PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

25/11/2021

Literatura épica medieval por vascos y navarros


Durante la Baja Edad Media, surgió un género literario que se fue extendiendo a todos los escritores y poetas hispánicos. Una escritura épica que trataba de cantar los triunfos y los hechos gloriosos de los reinos con un sentido nacional y no regional, son "fazañas" españolas" contra el enemigo común. Estas obras literarias se referían tanto a Alfonso VIII el de las Navas y Fernando III el Santo que a Jaime I el Conquistador o a los almogávares de Roger de Flor, como héroes de un proyecto común a todos los cristianos peninsulares.

MONUMENTO A LA BATALLA DE RONCESVALLES

En la Chanson de Roland se describe a la alianza de vascos y musulmanes que aniquilaron en Roncesvalles a la retaguardia de Carlomagno en el territorio de los vascones, en 778: "Espaigne, la bele" (v.59) de esta forma: "los soldados de Marganice" (caudillo de los vascones durante la invasión musulmana) "son peores que los diablos, con una nariz grande y unas anchas orejas" (v.1916-18) "dieron la estocada final a los ultimos caballeros". (Gautier de l'Hum, el arzobispo Turpin y Rolando). Los vascones destacaron de su fisonomía por estos dos rasgos que describió Roland hasta el punto de constituirse en un elemento fundamental de su identidad al denominar a un extranjero "cipayo" o "belarrimotz" (orejicortos).

Según un fragmento de la primera historia del Reino de Pamplona, Additio de regibus pampilonensium:
"En la era 944 [905] surgió en Pamplona un rey de nombre Sancho Garcés. Fue hombre de inquebrantable veneración a la fe de Cristo, piadoso con todos los fieles y misericorde con los católicos oprimidos. ¿A qué decir mucho? En todas sus acciones se mostró magnífico guerrero contra las gentes de los ismaelitas; causó múltiples desastres a los sarracenos. Este mismo conquistó, en Cantabria, desde la ciudad de Nájera hasta Tudela, todas las plazas fuertes. Desde luego la tierra de Degio [Monjardín, en las cercanías de Estella], con sus villas la poseyó entera. La tierra de Pamplona la sometió a su ley, y conquistó asimismo todo el territorio de Aragón con sus fortalezas. Luego tras eliminar a todos los infieles, el vigésimo año de su reinado partió de este mundo. Sepultado en el pórtico de San Esteban [Monjardín], reina con Cristo en el cielo (Murió el rey Sancho Garcés en la era 964).
"Luego, su hijo el rey García reinó cuarenta años. Fue benévolo e hizo muchas matanzas de sarracenos. Y así murió. Fue sepultado en el castillo de San Esteban (Murió el rey García en la era 1008).
Sobreviven sus hijos en su tierra, a saber, Sancho y su hermano Ramiro. A los que Dios Omnipotente guarde por espacio de muchos años, cuando transcurre la era presente de 1014 (976)."
monumento escultura batalla Navas Tolosa Reconquista
MONUMENTO A LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

A mediados del siglo XIII, un monje del Monasterio de San Pedro de Arlanza escribió en versos alejandrinos el Poema de Fernán González, en el que dedicaba a la mitológica, pero muy épica, batalla de Hacinas 281 versos de los 740 de que consta el poema. Según el poema épico de esta legendaria batalla acontecida sobre tierras burgalesas, en 939, el primer conde de Castilla y también conde Álava, Fernán González, contó con la colaboración del señor de Vizcaya, Lope Iñiguez, "Lope el Vizcaino", su hijo Íñigo López, muerto durante una de sus campañas, y alaveses de Treviño. Estos encabezaban la columna central de las tres que componían un supuesto Ejército cristiano de 450 caballero y 15.000 soldados, para enfrentarse al Ejército califal de Abderramán de Córdoba.

"Fue dado por cabdillo don Lope el Vizcaino,
bien rico de manzanas, pobre de pan e de vino.
Con él fueron contados fijos de don Laíno,
e otro de la montaña que dicien don Martino,
había ahi de burgoñeses, otrosí de treviñanos,
de Castilla la Vieja hobo ahi buenos castellanos,
que muchos buenos fechos ficieron ahi por sus manos."


Rodrigo Ximénez Rada arzobispo Toledo batalla Navas Tolosa
ARZOBISPO RODRIGO XIMÉNEZ DE RADA

El arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, navarro de Puente la Reina, presagió el destino de la unidad de los reinos cristianos peninsulares y reconquista total del territorio del extinto Reino Hispano-visigodo, que llegaría dos siglos y medio después del reinado de Fernando III.

Félix Lope de Vega recordó en La Jerusalén conquistada la participación de los españoles de las distintas regiones en las grandes hazañas de las guerras contra el islam. Citó hasta los nombres de un capitán por región e insiste con estos versos:

"Ya la hidalga Vizcaya se apercibe,
los fuertes asturianos y leoneses,
la gente que entre el Segre y Turia vive
y en Duero y Miño algunos portugueses:
ya la imperial Toledo los recibe
y de rojo color cruzado arneses...
pasa la puente el batallón Gallardo."


El sepulcro del señor de Vizcaya, Diego II López de Haro el Bueno, participante en la batalla de las Navas de Tolosa, enterrado en el monasterio de Santa María la Real de Nájera, lleva esculpido los siguientes versos:

"Fue de Vizcaya en su tiempo la gloria,
defendiendo a Castilla en su libertad,
sufriendo el destierro y la cautividad,
lo cual sobrepuja en bravura y gloria."


Sancho Fuerte Navarra Navas Tolosa Vicente Pascual
SANCHO EL FUERTE EN LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, POR VICENTE PASCUAL

No es de extrañar que, en el siglo XVII, un secretario real de Felipe III dedicase unos versos a la importancia de los vascos en la fundación de Castilla y la aportación a la Reconquista:

"¡Oh Vizcaya cantabriana,
academia de guerreros,
origen de Caballeros,
donde toda España mana!"



El Poema de Alfonso XI, del siglo XIV, recoge los mismos sentimientos:

"E ricos ommes de gran guisa
de Castilla la real,
infanzones de Galicia
e cavaleiros de Portugal.
Lioneses, asturianos,
gallegos, portogaleses,
biscaynos e guipuzcoanos,
e de la montaña e alaveses.
Cada unos bien lidiauan
que siempre será fasaña,
e la mejoría dauan
al muy noble rrey de España."


López Haro Diego señor Vizcaya Navas Tolosa pintura
DIEGO II LÓPEZ DE HARO

Fernán Pérez de Guzmán, historiador y poeta castellano del siglo XIV, sobrino del canciller Pedro López de de Ayala y tío del marqués de Santillana, escribió sobre la descendencia de Sancho III el Mayor de Navarra los siguientes versos, bajo el título de Loores de los claros varones de España:

"De Navarra subcedieron
a Castilla los que oy son
nobles reyes de Aragón:
desta línea descendieron.
Los castellanos ovieron
a su fijo don Fernando;
al que, en Aragón reinando,
don Ramiro le dixieron.
Gran razón es que se lea
e relate por fazaña
que si en los reinos de España
el menor Navarra sea,
es de gran gloria que vea
quien de su generación
a Castilla et Aragón
las impere y las posea"


22/11/2021

Y se limpie aquella tierra, por Mikel Azurmendi


Y SE LIMPIE AQUELLA TIERRA, POR MIKEL AZURMENDI

Y se limpie aquella tierra. Limpieza étnica y de sangre en el País Vasco (siglos XVI-XVIII)
Mikel Azurmendi, Editorial Taurus (2000), Madrid, 448 páginas

El objeto de este libro es el análisis de la dialéctica entre el Otro y el Nosotros. Más que recomendable para cualquier interesado en la historia y la cultura política vasca. Los argumentos son en general sólidos y las fuentes se trabajan con detalle.

El antropólogo e historiador Mikel Azurmendi profundiza en el concepto de identidad partiendo de los "padres fundadores" del XVI, los apologistas Esteban de Garibay, Juan Martínez de Zaldibia, y Andrés de Poza, que inventaron la identidad vizcaína o cántabra.
"La ilusión de la identidad consiste, en definitiva, en crear valores que se aprecian y se persiguen."
Además, incorpora el ethos de la tradición vasca forjada en el XVI, que se intentó conservar de manera obsesiva en el XVIII, ignorando procesos de cambio y necesidades de transformación, y produciendo así un lastre cultural durante la Modernidad vasca.

En el siglo XVI, una élite vascongada inventó un relato mítico que se convirtió en un discurso integrador de la comunidad. Esta cosmovisión se adaptó a las aspiraciones de unas extensas capas de la población vasca recién liberadas del dominio de los Parientes mayores, necesitadas de nuevos privilegios en la Monarquía española y enraizadas en la ética católica. En el siglo XVII, estas ideas y mitos ya eran un vehículo tradicional de identidad.

Aunque también en tierras vascas comenzaba a percibirse a la Monarquía como un obstáculo a las libertades, en ningún momento el discurso de las élites intentó modificar aquella tradición heredada sino al revés, intentó demostrar su validez en los nuevos tiempos. Por ello, Azurmendi afirma que en el País Vasco fracasó la Ilustración, entendiendo este fracaso como el mantenimiento de un ethos inadmisible en el paradigma cultural de la Modernidad. Un ethos que frente a valores e ideas como los de tolerancia religiosa, contrato social, ciudadanía, o separación de poderes, mantuvo otros más propios de una sociedad fuertemente imbuida de valores ultraterrenales, en la que ni la libertad ni la sociedad son fruto de las convenciones humanas sino derivación de la voluntad divina, en la que no hay ciudadanos sino súbditos, y en la que tampoco hay individuos sino familias.
"… y se limpie aquella tierra. Que la sospecha de los estrangeros (franceses) y navarros, y castigando a algunos se escarmentará otros y cesarán los daños."

Los seis capítulos en los que queda estructurado este libro profundiza en el argumento de esta identidad mitológica. Desde el momento fundacional, donde quedan analizadas las propuestas de Zaldibia, Garibay, Poza e Isasti, pasando por las implicaciones de la invención de la frontera franco-española y las implicaciones que ello tuvo especialmente en la persecución de las gentes ágrafas y en la liquidación sin contemplación de sus imaginarios, hasta llegar a los capítulos en los que se analiza la vida y pensamiento del padre Manuel de Larramendi y las propuestas políticas de la élite intelectual reunida en torno a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.

Pese a la imaginación de la época ilustrada, la élite instruida vascongada se reafirmó en una visión naturalista de su propia sociedad, una especie de comunidad basada en propiedades substanciales divinas, entre las que la religión y la lengua eran la marca de calidad. Con ello se enraizaron la lengua y los vínculos entre personas, generando una permanente intención ética: el Otro siempre nos depara algo nocivo a los vascos impidiendo indefectiblemente nuestro desarrollo. Así es como más de dos siglos de ideología de limpieza y exclusión xenófoba generaron un engendro de etnicidad, algo que eclosionaría bien pronto como Nacionalismo vasco. Desde el estudio de los textos de la élite instruida vasca, este libro muestra ese proceso de etnización.

ÍNDICE:

1. Prólogo

2. La invención de identidad

3. Inventar la frontera, limpiar el territorio

4. Artificios, trampas y espejismos de la imaginación etnográfica

5. Una decisiva historia de vida

6. La invención del País Vascongado

7. ¿Los Amigos del País o el País de unos Amigos?

8. Notas

9. Bibliografía

18/11/2021

Sancho II Garcés Abarca


Primer rey que se tituló de Navarra, mantuvo alianzas políticas y militares con los reyes cristianos hispánicos para luchar contra Al-Hakam II y Almanzor

Sancho Abarca Garcés rey Navarra Pamplona
SANCHO II GARCÉS ABARCA

Sancho II Garcés Abarca era hijo del rey pamplonés García I Sánchez y de Andregoto Galíndez, hija del conde de Aragón, Galindo II Aznárez.

Conocido como Sancho Abarca, fue rey de Pamplona entre los años 938 y 994. Aun siendo menor de edad, se le encomendó la tenencia del Condado de Aragón que gobernó junto a su tutor Fortún Jiménez. Al alcanzar la mayoría de edad, gobernó el condado como regulus
aunque siempre bajo la autoridad de su padre el rey de Pamplona. Cuando se coronó rey de Pamplona, tuvo que encomendar la gobernación de Aragón a su madre Urraca, primero, y a su hermano Gonzalo Sánchez, después. El rey necesitaba controlar todo el reino delegando el gobierno a alguien de su máxima confianza, como eran los miembros de la familia real, y estos gobernantes a su vez debían concentrar todos sus esfuerzos en el área concreta asignada.

Con motivo de la donación de la villa de Alastue hecha por el rey de Pamplona al Monasterio de San Juan de la Peña en 987, se tituló rey de Navarra, siendo el primero que usó este nombre: "reinando Yo, D. Sancho, rey de Navarra, en Aragón, en Nájera y hasta Montes de Oca...". En esta época los Reinos de León, Pamplona y el Condado de Castilla estaban unidos por lazos familiares; la Monarquía pamplonesa sostenía a Ramiro III de León, menor de edad.

Además mantenía una superioridad sobre su hermano Ramiro Garcés Abarca, controlando, a través de este, el Reino de Viguera y las conquistas dinásticas en La Rioja. Los diplomas de la época explicaban la relación jerárquica que relacionaba a ambos: "regnante… príncipe nostro Sancio in Pampilona, et sub illus imperio frater eius Ranimiro in Vekaria et in Leza".

En septiembre de 971, envió embajador al Califato de los Omeyas de Córdoba para entrevistarse con Al-Hakam II. Junto al representante pamplonés coincidieron embajadores de León, Burgos y Monzón, tratando de renegociar las fuertes exigencias califales.

La embajada pamplonesa estaba encabezada por Velasco, gobernador de Nájera, que no llegó a ningún acuerdo. Un mes después, Jimeno, el hermano del rey, consiguió un nuevo acuerdo, pero quedándose allí como cautivo para garantizar el cumplimiento de lo pactado por parte de sus parientes.

SANCHO II GARCÉS ABARCA

En 975, Sancho Abarca apoyó al Ejército de Castilla en su intento de tomar el castillo de Gormaz, pero fueron derrotados en los campos de batalla por el general cordobés Ghalig. Y nuevamente la expedición de Sancho Abarca fue derrotada en Estercuel (Teruel) por el ejército del valí de Zaragoza, Abd al-Rahman al-Tuyibí, cuando este se dirigía a Gormaz para apoyar al ejército cordobés.

A pesar del correctivo sufrido por los sarracenos, el rey Sancho II y el conde castellano García Fernández continuaron su alianza. Cuatro años más tarde, en el 979, ambos magnates marcharon en una expedición conjunta por tierras de Soria y Guadalajara. Las buenas relaciones eran fluidas entre ambas familias tanto en lo político como en lo militar.

Cuando murió Al-Hakam II en el año 976, le sucedió su hijo Hixam II, tutelado por Almanzor, un hayib, especie de primer ministro con ansias de poder que no dudó en conspirar contra el mismo califa. Era tan peligrosa su posible llegada a poder califal que Sancho Abarca continuó estableciendo colaboraciones políticas y militares con los reinos cristianos peninsulares.
Almanzor consiguió derrotar en Torrevicente (Soria) al califa Hisham II, a su gran general Ghalib, e incluso a Ramiro de Viguera, que dirigía las fuerzas cristianas. Una semana después, Almanzor volvía a derrotar a los cristianos en Rueda (Valladolid), esta vez de forma rotunda, reafirmando su poder en Córdoba. Las tropas de Almanzor vencieron en 981 a los cristianos en Torrevicente, al sur de Soria, después en Rueda, a 12 km de Tordesillas, y por último en Tarancueña, cerca de Osma.

También en 983 los ejércitos del conde castellano García Fernández, del rey leonés Ramiro III, y del navarro Sancho Garcés se enfrentaron con las tropas de Almanzor en la batalla de Simancas, donde fueron derrotados y murieron luchando muchos cristianos.

La muerte alcanzó a Ramiro III de León, poniendo en riesgo la capacidad defensiva de su aliado el Reino de Navarra. Almanzor aprovechó la situación para organizar otra expedición saqueadora por tierras del río Ebro. Tras destruir y someter todo lo que encontraba a su paso, hizo firmar al rey pamplonés un tratado bastante humillante que consistía en la entrega de su hija Urraca para su harén. Más tarde, nacería Abd al-Rahman Sanchuelo, hijo de Urraca y Almanzor.

BATALLA DE SIMANCAS

A pesar de esta relación familiar entre ambos estados, Almanzor continuó saqueando las tierras del norte peninsular verano tras verano. Cualquier duda en la conducta de sumisión al califato se traducía en una expedición punitiva inmediata. Del total de 52 aceifas que se organizaron bajo el califato de Almanzor, 9 se desarrollaron en tierras navarras. En una de ellas murió uno de los hijos del rey, 
Ramiro Sánchez. La aceifa más terrible fue la del año 992: Almanzor tomó la fortaleza de Uncastillo, cruzó toda Navarra asolando las tierras y atravesó los Pirineos llegando a Gascuña.

Esta arrolladora demostración de poder militar hizo que Sancho Abarca mostrara vasallaje a Almanzor en persona. Así encabezó una misión diplomática a Córdoba, llegando a la ciudad el 4 de septiembre de 992. Después de entregar cuantiosos regalos para el victorioso Almanzor pudo pactar con él. Estando en la corte del califa, se encontró con su hija Urraca, también llamada Abda, a quien había entregado como esposa a Almanzor en 982 y que le había dado un hijo, Abd al-Rahman Sanchuelo, heredero al Califato de Córdoba. Antes de emprender el viaje a Pamplona, entregó a su hijo Gonzalo Sánchez como rehén para dar seguridades a Córdoba de una actitud de sumisión, regresando en 993.

En esos tiempos León sufría un guerra civil y Castilla se recomponía como podía de las sucesivas acometidas cordobesas, por lo que Sancho II busco protección en Gascuña. Allí, el conde Guillermo Sancho estaba casado con Urraca, la que fuese anteriormente esposa de Fernán González de Castilla. 

Fundó el Monasterio de San Andrés de Cirueña en 972 y el 24 de noviembre de 978 se encontró en la fundación del Infantazgo de Covarrubias, creado por los condes de Castilla García Fernández y su esposa Ava para su hija, Urraca, sobrina de la esposa del rey Sancho, Urraca Fernández con quien había casado, posiblemente, en 962, hija de Fernán González y de Sancha de Pamplona. Antes de 950 Urraca había estado casada con Ordoño III de León y en 956 casó con el futuro Ordoño IV el Malo, de quien se separó.

Sepulcro Sancho Garcés Abarca monasterio de Santa María Nájera
TUMBA DE SANCHO II GARCÉS ABARCA

En 994, falleció unos meses antes que lo hiciese el conde castellano García Fernández, y fue enterrado en la iglesia del monasterio de Santa María la Real de Nájera (La Rioja). A sus pies se halla el panteón real en el que están enterrados varios reyes de Pamplona y de León.

De su matrimonio con Urraca Fernández nacieron:

García II Sánchez el Temblón, rey de Pamplona, casado con Jimena Fernández.

Gonzalo gobernó el condado con el título de regulus y bajo una "pequeña corte condal de caballeros de la tierra".

Urraca la Vascona fue entregada por su padre en 982 a Almanzor, adoptó el nombre árabe Abda, teniendo un hijo con el califa, Abderramán Sanchuelo.

Ramiro murió en 992.

14/11/2021

Sepulcro de Alonso de Idiáquez en el Monasterio de San Telmo


Sepulcro Idiáquez Museo San Telmo Donostia
SEPULCRO DE LOS IDIÁQUEZ

Alonso de Idiáquez y Yurramendia fue consejero real de Estado y secretario íntimo del emperador Carlos V de Alemania y I de España desde 1520 hasta su muerte en 1547. Había nacido en Tolosa en 1497, siendo el III señor de la Casa de Idiáquez, pero había beneficiado mucho los intereses de la ciudad de San Sebastián dejando un legado arquitectónico. Uno de aquellos edificios fue el Convento de San Telmo, en la actualidad Museo Etnográfico de San Telmo.

El hijo de los fundadores, Juan de Idiáquez y Olazabal, siendo embajador en Génova, encargó en 1577 al artista Taddeo Carlone, un conjunto funerario de mármol blanco de Carrara formado por una cama sepulcral exenta sobre la que reposaban los bultos yacentes de sus padres.

En la iglesia de aquel convento fueron enterrados los fundadores Alonso de Idiáquez y Gracia de Olazabal, junto a otros miembros de su familia. Era privilegio de los fundadores ser representados en una cama sepulcral exenta, sobre la que reposarían sus esculturas yacentes. El resto, como descendientes, patronos, etc., sólo podían representarse en arcosolio, laudas o bulbos orantes.

Sepulcro Idiáquez Museo San Telmo Donostia
SEPULCRO DE LOS IDIÁQUEZ

Alonso, aparece representado con paca y la Cruz de la Orden de Santiago, de la que era caballero, una cruz flordelisada en forma de espada. Su rostro es su propio retrato, calvo, con bigote y barba como era la moda de la época de Felipe II. Gracia de Olazabal aparece más idealizada, joven e hierática, está representada como viuda, vistiendo hábito de dominica y un rosario entre las manos.

En la escritura de fundación y patronato de la capilla mayor de 1541 se disponía la realización de un conjunto funerario para los fundadores en medio de una capilla mayor sobre el pavimento y delante del altar mayor. Del conjunto, la cama sepulcral resultó muy afectada por el saqueo francés durante la Guerra de la Independencia, conservándose únicamente los bultos yacentes y los escudos de los Idiáquez y los Olazabal. Los restos de este sepulcro fueron trasladados en los siglos XIX y XX, hallándose en la actualidad en la capilla del cementerio de Polloe.

Escudo armas sepulcro Idiáquez Museo San Telmo Sebastián Donostia
ESCUDO DE ARMAS DE IDIÁQUEZ EN SEPULCRO

El Monumento Funerario de Taddeo Carlone está recuperado y restaurado en su concepción original. Sin embargo, no se ha colocado en su posición primitiva, en la zona central del crucero, y formando parte de la llamada Capilla Mayor. Las necesidades de la proyección audiovisual han impedido colocarlo en dicho lugar histórico, como solución un curioso bastidor de ruedas, oculto bajo la cama sepulcral permite que recupere su posición original cuando sea posible.

Desaparecida la cama sepulcral y separados los yacentes por una intervención anterior, se ha procedido a devolver su privilegio y su lectura histórico-artística realizándose una reconstrucción fidedigna, en nuevos materiales, de cómo era la primitiva cama sepulcral, incluido su epitafio y sobre la misma se han asentado las esculturas y escudos realizados en mármol de Carrara por el artista genovés Taddeo Carlone, en 1577.

tumba Idiáquez convento San Telmo Sebastián Donostia
SEPULCRO DE LOS IDIÁQUEZ

12/11/2021

Vascos, patriotas españoles



Conocieron las tempestades y los escollos, los vértigos, las angustias y el terror, el Kraken, el Maelstroem y la isla de Satanás. Nada de esto les sobrecogió. Vieron o creyeron ver sirenas y serpientes marinas, arpías y pulpos gigantes, islas de fuego con volcanes misteriosos. Desembarcaron en países extraños, poblados por enanos o por gigantes, por negros o por amarillos.

De estos pequeños puertos de la costa vasca salieron aquellos navegantes que se llamaron Juan Sebastián Elcano, Gaztañeta, Oquendo, Bonaechea, que recorrieron mares misteriosos; algunos que conquistaron tierras ignoradas, como Legazpi, Basurto y Garay, y otros que se batieron heroicamente, como Blas de Lezo y Cosme de Churruca.

La presencia vasca en Filipinas, por ejemplo, no se reduce a la fundación de Manila ni al tornaviaje del galeón de Acapulco, y a los nombres de Elcano, Legazpi y Urdaneta, debe de añadirse el del franciscano Melchor de Oyanguren, que fue el primero que hizo un estudio del tagalo comparado con otras lenguas; el de Lorenzo Ugalde, general guipuzcoano que luchó en el siglo XVII contra la Armada holandesa; el de Iñiguez de Carquizano, envenenado por un portugués cuando la expedición de Loaysa que le costó la vida a éste y a Elcano y en la que iba el joven Urdaneta; el de Francisco de Echeveste, general de las galeras de Filipinas y embajador del rey de España en Tonkín; el de Tomás de Endaya, constructor naval en Cavite; el de Francisco Esteíbar, que combatió por mar y tierra a chinos e ingleses en Filipinas en el siglo XVII; el de fray Miguel de Aozarasa, mártir en el Japón.

De San Sebastián, hoy pueblo con poca marina de comercio, era don Lorenzo de Ugalde y Orella, general de los mares de Filipinas, que se distinguió en las luchas con los holandeses y que murió al naufragar el San Francisco Javier, galeón mandado por él, junto a la isla de Samal en 1650.

Del mismo puerto salieron Joaquín de Aguirre y Oquendo, que murió en Guatemala; Alonso de Aliri, Hernando Aramburu, general de la expedición que se hizo a Filipinas en 1610; Marcos Aramburu, que derrotó al almirante portugués Campoverde en 1591; Martín de Argarate, los Barcáiztegui, que se distinguieron a fines del siglo XVIII y comienzo del XIX.

Agustín de Diustegui, almirante hacia 1625, Juan Pérez de Ercilla, José Manuel Goicoa, que voló su fragata Mercedes por no rendirse a los ingleses; Juan Lazun e Ignacio Mendizábal, muerto en 1780 a bordo del Santo Domingo.

Juan de Echaide, de San Sebastián, dio su nombre a un puerto de Terranova, al que llegó siguiendo la ruta que antes habían marcado otros marinos de Orio.

Texto de Javier Tellagorri, publicado en su blog Costa Urola, utilizado por el autor del video: EXPLORERSL https://www.youtube.com/channel/UCfkQcU07KvE6C-3N4isSNng

09/11/2021

Exposición Ignacio Zuloaga y Manuel de Falla. Historia de una amistad


La exposición Ignacio Zuloaga y Manuel de Falla: Historia de una Amistad tuvo lugar entre los meses marzo y junio de 2016 en el Museo Art Nouveau y Art Déco de Salamanca, cuya sede es la Casa Lis.

Esta muestra pretendió narrar la relación personal entre estos dos grandes artistas de la primera mitad del siglo XX, que supieron mantener una profunda relación amistosa, casi familiar, al tiempo que se ilusionaban con la creación de proyectos artísticos comunes, proyectos filantrópicos y proyectos culturales en general. Todo ello forjado por una profunda reflexión conceptual que arraiga en el proyecto regeneracionista que se forjó durante esos años. Aquella España que luchaba por abandonar el pesimismo noventayochista y conseguir un país de gran potencia cultural basada en sus tradiciones y aciertos pasados, proyectándola a un futuro internacional.

LA FAMILIA DEL PINTOR (AUTORRETRATO), POR IGNACIO ZULOAGA

La exposición se articula en una serie de hitos fundamentales de esta relación conocida a través de un rico legado epistolar. Aquel rastro cronológico sobre cuestiones comunes generó el desarrollo personal y artístico de ambos.

Comienza con el estreno de La vida breve de Manuel de Falla en Niza, en 1913, con la ayuda inestimable de Zuloaga para poder realizar los vestuarios y decorados. Era la presentación internacional del gran músico gaditano y el origen de esta amistad que se prologaría hasta la muerte de uno de ellos.

El siguiente momento de acción común fue un proyecto filantrópico del pintor guipuzcoano Ignacio Zuloagaen 1917. La inauguración de unas escuelas populares de Fuendetodos, en la casa natal de Francisco de Goya, fue referente ineludible de la creación artística española para toda la generación. Falla asistió y participó en los actos inaugurales tocando el armonio en la iglesia parroquial, acompañado de la soprano Aga Lahowska y buscando inspiración para la composición de su jota final del Sombrero de tres picos.

DESNUDO DEL PEKINÉS, POR IGNACIO ZULOAGA

Dos años después, ambos artistas comenzaron un intenso trabajo preparatorio para llevar a la música y la escena La gloria de don Ramiro, novela histórica ambientada en la Corte de Felipe II y ubicada en Toledo, Ávila y los castillos medievales. Este proyecto no llegaría a llevarse a efecto ante la negativa del autor del libro, Enrique Larreta. Pero lejos de ser un obstáculo para la amistad, sirvió para iniciar otros proyectos en torno al Romancero español y el Poema del Mío Cid.

Eb 1921, Zuloaga visitó la casa de Falla en Grabada y apareció en escena Lucía, quien fue testigo de las conversaciones y nuevos proyectos entre los dos creadores. Falla padecía un empeoramiento de la salud y no podía viajar, por lo que se quedó todo el año viviendo en Granada, relacionándose con los intelectuales de la ciudad. Fruto de una de esas conversaciones surgió el gran proyecto de 1922, el Concurso de Cante Jondo al que atrajo a su amigo Zuloaga, profundo conocedor del arte primitivo andaluz por su estancia en Sevilla en sus años jóvenes. Zuloaga apoyó el proyecto haciéndose cargo de las decoraciones y escenografías para su desarrollo y, además, ofreció a la ciudad de Granada y especialmente sus artistas jóvenes la realización de una exposición con ellos para que les sirva de promoción.

Tras este intenso 1922, pasaron seis años hasta que volvieron a emprender juntos. Mientras Zuloaga triunfaba en América, Falla estrenaba una obra cumbre en su corpus, El retablo de Maese Pedro, pieza fundamental de la historia de la música española basada en el inmortal Quijote de Cervantes.

RETRATO DE MANUEL DE FALLA, POR IGNACIO ZULOAGA

En 1928, Manuel de Falla fue homenajeado por el gobierno francés, realizando unas sesiones monográficas sobre su obra en la Ópera Cómica de París, en las que precisamente se produjo una nueva versión de El retablo de Maese Pedro, con la escenografía de Ignacio Zuloaga. Fue el momento de trabajo conjunto entre los dos artistas que legó para la posteridad los cabezudos y marionetas expuestas en esta exposición salmantina, junto a un buen número de bocetos y estudios de los tipos e interiores de la escena.

En 1932, con el motivo de la inauguración del Museo de San Telmo en San Sebastián, volvieron a reunirse ambos artistas. Aprovechando la invitación de José María Sert, el ayuntamiento donostiarra y el propio Zuloaga ofrecieron al compositor la ejecución de alguna pieza musical dentro de los actos inaugurales del nuevo templo dedicado a la cultura de Guipúzcoa. Zuloaga le pidió a su amigo que posara para hacerle un retrato que inmortalizara la imagen de Manuel de Falla.

Tras este momento, la situación política española se complicaba años después y el estallido de la Guerra Civil complicó la comunicación. Al final de la contienda, una carta supuso la despedida definitiva, pues Falla decidió exiliarse en Argentina, mientras que Zuloaga desistió de hacerlo. Terminaba esta historia de amistad y colaboración artística entre dos de los más importantes creadores de la España de la primera mitad del siglo XX.


06/11/2021

Reinado de Teobaldo II: alianza navarro-francesa


Teobaldo II se convirtió en el segundo rey de Navarra de la dinastía Champaña, tras la muerte de su padre Teobaldo I. Surgió una lucha por la herencia al trono con su hermanastra Blanca de Navarra. Bajo la regencia de su madre Margarita de Borbón, la tutela de Jaime I de Aragón, el apoyo de los ricos hombres y el arbitrio de Luis IX de Francia, fue coronado a los catorce años de edad con el nombre de Teobaldo II el Joven, en 1254, siendo además conde de Champaña.

Para asentarse en el trono y evitar un ataque del Reino de Castilla, Margarita había firmado el Tratado de Tudela, consistente en una alianza militar con Jaime I de Aragón y el futuro enlace matrimonial entre sus hijos Teobaldo y Constanza, que permitiría una posterior unión de reinos. Esta alianza fue motiva por un acuerdo formalizado en abril de 1254 entre Alfonso X de Castilla y Enrique III de Inglaterra, por el cual este último recuperaría los dominios de Ultrapuertos que habían pasado a Teobaldo, entre ellos Bayona, y mediante el matrimonio entre Leonor de Castilla y el príncipe Eduardo.

Pero Navarra no era realmente el objetivo de Alfonso X el Sabio, sino Aragón, para neutralizarla en su expansión por la España islámica. Luis IX de Francia también comenzó a tomar parte en el tablero de relaciones e intereses entre reinos, ya que tenía pretensiones sobre los señoríos aragoneses del sur de Francia y era un importante competidor comercial en el Mediterráneo occidental.

TEOBALDO II Y ESCUDO REAL DE NAVARRA

En diciembre de 1254, la Corte francesa reunió a Luis IX, a Enrique III y a Teobaldo II. Enrique III era vasallo del Luis IX por sus posesiones en Francia. El acuerdo terminó con el matrimonio hispano-francés entre Teobaldo e Isabel, hija de Luis IX, celebrado en París, en abril de 1255. Por si fuera poco, el papa Alejandro IV apoyaba la candidatura de Alfonso X por el título imperial sacro romano germánico. El rey castellano también formalizó un matrimonio entre vástagos, su hija y princesa heredera Berenguela casaría con el delfín francés Luis, en enero de 1256.

Así, Teobaldo II consiguió la protección de Francia, Inglaterra y Castilla, en detrimento de Aragón, que estaba en apuros. En septiembre de 1255, tuvo que informar de sus nuevos proyectos a Jaime I en un encuentro en Estella.

En enero de 1256, Alfonso X celebró en Vitoria las Cortes de Castilla en las que ofrecía las villas de San Sebastián y Fuenterrabía a Teobaldo II para que Navarra pudiera tener una salida comercial directa al mar Cantábrico. A cambio, el navarro prestaría homenaje al rey Sabio. Quizás vio peligrar su alianza con Francia, ya que dos meses antes había nacido su heredero al trono, Fernando, lo que frustraba la unión personal de las coronas de Castilla y Francia por el matrimonio de Berenguela, su primera hija, y el delfín Luis, hijo de Luis XI.

La primera acción que hizo Teobaldo II dentro de las estructuras de su reino fue la de tomar juramentos a una serie de magnates navarros y franceses. Homenajes de hombres principales que simbolizaban su legitimidad como rey natural. El francés Geofroi de Bourlemont fue nombrado senescal.

A pesar de recibir el vasallaje de sus aristócratas, Teobaldo II tenía que someterse a un tutor-institución que impusieron los ricos hombres, caballeros y villas buenas, debido a que solo contaba con quince años y desconocía todo sobre el reino. Hasta que no cumpliese la mayoría de edad de veintiuno, no podía juzgar sin el consejo del tutor, que esta a su vez debía consultar a los doce ricos hombres del reino que harían de jurado.

Por otra parte, Teobaldo II consiguió que el papa estableciese, en 1257, el ritual de coronación y unción para justificar el origen divino de los reyes, muy contraria a la tradición navarra de origen electivo. Algo típico de un monarca de influencia francesa, como ya demostró su antecesor Teobaldo I.

TEOBALDO II Y MAPA DE NAVARRA

Con respecto a la Iglesia navarra, el rey consiguió de la diócesis la devolución de los castillos de Oro y Monjardín, también el palacio construido por Sancho VII, y las rentas de Pamplona serían repartidas a medias entre rey y obispo Gazólaz. Permitió la entrada de la Orden de los Dominicos, con conventos en Pamplona, Estella, Sangüesa y Tudela, a las Ordenes de los Franciscanos y de las Clarisas, y la vuelta de los Benedictinos al monasterio de Leyre. El monasterio de Roncesvalles, como ya era costumbre, fue favorecido por su aportación al Camino de Santiago.

Pero Teobaldo debía atender sus compromisos con Champaña, realizando sucesivos viajes al condado y periodos de ausencia en el reino entre 1257 y 1269. No tuvo más remedio que gobernar por medio de funcionarios.

Ante un rey ausente, la Junta de Infanzones de Obanos se mostraba muy activa, imponiendo en unos casos la ley y en otros "su" ley. El rey logró poner al papa Urbano IV contra la Junta mediante una bula de 1264, dirigida al obispo de Burdeos, por la cual le ordenaba la disolución de esta institución.

En 1265, Teobaldo II recibió el pequeño ultrapirenaico de Condado de Bigorra, tras la muerte de Simón de Montfort durante un enfrentamiento con Enrique III y la donación efectuada por su viuda e hijo. Aprovechando la ocasión, otros señores de Gascuña enemigos del inglés prestaron vasallaje al navarro. Se estaba preparando una guerra, pues la Monarquía inglesa reclamaba sus derechos al señorío del condado. Existen gastos de los preparativos en el Registro de Compto, una especie de Tribunal de Cuentas del reino.

El Ejército navarro cruzó los Pirineos en dos direcciones: hacia el oeste a Bayona y hacia el este hasta Lourdes y Bigorra. Además de la fuerza militar, Teobaldo consiguió el apoyo diplomático de Luis IX quien hizo de árbitro del enfrentamiento.

TEOBALDO II DE NAVARRA

Durante su reinado, la burguesía y las fuerzas vivas de las villas vieron mejorar sus condiciones. Juró los fueros de San Cernín, Estella, Sangüesa, Olite, Los Arcos y Puente la Reina. Extendió el fuero de Pamplona a Lanz y el de Estella a Tiebas y Torralba, en 1264. Fundó Espinal y concedió mercado a Aguilar de Codés, en 1269, y feria anual a Olite, en 1267. También fue ampliado el número de mercados y ferias permitidas a esas villas.

La mayoría de las villas navarras habían alcanzado su máximo crecimiento demográfico de la Edad Media a mediados de aquel siglo XIII, y algunas otras en el siguiente, antes de la anexión a Castilla. Tudela, la villa más poblada, podía tener 7.000 habitantes, seguida de Pamplona con 6.500, y Estella con casi 6.000, seguidas de Olite, Sangüesa, Puente la Reina, Los Arcos, Tafalla, Viana o Lumbier.

En 1266, había en el reino 67 castillos, 3 torres, 4 cuevas fortificadas y algunas casas e iglesias fortificadas. Los gastos derivados de la construcción y mantenimiento de estas estructuras urbanas defensivas eran cargados por los vecinos.

Continuó con la mejora de la administración de ingresos y gastos del reino ya iniciados por su antecesor, realizando el primer recuento de la población del reino, cuya cifra aproximada se situó en unos 150.000 habitantes, en 1266. Las cuentas de ese año permiten concluir que el 6,75% de los ingresos se dedicaban a burocracia civil, el 33,84% a la administración militar y el 59,6% al rey y su gestión.

MONEDAS NAVARRAS EN EL REINADO DE TEOBALDO II

El orden social del Reino de Navarra estaba basado en una estructura estamental. El rey se asentaba en la cima de la pirámide, y mantener el equilibrio entre el resto de estamentos.

En el registro de cuentas de 1266, figuraban las casas nobles de Almoravid, Rada, Lodosa, Barillas, Leet, Baztán, Vidaurre, Arróniz y Monteagudo. Los ricos hombres solo podían ser juzgados por jurados de la Corte, según el fuero. A este estrato de la alta nobleza se unían caballeros aragoneses, castellanos y gascones al servicio del rey y con propiedades en el reino.

Los infanzones eran la base de la baja nobleza, más numerosos, pero mucho menos ricos que los magnates. La mayoría vivían en las villas o eran alcaides de castillo, aunque unos pocos eran labradores. También eran juzgados por un tribunal de la Corte, privilegio que alcanzaron por apoyar a Teobaldo II al trono navarro en perjuicio de Blanca.

El poder jurisdiccional de los tenentes de castillos sobre sus comarcas fue suprimido y traspasado a merinos y alcaldes. Así, se fundaron cuatro merindades: Pamplona, Estella, Sangüesa y Tudela. Los tenentes quedaron reducidos a alcaides de castillo, y mantenidos por el rey.

Los burgueses acomodados fueron ganando prestigio e influencia a cosa de los infanzones, llegando algunos a altos funcionarios de la administración real.

El último estamento social lo formaban los labradores, pastores y collazos, poseyeran un trozo de tierra o no. Carecían de fuero de francos, y se agrupaban en villas dependientes de un señor, de un convento o un castillo. Posteriormente, fueron gobernados por un alcalde o jurado. Estaban sujetos a los impuestos fiscales del merino y a la justicia del alcalde, pero con derecho de apelación ante el alcalde de mercado.

MAPA DE NAVARRA Y SELLO DE TEOBALDO II

En marzo de 1267, reunido en París en una asamblea ante sus nobles, Teobaldo II juró el voto de cruzada y su participación en la campaña militar tal como le habían pedido los papas Urbano IV y Clemente IV. Fue decretada la octava cruzada. Se había adelantado unos días al juramento de su suegro y protegido Luis de Francia. Una segunda ceremonia tuvo lugar el 5 de junio de 1267 ante un legado papal en Notre-Dame de París, donde el rey Teobaldo II de Navarra, que también había tomado la cruz, estuvo presente. La expedición involucró también al Carlos de Anjou, rey de Sicilia y hermano de Luis, y al príncipe Eduardo III de Inglaterra.

El objetivo era el Emirato hafsida de Túnez. Pero una vez, desembarcados en la proximidades de Cartago el plan no salió como lo previsto y los refuerzos de Sicilia e Inglaterra llegaban tarde. Luis de Francia moría por una epidemia de peste, por lo que Teobaldo II decidió formar un tratado con Muhammad al-Mustansir, que incluía un acuerdo comercial.

De regreso en el puerto de Palermo, Teobaldo II fallecía el 4 de diciembre en el convento de Trápani, debido a la enfermedad de disentería. Su cuerpo fue llevado por el nuevo rey Felipe de Francia hasta Provins, y enterrado en el convento de Les Cordeliéres.

Teobaldo había muerto sin heredero sucesor al trono navarro, pero es que además en ninguno de los tres testamentos redactados durante su vida había previsión de sucesor al trono. Ha abría un difícil periodo de inestabilidad política para el Reino de Navarra.

03/11/2021

Francisco de Eraso


Secretario Real en los reinados de Carlos V y Felipe II que alcanzó una gran importancia en la vida política nacional durante la segunda mitad del siglo XVI

FRANCISCO DE ERASO

Francisco de Eraso fue hijo de padres navarros, Hernando de Eraso y María de Hermoso y Guevara, originarios del lugar navarro de Eraso, que emigraron a la Corte de los Reyes Católicos. Aunque mantuvo siempre sus orígenes familiares como parte de su identidad.

Tuvo la fortuna de entrar en la órbita de influencia de Francisco de los Cobos, el gran ministro de Carlos I. Por eso, llegó a ser notario mayor y secretario del Consejo del Emperador en 1546. Gracias a la fortuna de la muerte de sus rivales y de sus propios méritos consiguió ganarse la confianza de Carlos I, y hasta la de su sucesor, Felipe II.

Durante el reinado de Felipe II, Eraso se afianzó en el poder con la protección de Ruy Gómez de Sival, amigo personal del rey, llegando a ser secretario real del Consejo y de Hacienda, ocupando ambos cargos hasta 1570. En el año 1560, actúa como procurador de las cortes en Madrid.

Consiguió una fortuna y títulos nobiliarios mediante concesiones de real merced y retribuciones de favores. Del monarca Carlos I, por ejemplo, recibió el título de comendador de Moratalaz y señor de Mohernado.

ESCULTURA Y LÁPIDA SOBRE EL SEPULCRO DE ERASO

Texto sobre la lápida del sepulcro de Francisco de Eraso:
"Al Dios Optimo y Máximo, Salve: Mariana de Peralta, esposa de Francisco de Eraso, erigió este monumento en memoria de su marido. Fue este varón esclarecido; sus obras, su fidelidad y su consejo y su diligencia prestaron señalados servicios a su patria, en momentos graves, bajo los reinados de Carlos V, Emperador augusto, piadoso, feliz e invicto, y de su hijo Felipe, el rey mas católico de España. Fue Comendador de Moratalaz y disfrutó de todas las preeminencias de honor y dignidad. Vivió sesenta y tres años y murió el 26 de septiembre del año del Señor de 1570."