09/11/2022

Palacio de Redín y la calle Mayor de Pamplona


Durante el siglo XVIII, la ciudad de Pamplona experimentó un auge urbanístico debido a que muchos navarros enriquecidos en la Corte madrileña de los Borbones o en los virreinatos del Imperio español levantaron edificaciones palaciegas y señoriales.

Ejemplos de obra religiosa fueron la Casa de Misericordia, en 1706; el Palacio arzobispal, en 1732-1736; el Seminario de San Juan Bautista; la capilla de San Fermín, en 1771; la capilla de la Virgen del Camino, en 1776; y de la fachada neoclásica de la Catedral, en 1783.

Entre las obras civiles hay que destacar el palacio de Goyeneche, el del Conde de Ezpeleta, el del Conde de Guendulain, el de los Navarro-Tafalla y el del Marqués de Rozalejo, además de la Casa Consistorial, en 1752.

También se aprobaron nuevas ordenanzas que favorecieron la renovación de antiguas casas, y la edificación de vivienda de varias alturas sobre las estrechas parcelas medievales.

PALACIO DE REDÍN Y CRUZAT

La céntrica calle Mayor acoge numerosos vestigios de palacios barrocos y escudos nobiliarios del siglo XVIII, un indicativo del estatus social y económico que acogía la calle principal de la ciudad. Destacan tres palacios: el de Redín y Cruzat, el del Condestable y el de Ezpeleta.

El Palacio de Redín y Cruzat es un antiguo caserón renacentista del casco histórico de Pamplona, situado en la calle Mayor. En el siglo XVII, fue reformando, introduciendo elementos barrocos. Se trata de un edificio de tres alturas, con balconada en el intermedio.

Es una casa señorial que perteneció al linaje nobiliario de los Redín y Cruzat. Su fachada conserva el escudo nobiliario, con una leyenda que recuerda a su hijo más ilustre, el maestre de campo en Cataluña y en Navarra, gran prior de Navarra y virrey de Sicilia, Martín de Redín y Cruzat, para conmemorar su nombramiento como gran maestre de la Orden de los Caballeros de San Juan en 1657. Su otro gran personaje histórico fue su hermano, Tiburcio de Redín y Cruzat, gobernador general de la Real Armada y mariscal de campo de los Reales Tercios de Infantería. Aquellos méritos y cargos militares los consiguieron durante el primer tercio del siglo XVII.

Según el Libro de América, el escudo de armas era de azur con una cruz cuartelada de oro y gules. La inscripción de la lápida, en latín, guarda la memoria de Martín Redín, virrey de Sicilia y gobernador de Galicia.

En la actualidad está reconvertido en la Escuela de Música Elemental Joaquín Maya.

ESCUDO DE ARMAS DE REDÍN Y CRUZAT

El Palacio del Condestable es el único palacio pamplonés del siglo XVI, y el mejor ejemplo en estilo renacentista. Su nombre alude a Luis de Beaumont, IV conde de Lerín y condestable de Navarra (primer noble de Reino), quien ordenó su construcción en 1550. En 1564, su familia emparentó con la Casa de Alba, que fue la propietaria del Palacio hasta 1836, siendo morada del general Álvarez de Toledo, el duque de Alba.

En los siglos XVII y XVIII, sede de la Residencia Episcopal, y de forma provisional Casa Consistorial, mientras se construía el moderno Ayuntamiento entre 1752 y 1760. En su interior contiene un patio con catorce columnas octogonales, los enormes arcos ojivales de la planta baja, el aljibe, los salones policromados y de techos artesanados o la exposición de Pablo Sarasate. En la actualidad es un Centro Cívico.

El Palacio de Ezpeleta, del siglo XVIII, posee la portada barroca más espectacular de los edificios señoriales y palaciegos, formado por esculturas de sirenas, guerreros, monstruos, cañones humeantes, etc. Fue construido en 1709 por orden de Agustín de Echaverz, gobernador del Nuevo Reino de León en el virreinato de la Nueva España, y su portada narra de forma escultórica sus hazañas militares. Es merecedora de su encanto la triple galería de arcos en su parte trasera, en la calle San Francisco.

Hay también muchas viviendas más tardías, con fachadas pintadas y decoradas con yeserías, propias de los siglos XIX y principios del XX. La calle tiene un ambiente burgués decimonónico, con fachadas que combinan el ladrillo visto y la piedra, con miradores que alternan con balcones.

Esta vía emblemática es la vieja rúa de los peregrinos a Santiago y vía procesional de los patronos de la ciudad. Su largo recorrido enlaza las parroquias de San Saturnino y San Lorenzo, junto al parque de la Taconera.

ESCUDO NOBILIARIO EN FACHADA DE EDIFICIO

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