Lope García de Salazar es la figura importante en la que se centra todo el interés de la historia del Señorío de Vizcaya durante el tránsito de la Baja Edad Media al Renacimiento.
Fue el primero de los banderizos de su tiempo, un levantisco que se opuso a los Parientes Mayores de su tierra, como a los condestables de Castilla o al propio rey. En este último caso fue debido al nombramiento ilegal del corregidor de Vizcaya a favor de Juan Hurtado de Mendoza, que por ser desafuero logró que se anulara: "nunca cometió guerra por soberanía o contra razón, sino por guardar el honor de su linaje", como consta en su obra Las Bienandanzas e Fortunas.
Supo rendir delicado homenaje a su mujer, Juana de Butrón-Mújica, al transformar la añeja Torre de Muñatones en el exótico castillo de traza bávara y parecido al butrónida.
Tenía 67 años de edad cuando, el 9 de noviembre de 1476, moría envenenado por sus pariente en la Torre de Salazar que hay en Portugalete. En esta torre se refugió de sus hijos hasta que fue sitiada. En una posterior fuga pudo tomar la torre campanera de Santa María de Portugalete desde la que repicó las campanas en señal de auxilio a sus vecinos. Un acto inútil, ya que los Salazar impidieron el apoyo de los portugalujos hacia su progenitor, al que vilmente envenenaron en su casa-torre.
En las Bienandanzas e Fortunas, se refiere a su padre Pedro de Salazar el Cronista, siendo "preso de los que yo engendré, crié e acrecenté, e temeroso de mal bebedizo", renunció al señorío de su casa en favor de los suyos.
TORRE DE SALAZAR |
Pocos meses antes de su muerte, García de Salazar había rendido pleitesía al rey Fernando el Católico en Guernica. Así lo reflejó en su pintura Francisco de Mendieta, donde el banderizo aparece besando la mano del monarca el día que este juró los Fueros de Vizcaya: Besamanos a Fernando el Católico por vizcaínos en 1476.
En el cuadro del autor de los Anales de Vizcaya, aparecen las armas y divisas de los Anuncibay, Zamudio, Castillo, Madariaga, Barrueta, Villela, Arteaga, Maceta, Butrón, Leguizamón, Sangroniz, Uriarte y Adán de Yarza. Y junto a estos Parientes Mayores, porta la estrella de la almejía ganada al moro de Toledo y la divisa:
"Son de los godos centellas,
hacer hechos más que humanos,
y merecer por sus manos,
asiento entre las estrellas."
BESAMANOS DE GARCÍA DE SALAZAR A FERNANDO EL CATÓLICO |
Fue propietario del castillo de Muñatones, en la localidad de Musques, ubicado en el valle de Somorrostro. En esta instalación tuvo lugar una reunión de eruditos ilustrados de la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País. Allí se supo el descubrimiento de los restos del banderizo y cronista del siglo XV, concretamente en la ermita de San Martín de Muñatones. El examen forense le describe como un hombre de más de 70 años de edad, de gran fortaleza y altura. De hecho, en sus Bienandanzas e Fortunas, escribió que mandó hacer "a medida de su altor" las puertas de la sala de la torre mayor de su castillo que asomaban al exterior y aunque esas puertas desaparecieron, alcanzaban los dos metros y diez centímetros de altura.
Tras el hallazgo por los Amigos del País, el archivero de la Diputación de Vizcaya, Darío de Aretio, hizo la lectura de la prueba documental que demuestra como él mismo descubrió aquellos restos de Lope García de Salazar, que fue enterrado en la ermita de San Martín, junto a unas monedas de la época.
En 1944, la Comisión de Monumentos de Vizcaya obtuvo la declaración de Monumento Nacional a favor del conjunto histórico y artístico que componen el castillo, el palacio y la ermita de San Martín de Muñatones.
CASTILLO DE MUÑATONES |
Este castillo fue la fortaleza guerrera más importante de las que aún perduran de la época banderiza del Señorío, formada por un doble recinto y su torre central. Fue comprada por la Diputación de Vizcaya a Mariano Mazarredo, marqués de Fregenal y descendiente de los Salazar en los que tras varios pleitos sucedió el castillo de Muñatones. Tras solicitud de la Diputación, tanto el castillo como la ermita de San Martín fueron restaurados en aquella década por la Dirección General de Bellas Artes. En el presbítero del templo se depositaron en su sepulcro los restos de Lope García de Salazar, convirtiéndose el conjunto en un santuario espiritual, histórico y artístico.
En 1454, escribió la Crónica de Siete Casas de Vizcaya y Castilla, a la que siguió en 1471, la obra monumental Las Bienandanzas e Fortunas, mientras estaba preso de sus hijos en el castillo de Muñatones. En sus veinticinco libros, García de Salazar trató, entre otros temas, los linajes vizcaínos y sus enfrentamientos bélicos en la Guerra de Bandos.
Según su exégesis:
"Compuse este libro e escribirlo de mi mano, e comencele en el mes de julio de año del Señor de 1471 años, e porque en el se fallaran muchas buenas andanzas e acontecimientos de Estados que los principes e gentes venidos de las cuatro generaciones, que son gentiles, e judio, e cristianos, e moros, alcanzaron, en con ellos visquieron en honra e a su plaser; otro si, obo muchos dellos que con fortuna decayeromn e fenecieron sus vidas miserablemente en mucho dolor, e trabajo, e angustia; otros si, porque yo le fice e escrebi, acompañándome la dicha fortuna, su nombre derecho debe ser Libro de las Buenas Andanzas e Fortunas, que fizo Lope García de Salazar en XXV libros, con sus capítulos, e sus tablas, e cada uno sobre si de letra colorada."
Desde mediados del siglo XX, la figura histórica de Lope García de Salazar ha sido relanzada por la Diputación, que se encargó de editar los libros que comprende las Bienandanzas e Fortunas.
El manuscrito más antiguo es de Cristóbal de Mieres, titulado Códice de Mieres. Es una copia directa del original ya desaparecido, y se conserva en el Archivo de la Real Academia de la Historia.
La Diputación de Vizcaya obtuvo una copia de este códice y también otros manuscritos de la misma crónica, que se custodian en la Biblioteca Nacional, precedido por un interesante estudio de Darío de Areitio. Estas fuentes recomponen las Bienandanzas e Fortunas.
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