La distribución del territorio denominado Las Encartaciones se dividía en nueve valles o grupos de población del Señorío de Vizcaya, que se mantuvieron desde la Edad Media hasta el siglo XX: Somorrostro, Carranza, Gordejuela, Trucios, Arcentales, Güeñes, Zalla, Galdames, Sopuerta, además, las villas de Valmaseda, Potugalete y Lanestosa. Confinan por el norte con el Cantábrico, al sur con el Valle de Ayala y Oquendo, al oeste con Castro Urdiales y los valles de Villaverde, Mena y Soba y al este con la Ría de Bilbao y Baracaldo, que pertenece a la Tierra Llana del Señorío.
En Avellaneda se encuentran las Juntas de las Encartaciones, el archivo, la cárcel general y la residencia más común del teniente general del Corregimiento en la tierra encartada.
CASA DE JUNTAS DE LAS ENCARTACIONES EN AVELLANEDA |
Encartaciones y Durangueses son dos distritos unidos a Vizcaya por incorporación. Iñigo López Ezquerra ganó las Encartaciones trocando otras tierras que ganó con el rey de León por ellas, aforándolas con el Señorío de Vizcaya y fue el primero que se llamó señor de Vizcaya. La jurisdicción de los diversos señoríos que componían esta tierra fue pasando a manos de los de Haro, señores de Vizcaya, que la poseían ya en su casi totalidad, en el siglo XIII.
El fuero de uso y costumbre y el de albedrío es el que disfrutaron estos concejos y valles de las Encartaciones; y es al final del siglo XIV cuando los redujeron a escritura (1394), a poco de haber jurado Enrique III de Castilla los fueros vizcaínos bajo el árbol de Guernica y en los demás lugares de uso y costumbre, durante el Corregimiento del doctor Gonzalo Moro.
El mismo corregidor nombrado por el rey, desde que Vizcaya recayó en la Corona real, representaba a sus altezas, y su calidad, al par que de letrado, debía ser hidalgo y de linaje de caballeros. En Guernica tomaba posesión de su representación oficial y después pasaba a Avellaneda para ser recibido en el territorio de las Encartaciones.
El primer corregidor fue el doctor Gonzalo Moro, que vino a Vizcaya en 1394. Estaba asistido por tres tenientes. Uno en Guernica para la Tierra Llana, otro en las Encartaciones y el tercero en el Duranguesado, y ninguno de estos podía funcionar fuera de sus distritos.
El teniente general del Corregidor con caballeros síndicos de los valles y concejos encartados, síndico general y oficiales elegidos entre los naturales y domiciliados en las Encartaciones formaban su cuerpo gubernativo. Y ni el Señorío de Vizcaya tenía voz ni voto en las Juntas de Avellaneda, ni la Encartación en las asambleas de Guernica. Los síndicos generales de la Encartación concurrían con voto a Guernica solamente cuando se trataba a cosas comunes a todo lo que era Vizcaya o al fuero promiscuo.
ESCUDO DE ARMAS DE LAS ENCARTACIONES |
En las Juntas de la Encartación en Avellaneda se providenciaban sus pueblos y se nombraban los oficiales y caballeros que debían entender en su gobierno y administración.
El Señorío trató a menudo de que las Encartaciones no se portasen con tanto aislamiento y que así como las Villas y el Duranguesado tenían más contacto y unión, no lo pudo conseguir plenamente hasta finales del siglo XVIII.
Me parece que se OS ha olvidado la villa de Portugalete.
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