La leyenda de Santa Felicia y San Guillén sucedió en la villa de Obanos, cerca de Villamayor de Monjardín, lugar por el que pasa el Camino de Santiago.
La princesa Felicia de Aquitania realizó cual peregrina el viaje de visita romera al santo apóstol Santiago en Compostela. En esta ruta encontró la fe en Dios. Al regresar, decidió renunciar a su vida de lujo cortesano e ingresar como sirvienta del señorío de Amocain, en el valle de Egües. Su humilde vida está destinada a la ayuda a peregrinos y pobres.
Su hermano, el duque Guillén, al enterarse de tal decisión fue a buscarla y cuando dio con ella, trató de que volviera, recordándole su compromiso de boda y honor de su familia. Pero ella, reconfortada con su nueva vida, insistió en quedarse. El desenlace: Felicia muere, apuñalada por Guillén, totalmente enajenado.
PLAZA MEDIEVAL DE OBANOS |
Posteriormente, el duque, arrepentido del desgraciado suceso, llegó a confesarse en Roma ante su pecado. Fue obligado a peregrinar a Compostela pensando que quizás en el Camino podría encontrar el perdón de la misma manera que su hermana hallo la fe.
Al regresar, continuando también los pasos de la princesa Felicia, renunció a su vida anterior, construyendo una ermita en el monte Arnótegui, quedándose allí el resto de su vida como penitente. El cuerpo de Felicia fue enterrado en la Labiano, desde entonces, sus gentes curan sus dolores de cabeza venerando sus reliquias. De aquella ermita de Arnótegui, del siglo XIII, se conserva la actual parroquia de San Guillermo.
Esta leyenda es representada a modo de auto sacramental con el título de Misterio de San Guillermo y Santa Felicia, que se celebra en la plaza del pueblo de Obanos en la segunda quincena de agosto cada dos años y en el que se involucran sus vecinos. Es una magnífica representación de la tradición piadosa en la que además de la leyenda se escenifica el ambiente de las peregrinaciones medievales y la historia de la localidad.
IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA |
No hay comentarios:
Publicar un comentario