PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

18/05/2018

Reinado de García I Sánchez: intervención de Toda


Al morir Sancho I Garcés en 925, el trono del Reino de Pamplona pasó a García I Sánchez, hijo de este y de la reina Toda Aznar, nieta del rey Fortún Garcés.

García I había nacido en 919, y su minoría real hizo que su tío Jimeno Garcés (hermano de Sancho I Garcés) tomase la regencia transitoria del reino, provocando un periodo de inestabilidad. Mediante la intervención de su madre la reina Toda y la mediación de Abderramán III, la situación quedó controlada.

Toda había estado desarrollando una activa labor política a la sombra de su esposo, sustituyendo las habilidades guerras de un hombre por la astucia y la diplomacia de su personalidad. En el Emirato de Córdoba, Toda contaba con un activo muy importante ya que era tía materna de Abd al-Rahman III. Su madre Oneca, estuvo acompañando a su padre el rey Fortún Garcés durante su prisión cordobesa y allí se casó con Abd Allah I, con quien tuvo a Muhammad, el padre de Abd al-Rahman III. Tras la liberación de Fortún, Oneca casó con Aznar Sánchez, señor de Larraun, de cuya unión nació Toda.

GARCÍA I SÁNCHEZ

La intervención de la reina madre en los asuntos de gobierno influyó para que el Reino de Pamplona mantuviera las ya tradicionales alianzas políticas y militares con los reinos hispánicos cristianos. Sancha ya estaba casa con el rey leonés Ordoño II. Cuando este murió en el 925, casó a su hija Oneca con el nuevo rey leonés Alfonso IV, hijo del anterior, y éste recibió todo el apoyo de sus parientes navarros en la guerra civil que le enfrentó con su primo Alfonso Froilaz. Por último, a la muerte de Alfonso IV, seis años después, volvió a casar otra hija, Urraca, con el hermano, Ramiro II, y que le sucedió en el trono.

Toda consideraba a sus hijas como un gran activo que podía servir de utilidad sirviendo a los intereses del reino mediante enlaces matrimoniales con los reyes y condes de las otras entidades hispánicas cristianas. Así pues, organizó el matrimonio de Sancha, viuda de Ordoño II, con el conde de Álava Álvaro Herrameliz. Nuevamente viuda en el año 931, volvió a contraer matrimonio con el conde castellano Fernán González. Una situación parecida sufrió otra hija, Velasquita, quien desposó con Vela Jiménez, conde de Álava. Tras su muerte, volvió a casar con Galindo, hermano del conde Bernardo de Ribagorza y, más tarde, con Fortún Galíndez, tenente de Nájera.

Tuvo que hacer frente a un complot contra el trono de su hijo, tras la muerte del regente Jimeno. El hijo de este, García Jiménez, desde su castillo de Atarés se alió con Bernardo, conde de Ribagorza, el cual ambicionaba apoderarse de Aragón.

La reina Toda actuó con inteligencia utilizando sus habituales armas: política matrimonial y diplomacia. Casó al rey Sancho I Garcés, siendo adolescente todavía, con Andregoto, veinte años mayor e hija del conde de Aragón Galindo II Aznárez. El rey pamplonés conseguía los derechos al trono aragonés. Por ello, Bernardo consideró más interesante aceptar la propuesta pamplonesa consistente en la cesión de Sobrarbe a cambio de su renuncia a cualquier pretensión sobre Aragón.

REINOS CRISTIANOS HISPÁNICOS, INICIOS DEL SIGLO X

En 936, García I alcanzó la mayoría de edad y, decidido a asumir el poder con todas las consecuencias, ofreció su apoyo a los tuyibíes de Zaragoza contra el emir de Córdoba. La consecuencia es que Abd al-Rahman III se dirigió contra los rebeldes zaragozanos y, tras lograr su sumisión, entró en Navarra tomando varias plazas y saqueando el territorio sin graves problemas. El joven rey se dio cuenta de que si quería enfrentarse con su familia musulmana debía contar con aliados más fuertes.

En 939, Abd al-Rahman III organizó una expedición militar para dar un golpe definitivo a los reinos cristianos y demostrar su hegemonía en la península. Al mando de su enorme ejército se presentó en Simancas, donde le esperaba el rey leonés Ramiro II con todos sus condes. El choque fue tremendo, con retirada de los musulmanes.

Aprovechando esta victoria moral en la batalla de Simancas, dos semanas más tarde los leoneses se reforzaron con pamploneses para dar un golpe definitivo y castigar al Ejército cordobés en el desfiladero de Alhandega, en Simancas. Allí el propio Abd al Rahman III casi perdió la vida en el campo de batalla.

La popularidad de esta victoria llegó a varios países de Europa. En el monasterio de Saint Gall, en Suiza, un crónica de 956 registraba esta efeméride considerando a la reina Toda como a una heroína:
"Un eclipse de sol se produjo alrededor de la hora tercia del día 19 de julio, en el año cuarto del rey Otón, viernes, luna 29. El mismo día, en la región de Galicia, un ejército innumerable de sarracenos fue casi aniquilado, menos su rey y 49 guerreros suyos, por cierta reina llamada Toda."

RAMIRO II DE LEÓN, ALIADO DE GARCÍA I DE PAMPLONA

Tras romper su matrimonio con Andregoto, debido al alto grado de consanguineidad y la disparidad de edades, García I necesitaba reforzarse ante una posible venganza del emir de Córdoba. El pamplonés quiso establecer una alianza política y militar con el Reino de León, por eso en el año 940 se casó con Teresa, miembro de la familia de Ramiro II. Sus parientes políticos le proporcionaría más tarde una ayuda decisiva para conquistar varias fortalezas en la zona aragonesa.

Durante la década de los 40, apenas se produjeron enfrentamientos militares. Tan solo se registraron pequeños escarceos bélicos en Artacoz (Artarain), cerca de Pamplona, en el 948.

Entre León y Pamplona, el Condado de Castilla estaba surgiendo con fuerza al mando de Fernán González, que tenía en mente la plena independencia de sus acciones. Para ello contaba con la ayuda pamplonesa, pues Fernán y García estaban también vinculados familiarmente y tenían objetivos coincidentes. Pero el conde castellano fue apresado en el año 944.

La reina Toda, utilizando sus habilidades negociadoras, tomó parte en los asuntos del reino leonés, y consiguió de Ramiro II que el nuevo conde de Castilla fuese su nieto Sancho Fernández. Así, Toda podía intervenir en las decisiones establecidas desde Burgos. Lo malo es que Fernán González pronto fue liberado.

RELACIÓN DINÁSTICA ENTRE SANCHO I Y TODA

En 951, la muerte de Ramiro II significó un acercamiento entre Pamplona y Castilla, con la intención de impedir la sucesión al trono leonés de Ordoño III. Toda quería poner a su nieto Sancho, hijo de Ramiro II, como nuevo rey de León; mientras que Fernán González, cuya hija estaba casada con Ordoño III, quería consolidar su práctica independencia. Finalmente, Ordoño III fue coronado pero su reinado duró apenas 5 años ya que falleció en el 956.

Se consumaron los intereses de Toda, porque su nieto Sancho I el Craso accedió al poder, aunque no lo ejerció de acuerdo a los usos u costumbres de la época. El reinado de Sancho I de León fue un fracaso. Se trataba de un rey que no podía ejercer su condición de guerrero a causa su obesidad. Además sus malas dotes como estratega quedaron de manifiesto cuando, nada más coronarse, una campaña militar de los musulmanes por tierras leonesas resultó victoriosa. A pesar del apoyo político de su primo y aspirante al trono pamplonés, Sancho II Garcés, no consiguió que un complot de los nobles le apartase del cargo real, exiliándose en Pamplona en el 958.

Otro nieto de Toda, Ordoño IV el Malo, hijo de Alfonso IV, fue el sustituto, mientras que Fernán González se casó con su hija Urraca. El pacto castellano-pamplonés quedaba disuelto.

Toda jugó su última carta: Abd al-Rahman III. El cordobés se había proclamado califa, estaba en la cumbre de su poder, y poseía suficiente dinero y ejército para decidir la balanza a favor de un reino cristiano y otro. En 954, en el palacio de Medina Azahara, los reyes cristianos García Sánchez I de Pamplona y Sancho I de León, junto a Toda, mostraron vasallaje al califa.

ALIANZA MILITAR ENTRE REINOS CRISTIANOS

En 959, un potente ejército musulmán se presentaba en el río Duero devolviendo a Sancho I el Craso al trono leonés. Ordoño IV huyó a Asturias. Por otra parte, el conde castellano Fernán González no tuvo más remedio que forzar una alianza de conveniencias con el rey navarro. Así, Sancho Garcés, heredero del trono pamplonés, se casó con Urraca, hija del conde castellano, que ya había estado casada con Ordoño III y Ordoño IV.

El acuerdo entre castellanos y pamploneses se consolidó en 964, mediante el enlace matrimonial entre Fernán González, viudo desde 959, con Urraca, hija de García I Sánchez. Un año antes moría la reina Toda.

En los años siguiente, Pamplona estrechaba sus relaciones con León y apoyaba a sus parientes, Sancho I y luego Ramiro III, contra los rebeldes magnates gallegos. La ayuda implicó en ocasiones el desplazamiento de tropas hasta León. Los diplomas emanados de la cancillería leonesa muestran en varias ocasiones la presencia como confirmantes de Ramiro de Viguera y otros potentados navarros.

FORMACIÓN DE COMBATE EN EL BEATO DE ESCALADA

Tras la muerte de Abd al-Rahman III, en 961, su hijo Al-Hakam II llevaba las riendas del Emirato cordobés. Su política exterior se basó en el fomento de las diferencias entre los reinos cristianos y en la intervención de acciones militares puntuales pero contundentes.

Una de esas acciones fue la emprendió en 963 contra San Esteban de Lerín, en La Rioja, mientras el valí zaragozano Yahya ibn Muhammad atacó el flanco oriental.

En 968, el general Ghalib consiguió un triunfo resonante al ocupar Calahorra y hacer retroceder al frontera hacia el norte. La situación era tan peligrosa para Pamplona, que tuvo que enviar una embajada a Córdoba solicitando una tregua.

Dos años más tarde, en 970, moría García I Sánchez, sucediéndole en el trono sus hijos Sancho II Garcés Abarca y Ramiro Garcés Abarca.

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