Pascual Madoz e Ibáñez nació en Pamplona, en 1805. Estudió derecho en la Universidad de Zaragoza. Desde joven fue un ferviente liberal, llegando a fundar junto a otros políticos liberales el Partido Progresista. Fue diputado en el Congreso y ministro de Hacienda en 1855 en una joven España liberal. Participó en la comisión encargada de ofrecer la Corona española a Amadeo I de Saboya.
Pasó a la historia de la política española por llevar a efecto su proyecto liberal: la Ley de Desamortización general civil y eclesiástica. Supuso una gran reforma en las áreas política y económica, en la que se incluyeron las propiedades de los ayuntamientos y las iglesias.
PASCUAL MADOZ
No se entiende como un ministro liberal español pudiese crear una serie de mitos relacionados con los navarros, y que décadas después llegaran a ser parte del dogmatismo etnicista de Sabino Arana. Estas ideas fueron:
1. los vascones y los várdulos convivieron en armonía local.
2. los navarros pirenaicos (vascones) eran euskaros, mientras los navarros ribereños tenían raigambre castellana.
3. los navarros del norte eran más democráticos, libres y justos.
4. los vascones pactaron con todos los pueblos invasores para preservar su identidad.
Estas cuatro ideas resumidas formaron las bases de la doctrina que décadas más tarde conformaría el pensamiento de Sabino Arana.
El Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y las posesiones de Ultramar, publicado en Pamplona, en 1845, marcó un avance para la historiografía navarra del siglo XX. En él, Madoz presentó a Navarra como el resultado "de la alianza de ciertos pueblos, que en mayor antigüedad, fueron conocidos y célebres bajo los nombres de vascones y várdulos".
Para definir a estos vascones, acudió a los tópicos más utilizados por los investigadores interesados por este tema en su época. Los vascones "reunían también la gloria de ser justamente calificados de los más antiguos de España, de aquellos en que se encuentra menos adulterada la relea primitiva". Una pureza que se manifestaba en virtudes. Así, los habitantes de la montaña, distinguidos de los demás por su uso del idioma vasco, "participan (en mayor medida que en la Ribera) de aquel tipo democrático y de independencia que conservaron contra todo género de invasiones".
Sin embargo, Madoz veía en Navarra la confluencia de dos tipologías de etnias "al punto que casi puede decirse que proceden de dos razas distintas": los navarros ribereños del sur y los euskaros de la montaña pirenaica. Los habitantes de la montaña, que hablaban el euskera, mantuvieron pura su ralea primitiva y representaban aquel tipo democrático e independiente frete al invasor. Salvaguardaron las costumbres y particularismos y su raza indígena, viviendo en paz y superando invasiones especialmente difíciles como la romana y la visigoda.
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