13/01/2025

José Joaquín Ferrer y Cafranga


Astrónomo y comerciante, uno de los más grandes científicos europeos del Siglo de la Ilustración que le valieron el calificativo de "sabio astrónomo español". Sus mediciones geográfico-astronómicas que realizó en sus primeras expediciones a América de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX fueron publicados en Astronomical observations... for determining the geographical positions of various places in the United States.

JOSÉ JOAQUÍN FERRER Y CAFRANGA

José Joaquín Ferrer y Cafranga era natural de Pasajes, donde nación en 1763. Criado desde pequeño en el entorno del comercio virreinal y tránsito marino que se desarrollaba en el puerto de su villa y más directamente por su familia. Fue su padre, contador de la Real Armada española, quien le introdujo en las ciencias matemáticas, en la navegación y en la cosmografía.

Su vocación siempre fueron su vocación, pero siguiendo los consejos de su familia, aceptó un empleo que le había ofrecido un pariente suyo en la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. En 1780, en viaje de negocios de su compañía mercante, partió desde Pasajes a Caracas, pero el barco fue apresado por la flota inglesa del almirante Rodney durante la travesía.

Con apenas 17 años de edad, Ferrer fue llevado a Inglaterra, donde permaneció encerrado en una de las cárceles mas crueles, donde sufrió malos tratos, estuvo a punto de morir en dos ocasiones y pudo escapar de una epidemia que acabó con la vida de muchos compañeros de la tripulación.

Años más tarde, las influencias de su padre consiguieron su rescate de aquella hostil prisión y se incorporase a un colegio de su preferencia en Inglaterra logrando notables conocimiento en las matemáticas aplicadas al cálculo astronómico, en el arte de la navegación y en la astronomía náutica, además del idioma inglés, un dominio que le permitiría más tarde publicar en EEUU e Inglaterra.

PASAJES, SIGLO XVIII

Cuando regresó a España en 1786, su padre lo convenció para que tomara parte de la expedición de la marina española que partiría al año siguiente desde Cádiz en la fragata Pájaro, con el objetivo de realizar tareas geográficas en el Virreinato del Perú. Aquel proyecto le proporcionó una reputación como científico, además en América consiguió una considerable fortuna gracias a sus negocios sobre análisis y estudios geográficos, cartográficos y astronómicos. Todo esto le sirvió para que una importante compañía mercante se hiciera con sus servicios.

Tuvo que viajar de nuevo a Cádiz y desde allí partió otra vez a América, esta vez con rumbo a Veracruz, en el Virreinato de Nueva España, al mando de una expedición financiada por la Compañía Torres y Hermanos, alrededor del año 1790.

Durante su segunda expedición y con solo 27 años de edad, el joven científico guipuzcoano fue designado al frente de este proyecto mercantil, compaginando las misiones náuticas con las actividades comerciales.

Se ocupó de la determinación de la posición geográfica y altura absoluta de principales ciudades y montes a través de observaciones astronómicas. Mediante a esta técnica, averiguó la posición y la altura de las cotas de Orizaba, Perote, Xalapa y Encero, elevaciones obtenidas a partir de varias mediciones de sus alturas angulares desde posiciones en la mar, lo que le permitió registrar valores promedios muy exactos.

De nuevo en Cádiz, Ferrer realizó estrechas colaboraciones con el Real Observatorio Astronómico de San Fernando. Allí, entabló relaciones no solo de trabajo sino también de amistad con marinos científicos de su generación como Cosme Damián Churruca y Elorza y José de Mazarredo y Salazar, ambos vascos como él, con los que compartió conocimientos y experiencias en astronomía y náutica. Relación especial fue la que mantuvo con Dionisio Alcalá Galiano, quien escribiría una obra póstuma llamada Biografía del astrónomo español don José Joaquín de Ferrer y Cafranga.

A finales del siglo XIX, rechazó el ofrecimiento del teniente general José de Mazarredo y Salazar, figura de gran prestigio y autoridad en ese cuerpo, para pertenecer a la Real Armada española, lo que da una medida de la admiración y el respeto que este sentía por el astrónomo. Su vocación siempre fue la investigación científica, pero enrolado en expediciones mercantiles, no navales.

DIONISIO ALCALÁ GALIANO, JOSÉ DE MAZARREDO Y COSME DAMIÁN CHURRUCA

En 1799, viajó a Estados Unidos, a cargo de varias misiones mercantiles de la Compañía Torres y Hermanos. Estableció su residencia en Nueva York durante una década, desde donde viajó a diversos territorios de la América Septentrional, a Cuba y a otras islas del Caribe, tanto para realizar observaciones astronómicas y meteorológicas como para entablar negocios mercantiles de su compañía. Allí desarrolló la etapa más productiva y extraordinaria de su vida como hombre de ciencia, realizando importantes observaciones astronómicas y de terminar posiciones geográficas de interés para la navegación y el comercio.

Ferrer determinó la posición geográfica de varias ciudades de Estados Unidos, demostrando que muchas habían sido determinadas de manera errónea, en base a coordenadas inexactas, y efectuando las correspondientes rectificaciones. Además, obtuvo nuevas coordenadas de interés cartográfico que nunca antes habían sido medidas.

Su investigación concluyó, tras seguir desde Kinderhook un eclipse total del sol ocurrido el 16 de junio de 1806, que la aureola visible alrededor de la Luna no correspondía como se creía a la atmósfera del satélite, sino que se debía a un efecto solar. Aquella investigación fue seguida mediante un cronómetro de Arnold, un círculo de reflexión y un telescopio que había sido diseñado y construido por Edward Troughton.

JOSÉ JOAQUÍN FERRER Y CAFRANGA, POR FRANCISCO DE GOYA

Todos estos resultados fueron expuestos en el Volumen VI de la importante obra Transactions of the American Philosophical Society, publicada por la Sociedad Filosófica Americana de Filadelfia de 1809, en reconocimiento a su labor de rectificación de las coordenadas geográficas erróneas. Fue miembro de esta institución desde el 17 de abril de 1801, aportándole un notable prestigio como uno de los astrónomos más importantes de su tiempo.

Los informes de las mediciones geográfico-astronómicas que realizó en sus primeras expediciones a América de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX fueron publicados en Astronomical observations... for determining the geographical positions of various places in the United States, en 1809. Esta obra está considerada como un clásico en el establecimiento de las posiciones geográficas de la moderna Norteamérica, en la que se subraya el valor de las observaciones astronómicas, las matemáticas y la geodesia. La geografía americana había dado un salto cualitativo.

Su biógrafo Dionisio Alcalá Galiano destacó que, gracias a esta publicación, su prestigio alcanzó una notable nivel en Francia, Alemania, Inglaterra e Italia, siendo elogiado por figuras como Joseph Lalande, Jean Baptiste Delambre, François Arago y Charles François Dupuis, en Francia, o Alexander von Humboldt, en Prusia, quien le definió como el "hábil navegante". Estos científicos se interesaron por las determinaciones geográficas y reconocieron lo adecuado de las conclusiones que Ferrer había extraído de sus estudios en los EEUU y en las islas caribeñas.

En 1811, se trasladó a Cuba, en donde determinó la posición geográfica de la isla, así como la del canal de Bahamas, Puerto Rico, Santo Domingo y las islas de Barlovento.

REAL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE GREENWICH

El mundo académico europeo comenzó a advertir la talla científica de Ferrer, por eso viajó a Inglaterra en 1813. Se instaló en Londres y colaboró en los progresos del Real Observatorio Astronómico de Greenwich, donde concluyó algunas mediciones y contactó con astrónomos que le suministraron instrumentos de precisión.

Tras el final de la Guerra de la Independencia española en 1814, llegó a Francia y se instaló en París, ciudad en la que continuó ejerciendo su actividad astronómica. Allí mantuvo contactos con ilustres astrónomos a través de los cuales sería nombrado socio del Instituto Nacional de Francia y de la Junta de Longitudes. Pierre-Simon Laplace le llamaba el "sabio astrónomo español".

A finales de 1814, regresó a España y se instaló, de nuevo, en Cádiz. Consiguió ser miembro de la Real Academia de la Historia, y de la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País y de la Real Sociedad Económica de Cádiz. Pero rechazó la dirección del Real Observatorio Astronómico de San Fernando, que hubiese sido su más importante cargo académico. Sin embargo, mantuvo alguna colaboración con este centro, como fue la redacción de un informe detallado con recomendaciones concretas de gran valor para la mejora del observatorio.

Durante este tiempo, realizó estudios en diversas provincias españolas y mantuvo contactos y correspondencias con los científicos extranjeros Joseph Jerome de Lalande, Jean Baptiste Delambre, Dominique François Jean Arago, Alexander von Humboldt, Franz Xaver Zach y Pierre Simon de Laplace, entre otros, o con el español Felipe Bauzá.

REAL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE SAN FERNANDO

Según la publicación Connaisances des temps, publicada por la Junta de Longitudes de París en 1815, Ferrer concretó la situación geográfica de la isla de Barlovento, Cuba, Puerto Rico, del canal de Bahamas y de Ohio, entre otros lugares. También determinó el diámetro de la luna y el del paralelaje solar.

Dominique François Arago reconoció al astrónomo guipuzcoano como una autoridad en la determinación de posiciones geográficas, que obtenía mediante rigurosas observaciones astronómicas de eclipses y ocultaciones de estrellas, todas ellas dadas a conocer en sus informes.

Vivió en Madrid en 1815 y, finalmente, fijó su residencia en Bilbao en 1817. Falleció al año siguiente, de una enfermedad repentina, cuando apenas contaba 54 años de edad. A su muerte, toda la obra de Cafranga estaba dispersa en diversas publicaciones, siendo las más prestigiosas de la época Connaissance des Temps, del Bureau de Longitudes, de Francia, y Transactions of the American Philosophical Society de Philadelphia, de Estados Unidos, entre otras. También existen informes de Cafranga en diferentes registros oficiales, como las Memorias del Tomo 3 del Depósito Hidrográfico de la Marina. Pero la inesperada muerte impidió poder reunir todo el trabajo desarrollado en décadas en un compendio.

Transactions Connaisances astronómicas geodésicas geográficas José Joaquín Ferrer Canfraga
TRANSACTIONS OF THE AMERICAN SOCIETY Y CONNAISANCES DES TEMPS

José Joaquín Ferrer y Cafranga se había convertido en uno de los más grandes científicos europeos del Siglo de la Ilustración, notable empresario e incansable viajero entre España y América, ganándose el calificativo de "sabio astrónomo español".

Realizó investigaciones astronómicas y meteorológicas muy originales, conjuntamente con sus trabajos geográficos, obteniendo una gran cantidad posiciones geográficas de varias puntos en la España peninsular, en el Virreinato de la Nueva España, en islas del Caribe y los Estados Unidos, con elevada exactitud de las coordenadas.

Su obra sentó las bases fundamentales de la meteorología planetaria que surgió en el siglo XX, de modo que su obra en conjunto puede ser considerada patrimonio de la memoria histórica de la astronomía, la geografía astronómica y la meteorología.

Las principales aportaciones científicas de José Joaquín Ferrer y Cafranga son las siguientes:

1. Determinación de las coordenadas geográficas de numerosas posiciones en territorios del continente Americano, el mar Caribe y España. Ello favoreció el desarrollo cartográfico para una amplia porción del Nuevo Mundo y un incremento de las posibilidades de navegación con destino mas seguro.

2. Perfeccionamiento en la determinación de las coordenadas geográficas a partir de la observación de la ocultación de las lunas jovianas por Júpiter y por la luna. Este último tipo de ocultación, como referencia para la determinación de longitudes geográficas, no contaba con antecedentes en su época.

3. Corrección del valor vigente en la época para el semidiámetro lunar 15'31,69'' y de la corrección por inflexión 2,07''.

4. Rectificación del valor vigente en la época para la paralaje solar 8,593'' y, con ello, nueva confirmación de la Ley de Gravitación Universal formulada por Newton 82 años antes.

5. Actualización de las declinaciones de Sirio y Canopus. Estrellas de primera magnitud, usadas como referencia en la navegación de altura de la época, calculadas por Lacaille 58 años antes.

6. Nacimiento de la astronomía cometaria en Cuba. Primer cálculo astronómico de la trayectoria de un cometa y su comparación con el cálculo teórico.

Posiciones geográficas América astronomía José Joaquín Ferrer Cafranga
POSICIONES GEOGRÁFICAS DE AMÉRICA SEPTENTRIONAL

7. Primera caracterización del clima de La Habana. Patrón de comportamiento promedio de la temperatura y la presión atmosféricas en La Habana, primera caracterización climatológica de su tipo en Cuba.

8. Primeras mediciones de la temperatura bajo la superficie de la tierra en Cuba.

9. Primeras observaciones meteorológicas instrumentales al paso de un huracán por la isla de Cuba en el siglo XIX (Tormenta de Escarcha Salitrosa de 26 de octubre de 1810). Confirmación del descenso del barómetro como anuncio de la proximidad de un huracán o ciclón tropical, probablemente entre las primeras conclusiones metereológicas de este tipo en el mundo.

10. Definición de Corona Solar y caracterización física de la atmósfera lunar. Definición de la corona solar como consecuencia de la atmósfera solar y caracterización de la densidad y extensión de la atmósfera lunar.

11. Meteorología planetaria. Sus conclusiones acerca de la corona solar y la atmósfera de la luna constituyen la simiente de esta nueva especialidad del siglo XX.

12. Primera descripción de las hoy denominadas Sombras Volantes. Cafranga se adelanta en la descripción de este fenómeno atmosférico, visible durante los eclipses totales de sol.

08/01/2025

Incorporación de Navarra a la defensa fronteriza de España (1512-1640)


Tras la anexión de 1512, Navarra es el límite occidental de España con Francia, frontera que adquiriría una gran importancia estratégica debido a su posición estratégica. Salvo concretas excepciones, la importancia del frente navarro no fue tanta como al final resultó la frontera pirenaica de Cataluña. Una vez solventadas las diferencias con Castilla, la peculiar incorporación de Navarra a esta, posibilitó la coordinación en los proyectos militares de la Corona, gracias a la mediación de sus virreyes, que también eran capitanes de frontera, y que consiguieron atraer efectivos humanos y monetarios. Esta colaboración consistía en la movilización de tropas, la vigilancia de la frontera, la aportación de vituallas para las tropas, la construcción de fortificaciones y en actividades de guarnición.

La Corona tuvo especial interés en nombrar oficiales de tropas y altos mandos a naturales del virreinato, tratándose de nobles que gozaran de prestigio entre sus vecinos, ya que posteriormente la contratación de efectivos militares sería más fácil y fidedigna si era realizaba por nobles navarros que por extraños. Estas necesidades de recursos humanos y técnicos de índole militar se alcanzaron a las Provincias Vascas, especialmente a Guipúzcoa, donde la defensa de Fuenterrabía, San Sebastián y otras plazas constituyeron siempre un objetivo principal.

ÍÑIGO DE LOYOLA HERIDO EN LA DEFENSA DE PAMPLONA

Tras la anexión y la paz con Francia, fueron tres las compañías militares que se establecieron en territorio navarro: una en la frontera, otra en Pamplona, y otra en Sangüesa y Tafalla. El castillo "nuevo" de Pamplona, un cuadrado con torres circulares en las esquinas, quedó obsoleto en la segunda mitad del siglo XVI. Felipe II ordenó la remodelación de la ciudadela acorde a las tendencias poliorcéticas y adelantos arquitectónicos de los ingeniero militares de la época.

La participación militar estaba regulada por las leyes establecidas del reino y los usos y costumbres tradicionales, tratándose de métodos de reclutamiento de origen medieval, efectuados por el virrey que también era el capitán general, y que incluía a toda la población útil comprendida entre los 18 y los 60 años de edad.

La tradición navarra siempre había considerado que la ley foral que ordenaba la movilización de sus habitantes estaba referida exclusivamente cuando un ejército enemigo extranjero invadía el territorio o asediaba una villa o castillo, además el rey debía mantener los gastos de manutención de las tropas levantadas. Pero lo virreyes hicieron otras interpretaciones a esas restricciones alegando otras necesidades defensivas y la obligación que tenían los súbditos de contribuir a su rey y con sus propios recursos en los proyectos militares fuera de sus fronteras. Así ocurrió en los sucesos bélicos de 1543, 1558, y ya en el siglo XVII, en 1636-37, 1638 y 1640.

SOLDADOS DE INFANTERÍA EN LA FRONTERA NAVARRA

En este contexto, la expedición contra San Juan de Luz, dirigida en 1558 por el virrey, el duque de Alburquerque, logró la movilización de caso 4.000 navarros a costa de los pueblos que los proporcionaban. Los capitanes que dirigieron aquellas tropas fueron elegidos por el rey de entre los caballeros navarros que mejor estuviesen considerados, de esta forma los soldados obedecerían sus órdenes por arriesgada que fuese su misión.

En este suceso de 1558, el virrey no pretendió contravenir el Fuero General de Navarra, tan sólo aplicar la obligación que tenían los varones entre 20 y 60 años de servir a su rey con armas y provisiones para tres días, mientras que las Cortes navarras especificaban que el servicio militar era de carácter voluntario en caso de guerra defensiva y acarreando el rey los gastos.

A pesar de ello, las Cortes de Sangüesa recibieron una disculpa formal y un ofrecimiento de compensación económica, con la promesa de no volverlo a repetir.

Pero cuando dio comienzo la guerra contra Francia de 1635, la Cortes ordenó la obligación que tenía Navarra de contribuir con hombres para ayudar al reino. El conde-duque de Olivares y su Unión de Armas incluía a los territorios forales en la aportación de voluntarios, cuyas demandas se oficializaron entre 1636 y 1642.

En cuanto a reclutamientos generales, estos fueron excepcionales. En el invierno de 1636-37, el virrey marqués de Valparaíso levantó casi 10.000 hombres para un ataque sobre Francia. Continuó, en 1638, con otra movilización de otros 4.000 realizada por el marqués de Vélez en ayuda del sitio de Fuenterrabía. Y en octubre de 1640, el nuevo virrey duque de Nochera levantó dos tercios de unos 1.000 hombres cada uno, que se incorporaron al ejército castellano destinado a sofocar la sublevación de los catalanes.

SITIO DE FUENTERRABÍA DE 1638

Más frecuentes fueron las movilizaciones municipales que a nivel particular organizaron los alcaldes de las villas pirenaicas en la vigilancia fronteriza de forma permanente, y cuyas milicias defendían de ataques enemigos los pastos y los montes limítrofes con Francia. Estos enfrentamientos en ocasiones desembocaron en guerras particulares con sus vecinos al otro lado de los Pirineos. Pero su actividad proporcionaba al rey una buena información y un eficaz servicio de vigilancia fronteriza.

Las villas de la Zona Media y la Ribera fueron destinadas a alojar las tropas de tránsito, cuyos itinerarios y lugares de acogida eran decididos por la Diputación, previa solicitud del virrey.

Durante el tránsito de tropas se producían quejas de la población cuando sufrían las consecuencias de la presencia de tropas en el territorio: requisición de animales de tiro y carga así como de carruajes, prestación de jornadas de trabajo en fortificaciones y acarreo de animales, embargo de cereales a bajo precio para asegurar el abastecimiento de las tropas.

Los alojamientos y requisas llevadas por las tropas provocaron enfrentamientos directo entre paisanos y soldados, situaciones que fueron considerables tras la guerra contra Francia en 1618 y desde el comienzo de la guerra de los Treinta Años en 1635. Aunque ni fueron generales a todo el territorio navarro y ni degeneraron hasta las sublevaciones de los campesinos de Cataluña en 1640.

03/01/2025

Santuario de Arantzazu


ENTRADA A LA IGLESIA

El Santuario de Nuestra Señora de Arantzazu está situado en el corazón de Guipúzcoa. Además de ser un centro de espiritualidad, es también uno de los ejemplos más significativos del arte contemporáneo vasco, exponente de modernidad adelantada a su tiempo.

En 1522, Ignacio de Loyola visitó el primigenio Santuario de Arantzazu, tras su conversión, en el cual realizó una vigilia que él mismo reconoció como provechosa. Tras esta experiencia, continuó su camino al monasterio de Monserrat.

En la actualidad no queda nada de aquel originario templo. Los primeros datos históricos sobre el santuario vienen de la pluma del historiador y consejero real Esteban de Garibay. Según cuenta la tradición, durante la primavera de 1468, se encontraba Rodrigo de Baltzategi intentando reunir su rebaño cuando escuchó el sonido de un cencerro que le llamaba y encontró la imagen de la Virgen María. Nada más conocer este hecho milagroso, los peregrinos comenzaron a acercarse hasta este lugar.

PARTE POSTERIOR

A lo largo de la historia, Arantzazu ha sufrido tres incendios importantes, el último en 1834, a consecuencia del cual, el Santuario quedó completamente calcinado. En 1950, se comenzó a construir la actual Basílica Nueva, ya que al parecer, la iglesia que había entonces era demasiado pequeña. La obra la realizaron los arquitectos Sáenz de Oiza y Laorga.

LA PIEDAD, POR JORGE OTEIZA

Sobre el barranco del santuario, se elevó en las rocas, en imponentes piedras. Las tres torres se formaron con las puntas de piedra que representan el espino. En la fachada de la iglesia, la Piedad de Jorge Oteiza se yergue con la pregunta del sufrimiento. En la parte inferior, los 14 apóstoles, también de Oteiza, son imagen de todos los hombres y mujeres.

14 APÓSTOLES, POR JORGE OTEIZA

La puerta de hierro que permite acceso a la iglesia es obra de Eduardo Chillida. En el interior, envuelto por el color de la calidez de la madera, se encuentran los 600 metros cuadrados del paisaje en madera policromada que componen el magnífico retablo de Lucio Muñoz. Y en el centro del retablo, la pequeña imagen de la Virgen María del siglo XII. La luz entra en esta "ermita de montaña" suavizada por las vidrieras realizadas por Xabier Álvarez de Eulate. En las pinturas del pasillo del camarín en el que se encuentra la imagen, Xabier Egaña muestra la historia de la salvación en el misterio de la mujer.

RETABLO DE LA IGLESIA

En la parte inferior de la Basílica se ubica la cripta, con pinturas de Néstor Basterretxea, un pintor nacido en Bermeo en 1924. En 1952, regresó de Buenos Aires y fue elegido para pintar los murales de la cripta. La prohibición que paralizó las obras de decoración de la nueva basílica afectó también a Basterretxea y sus murales. Este artista emprendió de nuevo la decoración a principios de los años 80. El tema que dirigió esta composición fue el de la evolución desde la mitológica al Cristianismo. Los primeros nueve murales representan el ser humano ante la Creación y las nueve restantes al ser humano desde la Resurrección de Jesucristo.

CRIPTA

El 9 de septiembre se celebra el día de Nuestra Señora de Arantzazu, patrona de Guipúzcoa, y de mayo a octubre, un gran número peregrinos provenientes de pueblos de Euskal Herria llegan a este santuario, por turnos, según el día asignado. Además, cada dos años se celebra la peregrinación de todas las mujeres que se llaman Arantxa.

VIRGEN DE ARANTZAZU

El Centro Cultural Gandiaga Topagunea es un lugar de encuentro y conversación, inaugurado en 2005, y desarrollado por Alonso del Val y Hernández Mingillón. Este proyecto se creó a partir del antiguo seminario, dándole en esta nueva construcción una apariencia moderna. Quiere ser un lugar de diálogo sin condiciones. Consta de diferentes salas de reuniones que reciben los nombres de personalidades destacadas en la historia de Arantzazu y preparadas con tecnología punta. Junto a él, también se halla el Centro de Interpretación del Parque Natural de Aizkorri-Aratz.

GANDIAGA TOPAGUNEA

Misterio es el edificio que se ubica entre la basílica y Gandiaga Topagunea. El nombre "Misterio" lo recibe de una escultura de Jorge Oteiza que hay en este lugar. La escultura representa a un fraile de Arantzazu ofreciendo la Virgen María y Jesús niño al pueblo. Es un lugar para estar en silencio, meditar y buscar la espiritualidad. En este sentido, en la entrada se encuentra el espino, símbolo de la vida; la roca, por la que fluye el agua; y los testigos alrededor, conocidos algunos y desconocidos la mayoría. Desde ahí, el Camino adaptado de Gomiztegi conduce al santuario.

POESÍA LAPIDARIA A SAN IGNACIO DE LOYOLA

En este rincón de Debagoiena, se encuentran un importante grupo de obras artísticas de realizadas por Jorge Oteiza, Edurado Chillida, Nestor Basterretxea y Lucio Muñoz. Supieron apreciar la singularidad de este templo y participar en un proyecto tan ambicioso como fue la construcción de la Nueva Basílica de Arantzazu, con todas las complicaciones, retos y polémicas de las que se vio rodeada.

Aquellos artistas tan solo se dedicaron a embellecer el entorno rico en recursos naturales como es el Parque Natural de Aizkorri-Aratz. En este entorno destacan los diferentes restos arqueológicos encontrados en los alrededores.

IGLESIA Y CLAUSTRO

Situado entre la cuenca del río Deva y el pico Aizkorri (1528 metros), el Santuario de Arantzazu es el tercer y último templo religioso del Camino Ignaciano. También llamada como Ruta de los Tres Templos, comienza en el Santuario de San Ignacio de Loyola en Azpeitia y, remontando el río Urola, pasa por la Ermita dela Antigua, hasta llegar a este lugar. En definitiva, un viaje por la Guipúzcoa del siglo XVI, donde muy cerca también se encuentra la humanista Universidad Sancti Spiritus de Oñati.










MURALES DE LA CRIPTA DE ARANTZAZU POR NÉSTOR BASTERRETXEA