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ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

25/02/2025

Título del Señor de Vizcaya


El Señorío de Vizcaya siempre estuvo encabezado por una persona ajena al mismo, en el sentido de no estar integrado en el sistema de linajes y bandos vizcaínos, pero se situó por encima de estos como autoridad suprema. Esta autoridad tenía un carácter jurisdiccional y, en cierto modo, estaba mediatizada por las Juntas Generales celebradas a requerimiento de los Parientes Mayores.

La autoridad señorial se vio difuminada a partir de 1379, ya que el señor de Vizcaya se convirtió en el propio rey de Castilla, y más tarde monarca de España, lo que hacía confundir a ambos poderes y beneficiar a los vizcaínos, en el sentido de alejar aún más la autoridad señorial respecto a su territorio.

Pero aunque difuminada, la autoridad del señor se mantuvo sobre el Señorío de Vizcaya, y su tenencia sobre las Provincias de Álava y Guipúzcoa, así como sobre sus habitantes, a los que aquel denominaba sus hidalgos y labradores o bien sus vasallos. Estos, en reconocimiento de su señorío y según su propia condición, le pagaban tributos o le prestaban servicios de armas.

Hidalgos del señor eran aquellos que prestaban servicios militares, recibiendo normalmente a cambio mercedes y privilegios. El resto de los vizcaínos eran pecheros del señor, quienes contaban a su vez con sus propios labradores, los llamados censuarios en la Baja Edad Media, a los que libremente podía donar o enajenar tanto a favor de otros nobles como de las villas.

señores Vizcaya Haro Lara Castilla
SEÑORES DE VIZCAYA JUNTO AL REY DE CASTILLA

Como señor jurisdiccional de Vizcaya obtenía rentas provenientes tanto de los pechos pagados por los habitantes de las villas y los labradores, como del ejercicio de la justicia, derechos derivados de los prebostes de las villas y, sobre todo, los derechos de las ferrerías, cobrando también algún censo más. Junto a esto, el señor gozaba también de ciertas propiedades: montes y seles, como queda de manifiesto en el Cuaderno de 1342, cuando se delimitó la propiedad que correspondía a los hidalgos y al señor.

No obstante, el señor de Vizcaya debía recibir sólo una parte, a veces mínima, de todos estos derechos. Tanto antes como después de que dicho Señorío recayera en la Corona, las donaciones eran abundantes y fueron aumentando a lo largo de todo el período. Ejemplos de este hecho los hay en abundancia y en ellos se donaba tanto determinadas cantidades de maravedís, generalmente para el mantenimiento de flotas mareantes que aseguren el apoyo armado del receptor, como monasterios con todos sus derechos.

Desde los siglos XI y XII, tanto los reyes de Navarra como los de Castilla, alternativamente, encontraron a veces resistencia en los señores de Vizcaya para imponer su dominio y autoridad. El historiador Juan Antonio de Ibarra cita varios casos:

1. Sancho VI el Sabio, rey de Navarra, fue rechazado en 1160 por Lope I Díaz de Haro

2. Fernando III el Santo, rey de León y de Castilla, llegó a Valmaseda pero se detuvo al pactar con Diego III López de Haro

3. Sancho IV el Bravo, rey de León y de Castilla, mató a su valido y gran jerarca en el Reino de Castilla, Diego IV López de Haro, en Alfaro, en 1288, y luego ocupó Vizcaya por la fuerza (salvo Orduña y Valmaseda), retirándose después.

4. Fernando IV, Alfonso XI y Pedro I, reyes de León y de Castilla, realizaron sucesivos intentos de ocupación de castillos y casas fuertes con el propósito de imponer su poder en el Señorío, fracasando en sus intentos.

SEÑORES DE VIZCAYA EN LAS JUNTAS DE GUERNICA

En aquellos tiempos, esto sucedía en muchas zonas de los Reinos de Castilla y Aragón, donde grandes magnates semi-soberanos imponían su poder por sus señoríos. Pero estos hechos se produjeron para imponer la autoridad real ante señores díscolos o por razones familiares en casos sucesorios; en ningún caso para suprimir libertades y fueros de que gozaran muchas regiones y villas de los reinos medievales. Por otra parte, los señores de Vizcaya, Haros o Laras, aceptaron siempre la autoridad superior de los reyes navarros o castellanos, de los que en cierto modo eran vasallos, con las rebeldías y cambios de bandos que eran corriente en aquellos tiempos.

Según Juan Antonio de Ibarra, el señor de Vizcaya era soberano e independiente en su territorio y vasallo de los reyes de Navarra o Castilla, sólo en los estados que les concedían en sus Reinos, pero no en el Señorío. Es un juego inteligente sobre ficciones jurídicas, pero sin peso histórico suficiente en relación a la realidad de los hechos. El propio Ibarra reconoce que:
"los vínculos y ligaduras entre los Señores de Vizcaya y los Reyes de Castilla fueron tantos que caminaron juntos en muchas empresas durante la Reconquista y parecieron en algunos momentos estar unidos políticamente."

"Relativamente soberanos e independientes" respecto a la Corona, señores de horca y cuchillo, con sus propias mesnadas, inclinándose por un bando o por otro, al servicio del rey o enfrentándose a él, lo fueron los Guzmán y los Ponce de León en Andalucía, los Fajardo en Murcia, los Pardo de Cela en Galicia, los Benavente en Zamora, los Mendoza en tierras de Guadalajara y de Madrid, etc., y fueros y privilegios tuvieron muchas ciudades. La diferencia con Vizcaya, muy importante históricamente y respetable en lo político y jurídico, estuvo en la especie de capitanía de lo vasco ancestral que tomó esta admirable zona vasconizada en la Edad Media, manteniendo con afán su singularidad histórica, que los reyes de Castilla, y de España después, no sólo aceptaron sino que juraron y conservaron.

Sepultura señor Vizcaya Casa Haro claustro monasterio Santa María Real Nájera
SEPULTURAS DE SEÑORES DE VIZCAYA

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