En
el contexto bélico de la Guerra de Sucesión española, el almirante Blas de Lezo tomó parte en las operaciones que tuvieron
lugar para el socorro de la plaza de
Peñíscola, en 1705, en el Reino de Valencia. Probablemente era jefe
de una unidad integrada en la escuadra francesa del conde de Tolosa. La plaza
mantuvo la fidelidad a Felipe V y se vio sitiada por el ejército del aspirante
al trono Carlos, el archiduque de Austria. Allí, Sancho de Echeverría y Orcolaga y una pequeña
guarnición de soldados resistían junto a la población sin alimentos ni munición.
Los
tripulantes de flota en la que marchaba Lezo entraron en el campamento enemigo
y se adueñaron de alimentos, munición y dos cañones que posteriormente se
fundieron y con los que se hicieron dos campanas para la torre de la Ermitana
en Peñíscola.
BLAS DE LEZO Y MAQUETA DE NAVÍO ESPAÑOL DEL SIGLO XVI |
También llevó pertrechos a la lejana plaza de Palermo, en Sicilia, que aguantó y finalmente cayó en poder de los aliados anglo-holandeses.
Ante
la superioridad de la flota anglo-holandesa se le encargó la práctica del corso
por el Mediterráneo occidental y las costas atlánticas. Su primer objetivo fue
castigar el comercio de Génova.
Cerca de esta ciudad, a la altura de Ventimiglia, el 21 de marzo de 1705, tuvo lugar
el combate contra el navío inglés Resolution de 70 cañones,
superiormente armado en comparación con su pequeño navío. Había sido botado ese
mismo año de 1705 y estaba comandado por el hijo de Peterborough, general en
jefe de las fuerzas inglesas en España que había desembarcado en Barcelona con
el archiduque Carlos.
Lezo
era alférez de uno de los dos navíos Rubis,
56 cañones, y el Toulouse, de 64,
pertenecientes a la escuadra francesa, ambos con menor porte que el Resolution. El navío inglés fue acosado
hasta ser embarrancado y finalmente quemado por su propia tripulación antes de
huir.
Continuó su trabajo de corso, patrullando por el mar Mediterráneo, probablemente con sede en Tolón y bajo mando del conde de Tolosa. Posteriormente, cruzo el estrecho de Gibraltar y
sorprendió en el Atlántico a otros buques ingleses, realizando valientes
maniobras con un arrojo impropio. Por méritos propios, se le permitió llevar a
sus presas al puerto de su villa natal, Pasajes, y al de su vecina francesa
Bayona.
Su
nombre comenzaba a destacar entre los altos mandos oficiales de la Marina, y
sus hazañas a ser conocidas en la Corte y en los pueblos de las costas.
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