se desarrolló en dos ámbitos claramente distintos: primero, como disciplina teórica en el seno de la cultura académica (mundo al que no pertenecía Alcega); y segundo, como base de aplicaciones prácticas en diversos campos técnicos y artesanales. Un buen ejemplo de cómo se incorporaron los saberes matemáticos a esa práctica artesanal se encuentra en la que fue la gran contribución de Alcega a la ciencia, que fue calificada por críticos e historiadores como "la primera obra de sastrería impresa en España", sirviendo de modelo a otras posteriores.

Se trata del Libro de Geometría, Práctica y Traça, publicado en Madrid en 1580. Al igual que algunos de los sastres contemporáneos y posteriores como Martín de Andújar o el Sastre del Campillo, Alcega estaba fascinado por el arte de la geometría práctica. Creía que sin ella no era posible lograr la perfección de la alta costura.

Alcega dividió su obra en tres partes: en la primera, que incluye un interesante apéndice acerca del origen y principio de la vara de medir, trata cómo pueden reducirse paños y telas; en la segunda, describe diversos tipos de vestidos y patrones (mantillos de seda, capas, mantos militares, sayas, vasquiñas, etc.); y finalmente, explica cómo usar tablas para reducir anchos y largos de las telas que forman los vestidos descritos.

No parece que se trate de una publicación fortuita u ocasional; de hecho, adjunta la aprobación de dos maestros del oficio.

JUAN DE ALCEGA

Pedro Hurtado de Mendoza fue filósofo y teólogo, uno de los principales tomistas de la España del siglo XVII. Natural de Balmaseda, donde nació en 1578, fue un hombre de amplios conocimientos sobre filosofía peripatética. Con 17 años ingresó en la Compañía de Jesús en el Colegio de Salamanca, donde recibió su formación científica y eclesiástica.

Fue profesor de teología y filosofía en Valladolid y ocupó cátedra en la Universidad de Salamanca. Además de un corso completo de filosofía, escribió importantes obras como Disputaciones a Summulis ad Metaphysicam (1615); Disputaciones ad universam philosophiam (1617); Commentarii in universam philosophiam (1621); y Scholasticae et Morales disputationes de tribus virtutibus theologicis (1631).

Pedro de Villarreal Gamboa y Berriz en Mondragón en 1669, estudió en Vergara, Pamplona y Salamanca, y completó su educación en Madrid. Tomó el hábito de Santiago en 1691 y se aplicó en años sucesivos a las ciencias matemáticas, fundando y dirigiendo varias ferrerías. Es autor de Máquinas hidráulicas de molinos y herrerías, y gobierno de los árboles y montes de Bizcaya, que se imprimió en Madrid en 1736.

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