06/07/2019

Iluminismo de Joseph Augustin Chaho y la leyenda de Aitor


El legitimista contrarrevolucionario suletino, Joseph Augustin Chaho, nació en 1881, en Tardets, al suroeste de Francia, en el llamado País Vasco francés (Iparralde). Se le considera el iniciador del movimiento de Romanticismo, con delirantes e inexistentes fundamentos en sus teorías que tanta influencia aportaron tanto al Fuerismo como más tarde al Nacionalismo vasco. Destacó por su Iluminismo: la idea de una revelación original común a toda la humanidad.

Difundió una versión del Carlismo vasco como movimiento nacionalista o cripto-nacionalista consiguiendo cierto crédito en la posteridad. Según Chaho, los vascos eran un pueblo ario y el eusquera estaba emparentado con el sáncristo. Se inventó una casta de antiguos sabios vascones a los que denominaba "los videntes" (copia de los vedas brahmánicos) e interpretó lo poco que aún se sabía de las creencias folclóricas de su país natal a la luz de las mitológicas de la India y de la Persia zoroastriana.

En 1835, visitó un campo carlista donde conoció y trató con el escritor Juan Bautista de Erro y Azpiroz. En sus teorías acerca del mundo primitivo en relación a los vascos encontró abundante inspiración para crear sus propias fantasías.

Joseph Augustin Chaho pintura Romería vasca
JOSÉ AUGUSTÍN CHAHO

Sus obras más destacadas en la exposición de sus tesis fueron Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos (Voyage en Navarre pendant l’insurrection des basques), escrita en 1836, y Aitor, Leyenda cántabra (Aitor, Légende Cantabre), en 1843. Ambas escritas en francés.

El Viaje a Navarra es un texto en el que aplicó sus ideas esotéricas al origen y la historia de los vascongados, a quienes atribuyó una primitiva religión natural y, también, ser "arios" no contaminados por los hebreos. En esta misma obra, relató una imaginada reunión con el general carlista Tomás de Zumalacárregui, pero aquella supuesta entrevista que habría hecho Chaho al guipuzcoano no fue más que una invención, pues ya había muerto en combate un año antes. Lo más delirante fue poner en boca de este militar ultracatólico el leguaje esotérico tan del uso y gusto del sulentino. Gracias a esta invención, consiguió impregnar a dicha guerra de un inexistente tinte secesionista en las provincias norteñas españolas y la imagen de Zumalacárregui es confundida por el Nacionalismo vasco como el primer caudillo defensor de la independencia de las provincias vascas. Nada más falso y demente. Este es un ejemplo de su Iluminismo historicista.

TOMÁS DE ZUMALACÁRREGUI Y JOSEPH AUGUSTIN CHAHO

Es muy significativo de este personaje con nacionalidad francesa que no mencionase para nada de supuestas luchas por la independencia de los vascofranceses o navarros del note con respecto a la Monarquía y República francesas. Pero paradogicamente, Chaho fue un defensor de la causa de Carlos V, escribiendo en páginas de prensa, ayudó a pasar a España a la princesa de Beira y al conde de Montemolín (herederos del trono carlista) en 1838 y participando en la conspiración carlista de Estella de 1848. Conspiró desde Francia contra la España liberal, convirtiéndose en el primer intelectual de la Edad Contemporánea en propugnar la amputación a España de Navarra y los territorios vascoespañoles.

Así pues, la mixtificación de lo vasco en Chaho estuvo basaba en esas dos justificaciones contradictorias: la preservación de los fueros, de parte vascoespañola; y la recuperación del trono navarro para los reyes borbones de Francia, de parte vascofrancesa.

Chaho publicó en 1847 una Histoire Primitive des Euskariens Basques, en tres tomos, escrita en colaboración con el vizconde legitimista Henri de Belsunce, y en 1853 la novela Safer ou les Houries Espagnoles, sobre los orígenes del Reino de Navarra, una de las fuentes ocultas de la Amaya de Navarro Villoslada.

Si es considerado como uno de los principales escritores de la literatura romántica vasca es por ser el creador de numerosas leyendas que trataban de generar elementos de convicción que no pudo encontrar en la historia. Tuvo amplios conocimientos del folclore popular vasco que le permitió el estudio de las leyendas y mitos, y hasta de la verdadera historia, pero las embelleció y adulteró con una serie de elementos que permitían transformarlas en instrumentos ideológicos.

De este literato fuerista y su manipulación histórica se influenciaron escritores regionalistas de la época isabelina, que pusieron más atención a la abigarrada mitología apócrifa que a su tesis del Carlismo como ideología hacia un movimiento secesionista revolucionario.

VIAJE A NAVARRA Y LEYENDA DE AITOR, POR JOSEPH AUGUSTIN CHAHO

Chaho inventó un universo mitológico sin base alguna, o con un fundamento muy débil, en el auténtico folclore de los campesinos vascos. A él se deben el basojaun, hombre salvaje de los bosques, inspirado en los salvajes de las psicomaquias medievales, y las maitagarris, que eran ninfas.

Su fábula de Aitor, escrita en Aitor, Leyenda cántabra, fue la creencia mitológica más exitosa entre los integrantes de la Asociación Euskera de Pamplona. Esta obra era una imitación bastante lograda de El mundo primitivo de Juan Bautista de Erro, en la que, a través del supuesto patriarca, enumera las aportaciones de los primitivos vascos a la civilización universal, que van desde el reloj hasta la filosofía.

Para diferenciar la etnia vasca del resto de españoles, imaginó un nuevo patriarca originario de Babel antes del diluvio universal, que fue llamado Aitor. Es decir, rompió con la tradición clásica que convertía al patriarca hebreo Túbal en el descendiente de los vascos y del resto de españoles, e inventó otro específico para la etnia vasca. Desde entonces, los vascones descendían del patriarca de raza aria Aitor, mientras que el resto de los españoles descendían del patriarca hebreo Túbal. Este mito fue un elemento más en la diferenciación con respecto a los españoles. Partiendo de su patriarca mitológico y la distinción racial, Chaho consiguió aportar mayor verosimilitud en su locura ideológica y peculiar identidad vascongada. Y el nombre generó una polémica sobre su etimología, ya que la literatura romántica lo convirtió en un personaje legendario.

EL LINAJE DE AITOR, POR JON JUARISTI

Jon Juaristi, en la obra El linaje de Aitor, explica que Chaho compuso el nombre de Aitor con la raíz Aita ("padre" en eusquera unificado) y Oro ("todo", en dialecto vascofrancés de Soule), por tanto, significaría "padre de todos" o "padre universal". Y afirmaba que los vascos se denominan a sí mismos Aitoren semeak, que significa "hijos de Aitor". Pero esta tesis es errónea, porque los vascos del pasado se llamaban a sí mismos aitonen semeak, que significa "hijo de buen padre", una expresión similar al castellano "hidalgo", empleada para designar la baja nobleza. Chaho explicó el significado de su creación: "Je vous dirai maintenant que ce nom d'Aïtor est allégorique, il signifie pére universel, sublime."

En el ideario del sulentino se encuentran bastantes conceptos que más tarde adoptó el propio Sabino Arana, por ejemplo el concepto de independencia eterna frente a los invasores castellanos. Con Chaho aparecía esta doble operación caracterizada por oponer los vascos a los castellanos, atribuyendo a éstos la envidia hacia los primeros. El otro gran elemento significativo del Iluminismo de Chao que influyó al Nacionalismo racista de Arana, sin ningún tipo de fundamentos, fue la diferenciación entre dos supuestas etnias y sus respectivos patriarcas: la raza vasca era aria por descender de Aitor; y la raza española era judía por hacerlo de Túbal. Arana desarrollaría este concepto introduciendo la superioridad de la raza vasca frente a la española.

Pero estas interpretaciones políticas e históricas no tuvieron repercusión en su tiempo, sino algunas décadas más tarde cuando, tras la segunda derrota del Carlismo, surgían el Fuerismo navarro y el Nacionalismo vasco.

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