25/09/2020

Primeros testimonios literarios del Reino de Navarra


El monasterio benedictino de San Salvador de Leire fue un importante núcleo de extensión del romance navarro.

Un importante documento escrito en el romance navarro son las Glosas del monasterio de San Millán de la Cogolla, del siglo X, perteneciente a un monasterio situado en territorio riojano, pero bajo dominio del Reino de Pamplona en aquel momento. Las glosas son breves apuntes en lengua romance que los copistas colocaban interlineadas o en los márgenes de documentos latinos para aclarar determinadas palabras cuyo significado latino empezaba ya a serles dificultoso entender.

Gonzalo de Berceo, (Berceo, 1197 – 1264), fue un poeta riojano, el primero conocido en escribir en lengua castellana, que además incluía palabras en euskera.

Antiguamente, aparte del castellano se conocía el eusquera en La Rioja, y por eso Gonzalo de Berceo, uno de los primeros escritores en lengua castellana, utilizaba palabras vascas como bildur "miedo" ("Don Bildur"), gabe "sin" o "privado de"; o çatico que viene del eusquera zatiko "pedacito", entre otras más.

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MONASTERIO SAN MILLÁN DE LA COGOLLA

Los primeros literatos son abades del monasterio navarro de San Martín de Albelda en el siglo X. Salvio, es autor de la Regla a las vírgenes sagradas, y de varios himnos religiosos.

Vigila, colector de Concilios, historiador y poeta, es autor del Códice Vigilano o Códice Albendense.

El Poema de la reina Leodegundia (Versi domna Leodegundia regina) se conserva en el misceláneo Códice de Roda, que aparece haber sido escrito hacia finales del siglo X. Se trata de una canción epitalámica (87 versos latinos distribuidos en trípticos) compuesta para las bodas de esta princesa asturiana con un infante o rey navarro. Con las letras iniciales de los versos se lee esto acróstico: "Leodegundia pulc(h)ra Ordonii filia" (Leodegundia, bella hija de Ordoño).

Cotarelo ha ofrecido una versión castellana del mismo:
"Brote copioso raudal de duces loas, tan dulces como los arpegios de la flauta, y batamos palmas celebrando jubilosos a la excelsa hija de Ordoño, Leodegundia.
Flor preciadisima de famosa estirpe regia, ornato de la alcurnia paterna, gloria sublime de la materna. 
Con himnos de suave melodía, alabemos sus virtudes esplendentes, su clara elocuencia, su hondo saber en letras humanas y sagrada doctrina..."  
Este poema demuestra que en este temprano momento ya existía una actividad cultural literaria y musical, en el Reino de Pamplona.

En el Códice de Roda se conservan otros textos interesantes como las genealogías de los reyes navarros y un elogio de Pamplona, en latín también.

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CÓDICE DE RODA

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