06/10/2024

Apresamientos corsarios de Pedro Ignacio Goycoechea en 1740


El 6 de junio de 1740, el capitán Pedro Ignacio de Goycoechea, al mando de la fragata Nuestra Señora del Rosario, navegaba armada en corso al servicio del rey de España Felipe V. Se estaba desarrollando la Guerra del Asiento entre Espala e Inglaterra. Cuatro días antes de esta fecha, había sorprendido y apresado al mercante británico Dorotea, que navegaba desde la isla La Antigua hacia Londres con un cargamento de azúcar y aguardiente. El valor estimado de aquella presa rondaba los 20.000 pesos y había sido despachado hacia Pasajes.

Cerca del mediodía de dicho día, avistó otra posible presa que resultó ser el paquebote correo Tounshend de 12 cañones, con carga de oro y plata amonedados y con pliegos oficiales y que navegaba desde Lisboa con destino a Londres. El capitán del paquebote inglés, John Cooper, a la vista del corsario español, ordenó largar su gallardete y, puesto que mandaba uno de los buques más veloces de la flota británica, se entretuvo en disparar una andanada sin bala en tono de burla, ya que estaba seguro de no ser alcanzado.

PAQUEBOTE TOUNSHEND

La fragata española sin contestar a los disparos largó velas, ciñó el viento y se puso a la caza. Observando los ingleses, con la consiguiente sorpresa, que la fragata les alcanzaba, largaron bolina, lo que hizo igualmente la fragata española consiguiendo ponerse a tiro de cañón. Comenzó la función, que duró cerca de dos horas, y en la que el paquebote inglés salió con la popa destrozada.

Pero como ya se acercaba la noche, Pedro Ignacio de Goycoechea decidió acabar y abordó al paquebote, cuya tripulación, a pesar de su defensa, acabó rindiéndose.

En medio de la refriega un oficial inglés se acercó a la borda para arrojar los pliegos oficiales atados a una bala de cañón, lo que hizo a pesar de que los corsarios españoles le amenazaron de muerte si realizaba su intento. Vista la valentía del oficial se le perdonó la vida y se le trató con honores, junto al resto de la valerosa tripulación.

De esta manera, el corsario español pudo dirigirse a Pasajes con el paquebote inglés en conserva, satisfechos de haber servido al rey y de contribuir a su propio beneficio con la recompensa que les habría de tocar de los 90.000 pesos de la nueva presa.

FRAGATA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

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