29/07/2024

Leyenda de Sancho VII el Fuerte en la Corte de Tremecén


Durante el siglos XII, el Reino de Navarra estuvo sufriendo el acoso territorial de los reinos que la encerraban: Castilla y Aragón. Ya en 1135, los castellanos conquistaron los territorios navarros de Burgos y La Rioja. En 1195, Sancho VII acudió a ayudar a Alfonso VII de Castilla en la desastrosa batalla de Alarcos, pero no llegó a tiempo dando lugar a una enemistad manifiesta. 

Sancho VII el Fuerte buscaba un equilibrio geopolítico entre reinos y taifas de la península Ibérica, y para ello decidió realizar una expedición diplomática al Reino de Tremecén, en el actual Marruecos, donde se había establecido el Sultanato de los almohades. Dejó a su hermano Fernando a cargo del reino y emprendió la partida de la embajada llegando a Sevilla en 1197. Según el cronista Jiménez de Rada, Sancho VII no salió de la península, sino que desde la ciudad hispalense partió una embajada suya a la Corte del sultán almohade Jakub ibn Jussuf, en el norte de África. 

El papa Inocencio II amenazó con la excomunión de Sancho VII por sus tratos con los almohades para debilitar a reinos cristianos, reprochándole "haber contraído amistades con gentes no solo enemigas de la fe católica, sino del propio Cristo".

Aquella embajada se hizo esperar ya que los almohades estaban en guerra contra Túnez. Lo más lógico es que Sancho VII pidiera al sultán que rompiera la tregua que tenía acordada con Castilla en su favor. Pero el sultán no aceptaría, y para contentar a Sancho VII mandó que en Sevilla le hiciesen cuantiosos regalos.

Dos años más tarde, en 1199, emisarios navarros comunicaron a Sancho VII en Sevilla que Navarra estaba sufriendo una invasión del Ejército de Castilla, al mando de Alfonso VIII, y en connivencia de aragoneses. Durante la expedición militar, el Reino de Navarra perdió el Duranguesado, Álava y Guipúzcoa. La ausencia de Sancho VII fue de algo menos de dos años, un tiempo suficiente para perder un reino. 

Jiménez de Rada empleó un tono crítico sobre el comportamiento de Sancho VII. Así, dijo que mientras su reino era atacado por Castilla: "Habiendo regresado (la embajada) con dineros y dádivas, sin embargo, el rey con el pretexto de su regreso recorría las ciudades de los árabes y permanecía en la patria de ellos."

SEPULTURA DE SANCHO VII EN EL MONASTERIO DE RONCESVALLES

Tras este suceso histórico y documentado, surgió una leyenda puramente romántica y novelesca tan de la época. Su origen está en el cronista y poeta inglés Rogerio de Hovenden, que debió estar vinculado en la Corte de Leonor de Aquitania o de la reina viuda Berneguela. Hoveden escribió muy a principios del siglo XIII, y tuvo saber que Sancho VII había marchado a solicitar la ayuda al sultán almohade Jussuf.

Según Hoveden, la fama de honradez de Sancho había llegado a la hija del sultán, enamorándose de él por "oídas". La hija le pidió a su padre que se lo trajera como esposo, o de lo contrarío intentaría suicidarse. Viendo el sultán a su hija enajenada y temiendo cualquier locura, le prometió que atraería a Sancho VII con regalos. Así, envió una embajada a Navarra con la propuesta de entregarle su hija y sus territorios peninsulares del Imperio como dote.

Cuando Sancho VII llegó a la Corte de Tremecén, Jussuf había muerto, y su sucesor en el trono del sultanato, Boyac Miramamolón, deshizo el trato.

Hoveden estableció con precisión la fecha de esta supuesta aventura, porque escribió que mientras Sancho VII luchaba por la hija del sultán, "Alfonso de Castilla y el rey de Aragón invadieron el territorio del rey de Navarra, cada uno desde su lado, de tal forma que Alfonso le capturó veinticuatro castillos y el rey aragonés dieciocho".

Otras fuentes, sin embargo, dicen que tuvo descendencia con una hija de Abu Yaqub Yasuf II Al-Mustansir, emir de Marruecos. Incluso las crónicas árabes escribieron que luchó en Túnez.


24/07/2024

Francisco de Longa. De guerrillero a general, por José Pardo de Santayana


Francisco de Longa guerrillero general Guerra Independencia
FRANCISCO DE LONGA, POR JOSÉ PARDO DE SANTAYANA

Francisco de Longa. De guerrillero a general en la Guerra de la Independencia. Historia de una guerrilla
José Pardo de Santayana y Gómez de Olea, Editorial Leynfor Siglo XXI, (2007) Madrid, 517 páginas

En el caserío de Longa Nagusia, en Bolívar, nacía el 10 de abril de 1783 Francisco Tomás de Anchía Longa y Urquiza. Su casa, convertida en agroturismo, puede visitarse en la actualidad. La historia le recuerda como el general Longa, un guerrillero que terminó dirigiendo ejércitos; la memoria popular, en especial la alavesa, como el héroe que derrotó a Napoleón. Su vida y sus andanzas de cuando decidió echarse al monte darían para una novela, aunque la dureza de los sucesos reales impresiona más.

El teniente José Pardo de Santayana y Gómez de Olea, descendiente del propio Longa, documenta en el libro Francisco de Longa. De guerrillero a general en la Guerra de Independencia las hazañas de quienes se levantaron contra Napoleón más allá de las líneas enemigas. Para ello, se ha basado en la correspondencia de su antepasado y en numerosa documentación de la época.
"El País Vasco empezó jugando un papel protagonista con las primeras batallas después de Bailén, cuando Napoleón entró en persona a las provincias vascas, pero no vuelve a aparecer en las crónicas de la Guerra hasta la batalla de Vitoria, al final de la contienda. Sin embargo, de Navarra a las montañas de La Rioja y hasta los Picos de Europa, donde combatió el general Longa, la guerra es intensísima. El Ejército francés hizo más kilómetros y tuvo más bajas aquí que combatiendo a Wellington. Nunca hubo un tiempo en el que pudieran relajarse. Vivían encerrados en sus cuarteles y acosados por la guerrilla."

Longa, el pequeño de su familia, dejó el caserío y marchó a La Puebla de Arganzón a labrarse un futuro. De paso aprendió castellano, porque en su casa sólo conocían el euskera. Por la carretera de París a Madrid, donde estaba la herrería en la que trabajaba, veía pasar y parar al grueso de las tropas napoleónicas. "Lo que después le resultaría de gran ayuda", apunta Pardo de Santayana.
"Conocía sus uniformes, su armamento y tenía acceso a mucha información. En aquella época nadie estaba más al tanto de lo que sucedía que quienes controlaban los caminos."

Cuando decidió sublevarse, apenas le siguieron un puñado de hombres:
"Fue una guerra muy sucia, sin cuartel y sin frentes, con columnas regulares persiguiendo guerrilleros y éstos preparándoles emboscadas. Poco a poco el grupo de Longa, como tantas otras bandas de guerrilleros, fue creciendo gracias al apoyo popular. De hecho, la lucha por el control de la población civil fue la clave de la guerra. De no haber existido la guerrilla, el pueblo se habría sometido, por gusto o por la fuerza, pero habría sido cuestión de tiempo. En cambio, para los franceses cualquier tarea administrativa, desde obtener las contribuciones a conseguir que la gente recogiera el grano, se convertía en un acto de combate."

Dicen que Longa era capaz de asesinar a cuatro soldados antes de ir a desayunar. Lo más seguro es que sea parte del mito, pero todo lo que sucedió en la España del XIX parece novelado a los ojos del hombre actual.
"Todos aquellas historias particulares se ajustan mucho a perfiles literarios, pero se debe a las circunstancias extraordinarias que les tocó vivir, no a la imaginación. Fueron momentos pasionales y románticos, de enorme violencia en los que la vida pasaba de guerra en guerra. Personas nacidas para mantenerse en el ámbito familiar acabaron siendo personajes históricos."
"En las posteriores guerras carlistas se van a reproducir los escenarios y los protagonistas de los combates. Incluso las tácticas, aunque los antiguos compañeros aparezcan en bandos opuestos."


ÍNDICE:

Aclaraciones y agradecimientos

1. Introducción.

2. Juicio de Ramón Santillán sobre las guerrillas

3. Descripción de la forma de lucha, el terreno y las vías de comunicación

4. Desde su nacimiento hasta la llegada del Ejército Imperial a España, abril 1783-octubre de 1807

5. La gestación del líder guerrillero, octubre de 1807-noviembre de 1809

6. Al mando de una partida patriótica, como Comandante subalterno del corso terrestre de Voluntarios de Castilla, noviembre de 1809-junio de 1810

7. La guerrilla de Longa se consolida en su feudo, junio-agosto de 1810

8. Las grandes persecuciones y cercos contra la guerrilla de Longa: 1ª parte, septiembre-diciembre de 1810

9. En la región del norte las fuerzas imperiales y las guerrillas unifican el mando. Las grandes persecuciones y cercos contra la guerrilla de Longa: 2ª parte, enero-abril de 1811

10. Longa organiza su división; llegada de ayuda británica, mayo-septiembre de 1811

11. La división de Iberia, octubre de 1811-enero de 1812

12. La guerrilla se hace militar, febrero-mayo de 1812

13. Operaciones en la costa ¡Castro Urdiales! ¡Bilbao! Guetaria, junio-septiembre de 1812

14. Últimas operaciones de la división guerrillera, octubre de 1812-mayo 1813

15. Batalla de Vitoria, junio 1813

16. Con Wellington hasta la entrada en Francia, julio-noviembre 1813

17. El final

18. Clausewitz y la Guerra de la Independencia

19. Epílogo

Anexo I. Genealogía de Longa

Anexo II. Descendencia

Anexo III. Observatorio militar

Bibliografía

Índice de imágenes

20/07/2024

Blas de Lezo, el vasco que humilló a Inglaterra




Debemos preguntarnos, qué lleva a un hombre ante la decisión de pretender resistir, con nulas posibilidades de éxito a la mayor flota jamas creada hasta esa fecha, mayor incluso que la armada invencible de Felipe II, y solamente superada dos siglos mas tarde en el desembarco de Normandía. La respuesta no la podremos encontrar en la búsqueda de ningún interés particular, ya sea en forma material ó en forma de posición, honores y gloria. Se trata de algo mucho mas sencillo, su decisión estuvo basada simplemente en hacer lo que creía que debía hacer.

16/07/2024

Juan de Lazcano


Capitán general de la Armada durante el reinado de los Reyes Católicos

JUAN DE LAZCANO

Juan de Lazcano
 era natural de la villa de Lazcano, en Guipúzcoa. 
Sus eminentes servicios y sobresalientes méritos le proclaman como una de las figuras más gloriosas de la marina de Guipúzcoa.

En 1490, firmaba asiento en Sevilla para efectuar con sus naves la Guarda del Estrecho de Gibraltar en una flota organizada en 1482 como parte del dispositivo para el asalto final contra el reino de Granada.

En la campaña de Granada prestó servicios a los Reyes Católicos con una escuadrilla de su propiedad llevando moros al norte de África, tras la rendición del último rey nazarí Boabdil, en 1492. 
En 1493, persiguió al corsario Juan de Cádiz y reconoció villas del Reino de Tremecén, en el norte de África. En el viaje de vuelta trajo personalidades de este reino norteafricano, dispuestas a entregar sus respectivas villas y la de Melilla.

A sus dotes especialísimas se le debió el éxito de la campaña marítima en Italia, que con la campaña terrestre del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba aseguraron la posesión del Reino de Nápoles para los Reyes Católicos.

Tomó parte en el asedio de Cefalonia, en 1500, y se destacó en la toma de Garellano, en 1503, dirigiendo la construcción y tendido de los pontones sobre el río. Venció en Tarento al caballero de Rodas Perijuan y trajo prisionero a César Borjia, enemigo encarnizado de España.

DESEMBARCO DE ORÁN Y TOMA DE GARELLANO 

La Crónica del Gran Capitán escribe de Lazcano la siguiente semblanza:
"Era varón de mucha virtud por la mar y aun por la tierra; muy afortunado; siempre salía en todas sus refriegas victorioso."
En la toma de Mazalquivir, al que asistió con naves propias, facilitó el desembarco de las tropas de Flórez de Marquina, poniendo en práctica un artefacto para proteger los costados de sus embarcaciones (forra sus naves con sacos de lana). Acercando sus naves a la fortaleza de Mazalquivir y sometiéndolas a un intenso tiroteo y bombardeo de los cañones de la fortaleza. Siendo este el objetivo a disparar y cañonear, permitió el desembarco nocturno de las tropas de Flórez de Marquina.

Se le puede considerar un precursor del blindaje naval. Con aquella defensa demostró una superioridad enorme contra sus enemigos a los que destruyó por completo en sus flotas.

En 1512, escoltó a la flota inglesa que trajeron a España a los arqueros ingleses del Marqués de Dorset que iban a apoyar la conquista de Navarra por las tropas de Fernando el Católico. Parte de la gente la condujo Lazcano a dicha nación por ser momentánea la alianza, que se había hecho con aquella potencia.


JUAN DE LAZCANO

10/07/2024

Tercios Vascongados de África


Los Tercios Vascongados de África fueron un cuerpo de militares reclutado en las tres provincias vascas, en 1859, para apoyar al Ejército regular en la Guerra de África. Como los Fueros aún estaban en vigor, los vascos no participaban en el Ejército regular nacional, por lo que tan pronto como estalló la guerra las tres Diputaciones provinciales consideraron necesario ofrecer una aportación de efectivos armados. Navarra no colaboró de la misma manera porque perdió este privilegio a partir de la ley de 1841.

El 4 de noviembre de 1859, las Diputaciones provinciales se reunieron en Bergara y decidieron formar cuatro Tercios compuestos por unos 3.000 voluntarios.

TERCIOS VASCONGADOS EN LA BATALLA DE WAD-RAS

Hubo varias localidades que tuvieron dificultades para completar el cupo de soldados correspondientes, a pesar de que las pagas asignadas a los miembros de los tercios eran generosas. Entre las iniciativas para incentivar a los voluntarios estuvo la del Casino de Vitoria, que ofrecía 2.330 reales al primer alavés que se alistara.

Reclutaron una División de Voluntarios Vascongados pertenecientes a las tres provincias, creados en la Capitanía General de Vascongadas para esta campaña. Estaba compuesta de 4 tercios. El primer tercio lo formaron alaveses, el segundo guipuzcoanos, el tercero vizcaínos y el cuarto jóvenes del entorno que va desde Bergara hasta Markina.

Al mando de esta División de Voluntarios estaba el general Carlos María de Latorre y fue llamada por el nombre de Tercios Vascongados de África.

VOLUNTARIOS DE LOS TERCIOS VASCONGADOS DE ÁFRICA

En esta división se alistaron algunos veteranos vascos, tanto liberales como carlistas, que habían sido enemigos veinte años atrás en la primera Guerra Carlista. A su vez, muchos que en esta guerra se conocieron y trabaron amistad luego fueron por desgracia enemigos en la Carlistada de 1872.

El 29 de enero de 1860, los Tercios Vascongados partieron desde el puerto de Pasajes y, tras una dura singladura, desembarcaron en el puerto gaditano de San Fernando, donde recibieron instrucción militar. El 27 de febrero llegaron a África.

Para entonces, el Ejército regular ya habían conquistado Tetuán y los Tercios Vascongados llegaron al final del conflicto. El 23 de marzo, tuvieron una destacada intervención en la batalla de Wad Ras. Solo tuvieron cinco muertos en acción de guerra, ya que por haberse incorporado en fecha tardía únicamente tomaron parte en esta batalla final de la campaña. Pero, en cambio, tuvieron más de cincuenta muertos por enfermedad.

Al día siguiente, el 24 de marzo, los marroquíes se rindieron firmándose el 26 de abril en Tetuán el Tratado de Paz de Wad-Ras.

Los Tercios Vascongados regresaron a principios de mayo, siendo recibidos entre arcos del triunfo, música y flores en las principales ciudades.

VOLUNTARIOS DE LOS TERCIOS VASCONGADOS DE ÁFRICA

04/07/2024

Pintura regionalista segoviana por los Zuloaga


PINTURA REGIONALISTA SEGOVIANA POR DANIEL E IGNACIO ZULOAGA

Daniel Zuloaga Boneta pertenece a una de las sagas artísticas españolas más importantes del periodo entre los siglos XIX y XX, los Zuloaga. Con orígenes en la localidad guipuzcoana de Eibar, varios de sus miembros destacaron trabajando como armeros, demasquinadores, ceramistas o pintores y su fama trascendió en algunos casos en el extranjero, como el reconocido pintor Ignacio.

Ignacio Zuloaga Zabaleta fue uno de los últimos maestros de la llamada Escuela Española, buscando el carácter de un pueblo. Para Miguel de Unamuno, su pintura fue un fiel reflejo de lo que denominó "la intrahistoria de España". mientras que para José Ortega y Gasset "es tan grande artista porque ha tenido el arte de sensibilizar el trágico tema español".

Mientras Ignacio sobresalió en la pintura al óleo sobre lienzo, Daniel abarcó la cerámica de taller, aunque también realizó obras pictóricas. Ambos guipuzcoanos encontraron un lugar de inspiración artística en la castellana ciudad de Segovia y su temática en el folclore local.

DANIEL ZULOAGA E IGNACIO ZULOAGA

Daniel era hijo de Eusebio Zuloaga, armero y director de la Armería Real, y de Ramona Boneta Zuloaga, su tercera mujer y sobrina. Con sus hermanos Guillermo y Germán, Daniel puso en marcha su proyecto artístico y empresarial en 1877, a la que nombró La Fábrica de La Moncloa. Esta iniciativa ceramista estuvo en funcionamiento casi una década, pero en 1886 tuvo que poner fin debido a motivos económicos.

Junto a su hermano Guillermo, Daniel participó en numerosos proyectos que incorporaron la cerámica aplicada a importantes edificios por toda España. En Madrid, colaboró con el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, autor de edificios emblemáticos, como los Palacios de Velázquez y Cristal en el Parque del Retiro, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas, o el Ministerio de Fomento, actual Medio Ambiente, Medio Rural y Marino.

El País Vasco cuenta con numerosos trabajos de Daniel Zuloaga, como la decoración de la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián, o su Ayuntamiento, antes Casino. En Bilbao, realizó diversas intervenciones en edificios particulares, entre las que destaca el mural para el vestíbulo de la casa del empresario Tomás Allende, originalmente de 54 metros, y donado al Itsasmuseum.

DANIEL ZULOAGA EN LA ESFERA

DANIEL ZULOAGA CON SUS HIJOS

La exigencia técnica que requería su contribución a estos trabajos llevó a Daniel a instalarse en Segovia en 1893. Entonces, decidió abrir su propio taller ceramista, concretamente en la fábrica de loza conocido como La Segoviana. Se fue integrado en la sociedad local y, en 1896, realizó el Altar del cristo de Lozoya para la catedral de la ciudad.

En 1989, Ignacio Zuloaga realizó la primera visita a Segovia y al taller de su sobrino Daniel, una de las muchas a lo largo de su vida. Allí ejecutó las obras que le generaron algo de reconocimiento en el marco artístico europeo, pues el Estado de Bélgica le compró El alcalde de Juarros de Riomoros y su mujer para el Museo de Amberes, y Tipos segovianos para el Museo de Gante.

En 1905, Daniel compró una iglesia románica en ruinas, San Juan de los Caballeros, decidido a residir de forma permanente en esta ciudad castellana. Tras su restauración, el templo se transformaría en taller de cerámica, donde comenzaron a trabajar también sus hijos: Esperanza, Juan y Teodora Zuloaga Estringana.

SAN JUAN DE LOS CABALLEROS, POR PABLO URANGA

IGNACIO Y PABLO PINTANDO, POR DANIEL ZULOAGA

El taller de San Juan de los Caballeros se convirtió en un centro artístico de cierto prestigio dentro de España. Lo visitaban un gran número de artistas e intelectuales de la época, atraídos por el trabajo y la personalidad de Daniel. Con su sobrino Ignacio, mantuvo una relación muy estrecha. Visitaba con frecuencia a Daniel y su familia, solo o acompañado de su íntimo amigo, el pintor alavés Pablo Uranga y Días de Arcaya, aprovechando ambos para pintar obras de temas segovianos.

En 1999, Ignacio y Pablo alquilaron la llamada Casa del Crimen para montar su taller. El cuadro Ignacio y Uranga pintando de Daniel expresa el ambiente del estudio de trabajo, una vieja habitación con sólo un amplio baúl de madera y los caballetes. En ese taller, Ignacio realizaría en años posteriores obras como Enano y dos tipos segovianos, Aldeano segoviano con capa y sombrero, El poeta Don Miguel, Antes del paseo, El sereno, La calle del amor, Coquetería gitana, Dos bebedores, Penitente con una calavera, Viejas casas de Segovia, Rincón segoviano, Preparativos para la corrida, El piropo, El vendedor de miel, El alcalde de Torquemada y, tal vez alguna otra más.

Otros pintores vascos y navarros visitaron La Segoviana y retrataron sus paisajes, monumentos y habitantes:

San Juan de los Caballeros y Hombres de Segovia por Pablo Uranga, en 1912 y 1915

La siesta, por Agustín Díaz Olano, en 1915

Castellano, El castellano y Acueducto de Segovia, por el navarro Jesús Basiano Martínez, en 1920

Segoviano, por Juan Bautista Ibarrondo, en 1933

HOMBRES DE SEGOVIA, POR PABLO URANGA

ACUEDUCTO DE SEGOVIA, POR JESÚS BASIANO

LA SIESTA, POR AGUSTÍN DÍAZ OLANO

Esta tendencia de Daniel por expresar el tipo y paisaje castellano fue seguida por su sobrino Ignacio. Este pudo definir un lenguaje plástico propio durante los primeros años del siglo XX. Basó su temática en las costumbres de la vida española y su entorno, en un intento de plasmar la realidad de un país, como realizaban también los escritores de la Generación del 98. De estos años son destacables Celestina, donde combinó figura y paisaje, y Torerillos de pueblo, una de las grandes composiciones de temática taurina del pintor, ambas de 1906.

Debido a su profundización en la raíz castellana, Ignacio ejecutó lienzos de líneas duras y paleta sombría, como Segoviano, en 1906, símbolo de la España rural, o Vista de Toledo, en 1903. El Cristo de la sangre, de 1911, es una de sus más logradas composiciones, consiguiendo un reconocimiento internacional.

En 1909, Ignacio visitaba la segoviana villa de Sepúlveda, dejándose seducir por sus paisajes para realizar varias obras, algunas desde el mirador que lleva su nombre. En el caso de Mujeres de Sepúlveda, el eibarés otorgó al paisaje un lugar secundario, mientras las mujeres dirigen la mirada a las casas, caminos y barrancos del rústico pueblo.

MUJERES DE SEPÚLVEDA, POR IGNACIO ZULOAGA

SEGOVIA DE NOCHE, POR IGNACIO ZULOAGA

En esta etapa segoviana, Daniel fue adquiriendo mayor presencia en concursos artísticos de España. En 1911, consiguió la primera medalla del Certamen Nacional de Artes Decorativas y numerosos éxitos en los dos años posteriores, alcanzando una gran popularidad. Al caer el afán decorativo en arquitectura, el taller de Daniel se reorientó hacia la creación de obras de pequeño formato, función ornamental y temática variada que tuvieron un gran éxito comercial y le dieron una enrome fama.

La serie Regionalista es una de las más conocidas. Se basa en escenas con paisajes y tipos castellanos que Daniel pintó sobre platos, cajas, jarrones, etc. Las referencias a Segovia, como la catedral, el casco urbano o los habitantes, son constantes. Otras series son la Heráldica, con el escudo real, o la de Retratos, a la que pertenece el busto de la gitana.

CATEDRAL DE SEGOVIA, POR DANIEL ZULOAGA

CATEDRAL DE SEGOVIA, POR DANIEL ZULOAGA

CATÁLOGO COMERCIAL DEL TALLER DE DANIEL ZULUAGA

En 1917, Ignacio regresó a Segovia con la intención de visitar a su tío Daniel y su taller. Desde esta ciudad, retomó su pintura de paisajes y de tipos castellanos, consolidando así su otro estilo, el de la "España negra". Realizó paisajes urbanos como fueron Viejas Casas de Segovia y Casas de Segovia, representando las fachadas de una ciudad que le sirvió de inspiración a lo largo de toda su obra. Dos décadas después, regresó para componer Catedral de Segovia, en 1938.

Daniel supo explotar su imagen a través de numerosos retratos fotográficos y pictóricos. Su cuñado, el pintor Ignacio Suárez Llanos le retrató a los 19 años. Su sobrino Ignacio Zuloaga le pintó en numerosas ocasiones, una de ellas hacia 1917, sentado y sosteniendo una vasija. Solo unos años después le retrató el guipuzcoano Elías Salaverría con igual pose.

Falleció en Segovia en 1921, a los sesenta y nueve años, su viuda e hijos continuaron con la actividad artística en el taller. Mantuvieron una gran producción, repitiendo modelos de pequeñas piezas durante la década de los años 20 y 30. Promocionaron sus trabajos a través de catálogos, postales, ferias y exposiciones para conseguir ventas.

El talle de San Juan de los Caballeros fue adquirido por el Estado en 1947 para poder preservar su legado artístico.

Tres años después, en 1924, Segovia efectuó un homenaje póstumo a su ilustre ceramista, a la que asistió su tío Ignacio. El escultor Emiliano Barral realizó un busto de Daniel, sobre cuyo proyecto en barro, Ignacio puso los dedos para añadir unas notas definidoras de su rostro.

CASAS DE SEGOVIA, POR IGNACIO ZULOAGA

CATECRAL DE SEGOVIA, POR IGNACIO ZULOAGA

En estos años, Ignacio adquirió el castillo de la segoviana villa de Pedraza, un lugar que el pintor guipuzcoano utilizó más para meditación y descanso que para la actividad artística, ya que tan solo compuso tres obras.

En 1926, el gobierno español homenajeó a Ignacio ofreciéndole salas del palacio de Bellas Artes que inauguró el rey Alfonso XIII. Y tras la instauración de la II República, el gobierno le nombró presidente del Patronato del Museo de Arte Moderno de Madrid. Fueron años de condecoraciones, homenajes y premios a su gran obra, alejado ya de Segovia. De hecho, vivía en su estudio madrileño cuando Ignacio Zuloaga falleció en 1945.

En la actualidad, el castillo de Pedraza alberga la exposición del Museo Zuloaga, perteneciente a la Junta de Castilla y León.

LA CATECRAL DE SEGOVIA, POR IGNACIO ZULOAGA

EL ENANO GREGORIO EL BOTERO, POR IGNACIO ZULOAGA

VIEJAS CASAS DE SEGOVIA, POR IGNACIO ZULOAGA

SEGOVIANO, POR IGNACIO ZULOAGA

RINCÓN CASTELLANO, POR IGNACIO ZULOAGA

SEGOVIANO, POR JUAN BAUTISTA IBARRONDO

CASTELLANO Y EL CASTELLANO, POR JESÚS BASIANO