PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

26/02/2021

Batalla de Simancas


Una coalición de fuerzas leonesas, castellanas y navarras se enfrentó al poderoso califa Abderramán III en verano del año 939 en la ciudad fortificada de Simancas, en la confluencia de los ríos Duero y Pisuerga. Todo comenzó con la iniciativa del califa cordobés de emprender una expedición de ataque y saqueo a los reinos cristianos hispánicos que definió como Campaña de la Omnipotencia.

Para emprender esta guerra santa consiguió reclutar un gran ejército formado por 100.000 soldados, formado por mercenarios andalusíes, militares profesionales, tribus bereberes, soldados de las provincias militarizadas, contingentes de las marcas fronterizas y un buen número de voluntarios. Estaban apoyados por una interminable columna de bestias de carga que transportaban víveres, pertrechos y armamento.

BATALLA DE SIMANCAS

Emprendieron la marca desde Córdoba en junio del 939. El primer objetivo de la campaña era la estratégica ciudad de Zamora, ya que su toma supondría romper en dos la línea defensiva del Reino de León. Sin embargo, para llegar a Zamora, el pesado contingente debía superar primero Simancas, una ciudad a situada en la provincia de Valladolid.

En la ciudad fortificada de Simancas le esperaba el rey leonés Ramiro II, el rey navarro García I Sánchez y los condes castellanos Fernán González y Ansur Fernández, a cargo de sus respectivos ejércitos y que en total sumaban 20.000 efectivos.

El día 1 de agosto, tuvo lugar la batalla de Simancas entre ambos contendientes en la margen derecha del Pisuerga, al noreste de la ciudad. Fue muy violenta y se prolongó durante seis días.

CASTILLO DE SIMANCAS

El empuje de los cordobeses fue colosal, pero la coalición cristiana aguantó con coraje hasta equilibrar las fuerzas. Durante cinco días se sucedieron las refriegas. Las bajas fueron tremendas, pero los cristianos mantenían su moral intacta al ver que los musulmanes no lograban penetrar sus filas ni poner en peligro la ciudad. Por contra, los generales árabes soportaban mal a los mercenarios eslavos y peor aún a los berberiscos. Al sexto día, Abderramán decidió levantar el campamento y emprender la retirada.

Pero Ramiro II no se conformó con resistir en la plaza y se lanzó en persecución del califa a quien alcanzó en un barraco de la provincia de Soria entre el río Riaza y Atienza: la emboscada Alhandega.

Como simbólico botín el monarca obtuvo el Corán y la cota de malla del califa, bordada en oro. Abderramán III encajó mal la derrota y al llegar a Córdoba mandó ahorcar a 300 de sus oficiales acusándoles de cobardía.

Como consecuencia de la batalla, la línea de repoblación del reino de León avanzó hasta el río Tormes, se iniciándose la repoblación del sur del Duero. La ciudad de Simancas no se convertiría en plaza fuerte de la cristiandad hasta su definitiva conquista en 1085, pero permanecerá siempre en el imaginario de la Reconquista por la gran derrota que sufrió Abderramán.

GARCÍA I Y RAMIRO II

24/02/2021

Juan de Urbina


Maestre de Campo de los Ejércitos de Carlos V, a las órdenes del Gran Capitán en las Guerras de Italia contra Francia, que decidió la hegemonía española en el siglo XVI

juan casa urbina
JUAN DE URBINA

Los grandes generales, que en el siglo decimosexto hicieron triunfar por todas partes las armas españolas, no debieron únicamente a sus talentos las victorias que alcanzaron; porque fueron ayudados prodigiosamente por lo aguerrido de las tropas que mandaban, y por la habilidad y esfuerzo de los excelentes oficiales que las dirigían. Aunque estos no pudieron llegar al grado de gloria que alcanzaron un Gonzalo de Córdoba y un Cortés, tienen sin embargo la de haberse penetrado bien de sus designios, haberlos ejecutado felizmente, y haber con sus proezas fijado la victoria, tenidos por un prodigio de valor en unos ejércitos donde era común, y la cobardía desconocida; tal fue entre ellos también el distinguido alavés Juan de Urbina.

Juan de Urbina nació en Urbina de Basabe, Álava, a finales del siglo XV. Los principios de su carrera militar, en 1509, fueron en África, en la rendición de Bujía y Trípoli, a las órdenes del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros y junto a un joven y aún desconocido Juan Sebastián Elcano.

En 1512, paso a las Guerras de Italia con el Gran Capitán, el general Gonzalo Fernández de Córdoba, donde fue adquiriendo la reputación de ser el mejor soldado que había pasado a aquel país. Uno de los hechos que más se celebraron entonces fue que en un desafío de tres españoles contra tres italianos, él fue quien se ganó la principal gloria del combate, rindiendo desde luego a su contrario, y ayudando después a sus dos compañeros (Luis de Vera y Diego de Quiñones), que ya flaqueaban. Acabada la Guerra de Nápoles, se alistó entre los Alabarderos del Papa.

La fuente principal de la biografía de Urbina es la Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V, que escribió Prudencio de Sandoval unas décadas después. En ella se recogen numerosas acciones de guerra en las que tomó parte Juan de Urbina, demostrando estar dispuesto en todo momento a llevar la iniciativa, a tomar decisiones arriesgadas y a ocupar el lugar más peligroso. Por ejemplo, durante el asedio a Milán por el Ejército francés en 1523, Juan de Urbina protagonizó varias salidas que causaron gran daño al ejército sitiador:
"Salió una noche el maestre de campo Juan de urbina (a cuyos hechos nunca se dio la honra y loa que merecían) con seiscientos españoles, y dio de súbito sobre un bastión del campo francés, rompiendo los que le guardaban. Entró por el campo matando e hiriendo en ellos, y tomándoles cuatro banderas y prendiendo algunas personas, se tornó salir con muy poco daño... Señalóse grandemente en este cerco el maestre de campo Juan de Urbina una noche de San Martín que salió de su más ánimo que armas, porque no llevaba sino un peto de munición que solía traer y una alabrada en las manos; dio en una cuartel de las guardas francesas tan reciamente, que matando e hiriendo a muchos de los enemigos, les tomó cinco banderas por su propia mano, que en aquel cuartel estaban de guardia. Y sin perder ni un soldado se retiró, trayendo las banderas en los brazos, que nadie bastó a hacérselas dejar."
Infantería reales tercios españoles italia
INFANTERÍA ESPAÑOLA EN LAS GUERRAS DE ITALIA

En 1527, el duque de Borbón, jefe del Ejército Imperial, resolvió de llevarlo a Roma y pagar con sus riquezas a la soldadesca, castigando la inconstancia del papa Clemente que, siendo ya amigo del rey de Francia, era un aliado poco seguro y muy peligroso para los dos. Con él iban el príncipe de Orange, Juan de Urbina y otros capitanes. Urbina fue el que más contribuyó a que las tropas no desmayasen con aquel revés, especialmente cuando murió en batalla el condestable de Borbón. Asumiendo el mando y manteniendo el valor que las animaba, se mostró el más arrebatado en la acción y después el más implacable y duro en el saqueo de Roma.

Al poco tiempo, se encaminaron hacia Nápoles porque los franceses habían sitiado la ciudad. Se debió su defensa a la capacidad del príncipe de Orange y al infatigable esfuerzo de Urbina: si se trataba de hacer una salida contra el enemigo, les cortaba los víveres y les quemaba las máquinas. Urbina siempre al frente de estos ataques, hostigando a los franceses de noche y de día, jamás les dejó un momento de reposo.

En este sitio de Nápoles cuando se organizó un motín de alemanes contra el general Hernando de Alarcón, que los españoles quisieron vengar. Fue Urbina, con su crédito y persuasiones, quien resolvió aquel motín y evitó el enfrentamiento entre los soldados de las dos nacionalidades aliadas, que hubiera hecho perder la plaza en caso contrario.

Finalmente, el rey de Francia solicitó refuerzos. Urbina al frente de un destacamento lideró una carga extramuros para interceptarle. El resultado fue la pérdida de un millar de soldados franceses, la captura de otros tantos prisioneros, la desmoralización absoluta de los sitiadores. El relato lo escribe así:
"Mandó que saliesen de la ciudad Juan de Urbina con ochocientos españoles y Hernando de Gonzaga con cuatrocientos caballos. Los cuales trabaron con eelo dos o tres escaramuzas. Y al cabo, estando ya para retirarse los unos y los otros, los españoles, sin seña ni mandamiento, comenzaron a decir: "¡Carga, carga sobre ellos!", disparando su arcabucería como si supieran lo que había que acontecer, y fue que, así como ellos hicieron este sin orden, así sin ella comenzaron a huir los franceses (tanto era el miedo que a los españoles habían cobrado) y los españoles los apretaron de manera que mataron más de mil y prendieron casi otros tantos, y los demás escaparon huyendo."
NÁPOLES, 1550

Esta actividad y diligencia admirables le valieron una reputación gloriosa y los mejores ascensos y títulos nobiliarios de manos del emperador Carlos V: general, maestre de campo, comendador de Heliche, alcalde de Ovo y Aversa, maestre justiciero de Nápoles, etc.

En el cerco de Milán, Urbina sirvió de maestre de campo acudiendo como siempre a todas las fatigas y peligros de soldado. Un día en San Columbano volviendo solo de escaramuzar con los enemigos, salió con tres heridas, llegando al campo tan ensangrentado que sus compañeros le desconocían.

Urbina murió en 1530, durante el asalto a Hispelo, en la Guerra de Florencia, por las heridas producidas por una bala de arcabuz que le tiraron desde dicha ciudad.

Como homenaje a tan valeroso capitán, el historiador Sandoval escribió sobre él:
"sus lechos fueron tales en el tiempo que vivió, que con ellos se engrandecen las historias españoles." 
retrato juan urbina españoles ilustres
JUAN DE URBINA

21/02/2021

Fundación de Bergara por Alfonso X el Sabio


Al suroeste de Guipúzcoa, Vergara (Bergara) ocupa un suelo desigual y costanero a orillas del río Deba y al pie del monte Elosua. Miguel de Unamuno lo describía así: "Escondida como un nido entre montañas que le dan sombra y abrigo"; y es que seis montes quedan arracimados en su jurisdicción, por lo que el casco se esconde en el fondo de un valle. Comparte límites, históricamente conflictivos, con Antzuola al este y con Elgeta al oeste, con Soraluze al norte, y con Oñate al sur. Tuvo una agricultura relativamente importante hasta que la industria desde mediados del siglo XIX se convirtió en actividad dominante. No obstante, ya durante la Edad Moderna, era uno de los principales núcleos comerciales y manufactureros de la provincia de Guipúzcoa.

El nombre de Bergara apareció por primera vez en 1050, fecha en la que don Sancho hizo una donación de su herencia y tierras de esta villa a favor del Monasterio de San Juan de la Peña, sito en Huesca. Esta entrega incluía también el Monasterio de Ariceta, actual Ermita de San Miguel de Aritzeta que, según la tradición, fue la primera parroquia de la zona y estaba regentada por miembros de la Orden de los Templarios.

CASA-TORRE EN VERGARA

En 1202, a poco de la incorporación de la provincia de Guipúzcoa al Reino de Castilla, el rey Alfonso VIII recibió el castillo de Elosua, con lo que este núcleo hizo su aparición documental en la historia. Por orden real de 1457 y a petición de la Hermandad de Guipúzcoa, este castillo fue derribado junto con casi todas las torres de los bandos Gamboinos y Oñacinos, debido a la Guerra de Bandos que ambos grupos de linajes estaban efectuando en la provincia. La tradición oral dice que con las piedras del castillo de Elosua se construyó la iglesia parroquial de San Andrés.

El 30 de julio de 1268, el rey Alfonso X el Sabio otorgó desde Sevilla el privilegio para "hacer una puebla en Vergara, e señaladamente en aquel lograr que dicen Ariznoa, a que ponemos nombre de Villanueva", otorgándole el Fuero de Vitoria. A semejanza de otros pueblos de la provincia, como Elgoibar o Rentería, no conservó su nombre fundacional de Villanueva de Vergara y terminó por conocerse con primitivo topónimo de Vergara.

La configuración de esta villa participaba en el plan global de poblamiento de los reyes castellanos en torno a tres ejes principales que vertebraron la provincia. Primero se abrió una vía costera que conectaban las villas de Fuenterrabía, Zarauz, Guetaria y Motrico; así como la primera ruta de unión entre Álava y la costa a través de Tolosa, Villafranca y Segura. Posteriormente, se promovió un segundo camino, más occidental, por el puerto de Arlabán pasando por Vergara y Mondragón, fundado este último en 1260.

De otra parte, la constitución de una villa amurallada en aquel amplio valle regado por el río Deba atrajo a una población hasta entonces indefensa, razón de su rápido crecimiento demográfico. En la otra orilla se formó un pequeño núcleo de caseríos alrededor de la Iglesia de Santa María, de la que eran patronos los señores de Oñate, con el nombre de Oxirondo. Al fundarse Elgeta en 1335, Oxirondo ingresó en sus términos. Por la lejanía y dificultad de comunicación con Elgeta, los vecinos de Oxirondo prefirieron depender Bergara.

ALFONSO X EL SABIO

A petición de Vergara, en 1344, Alfonso XI de Castilla extendió un privilegio para el poblamiento, según el cual los labradores e hijosdalgo de la comarca que quisieran integrarse como vecinos podían beneficiarse del Fuero vergarés, incluso si vivían fuera del recinto murado. Así, Oxirondo se anexionó a Vergara en 1348, aunque vergareses y elguetanos tuvieran antes que "llegar a las Manos", muriendo en la lucha los principales caudillos de Elgeta. El Alcalde Mayor de la provincia tuvo que mediar en la contienda para asegurar la paz.

También Uzarraga, núcleo primitivo de Antzuola, se unió a Vergara en 1391 con las mismas condiciones que Oxirondo. Al paso del tiempo surgieron disputas y pleitos como consecuencia del deseo de los parroquistas de Oxirono y Uzarraga/Antzuola de obtener su independencia, lo que la segunda conseguiría en 1629.

PALACIO LAUREAGA EN VERGARA

17/02/2021

Castillo-abadía de Loarre


castillo loarre hoya huesca
CASTILLO DE LOARRE Y LA HOYA DE HUESCA

El castillo abadía de Loarre es una fortaleza románica situada en la localidad del mismo nombre, en la sierra de Loarre, de Huesca. La ubicación de la construcción es un aspecto fundamental para entender su carácter militar. Está situado a la entrada de los Pirineos, justo en frente, al sur, se extiende la gran llanura La Hoya de Huesca hasta orillas del río Ebro. Al otro lado, al norte, están los montes Pirineos y la importante ciudad de Jaca.

El castillo fue construido en el siglo XI por orden del rey navarro Sancho III el Mayor, para servir como avanzadilla fronteriza, desde la que organizar los ataques contra la localidad de Bolea, principal plaza musulmana de la zona, situada en la llanura que domina la construcción. Además, desde su posición se tiene un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca.

El castillo se asienta sobre un promontorio de roca caliza que utiliza como cimientos. Esto suponía una gran ventaja defensiva, ya que así los muros no podían ser minados (técnica habitual en el asedio de fortalezas, que consistía en construir un túnel por debajo del muro para después hundirlo y abrir así una brecha por la que asaltar). Además está rodeado por una muralla con torreones. Destacan la pequeña capilla, la cripta de santa Quiteria, situada a la entrada y la majestuosa iglesia del castillo en la que llama la atención la cúpula.

puerta castillo abadía loarre
PUERTA DE ENTRADA DEL CASTILLO DE LOARRE

De la época de su construcción datan el edificio real, la capilla, el torreón de la Reina, el patio de armas, las estancias militares y de servicio y la torre del homenaje (antigua torre albarrana). Posteriormente, hacia 1071, durante el reinado de Sancho Ramírez se realiza un ampliación que le da la forma que mantiene en la actualidad. De esta época son las demás construcciones incluida la iglesia.

Todo el conjunto está rodeado de una gran muralla que se construyó en 1287. La muralla abarca unos 10.000 metros cuadrados y tiene un perímetros de 172 metros. Está realizada con torreones semicirculares, hay uno rectangular en donde se ubica una de las entradas.

Tras la ampliación, se fundó un monasterio de canónicas de San AgustínPedro I de Aragón, hijo de Sancho Ramírez, cambió la cabeza de la congregación a Montearagón, con lo que Loarre perdía el carácter monasterial. El desalojo de los musulmanes de la comarca de La Hoya, hizo que el castillo perdiese su carácter militar, por tanto, relevancia e influencia.

fortaleza loarre torres almenas
INTERIOR DEL CASTILLO DE LOARRE

La puerta de entrada de la construcción es de estilo románico con decoración en el tímpano. Tras ella se abre una imponente escalera cubierta por una bóveda de cañón y adornada con una cenefa de ajedrezado jaqués. A los lados de la escalera hay dos estancia, la de al izquierda es el cuerpo de guardia y la de la derecha es la cripta de santa Quinteria, que fue lugar de enterramientos. Desde ella por dos estrechas escaleras se accede a al iglesia.

Sobre la cripta se ubica la iglesia de San Pedro, una construcción románica de una única nave y ábside semicircular decorado con columnas adosadas a los muros con capiteles tallados con motivos fantásticos, vegetales y bíblicos. La nave está cubierta por bóveda de cañón y decorada por una larga cenefa de ajedrezado jaqués. Entre el ábside y la nave se abre una cúpula de 26 metros de altura.

A la derecha de la construcción se encuentran las dependencias de los canónicos y de los nobles que habitaron el castillo. También está el calabozo, que fue también utilizado de almacén, y la sala de armas. Varias ventanas ajimezadas dan vista hacia donde se ubicó el pueblo de Loarre hasta el siglo XVI.

Al sur, en lo que fue la parte del castillo original y más militar, está el patio de armas y junto a él la iglesia de Santa María, la que había antes de la fundación del monasterio. Destaca el aljibe con capacidad para guardar hasta 8.000 litros de agua, las estancias militares, la torre norte (que esta destruida) y las cocinas.

La torre de la reina se sitúa sobre la entrada a la parte militar y protege la misma. La torre del homenaje, de 22 metros de altura, tiene 5 plantas y esta comunicada con el castillo por un puente levadizo.

muralla fortaleza loarre torres huesca
MURALLA SUR DEL CASTILLO DE LOARRE

En el siglo XV, la población que vivía a los pies del castillo se traslada a la actual villa de Loarre, reutilizando materiales de la fortaleza.

En la actualidad presenta un buen estado de conservación, lo que hace que sea uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil del románico de España. Está considerado como la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Fue denominado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional en el año 1906. Las instituciones regionales y comarcales están interesadas en promover su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

castillo loarre huesca
MURALLA Y CASTILLO DE LOARRE 

14/02/2021

Urdaneta y su tiempo, por José Ramón de Miguel



Urdaneta y su tiempo
José Ramón de Miguel, Editorial Autor-Editor, (2008), 198 páginas

Dentro de los actos del 500 aniversario del nacimiento de Andrés de Urdaneta, el escritor José Ramón de Miguel presentó en la villa natal del cosmógrafo, Villafranca de Ordicia, el libro Urdaneta y su tiempo. Es una completa biografía del navegante que descubrió la ruta marítima que uniría Filipinas con en el norte de México en el siglo XVI: el Tornaviaje.

Según el autor, no deja de ser llamativo el desconocimiento existente en su propia tierra sobre la vida de este hombre considerado un héroe nacional en Filipinas.
"Él fue el factotum del asentamiento del castellano en Filipinas, y también fue él quien descubrió Acapulco como puerto base de las expediciones del Galeón de Manila".
La ruta del Tornaviaje que descubrió Urdaneta fue tan importante para el comercio y la navegación de la época que comunicaría puertos como Manila, Acapulco o El Callao. En unos años en los que los reinos de Castilla y Portugal se disputaban el dominio del mundo en el mar, Urdaneta logró una hazaña histórica al descubrir la ruta. Por eso, estas cuatro ciudades de Ordicia, Manila, Acapulco y El Callao efectuaron un homenaje a su vida y obra en el 500 aniversario de su nacimiento 1508-2008.

10/02/2021

Pablo José de Arriaga


Jesuita promotor de las campañas de la búsqueda y extirpación de los restos de la idolatría en Perú y de la educación cristiana de los indios

PABLO JOSÉ DE ARRIAGA

Pablo José de Arriaga nació en 1564, en la guipuzcoana villa de Vergara. Estudió en el Colegio Jesuita de Madrid, y en 1579 ingresó en la Compañía de Jesús.

En 1585 fue a Indias, al Virreinato del Perú, donde fue ordenado. Su vocación era la de predicar el Evangelio por aquellas tierras y convertir al Cristianismo a los indios. Allí fundó varios colegios y desempeñó importantes cargos dentro de la Orden. 

Tres años más tarde, en 1588 fue nombrado rector del colegio San Martín de Lima, puesto que ocupó en varios periodos durante 24 años. Allí impartió clases de retórica.

Regresó a España en 1601, fue procurador del Perú hasta 1604. En durante esta etapa, hizo una visita a Roma enviado por sus superiores.

Durante el período de 1604 a 1622 en el virreinato, Arriaga participó en las campañas de investigación y extirpación de los restos de las primitivas idolatrías de Perú. Fueron una misiones organizadas junto a los primeros visitadores oficiales, también jesuitas, Fernando de Avendaño y Luis de Teruel, siguiendo las disposiciones del arzobispo de Lima, Bartolomé Lobo Guerrero.

Además fue rector en el Colegio de Jesuitas de Arequipa desde 1612 a 1615. También dirigió la construcción de un colegio para los hijos de los caciques indios y una casa de corrección para los chamanes indios.

En 1621, publicó en Lima su Extirpación de la idolatría de los indios del Perú. Edicto contra la idolatría. También el Directorio espiritual, y Ejercicios espirituales, esta última en algún idioma indio.

En 1621, fue requerido desde la España peninsular para una misión confidencial. Un año después, embarcó desde Porto Bello, pero durante la travesía la flota sufrió una terrible tempestad en aguas cercanas a la isla de Cuba, su barco naufragó y Arriaga moría ahogado.

EXTIRPACIÓN DE LA IDOLATRÍA DE LOS INDIOS DEL PERÚ

05/02/2021

Carta de Blas de Lezo a Edward Vernon


Durante la Guerra de la Oreja de Jenkins, el general almirante de la flota inglesa Edward Vernon sitiaba la ciudad de Cartagena de Indias, en 1741. El teniente general Blas de Lezo se encontraba entre los sitiados, le envió un mensaje desafiante recordándole la toma de Portobelo y haciéndole saber que sus días de gloria tocaban a su fin.

Este es el texto de la carta que escribió Blas de Lezo en respuesta a la petición del almirante inglés:
"Muy señor Mío: He recibido la de V.S. de 27 de Noviembre que me entregó Dña. Francisca de Abarroa. Y en inteligencia del contenido diré, que bien introducido V.E. por los factores de Portobelo (como no lo ignoro) del estado en que se hallaba aquella plaza, tomó la resolución de irla a atacar con sus escuadras aprobechándose de la oportuna ocasión de su imposibilidad para conseguir sus fines, los que si obiera podido penetrar, y creer que las represalias y hostilidades que V.E. intentava practicar en estos mares en satisfacción de las que dicen habían egecutado los españoles, ubieran llegado hasta insultar las plazas del Rey mi amo, puedo asegurar a V.E. me ubiera hallado en Portobelo para impedírselo, y si las cosas ubieran ido a mi satisfacción, aun para buscarle en otra cualquier parte; persuadiéndome que el ánimo que faltó a los de Portobelo, me hubiera sobrado para contener su cobardía."
"Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía."

RETRATO DE BLAS DE LEZO

Tras casi dos meses de cerco y ataque continuo a la ciudad y a la fortaleza de San Felipe, la flota inglesa abandonaba el puerto marítimo y regresaba a su base de Jamaica. Vernon responde a Lezo con el mismo tono desafiante con el que llegó:
"Hemos decidido retirarnos, pero para volver pronto a esta plaza, después de reforzarnos en Jamaica."

Y esta fue la respuesta final de Lezo a Vernon:
"Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres."

Concluyó Blas de Lezo, tras la humillante victoria sobre la flota inglesa en Cartagena de Indias en 1741.
"Llegaron con la misma arrogancia de siempre, y fueron derrotados con los métodos de siempre."

ESCULTURA DE BLAS DE LEZO

01/02/2021

Reinado de Teobaldo I: redacción del Fuero Antiguo de Navarra


Teobaldo I fue el primer rey navarro perteneciente a una de las dinastías francesas que reinarían en los últimos siglos de la Edad Media. Su experiencia política comprendía cinco años como titular del Condado de Champaña al que accedió contra un cúmulo de adversidades. Había participado en coaliciones contra el rey francés, luego cambió de postura a favor de la reina gobernadora de Francia, Blanca de Castilla, cuando esta se hizo cargo del reino en la minoría de edad de su hijo Luis. Por el contrario, su prima, Alix de Chipre, le consideró un usurpador del trono, reclamándole la Campaña. Finalmente, la intervención de su madre, Blanca de Navarra, consigue que el papa de Roma declarase a Alix como hija bastarda y la nulidad de cualquier pretensión al condado. Toda esta fue su experiencia política antes de ser rey navarro.

Estaba dotado de gran talento político y ambición, aunque en Navarra se decidió más por la estrategia de la conciliación que por la implacable resolución que también poseía. Además, tenía dotes de trovador, ya que escribió unas quinientas cuarenta canciones y compuso cuatrocientas diez melodías. Por eso, fue llamado Teobaldo I el Trovador.

Fue requerido para el cargo de rey de Navarra con el designio de recuperar Álava y Guipúzcoa, al igual que hubiese querido hacer su tío y predecesor Sancho VII. Pero la recuperación de las tierras perdidas para Navarra también incluía las de Tierra Santa para la Cristiandad, a petición del papa Gregorio IX.

teobaldo navarra champaña
TEOBALDO I DE NAVARRA

El 8 de mayo de 1234, un mes después de la muerte de Sancho VII el Fuerte, el conde de Champaña Teobaldo IV juró los fueros del reino y accedió al trono alzado sobre el pavés o escudo por los ricos hombres navarros como Teobaldo I de Navarra. A su vez, esos magnates y miembros de la alta nobleza juraron fidelidad a su proclamado rey.

La primera acción que tomó Teobaldo fue la de establecer una alianza con el rey Fernando III de Castilla, negociada por sus delegados en Almazán y Logroño. El primer objetivo era protegerse de cualquier reclamación del Reino de Aragón ante el pacto de prohijamiento entre Sancho VII y Jaime I. Además, se acordó que la hija de Teobaldo, Blanca, se uniese en matrimonio con el infante castellano, el futuro Alfonso X el Sabio. El primogénito de ese enlace real heredaría ambos reinos. Y, en el caso de que Teobaldo tuviese un hijo varón, este recibiría tan solo el Condado de Champaña. Además, Teobaldo recibiría la Provincia de Guipúzcoa.

Pero Teobaldo tenía un mayor interés en vincularse con Francia que con Castilla. A inicios de 1235, regresó de Pamplona a Provins y casaba a Blanca con Juan el Rojo, conde de Bretaña. Renunciaba así a cualquier opción a recuperar Álava y Guipúzcoa para el Reino de Navarra, generando un conflicto con el Reino de Castilla. Esta relación de enfrentamiento pudo solucionarse en 1237, cuando el papa Gregorio IX exigió a Fernando III mediante bulas que mantuviese la paz con Teobaldo, al que necesitaba para una nueva cruzada.

Respecto al obispado de Pamplona, tuvo que esperar a la muerte del obispo Pedro Remírez de Piédrola para trasladar la sepultura de su tío Sancho VII a la Iglesia colegial de Roncesvalles. La máxima autoridad eclesiástica del reino se negaba a ser trasladado de la Catedral de Pamplona, lanzando un interdicto de excomunión contra los que se atrevieran a hacer el traslado.

TEOBALDO I DE NAVARRA

Sancho Fernández de Monteagudo, uno de los ricos hombres, introdujo a Teobaldo en las relaciones políticas con los diversos estamentos nobiliarios.

Entre 1236 y 1237, realiza concesiones patrimoniales a diversos señores de Olite y Sangüesa. En Tudela, en cambio, tuvo problemas a causa de algunas revueltas de cristianos contra judíos, dos años antes.

En Obanos tuvo lugar la Junta de los Infanzones de Obanos para afirmar sus derechos. Se trataba de una defensa del estatus social y privilegios de los infanzones, quienes adoptaron como lema inscrito en el sello de su junta: "Pro libertate patria gens libera state"; (Estad preparados, la gente libre a favor de la libertad de la patria). Se trataba de una especie de declaración de libertad, tomada con la misma consideración que la Carta Magna inglesa de 1215, supuesto documento fundador de libertades inglesas, que tan solo era una declaración de privilegios nobiliarios. La Junta se había autorizado la potestad de juzgar crímenes, pero Teobaldo había tomado a los rico hombres como rebeldes y agitadores sociales.

Pero Teobaldo I quería llegar más allá con la cuestión de los privilegios estamentales. Había jurado los fueros, pero deseaba conocer cuáles eran las obligaciones y derechos que cumplían los ricos hombres e infanzones del reino. En enero de 1238, organizó una comisión formada por diez ricos hombres, veinte caballeros, diez religiosos, más el obispo y el rey. Su objetivo era la redacción de una precisa recopilación y sistematización de fueros cuyo resultado fue el Fuero Antiguo de Navarra.

Los artículos del Fuero Antiguo se ocupan de la sucesión real, el gobierno, los derechos de los ricos hombres, la justicia de éstos y de los infanzones, y la regulación de los derechos hereditarios de unos y otros. En caso de que el rey no tuviera hijos ni hermanos o hermanas legítimas, los ricos hombres y los infanzones caballeros y el pueblo de la tierra tenían la potestad de elegir rey. Reafirmaba el principio electivo del rey.

FUERO DE NAVARRA

Para aumentar su poder real en detrimento de los ricos hombres, fue reduciendo las atribuciones gubernamentales de las tenencias, y traspasándolos a sus funcionarios, concretamente a sus merinos, quienes asumían la justicia en nombre del rey. En otras ocasiones fue el mismo Teobaldo quien impartía justicia directa, como en el conflicto entre los vecinos de los valles de Aezcoa y de Salazar, que se diputaban un lugar llamado Zozaoz. En este caso, primero les prohibió tomarse la justicia por su cuenta, después impuso el pago de multas colectivas que debían pagar infanzones y labradores culpables.

Incrementó su jurisdicción real incorporando a su realengo Etayo, Artajo, Oco, Gallipienzo y el valle de Lónguida, entre los años 1234 y 1237. La concesión de fueros a Mirafuentes y Ubago, en 1236, o los que confirmó reducían las condiciones de servidumbre de los nobles sobre los habitantes y sus propiedades. Benefició a las villas mediante la simplificación y unificación de los tributos y abolió normas consuetudinarias fuera de cualquier lógica.

Introdujo mejoras en las estructuras económicas del reino. Atrajo a buen número de agricultores franceses. Se le atribuye el llamado Cartulario de don Teobaldo, que reúne los documentos de corte, que supone un notable avance administrativo de la época.

Fue continuista de la política de Sancho VII de buscar nuevos vasallos en la frontera pirenaica. En 1237, Arnal Guillén de Agramunt le hizo homenaje y le prestó vasallaje a cambio de prestarle su castillo al rey en caso de necesidad ante una guerra. Otro lugar y castillo, el de San Esteban de Monjardín, fue puesto a disposición del obispo de Pamplona.

SELLO REAL DE TEOBALDO I CON LAS ARMAS DE NAVARRA Y SU ESCUDO PERSONAL COMO CONDE DE CHAMPAÑA

Trataba de encontrar aliados que defendieran el reino ante una posible ausencia, ya que como alto señor feudal de Francia se hacía necesaria la visita al Condado de Champaña en varias ocasiones. En total fueron seis los viajes que realizó al reino, con un estancia neta de seis años y medio.

En 1238, viajó a Champaña para revolver asuntos de su condado y recoger las huestes francas, que le habían de acompañar en su cruzada a Tierra Santa promovida por el papa. Teobaldo I sabía comprometer a sus hombres mediante la lectura de unas estrofas de la canción LIV de su cancionero.

Según las crónicas, a estas tropas de Champaña les siguieron unos cuatrocientos navarros, que desembarcaron en algún lugar de Asia Menor, todavía en poder de Bizancio. Se puso en marcha hacia Antioquia, en Siria, cruzando los montes Tauro, donde tuvieron un primer enfrentamiento con musulmanes que bloqueaban el paso. Tras aprovisionarse en Antioquía, la expedición de Teobaldo llegó a San Juan de Acre. Una vez allí comprobó que la cruzada se estaba echando a perder, ya que una hueste cristiana decidió proceder contra Egipto, atacaron Gaza y fueron derrotados en las dunas y pantanos por un Ejército de Egipto. Jerusalén se perdió en julio de 1244, pero Teobaldo ya estaba en Navarra.

A su vuelta, continuó su política de influencia sobre ciertas comarcas de Utrapuertos, que se oponían al rey de Inglaterra. En 1243, la villa de Urt se entregó tomándole por rey. Un años después, Teobaldo recibió el homenaje de Raimundo de Guillén, vizconde de Soule. Durante su ofensiva de los años 1243 y 1244, tomó el castillo de Montferrant y atacó Bayona. Cuatro años más tarde, recibió el homenaje de vizcone de Tartas, Ramón Arnalt, por el castillo de Vieillenave junto con la tierra de Mixa y Ostebaret. Todos estos homenajes eran hostiles al rey de Inglaterra, pero Teobaldo I y Enrique III llegaron a firmar treguas en los años 1248 y 1249.

Teobaldo I murió en 1253, en el palacio del obispo de Pamplona, Pedro Jiménez de Gazólaz. Dejaba a su hijo Teobaldo II como sucesor al trono navarro, el cuarto de los seis hijos que tuvo con Margarita de Borbón, su tercera esposa.