PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

20/02/2017

Aportación a la Reconquista de Sancho III el Mayor


La Hispania cristiana del siglo XI comenzó bajo la hegemonía del Reino pamplonés. Ya finalizado el siglo anterior, los monarcas pamploneses coparon toda suerte de influencias en los territorios cristianos. Los necesarios acercamientos entre éstos para establecer un frente común ante los incesantes ataques de Almanzor, dieron como fruto alianzas que estrecharon lazos entre hermanos de religión.

A comienzos de milenio moría García II Sánchez el Temblón, siendo sucedido por Sancho III Garcés el Mayor, el cual ejerció su carisma de forma tan brillante que pronto aspiró con fuerza al dominio de todos los territorios cristianos en la península Ibérica. Heredó el extinguido linaje de Fernán González por su esposa doña Mayor, y en nombre de su mujer pasó a gobernar las tierras castellanas desde su pequeño Reino de Pamplona. Cuando tenía quince años se había extendido por La Rioja, hasta las riberas del Ebro, y como gran señor de los reinos cristianos se puso a intervenir en los asuntos galaicos, conquistando las zonas de Lugo. Por el sur llegó al Duero y por el norte se hizo con los condados pirenaicos de Sobrarbe y Ribagorza, mientras en la frontera del Ebro logró el vasallaje de los moros Beni Qasi de Zaragoza a él. Al mismo tiempo, conseguía una autoridad política relativa sobre los condes de Barcelona y de Gascuña.

DOMINIO E INFLUENCIA DE SANCHO EL MAYOR

Después, Sancho III extendió su influencia sobre León por lazos familiares, reforzada por su autoridad militar. Esta supremacía en todo el territorio hispánico cristiano fue reconocida por todos. El abad de Ripoll, Oliba, suprema autoridad religiosa en aquellas tierras, y personaje de gran prestigio intelectual, le llama Rex Ibericus; bajo su gobierno empezó a construirse la primera catedral románica, la de Palencia, y en el año 1034 entró en la urbe regia de León y se hizo acuñar moneda en Nájera con el título de Imperator. No era emperador al estilo romano, pues esa titularidad correspondía al Sacro Imperio y Bizancio en Oriente, sino como el primer emperador de los reinos españoles, rey sobre reyes y condes cristianos peninsulares.

De aquella primera patria hispana, gracias a Sancho III se pasó a los grandes reinos cristianos, capaces de las grandes batallas de Reconquista: Castilla, Navarra y Aragón fueron su herencia.

Con sus victorias y alianzas traspasaron las fronteras pirenaicas, se abrieron a Europa, vertebró los diversos territorios y creó una cierta conciencia de comunidad. Sus hombres de letras recorrieron otros países, se armonizó la misión real y fue no sólo un guerrero hábil que supo mantener la paz, sino un político inteligente y un gobernante con miras de altura, un Hispaniarum Rex, el primero en aquella época clave que fue el cambio de milenio.

El heredero de Ramiro I de Aragón, hijo natural de Sancho III de Pamplona, fue Sancho I; en su reinado siguió ampliando los límites de Aragón que empezara su padre.

CAMINO DE SANTIAGO POR NAVARRA, RIOJA Y PAÍS VASCO

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