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ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

19/11/2024

Renovación de la industria férrea por la Real Sociedad Económica Bascongada en la Ilustración


La Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País fue fundada en 1765 en Azcoitia con la intención de fomentar la industria en las tres Provincias Vascongadas, orientando sus estudios hacia el desarrollo de la metalurgia. Y es que durante el siglo XVIII, la tradicional industria ferrona vasca, sector económico estratégico, estaba sufriendo un proceso de decadencia frente a las innovaciones tecnológicas de Europa.

Los contratos con la Corona española, a fin de proveer a la Real Armada de armas, anclas, clavazón y pertrechos de marinería, aseguraba en ocasiones la pervivencia de un método que estaba llamado a desaparecer, ya que las innovaciones técnicas en otros reinos desplazaban progresivamente a los productos férreos vascos de los mercados europeos.

Por si fuera poco, una serie de revueltas sociales se fueron desarrollado durante este siglo conocidas como Machinadas. Campesinos y ferrones se alzaron contra las reformas fiscales y económicas de los jaunchos, aristócratas rurales y grandes comerciantes, que fueron aprobadas en las Juntas Provinciales.

SÍMBOLO Y FUNDADOR DE LA SOCIEDAD BASCONGADA

En las instalaciones de la Sociedad Bascongada probaron la reconversión de sus antiguas estructuras para encontrar la eficacia del proceso industrial mediante innovaciones en técnicas de laminación, estirado y afinado del hierro y otros metales a través de cilindros hidráulicos, denominados fanderías.

Con respecto a las tradicionales ferrerías, la Sociedad Bascongada realizó investigaciones y emitió informes y proyectos, pero con resultados poco exitosos, carentes del necesario respaldo económico y social.

Entre sus propias iniciativas estuvieron la técnica de la labra de acero en la ferrería de Aramburu en Mondragón o en la de Zavalo en Vergara, la botonería de esta última villa, el intento de creación de una fábrica de hojalata y alambres, o el diseñó de programas de aprovechamiento e incentivos en la economía de materias primas. Algunas de las medidas correctoras propuestas que funcionaron en otros lugares fueron la creación de una asociación de ferrones para perfeccionar las técnicas de fundición y maleación del hierro, la promoción de nuevas fábricas al estilo de las suecas, o la difusión del uso del carbón de piedra.

Todas estas soluciones chocaron con la desconfianza de los ferrones y operarios tradicionales, que se negaban a implantarlas y se resistían a abandonar su anticuado sistema. Además, tampoco suponían una reconversión íntegra del proceso productivo. La Sociedad Bascongada había acertado en el diagnóstico, que era el retraso tecnológico, pero falló en la solución.

La llegada de productos férreos de empresas extranjeras competidoras de las vascas hizo que, durante el reinado de Carlos III, se consiguiese una limitación a la importación mediante algunas leyes proteccionistas tanto en el mercado peninsular como en los territorios virreinales del Imperio español.

Los altos costos por unidad de producto en hierro y carbón vegetal, y la baja productividad y la estacionalidad de la ferrería vasca, justificaban la baja competitividad frente al producto de importación.

FANDERÍA DE RENTERÍA

Ante este inmovilismo de las tradicionales ferrerías de montaña y río, la solución final tendría que ser la implantación de las novedosas fanderías.

La primera factoría fundada fue la Fandería de Rentería por el marqués de Iranda, en 1771. Aprovechando las instalaciones de la Ferrería de Renteriola, implantó una revolucionaria maquinaria que cortaba el hierro sin la acción del hombre, tras haber sido calentado carbón mineral en hornos de reverbero. Posteriormente, una serie de cilindros hacía la función de estiramiento, ensanchamiento o adelgazamiento del metal. De forma mecánica, las actividades del forjado y maleación de productos como herraje o clavazón se realizaban más rápida y eficazmente, reduciendo la aportación de un experimentado técnico ferrón. Tras su destrucción durante la Guerra de la Convención francesa se empleó a producir harinas industriales con el nuevo sistema austrohúngaro.

La segunda factoría fundada fue la Fandería de Iraeta, en Cestoa, por el duque de Granada de Ega, en 1774, sustituyendo a la anterior Ferrería de Iraeta. Se empleó en la fabricación de tarros de hierro para el transporte del mercurio que se extraía de las minas de los Virreinatos de la Nueva España y del Perú, también llamado azogue.

La tercera factoría fundada en Guipúzcoa fue la Fandería de Oñate, en sustitución de la anterior Ferrería de Zubillaga, por el con de Oñate y la colaboración del almirante de marina Anselmo de Gomendio. Sufrió muchas dificultades derivadas de la invasión napoleónica en la Guerra de la Independencia española y la I Guerra Carlista.

FANDERÍA DE RENTERÍA

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