30/09/2024

Reinado de Felipe III: alejamiento de Navarra con Francia


En 1328, moría sin sucesión de Carlos I de Navarra y IV de Francia, de la dinastía Capeta. El trono de Navarra fue a recaer en Juana, hija de Luis I. Esta mujer había casado con Felipe de Évreux, primo del rey francés Felipe VI.

En 1329, Juana II y Felipe III fueron proclamados reyes de Navarra en Pamplona. Sin embargo, para recibir el título real navarro debían renunciar al Reino de Francia. Así, con la figura de Juana II, el trono navarro entroncaría en la dinastía Évreux, siendo ella la última representante de la dinastía Capeta. Según los pactos de la Asamblea de Puente la Reina de 1328 y las Cortes de Larrasoaña de 1329, se estableció que si Juana moría sin descendencia, Felipe abandonaría el reinado y serían las Cortes el organismo de elegir un príncipe. Además, los castillos y fortalezas no podrían ser donados a otros territorios, entregándose a naturales del reino.

FELIPE III Y JUANA II

A pesar de estos juramentos, la política navarra volvió a girar en torno a la órbita de influencia y poder de la Corte francesa. Y los nuevos reyes navarros, al tener un origen francés, pasaron grandes temporadas en París. Pero, comenzaba un pequeño alejamiento de Navarra con respecto al poderoso país del norte y una aproximación a la política peninsular hispánica.

Tuvo la intención de contribuir a la Reconquista de las tierras sureñas hispánicas en una expedición militar conjunta con Castilla y Aragón para tomar la taifa islámica de Granada. En 1331, este proyecto se canceló cuando el rey castellano Alfonso XI formó una tregua con aquel reino.

Felipe III tenía una gran mentalidad bélica-religiosa. Aquel año de 1331, visitó la ciudad francesa de Aviñón, para recibir al Papa, el cual estaba organizando una expedición a Tierra Santa junto a los reyes de Aragón y de Bohemia. Aquella cruzada tampoco consiguió materializarse.

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