PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

28/12/2020

Literatura hebrea y arábiga medieval del Reino de Navarra


Durante los siglos XI y XII, la cultura hispano-judía alcanzó un gran desarrollo en torno al reino de taifa de los Banu Hud en Zaragoza. Tudela fue una prolongación de la taifa zaragozana hasta 1119, cuando fue incorporada a la Cristiandad por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Pamplona.

Tudela se convirtió en un modelo de convivencia entre las tres culturas: Cristianismo, Islamismo y Judaismo. Las iglesias, mezquitas y sinagogas se mantuvieron junto a sus fieles en un ambiente de respeto y tolerancia. Hubo alguna excepción, como el incendio a la judería en 1328.

Las mejores muestras literarias escritas en el Reino de Pamplona de aquel tiempo fueron hebraicas. La ciudad de Tudela, y en concreto su judería, la más importante de Navarra, fue el lugar de origen de tres judíos navarros ilustres y universales: Yehudá Ben Samuel Ha-Leví, Abraham Ibn Ezra y Benjamín de Tudela.

Estos tres judíos nacieron en Tudela en una franja temporal de unos cincuenta años entre los siglos XI y XII, durante la considerada Edad de Oro de la comunidad judía. Representan la poesía, la ciencia y los libros de viajes, siendo su conjunto una singular aportación a la cultura de ese momento.

FILÓSOFOS DE LA JUDERÍA DE TUDELA

Yehudá Ha-Leví (Tudela, 1075 - Alejandría, 1141), poeta, médico, filósofo y teólogo judío, considerado el mejor poeta sefardí, fue llamado por Menéndez Pelayo "príncipe de los poetas hebreico-hispanos".

Hombre de profundos conocimientos, especialmente en los campos de la medicina (área que llegó a desempeñar profesionalmente), filosofía griega y literatura de los rabinos, realizó importantes estudios sobre la Biblia hebrea.

Escribió Sefe ha-kusari donde intenta demostrar la verdad del judaísmo frente al cristianismo y mahometanos.

Su obra fundamental es Kitab alhuyya wa-l-dalil fi nusr al-din al-dalil (Libro de la prueba y del fundamento sobre la defensa de la religión menospreciada), escrita entre los años 1130 y 1140, traducida al hebreo por Yehuda' ibn-Tibbon, en 1167, como Sepher ha-Kuzar y comúnmente conocida bajo el título del Cuzary. Esta obra, basada entre la tradición y el idealismo, parte de cinco discursos que Cuzar, rey de los cuzareos, mantiene con un sabio hebreo, uno cristiano y un doctor musulmán, acerca de su conversión al Judaísmo.

YEHUDA HA-LEVI

Sus más de 800 poemas, algunos de los cuales todavía se cantan en las sinagogas, se clasifican en diversas categorías: poesías báquicas, amorosas, florales, festivas, enigmáticas, amistosas, latréuticas (de glorificación al Creador), marítimas, epitalámicas, etc. Son destacables las Siónidas (poesía sagrada) y el Qesudá (Himno de la Creación). Por esta riquísima poesía, tanto litúrgica y como secular (casi 400 poemas en cada género), escrita en hebreo, le coloca como el más interesante de los que practicaban este arte en la Edad Media. Cantaba al amor, a la amistad y a la naturaleza con gran sensualidad:

Poesía amorosa, centrada en la descripción de la belleza de la amada:

"La cierva lava sus vestidos en las aguas
de mis lágrimas y los tiende al sol de su esplendor.
No precisa agua de manantiales, pues tiene mis ojos,
ni sol, con la belleza de su figura."


Poesía báquico, que canta al vino:

"Las copas son pesadas,
son arcilla como las vajillas de barro,
mas al llenarlas de vino se hacen leves
lo mismo que los cuerpos con las almas."


Estos poemas fueron compuestos por Yehudá Ha-Levi en hebreo y traducidos a la lengua romance peninsular que se hablara en la Tudela de su época, el navarro-aragonés, que más tarde se fusionó con el castellano medieval. Pero también es autor de varias cancioncillas o jarchas, que suponen la primera muestra de una manifestación literaria en lengua romance peninsular y el más antiguo testimonio de poesía lírica en una lengua románica. Las jarchas han perdurado en el tiempo en escritura hebrea y árabe. No son composiciones autónomas, sino estrofas que cierran a modo de estribillos los poemas llamados muwassahas o moaxajas.

Su jarcha sobre la reconquista de Guadalajara, en 1080, son los versos en romance más antiguos conservados.
"Si le pido la miel de sus labios, enrojece como el sol que despunta."

Jarchas de Yehudá Ha-Leví en su original hebreo y traducción castellana:

"Bayse meu qorazón de mib.
¡Ya Rabb, si se me tornarad!
¡Tan mal me dóled li-l-habib!
Enfermo yed: kuand sanarad?"


"Garid bos, ay yermanellas,
kom kontener he mew male.
Sin el-habib non bibreyo:
ad ob l`irey demandare?"


(Vase mi corazón de mí.
¡Ay, Señor, si se me volverá!
¡Tanto dolor por el amigo!
Enfermo está: ¿cuándo sanará?)

(Decid vos, ay, hermanitas,
cómo contendré mi mal.
No viviré sin mi amigo,
¿a dónde le iré a buscar?)

Partidario de una religión basada en la simbiosis de la fe con la razón, se mostró en contra del pensamiento de Ibn Gabirol, que daba demasiada importancia al mundo humano y material. Fue autor del importante poemario en lengua hebrea Diwan (Diván), escrito en Toledo, que incluye piezas religiosas y profanas, de variada temática, del que aún se conservan algunas elegías y panegíricos.

BENJAMÍN DE TUDELA

Benjamín de Tudela o Minyamin bar Yonah (Tudela, 1130 -1173), sabio musulmán famoso por hacer un largo viaje por el Mediterráneo, Tierra Santa y Asia Menor, y escribir en 1166 en hebreo Massaoth shel Raffi Binjamin, esto es, un itinerario o libro de viajes, que fue traducido al latín por Arias Montano (Amberes, 1575) con el título Itinerarium Benjamini Tudelensis. Es una obra geográfica y guía comercial, más que literaria, aunque se ha dicho que inaugura el género del libro de viajes y tiene algunas descripciones interesantes, con cierto valor literario. Fue el primer europeo en llegar a China. Hablaba el hebreo, el arameo, el castellano, árabe, griego, latín y euskara.


Abraham Ibn Ezra (Tudela, 1089 - Londres, 1184), es el segundo ilustre judío tudelano. Erudito, científico, filósofo, gramático, literato, analista de las Santa Escrituras (Talmud y Biblia). Es autor de obras poéticas, gramaticales, matemáticas, anatomía y astronomía, filosofía, etc. Fue conocido por su libro Séfer Sahot y otros libros sobre la Biblia.


Abul Abbas al-Tutilí (Tudela, finales siglo XI - 1126), llamado el ciego de Tudela o el poeta ciego, Tutili al Amá y que destacó entre los autores árabes navarros. Fue compositor de numerosas jarchas, poeta callejero, que escribió ciento cuarenta y nueve zéjeles, coplas y moaxajas.

23/12/2020

Casa-Torre de Alzola en Elgoibar


CASA TORRE DE ALZOLA

La casa torre de los Alzola está situada en el casco histórico de la guipuzcoana villa de ElgoibarEs un edificio de planta cuadrada y cubierta a cuatro aguas. Está construida, en su mayor parte, en mampostería aunque tiene los esquinales de sillería. La entrada es un arco de medio punto rodeado por amplias dovelas. Tiene también el magnífico escudo familiar colocado en uno de los cuatro vértices. Alberga actualmente las oficinas del Departamento de Cultura, el Departamento de Euskara y la Oficina de Información Juvenil.

ESCUDO DE ARMAS DE ALZOLA

Sus primeras noticias que se tienen datan del siglo XIV, a raíz de un litigio entre sus propietarios y el concejo de la villa, al haberse dejado la torre fuera del recinto amurallado construido debido a la carta puebla.

Con posterioridad, fechado en 1484, figura en el archivo municipal el traslado de una escritura otorgada entre los propietarios de la torre y el concejo de la villa. Ha sido utilizada para diferentes fines.

Con el incendio de 1560, la primera catástrofe que registra la historia de Elgoibar, los vecinos se reunieron en la sala principal de la casa torre para acordar la reedificación. En momentos de emergencia el edificio sirvió de sede para los concejos de la villa.

El mayorazgo de los Añzola tuvo su origen en el matrimonio entre el capitalista Ascensión de Alzola y Catalina de Ibarra, un 2 de mayo de 1564.

En 1822, en plena revuelta entre absolutistas y liberales, se fortificó la casa torre "para que sirviera de punto de apoyo y defensa de la parte derecha del pueblo".

CASA TORRE DE ALZOLA

20/12/2020

Juan Álvarez de Eulate y Ladrón de Cegama


Gobernador y capitán general de Nuevo México entre 1618 y 1625, gobernador de Margarita entre 1630 y 1638, castellano del Castillo de Pamplona y maestre de campo en 1640, y gobernador de las islas Canarias en 1655

ESCUDO DE ARMAS DE ÁLVAREZ DE EULATE EN SALVATIERRA

Juan Álvarez de Eulate y Ladrón de Cegama nació en 1583 en Eulate, Navarra. Era hijo segundón de un linaje nobiliario cuyos padres eran Juan Álvarez de Eulate y Juana Ladrón de cegama y Alciturry. Poseían el Palacio del cabo de Armería de los Álvarez de Eulate.

Inició su carrera de las armas enrolado en 1602, enrolado en los Reales Tercios de Infantería del archiduque Alberto de Austria, en la compañía de Rodrigo Flores, perteneciente al Tercio de Íñigo de Borja. Allí tomó parte de los conflictos desarrollados en la Guerra de los Treinta Años, como el sitio de Ostende o la reconquista del dique del cuartel de Breda. Tras ser herido en dos ocasiones, fue ascendido a alférez de una compañía, al servicio del general Ambrosio de Spínola. Con participó en varios enfrentamientos, destacando en dos expediciones a Frisia.

En 1608, Eulate regresó a España, siendo capitán de flota hasta 1617. Durante estos años, casó con María de Albizu y Diaz de Jáuregui y recibió de su hermano los derechos del Palacio de Eulate. El 13 de noviembre de 1616, recibió un acostamiento por valor de 25.000 maravedíes anuales por los servicios prestados a la Monarquía hispánica.

En 1617, fue nombrado capitán de artillería de la misma flota, y tuvo que embarcarse con destino al Virreinato de la Nueva España.

A finales del mismo año ya estaba en México. Fue nombrado gobernador y capitán general de Nuevo México, por el virrey Diego Fernández de Córdoba, cargo administrativo que desempeñó durante más de siete años.

En diciembre de 1618, llegó a Nuevo México junto a un grupo de soldados y eclesiásticos. En Santa Fe hizo levantar un edificio para funciones gubernamentales ante la inexistencia del mismo, financiado a su costa y disponiendo de indios en régimen de encomienda.

En cuanto a política exterior, consiguió pacificar a los indios jumanos, a los jemez, a los picuris y al pueblo Zuni. A los indios acoma los derrotó destruyendo la fortaleza que estaban utilizando como base durante décadas. Al final de su gobierno, el territorio estaba pacificado como nunca antes.

Emprendió dos expediciones para capturar búfalos americanos, cuya carne, pieles y sebo eran superiores al ganado español, y que no pudo vender en la España peninsular. Por el contrario, Eulate estuvo enfrentado con los misioneros de la Orden de San Francisco, cuyo líder era Esteban de Perea. Acusaban al navarro de explotar a los indios, entre otras estaba la concesión de licencias para el servicio doméstico de niños huérfanos.

En 1620, el virrey de Nueva España escuchó las quejas de los indios sobre los abusos de poder y dictó órdenes sobre cómo debían ser tratados los indios para Perea y Eulate.

En 1622, los misioneros franciscanos llegaron a plantearse abandonar Nuevo México, pues Juan de Eulate protegía la idolatría y la brujería de los indios a cambio de venderle pieles curtidas. Fray Pedro Zambrano Ortiz, culpó a Eulate de la situación en Galisteo, afirmando que era más un comerciante que un burócrata, y un mal ejemplo para los colonos.

En diciembre de 1625, Eulate fue relevado del cargo por el almirante Felipe de Sotelo Osorio. Tras dejar el cargo, algunos de los líderes indios testificaron que les había defendido y también apoyado frente a los frailes que demandaban trabajadores a su servicio. Incluso, los indios cumanas escribieron varias cartas al rey proponiendo a Eulate "como la persona más a propósito para su gobierno", fundándose "en el respeto y particular amor en que le tenían los caciques y principales por el apacible modo con que los trató".

JUAN ÁLVAREZ DE EULATE E ISLAS ANTILLAS

Cuando regresó a México, en otoño de 1626, fue arrestado acusado de usar la expedición de retorno para llevar sus mercancías e indios para vender como esclavos en Nueva España. Se le dejó libre cuando pagó el trasporte de su mercancía y dejó volver a los indios a su tierra.

En 1630, fue enviado como gobernador de la Provincia de Margarita, con sede en la isla Margarita, perteneciente a la actual República de Venezuela. Durante ocho años sirvió a su rey en este cargo, reforzando sus defensas con cinco nuevos fuertes, y guarneciendo otros once, y apoyando la defensa de las Tortuga y Tobago frente a los piratas holandeses.

El 12 de mayo de 1633, el hijo de Eulate, Julián de Eulate, salió de Margarita hacia la cercana Trinidad en tres grandes piraguas que transportaban tres destacamentos militares y cincuenta nativos de auxilio. Capturó a once colonos ingleses y veinte indios, que formaban parte de una expedición más grande dirigida por Henry Colt.

En diciembre de 1636, Eulate participó en una expedición de castigo al mando de Martín de Mendoza a las islas Trinidad y Tobago, que habían caído en poder de piratas de diferentes nacionalidades.

En el plano económico, Eulate fomentó el cultivo y comercio perlífero.

SITIO DE OSTENDE

Tras regresar a la España peninsular en 1638, fue requerido por el rey Felipe IV. En 1640, fue nombrado castellano del Castillo de Pamplona, además obtuvo el hábito de caballero de la Orden de Santiago y la graduación militar de maestre de campo.

Durante algún tiempo vivió en Pamplona, mientras se distinguía como señor y pariente mayor de los Palacios de Cabo de Armería de Eulate.

En abril de 1641, se le concedió la merced de otros 25.000 maravedíes de acostamiento anuales.

En febrero de 1642, se le concede la merced de llamamiento a las Cortes Generales del Reyno de Navarra, por el Brazo Militar de los Caballeros.

De Pamplona se le trasladó a las islas Canarias como gobernador y capitán general de las Canarias. Este cargo fue desempeñado hasta su muerte, en 1655. Fue enterrado en la iglesia parroquial de San Martín.

El historiador France V. Scholes describió a Eulate como un petulante, sin tacto, soldado irreverente cuyas acciones fueron inspiradas por el abierto desprecio hacia la Iglesia y sus ministros y por una concepción exagerada de su propia autoridad como representante de la Corona.

17/12/2020

Aguirre, la ira de Dios, por Werner Herzog



La expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre fue llevada al cine en 1972, por el director alemán Werner Herzog y personificado por Klaus Kinski con el título en versión original alemana Aguirre, der Zorn Gottes, traducida al español como Aguirre, la ira de Dios.

Herzog tomó como referencia la novela La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, escrita por Ramón J. Sender, con algunas variaciones.

Esta película describe el viaje que, en 1559, el colonizador guipuzcoano Lope de Aguirre realizó a través de los ríos Marañón (Amazonas) y Orinoco hasta la isla Margarita en Venezuela, junto a un contingente de sublevados que desertaron de la expedición del capitán Pedro de Ursúa en busca de "el Dorado".

14/12/2020

Integración de los vascos en la Monarquía española


Álava, Guipúzcoa y Vizcaya nunca habían tenido un ordenamiento jurídico-político común y la mayor parte de la historia de estos tres territorios, salvo breves paréntesis bajo soberanía de los reyes de Navarra, había trascurrido en la órbita de Castilla. Habían participado junto a los castellanos en la Reconquista, tanto por mar como por tierra, y los reyes de Castilla, primero, y de España, después, juraban los fueros como su señor de Vizcaya.

Por lo tanto, los vascongados gozaban de una posición privilegiada a la hora de integrase en la nueva construcción de poder de la Monarquía hispánica, cuyo castellano-centrismo se afirmó muy pronto.

El Señorío de Vizcaya y las Provincias de Álava y de Guipúzcoa gozaban de un estatus particular dentro de la corona, con fueros diferentes para cada territorio y un sistema aduanero común. Pero esta singularidad legal las tenían también Asturias, Galicia o Canarias.

MAPA DE LAS PROVINCIAS VASCONGADAS

Dos privilegios aportados por la Corona beneficiaron enormemente a los vascos en su auge económico:

1. solo los navíos construidos en el Cantábrico participarían en la Carrera de Indias

2. todo el hierro exportado a América debe ser vizcaíno

La demanda de buques, que el imperio comercial y militar español necesitaba, generó prosperidad económica en las tierras vascas y cántabras durante siglos. Mucho empleo y rentas monetarias surgieron en los astilleros y puertos como los de Pasajes, Bilbao, Lequeitio, Deba, Fuenterrabía, etc., miles de hombres se emplearon en los diferentes oficios como leñadores, carpinteros, calafates, toneleros, etc. Pero también se emplearon como marineros, capitanes, maestres, contramaestres y demás oficios relacionados con la mar, tanto para las rutas comerciales como para la Real Armada.

La demanda del hierro vizcaíno también aportó muchísimo empleo y prosperidad a los habitantes del Señorío. Aunque en América existían explotaciones de minerales preciosos, se ausentaban las del hierro. El metal extraído se exportaba para construir naves, levantar edificios, herrar las caballerías, fabricar armas y escuderías, etc. El hierro vasco, sus minas y herrerías transformaron en Nuevo Mundo.

A la labor de los astilleros en la dotación de navíos y galeones para las Armadas españolas, se añadió la actividad de las industrias de armas de Mondragón, Marquina, Placencia, Vergara, Éibar, Elgóibar, Ermua, Elorrio, etc., para la fabricación de martinetes, arcabuces y cañones destinados a los Reales Tercios de Infantería para la defensa de los territorios imperiales.

Deva, San Sebastián y Pasajes eran los puertos de embarque de las lanas, hierros, frutas, pieles y otras mercaderías que de Castilla y otros lugares se enviaban a los puertos marítimos de la Europa occidental.

MAPA DE LA ESPAÑA PENINSULAR

El resultado de la integración de los alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos quedó englobado en una identidad y pertenencia castellana, española y austracista, tanto en términos socioeconómicos como sentimentales, por más que el privilegio y la excepcionalidad vascas se mantuviesen siempre como circunstancias imprescindibles para entender a una tierra en donde lo local y lo general se apoyaban mutuamente entre sí como una complementariedad casi perfecta.

Es en este clima de optimismo histórico y de éxito político y militar extendido a Europa, América y Filipinas en donde las Provincias Vascas participaban por vía de Castilla, como integrantes de la España nuclear del Imperio, en la forja de una España dominadora que, sin embargo, no olvidaba reservar para Álava, Vizcaya y Guipúzcoa un puesto preferencial.

Lo que realmente les hacía diferentes era la lengua y ciertos mitos desarrollados durante este siglo XVI sobre su origen tubalista. Los castellanos les consideraban vascongados, aunque con mayor uso habitual el de vizcaínos. Ellos se consideraban euskaldunes porque poseían el eusquera, también eran cántabros, descendientes del primer poblador peninsular, Túbal, y por lo tanto los primitivos españoles.

Estaban convencidos de ser los más antiguos pobladores de España, los españoles originarios y más puros, y pusieron todo su empeño en su reconocimiento como privilegio y honor para obtener provecho frente al resto de españoles.


10/12/2020

Batalla de Valdejunquera


El reinado de Sancho I Garcés en Pamplona tuvo lugar entre los años 905 y 925, siendo el primer rey de la dinastía Jimena. Su política exterior se basó en recuperar los territorios arrebatados por los Banu Qasi del valle del Ebro. Estos eran una poderosa dinastía de musulmanes que controlaban grandes territorios del valle medio del Ebro, descendientes lejanos del conde Casius, un aristócrata godo que se convirtió al Islam en el 714 para mantenerse en el poder.

El proyecto de Reconquista que emprendió Sancho I hacia el 910, la llevó a la práctica en el cuadrante suroccidental de la actual Navarra, entonces País de Deio, que comprendía las tierras entre el Arga y Álava. El resultado final fue la toma de la fortaleza de San Esteban sobre el monte Monjardín.

La batalla de Valdejunquera enfrentó a los tres monarcas más poderosos de la península ibérica de comienzos del siglo X, es decir, a Sancho I Garcés, rey de Pamplona, y Ordoño II, rey de León, contra Abderramán III, emir de Al-Ándalus. El escenario fueron los valles de Guesalaz y Yerri el 26 de julio del 920.

Valdejunquera debió de corresponder a algún modesto paraje de Guesalaz, situado con toda probabilidad entre los concejos de Muez, Irujo y Arguiñano.

pintura retrato ordoño leon sancho pamplona
ORDOÑO II Y SANCHO I

El emir Abderramán, de claros orígenes navarros, viendo que sus generales eran derrotados una y otra vez por los reyes cristianos del norte peninsular, decidió ponerse al frente de un poderoso ejército. Partió de Córdoba el 4 de junio del 920.

El joven rey pamplonés Sancho Garcés I mantuvo un férreo cerco a la ciudad mora de Tudela, que gobernaba un Banu Qasi. El emir pasó por Toledo y enfiló el camino de Atienza hasta alcanzar Medinaceli (Soria). Allí, en vez de internarse por el desfiladero del Jalón, ruta habitual del valle del Ebro, se dirigió a tierras del Duero, donde emprendió una dura represión, arrebatándole al rey de León las plazas que tres años antes se había anexionado. Desde San Esteban de Gormaz, en apurada marcha de cinco días, cruzó el Ebro y se presentó al fin en la sitiada Tudela, el 19 de julio, un mes y medio después.

El rey Sancho, incapaz de hacer frente a tamaña fuerza, retrocede a Calahorra y Arnedo, momento que debió de aprovechar para pedir ayuda a su amigo Ordoño, que según el historiador José María Lacarra, se hallaba por tierras de Nájera. Liberada la ciudad, el emir envía por delante a la caballería al mando del gobernador Banu Qasi, que por las inmediaciones de Sartaguda pasa el Ebro y toma al asalto la fortaleza de Cárcar. Pero no se detiene ahí, sino que se dirige hacia el corazón del País de Deio, arrasando todo lo que encuentra.

El objetivo primordial tan al norte no podía ser otro que recuperar el castillo de San Esteban sobre el Monjardín, que el rey Sancho había conquistado hacia el 910.

La empresa prometía ser ardua, por lo que la caballería debió de esperar al emir, que se hallaba en Calahorra. Desde Arnedo, también Sancho se puso en marcha hacia Deio, con el propósito de defender el enclave, pero viendo que el ejército del gobernador acampaba en Dachero o Dixarra, un paraje a orillas del Ega que mencionan las crónicas árabes, se lanzó al asalto por el glacis del Montejurra. Fracasó en la contienda y se vio obligado a huir hacia los montes de la sierra de Andía, únicos que podían acogerlo en aquellas circunstancias. Al cabo de la jornada llegó por fin Abderramán.

batalla valdejunquera ordoño sancho ebro
MAPA DEL VALLE DEL EBRO

Por otra parte, Ordoño había conseguido unir sus fuerzas a las de Sancho en el transcurso de las últimas horas. El leonés habría cabalgado por Álava hacia el valle de la Barranca, y por el de Zumbel, entre Urbasa y Andía, habría ido al encuentro de Sancho. El más que previsible asalto moro al castillo del Monjardín quedaría descartado ante lo más apremiante: perseguir a los cristianos, a los que encuentran finalmente en los valles de Guesalaz y Yerri, bien porque buscaron un lugar propicio para el combate o bien porque acabaron atrapados tras la férrea persecución.

El día de la lucha llegó el 26 de julio del 920. El emir logró vencerlos, causándoles gran mortandad. Los reyes huyeron, salvándose por los montes. Los musulmanes emplearon tres días en destruir pueblos y cosechas de los valles y, retornando al Ebro por la ruta de Atienza, se presentaron en unas semanas en Córdoba, portando cientos de cabezas cristianas que exhibían orgullosos.

La batalla de Valdejunquera de 920 es celebrada en Anzuola (Guipúzcoa) el 15 de agosto de cada año, conocida como Fiesta del Moro, o Alarde de Antzuiola. Indudablemente, participaron los guipuzcoanos en la batalla ya que en aquellos momentos eran parte del Reino de Pamplona.

La realidad histórica es que Abd al Rahman III venció a los pamploneses bajo el mando del rey Sancho I Garcés y a los leoneses coaligados. Una tradición popular pretende que los mozos de Anzuola acudieron en socorro de los vascones llegando a ponerse en contacto con el enemigo musulmán al día siguiente de la batalla, que fue una derrota cristiana. Los de Anzuola, según la leyenda, se habrían apoderado de una bandera mahometana con otras presas.

07/12/2020

Historia de corsarios vascos, por José Antonio Azpiazu


HISTORIA DE CORSARIOS VASCOS

Historia de Corsarios vascos. Entre el Comercio y la Piratería
José Antonio Azpiazu Elorza, Editorial Donostia TTartalo (2004), 194 páginas

El mundo corsario de Euskal Herria vivió su apogeo durante los siglos XVI y XVII, hasta el punto de que para muchas villas costeras la piratería llegó a ser una forma de vida, al tiempo que los marineros vascos navegaban bajo diferentes banderas. Además, los avatares del corso quedaban reflejados en el conjunto de la sociedad vasca, aunque de formas diferentes según la intensidad y periodicidad con que afectaban a las distintas poblaciones.

Tal vez por ello, sorprende el hecho de que miles de valerosos marineros embarcados en centenares de veleros operando en todos los mares del globo durante varios siglos hayan podido caer en el más completo olvido.

Historias de Corsarios vascos es el fruto de una ardua tarea de investigación y selección llevada a cabo por José Antonio Azpiazu. Mediante anécdotas, datos y noticias, el historiador oñatiarra nos desvela un mundo apasionante, fascinante y, por qué negarlo, incluso novelesco. Pero este mundo de carácter fronterizo, debido a que se mueve en tierra de nadie, caracterizado por cierta tendencia a evadir las normas, en manera alguna es irreal o inventado. Ha estado muy presente entre nosotros.

ÍNDICE
1. La imagen de los corsarios
2. Lo que se ha escrito sobre el corso vasco
3. Corsarios vascos en la Edad Media
4. El escenario vasco
5. La incertidumbre que gobierna el mar
6. El Bidasoa, un escenario apropiado
7. Trampas, amagos y artimañas del corso
8. Todos contra todos: La ley del más fuerte
9. Novelesco episodio de enfrentamiento entre franceses
10. Rozando las fronteras de la piratería
11. Las sutiles fronteras entre política, corso y negocios
12. Miserias del corso y desastres del mar
13. La participación de la mujer
14. Corsarios y guerra con Francia (1550-1560)
15. Terranova y el corso vasco
16. El corso en torno a 1588
17. El conflicto entre Gipuzkoa y Bizkaia: Corso versus comercio
18. Un período conflictivo en torno a la invasión de Hondarribia (1638)
19. Los protagonistas del corso en el siglo XVII: Arssu, Zuzuarregui, Beróiz
20. Hondarribia, una comunidad abocada al corso

03/12/2020

Miguel de Muxica


Almirante y colonizador en la conquista de la isla de Gran Canaria a finales del siglo XV

miguel muxica islas canarias
MIGUEL DE MUXICA

Miguel de Muxica
fue un marino vizcaíno que acompañó a principios del año 1480 al general Pedro de Vera en la expedición marítima para la conquista de la Gran Canaria. Fue en calidad de preceptor de los quintos reales, con tropas y navíos propios.

Hecho prisionero el rey de Galdar, Tenesor Semidan, Muxica tomó la quinta parte de los despojos para el real erario y se le entregaron también el mismo guanarteme (rey) y cuatro guaires (consejeros) entre ellos el famoso Maninidra, para que, conduciéndolos a España, los presentase a los Reyes Católicos, que hizo en Calatayud. Con los 300 ballesteros reclutados y transportados por él a la islas de Gran Canaria, emprendió el ataque de Ajodar siguiendo el encargo de Pedro de Vera. Durante esta expedición murió el 26 de octubre de 1480.

30/11/2020

Industria férrea de Guipúzcoa según Esteban de Garibay y otros autores


Guipúzcoa es una entidad física y económica, descrita por Esteban de Garibay en su Compendio historial, en el cual trató pueblo por pueblo según sus actividades productivas. Del Urola escribió:
"El rio Urola cuya denominación en lengua de la mesma tierra de la propiedad y efecto suyo, tiene el nombre, significando agua de herrenas, de la mucha abundancia que d´ellas ay en su ribera."
Refiriéndose al antiguo nombre de Olearso:
"A este valle como llaman Olearso, si le dixieran Olearso, que quiere decir muchas herrenas, fuera el nombre correspondiente a la cosa, por el grande número, que en este valle y su comarca, ay de herrenas de hierro."
PUEBLO DE FERRONES, EN EL MUSEO DE SAN TELMO, POR SERT

El hierro aparece por todas partes. En su descripción general trazó un cuadro minucioso de la producción siderúrgica de Guipúzcoa:
"Abunda esta tierra de muchas herrenas de hierro, cosa tan necesaria a la vida humana, d'el qual no solo se lleva a Castilla y Andaluzia, y a los reynos, assi de Portugal, como d'el resto de d'España toda, pero a Francia, Ynglaterra, Flandes, Ytalia, Sicilia, y otras provincias de la Europa, y también a Africa, y aun a las Indias Orientales de Asia, y a otras provincias, donde los Portugueses tienen su comercio y navegación y también al nuevo mundo, llamado comúnmente Indias Orientales.
También se labra hazerro, pero en sola la villa de Mondragon, siendo el mas fuerte, que se sabe hacer en parte alguna, en tanto grado, que aunque de espada, o otra cualquiera arma, labrada d'este metal, se tornen a hacer cinco y seis cosas, en cada una tornando al fuego, nunca pierde su rigor y fortaleza, lo que el hazero de Milan y otros hazeros no hanian; porque tornando segunda vez en el fuego, se convierten en hierro, perdiendo la fortaleza que como hazero devrian tener. A esta causa los herreros de Castilla quieren mas el hazero de Milan, porque con ser tan blando, que casi es hierro, gastan menos carbon, tiempo y trabajo, y como después lo hecho es hecho, no tiene cuenta con mas, de que una vez se venda la cosa y allá se avengan el dueño, y lo que lleva. D'este hazero se gasta en Navarra, y mucho mas en Francia, y poco en Castilla. Abunda esta tierra de diversos géneros de armas, assi offensivas, como defensivas, que en ella se labran, especialmente arcabuzes, moxquetes versos, y otros instrumentos de fuego, que mas que en otra parte se labran en Mondragon y Vergara, y mucho mas en Plazencia. Armas de bastas, con sus hierros, picas, lanças, medias lanças, dardos y dardes, azcones, y en Portugal chuças, y otras armas y herramientas sotiles de cuchillos y cosas a ello adherentes en Tolosa y Vergara…
Labrase en esta tierra mucho herraje y toda suerte de clavazón, de mucho hierro sotil, y tantas suertes d'ello, que seria largo de contarlas, y labrase en Mondragon muchas inques, bigornias, porras, maços y donde quiera, achas, açadones, arados y otros instrumentos de hierro, que seria no acabar, querer especificar todas las cosas. Las quales llevan los mercaderes por mar y tierra a diversos reynos y provincias, siendo tan necesarias, que sin ellos aun las tierras no fructificarían, por falta instrumentos con que la abrir, ny las gentes podrían fabricar, ni vivir con descanso alguno."

Garibay vivió el ambiente industrial de su villa natal, pero al mismo tiempo se dejó influir por creencias mitológicas sobre la etnografía de los vascos y el patriarca Tubal, llamando a esta economía como la ferrería mondragonesa de "Babilonia". Destacó aquella pequeña peña de forma bella y majestuosa que domina todo el ámbito del territorio, que bien pudo referirse a la torre de Babel:
"Esta notable y grande peña, que del nombre de una pequeña población, llamada Udalacha, que quiere decir peña de Udala, es una de las cosas más altas, que ay en todos los reynos de E'españa, y hermosa y fructífera, especialmente de metales, y tiene conjuncta otra muy alta peña, llamada Amboto, que las dos parecen hermanas, que nacieron para ser la una a la otra, y cerca del monte Gordeya están ambas, pero esta les excede en su fertilidad y grande abundancia de metales de hierro y hacero, el qual se labra del metal de d'esta peña, siendo el mas rezio de la Europa…"

escudo foral guipúzcoa tallado
ESCUDO FORAL DE GUIPÚZCOA

Al margen de la historiografía mitológica de este apologista, cierto fue que otros historiadores repitieron la existencia de este único enclave minero de acero en Guipúzcoa, situado "en la montaña de Udalacha de Mondragón".

En el siglo XVIII, Bowles ofreció noticias acerca de la producción industrial de Mondragón:
"A una legua de Mondragón hay una mina de hierro barnizado, o como llaman los mineros, helado, que está en una greda roxa, y produce acero natural, cuya circunstancia es muy singular, por no haber otro semejante en el Reyno, según aseguran. Se conserva la tradición de que el hierro de esta mina se fabricaron las espadas famosas por su temple, que la Infanta Doña Catalina hija de los Reyes Católicos, regaló a su marido Henrique VIII, Rey de Inglaterra, de las quales aun hoy se hallan esparcidas algunas en Escocia, donde los naturales las estiman infinito, y las llaman André Ferrara. Las célebres espadas de Toledo, las del perrillo de Zaragoza, muy estimadas todavía, y las que se hacían en otras ciudades, que se dice que eran de hierro de esta mina, la qual da quarenta por ciento de metal: pero es algo duro de fundir. A poca diligencia se puede sacar de ella muy buen acero, porque tiene es si, como otras muchas minas, la disposición de tomar fácilmente de carbón de la fragua al flogisto necesario para hacer excelentes sables; pero sin la cementación no creo que baste para hacer buenas limas, y navajas de afeytar.
Las célebres espadas que he referido eran comúnmente, o largas para el trage de golilla, o anchas que llamaban de arzón, para montar a caballo; y se puede presumir, que como a principios de este siglo se abandonó de repente dicho trage, empezaron a venir de fuera espadines guarnecidos, como los que se llevaban con el trage que se empezó a usar, de que provino la decadencia de las fabricas, y al fin su total ruina perdiéndose al mismo tiempo la práctica del temple. Sobre el modo con que los hacían, hay variedad de opiniones. Dicen algunos que solo se templaban durante el invierno; y que quando sacaban la hoja de la fragua por la ultima vez, la cibraban con mucha velocidad en el ayre por tres veces en un día muy frio. Otros dice, que ponían a caldear las hojas hasta que tomasen el color que los artistas llaman cereza, y que en aquel punto las ponían por dos instantes en una tina honda llena de aceite o de grasa, las pasaban inmediatamente a otra de agua tibia durante el mismo tiempo, y luego las dexaban enfriar en la fría, haciendo todo esto en los mas riguroso del invierno. Hay, por fin, quien dice que aquellas hojas se hacían de este acero natural de Mondragon, poniendo una lista de hierro común en el medio para que fuesen mas flexibles, y que después las templaban a lo ordinario, pero en invierno. Estas son las opiniones que corren sobre las espadas del hierro de Mondragon, las quales a la verdad son excelentes."

Este texto quiere decir que la industria espadera en la Edad Moderna era muy productiva. Las relaciones de Mondragón con Toledo y la de esta ciudad armera con Éibar, explican que en la lista de marcas de espaderos toledanos aparezcan bastantes nombres vascos como los Aguirre, Arechiaga, Lagaratea, Leizalde, Lezama, Orozco, etc.

De todas formas, eran las ferrerías comunes las que daban mayor vida al término, como a otros muchos de Guipúzcoa y Vizcaya. Pronto se estableció una asociación entre la naturaleza del hierro, la del país que lo producía y la de las personas que nacían en el país y trabajaban el mineral. El gran dramaturgo Tirso de Molina aludió a esta en un famoso pasaje de la primera escena de La prudencia en la mujer, en que el señor de Vizcaya, Diego López de Haro, terminaba diciendo:
"El hierro es vizcaíno, que os encargo. Corto en palabras, pero en obras largo."

De esta época llegaron otras tantas exageraciones, incluso reiterando a la famosa peña por su acero.

Lope Martínez de Isasti enumeró hasta 80 ferrerías grandes en Guipúzcoa, y se refirió a 37 martinetes más pequeños, todos de agua, más 2 ferrerías grandes, en reparación, y 2 ingenios para labrar acero "con que se hacen espadas y alfanjes"; y en Mondragón, se instalaron 3 ferrerías grandes (las de Legarra, Guesalibar y la Magdalena) y 3 martinetes (Guesalibar, Uribar y Arrazas) de particulares.

En la época de Esteban de Garibay, e incluso antes, las ferrerías mondragonesas eran objeto de tratos y especulaciones a las que se refiere en sus memorias. Pero, como el mismo Martínez de Isasti indicó, Garibay en su Compendio historial consideró que las ferrerías de altura habían sido las más antiguas y por ellas llegó a establecerse la conexión con la forja de Tubal, el de la descendencia de Caín, no el primer "poblador de España". Así, la idea de la existencia de una técnica antigua giró sobre la conciencia de casi todos los primeros historiadores "lingüistas" vascongados, fundiéndose sobre un elemento antiguo del paisaje una especulación histórico-etnográfica.

También Baltasar de Echave, seguidor de Garibay, desarrolló esta idea mitológica de la bajada de los ferrones de las alturas montañosas a los cauces fluviales:
"Las espadas que usaban en aquel tiempo los nuestros, eran pocas y ruynes, a causa de no averse hallado hasta entonces, el modo de labrar el hierro con la particularidad que algunos años después se dieron. Como se puede notar de tantos sitios, y lugares que en mi lenguage nombramos en estas Provincias con Oleo. Que es herreria, como Olaçaval, Olaverria, Çuazola, Gaviola, Mendiola, Egurrola, Balçola, y Loiola con otros infinitos que sería cansancio referirlos, todos los mas de los quales fueron casas de fundición, donde a mano se labrava el hierro, y no con la curiosidad y fuerça del agua, con que en nuestro siglo se usa con tantas ventajas, y provecho, a cuya grangeria baxaron a las riveras de los nos, muchos mas de los nuestros, que lo avian hecho por mandado del Emperador Romano, donde an venido a luzir, por este camino muchas familias, que antiguamente eran muy ordinarias y comunes."

Era evidente que en el siglo XVI, la ferrería constituía un signo de potencia económica. También se sabía que las ferrerías habían sido causa de tensiones y disgustos que procuraron remediar las ordenanzas de la Hermandad de Guipúzcoa.

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MURAL DE LA INDUSTRIA DE MONDRAGÓN

23/11/2020

Parque Blas de Lezo en Alcorcón


PARQUE BLAS DE LEZO

El parque infantil Blas de Lezo de Alcorcón es un espacio ubicado entre la avenida de Los Castillos y la avenida de Lisboa, del barrio San José de Valderas. A finales del 2018, esta área urbana fue recuperada para los vecinos por el gobierno del ayuntamiento que dirigía hasta 2019 el alcalde David Pérez, del Partido Popular.

El nuevo parque lleva el nombre del héroe de la Real Armada del siglo XVIII, el teniente almirante Blas de Lezo y Olavarrieta, natural de Pasajes (Guipúzcoa). Pasó a la historia por defender el Imperio español en el asedio de la ciudad de Cartagena de Indias, en el Virreinato de Nueva Granada (Colombia), de 1741, por una enorme flota británica al mando de Edward Vernon.

PARQUE BLAS DE LEZO

El complejo está formado por un pequeño parque infantil, sito en la plaza Santa María de Ortigueira, con un columpio en forma de navío, que también cuenta con serigrafía específica de este tema. También contiene canchas de petanca, un circuito bio-saludable, y un nuevo espacio verde de 2.600 metros cuadrados.

En esta área estaba instalada la Escuela Taller de Alcorcón, un centro social donde antiguamente se realizaban distintas actividades. Este edificio fue ocupado de forma ilegal por grupos de extrema izquierda durante diez años. El 8 de abril de 2014, el alcalde David Pérez consiguió desalojar a los mismos por orden del Juzgado número 14 de Alcorcón.

PARQUE BLAS DE LEZO

La bandera que cuelga en lo alto es la Cruz de Borgoña, estandarte oficial de España durante más de tres siglos, desde la llegada del primer monarca de la dinastía de los Habsburgo, Carlos V, a inicios del siglo XVI hasta la instauración del Estado liberal con Isabel II, en 1834. Se trata de una bandera histórica sin connotaciones políticas, aquella que Blas de Lezo llevó en sus barcos y a la que sirvió con valentía y honor.

Según explicaciones del ayuntamiento al diario ElPlural.com sobre la bandera del Imperio español: "la idea es que sirva de complemento al resto de la instalación, que es un parque urbano dedicado a Blas de Lezo".

PARQUE BLAS DE LEZO

20/11/2020

Repoblación de las tierras andaluzas por navarros tras su Reconquista


Durante el periodo de tiempo que discurrió entre los reinados de Sancho VII el Fuerte y Teobaldo I, el Reino de Navarra realizó una empresa de Reconquista en colaboración con el Reino de Castilla de dimensión puramente español.

Del mismo modo que las crónicas valencianas dan cuenta de la participación de contingentes de guerreros navarros en la conquista y poblamiento del Reino de Valencia, también las crónicas registran que existió un grupo de navarros en el poblamiento y colonización de Andalucía.

En tiempos de Sancho VII el Fuerte, el arzobispo de Toledo y navarro de origen Rodrigo Ximénez de Rada era un entusiasta de la causa de la reconquista de Andalucía. Había sido uno de los principales promotores de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y su cronista oficial. Por su influencia se establecieron colonos navarros en Cazorla, Úbeda y Baeza (Jaén), cuando el rey de Castilla era Alfonso VIII.

RENDICIÓN DE SEVILLA A FERNANDO III, FRANCISCO POR PACHECO

Sevilla fue reconquistada por Fernando III el Santo, en 1248. El repartimiento de la lista registra a casi dos mil individuos beneficiados por la distribución de tierras y fincas tomadas a los moros. La fuente documental principal es, sin embargo, el Libro del Repartimiento de Sevilla, de 1253.

Los navarros formaban un grupo no muy numeroso pero significativo. Su líder era el obispo de Pamplona, Jiménez de Gazólaz, cuya sede recibió el lote mayor de las propiedades repartidas, después de los asignados a los obispos de Segovia y Santiago. Tanta generosidad del rey Fernando III con el obispo de la lejana Pamplona puede entender por su interés político de mantener a Navarra como un reino aliado en la Reconquista, y que el obispo pamplonés estaba enfrentado casi de modo constante con el rey Teobaldo I.

Otros veintiséis apellidos navarros se encuentran en el repartimiento de Jerez de la Frontera, cinco en Puerto de Santa María y cuatro en Vejer de la Frontera (Cádiz).

RECONQUISTA DE CÁDIZ POR ALFONSO X, POR MATÍAS MORENO

Esta política de reconquista y poblamiento fue continuada por Alfonso X el Sabio, quien reconquistó Cádiz, en 1262. Otorgó a los monasterios navarros de Roncesvalles y Santa María de Iranzu una dote comparable con la del monasterio castellano de Las Huelgas. Las tenencias de estas concesiones debieron de ser problemáticas, pues se hallaban en tierra de moros, que en aquellos años de 1264 a 1275 se encontraban en rebelión y pronto sus titulares se deshicieron de ellas.

El obispo Jiménez de Gazólaz trató de defender las nuevas tierras cristianas. Así, emprendió una recaudación de fondos para restaurar las murallas de Córdoba, que habían sido destruidas en las revueltas de 1264.

Junto a los pobladores navarros que habían participado en la reconquista militar, las tierras andaluzas también contaron con un pequeño grupo de burgueses, como las dieciocho familias que se asentaron en Sevilla después de la conquista, más un número indeterminado de escuderos y sus familias.

escuela traductores toledo alfonso
ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO

Fue significativa también, aunque pequeña, una inmigración en el aspecto intelectual, bajo el patrocinio políglota de Alfonso X. Otro grupo de escritores, traductores y sabios de origen navarro se dedicaron en la Escuela de Traductores de Toledo. Guillén Arremón de Aspa, que tradujo el Libro de las estrellas fijas, en colaboración con el judío de Tudela Jehuda ben Moshe. A su vez, los hijos de ambos, Juan de Aspa y Moshe el Cohen, cooperaron el la traducción del Libro de las cruces.

De forma resumida, se ha estimado que el poblamiento de al-Ándalus tras su reconquista había sido de unos mil navarros asentados en el siglo XIII.

16/11/2020

Navarra en la historia, por Jaime Ignacio del Burgo


reino navarra historia jaime burgo mitos aberzales
NAVARRA EN LA HISTORIA
POR JAIME IGNACIO DEL BURGO

Navarra en la historia. Realidad histórica frente a los mitos aberzales
Jaime Ignacio del Burgo, Editorial Almuzara, Córdoba (2017), 432 páginas

Tras las grandes convulsiones que padeció la península Ibérica desde el derrumbamiento del Imperio romano en el siglo V y, sobre todo, tras la pérdida de España a manos del Islam en el siglo VIII, emerge en las estribaciones del Pirineo occidental el Reino de Navarra, auténtico crisol de lenguas y culturas diferentes. En su conformación como comunidad política, una y plural, desempeñó un papel fundamental el Fuero, conjunto de normas e instituciones garantes de la libertad colectiva del pueblo navarro.

Desde su aparición a finales del siglo XIX, el nacionalismo vasco no ha cejado en su empeño de conseguir que Navarra diluya su personalidad en el seno de Euzkadi o Euskalherria. Tras una serie de intentos fracasados, en nuestros días el aberzalismo radical ha trasladado su lucha totalitaria y revolucionaria al campo de la historia, con una manipulación sin precedentes, con el fin de lograr la integración del pueblo navarro en la pretendida República Confederal euskalherríaca y su conversión en un territorio histórico más de una nación vasca que jamás ha existido.

El apasionante relato histórico de Jaime Ignacio del Burgo pone claramente de manifiesto que Navarra nunca se apartó de su vocación española, uno de los componentes esenciales de su recia identidad como pueblo libre, tanto en momentos de triunfo y de derrota, de éxito...

12/11/2020

José Manuel de Goicoa y Labart


Comandante de la fragata Mercedes durante el combate del cabo Santa María en 1804

josé manuel goicoa combate cabo santa maría
JOSÉ MANUEL DE GOICOA Y EL COMBATE DEL CABO SANTA MARÍA

José Manuel de Goicoa y Labart
nació en San Sebastián, en 1757. Con 19 años obtuvo real carta de guardia marina y, poco a poco, fue ascendiendo en el escalafón hasta que en 1802 alcanzó el grado de capitán de navío. Como alto mando cobraba un sustancioso sueldo de 150 escudos de plata, muy superior a los 24 asignados al calafate o los 15 del buzo, según consta en el Archivo de la Marina. Su periplo oceánico le trasladó a Rusia, EE.UU., Uruguay, Santo Domingo y Perú, entre otros muchos países.


En su ciudad natal iba a casarse, habiéndolo ya hecho por poderes con doña Josefa Bermingham, pero prefirió pasar a la gloria de la épica marítima por el suceso de 1804: el combate del cabo de Santa María.

Este experimentado marino donostiarra, que por aquel entonces tenía 47 años, se encontraba en el mejor momento de su carrera en la Armada. Era comandante de una fragata de la Real Armada española, Nuestra Señora de las Mercedes, de 45 metros de eslora en la que viajaban 282 marinos. Formaba parte del convoy que cubría la ruta comercial entre los virreinatos de América y España, y tras partir de Lima, haciendo escala en Montevideo, llevaba a bordo un importante cargamento de monedas de oro y plata por valor de 80.000,000 de reales, además transportaba telas de vicuña, quina y canela. Junto a esta navegaban en conserva otras tres fragatas, Medea, Fama, y Santa Clara, al mando del brigadier José de Bustamante, reuniendo un total de 1.089 hombres de dotación y 148 cañones.


josé manuel goicoa fragata mercedes
JOSÉ MANUEL GOICOA Y LA EXPLOSIÓN DE LA FRAGATA MERCEDES

Cuando la flotilla española avistaba la costa portuguesa del Algarve, el 5 de octubre de 1804, fue sorprendida y asaltada por una escuadra británica al mando del comodoro Graham Moore, sin previa declaración de guerra, en el cabo de Santa María, cerca de Cádiz. Al poco tiempo de empezar el cañoneo entre escuadras, la Mercedes de José Manuel de Goicoa saltaba por los aires de una explosión como consecuencia de los impactos de artillería que lanzaba la fragata enemiga Anphion.

La falta de combatividad de la marinería española impedía hacer una defensa eficaz, y la desigualdad era abismal entre los convoyes mercantes españoles y los barcos de guerra británicos. El brigadier Bustamante rindió las tres fragatas que resistieron y fueron apresadas hasta el puerto de Gosport en Inglaterra.

En el Museo Municipal de San Sebastián hay un retrato al óleo pintado en la misma época en que vivió el marino donostiarra.


fragata mercedes homenaje museo goicoa comandante marino vasco
PLACA HONORÍFICA A JOSÉ MANUEL GOICOA Y MAQUETA DE LA FRAGATA MERCEDES

09/11/2020

Vinculación de la Capitanía general de Guipúzcoa al Virreinato de Navarra


La relación de los conflictos jurisdiccionales entre los capitanes generales de Navarra y la Provincia guipuzcoana, sobre todo en el ámbito judicial, decidió resolverlos el rey Felipe II vinculando el cargo de capitán general de Guipúzcoa al de virrey de Navarra, que también era capitán general de este reino. Y así, en 1572, en Vespasiano Gonzaga de Colona recayeron ambos cargos, designación bien aceptada por la Provincia. El rey dejó como delegados en Fuenterrabía un teniente de capitán general y un alcaide de la fortaleza de esa plaza que fueron quienes suscitaron los escasos conflictos de competencias que se plantearon en los primeros años.

Sin embargo, las tensiones continuaron y no se refirieron sólo a las derivaciones de la ausencia del capitán general, sino que se extendieron al terreno económico y otras de mayor alcance potencial, como el intento de fragmentar territorialmente la provincia protagonizando en 1577 por unos vecinos de Rentería, valle de Oyarzun y la villa de Fuenterrabía de separase de la Hermandad de Guipúzcoa. Al plan se opusieron San Sebastián y las villas mayores, y al no ser apoyado por todas las corporaciones implicadas no prosperó, pero puso en evidencia las diferencias de intereses reinantes.

VESPESIANO GONZAGA DE COLOMA Y EL VIRREINATO DE NAVARRA

La reiteración de solicitudes de la provincia de que se separaran los cargos de capitán general y virrey dio fruto en 1579. Año en que precisamente comenzaba una intensa actividad en la frontera guipuzcoana por los movimientos de tropas francesas y desde entonces hasta 1590 las relaciones entre las autoridades militares y la provincia fueron bastante cómodas y menos conflictivas, un clima que cambió con la llegada a la capitanía general de Juan Velázquez, donde permaneció hasta 1598, en donde se reprodujeron las alarmas fronterizas y no faltaron problemas de relación entre las autoridades de los dos ámbitos.

El siglo XVII se inició de nuevo con la unión de los cargos de capitán general y virrey navarro, que salvo breves períodos se mantuvo hasta 1662, pese a las peticiones de separación formuladas por la Provincia. Las designaciones de estos cargos eran facultad reconocida del soberano y estaban motivadas por el deseo de afrontar en las mejores condiciones la guerra y su incidencia en el territorio de Guipúzcoa, que desde 1635 se agravó como consecuencia de la declaración de guerra francesa. Fueron años en que la provincia negoció con Felipe IV para la salvaguardia de sus atribuciones militares, que consiguió en sucesivas cédulas reales que constituyeron el cuaderno foral de 1696:
"La conservación de estas antiguas libertades, plasmadas en el nombramiento de los coroneles y el gobierno de sus propias tropas, estaban sustentadas en el propio pacto de sujeción a la superior autoridad del monarca, que veía así limitada su potestas por estos condicionamientos. Las relaciones de fidelidad seguían estando presentes, pero en esta doctrina, ahora ya foral, estas relaciones políticas ante ambos poderes, aunque reconocidos desiguales, se sustentaban en los vínculos de sujeción directa de la entidad provincial al poder emanado de la figura del monarca y no al de sus delegados, como sucedió igualmente en otros ámbitos del gobierno."
SIERRA DE ARALAR