Olite fue una ciudad romana construida en el siglo I d.C., cuya principal función fue proteger la calzada que comunicaba Caesaraugusta (Zaragoza) con Pompaelo (Pamplona). El fuerte carácter militar de la ciudad queda reflejado en sus murallas, que constituyen el recinto fortificado romano mejor conservado de Navarra.
Este recinto amurallado tenía un perímetro de 600 metros, ocupando una superficie de 2 hectáreas. Estaba defendido por una veintena de torres, de las cuales únicamente se conservan restos de doce. La muralla tenía un espesor de 2,5 metros y sobre ella de realizaba el paseo de ronda para asegurar que no había enemigos por los alrededores.
En la Edad Media, la población creció y hubo que ampliar las murallas. Se distinguen fácilmente, ya que la romana la forman grandes bloques de piedra con sus característicos sillares de labra almohadillada y en las medievales la piedra es más pequeña.
La Torre del Chapitel formaba parte del recinto romano y constituía uno de los dos portales de acceso. En el siglo XIII, se le superpuso una obra medieval gótica, abriéndose un pasadizo con arcos apuntados, que hoy une las dos plazas de Teobaldo y de Carlos III.
TORRE DE CHAPITEL |
De la Iglesia de San Pedro destaca la lata torre gótica del siglo XIV de 54 metros de altura, acabada en una flecha de disposición octogonal y perfil curvo. La portada es románica del siglo XII, siendo el cuerpo inferior de la torre y el claustro del siglo XIII.
IGLESIA DE SAN PEDRO DE OLITE |
Pero sin duda, el centro neuralgico sobre el que gira la villa es el complejo arquitectónico Palacio de los Reyes de Navarra.
El
Palacio Real de Olite, también llamado Castillo de Olite, es uno de los
conjuntos histórico-artísticos más importantes de Navarra. Actualmente, está
dividido en tres partes: el Palacio Viejo, que es el actual Parador, las ruinas
de la Capilla de San Jorge, y el Palacio Nuevo, que es la parte más amplia y esplendorosa.
El
Palacio Nuevo fue construido entre los años 1402 y 1424, en estilo gótico
francés, pero el castillo originario data del siglo XIV. Comprende un complejo
conjunto de estancias, jardines y fosos rodeados de altas murallas y rematados
por numerosas torres que le dan una utilidad defensiva. Por tanto, tuvo una
funcionalidad tanto cortesana como militar.
Este
conjunto arquitectónico nunca se planificó de forma conjunta, sino mediante
sucesivas ampliaciones y reformas, siendo las más notorias bajo el reinado de
Carlos III. Y estas circunstancias han determinado su estructura desordenada,
formada por elementos adosados unos a otros.
El
promotor de esta obra fue Carlos III el Noble, rey de Navarra entre 1387 y
1425. Perteneciente a una dinastía regia de origen francés, los Evreux, había nacido en Francia en 1361 y se había educado con el lujo de una Corte tan prestigiosa como la de aquel reino. Por esa influencia quiso poner a Olite al nivel de las Cortes europeas del momento. Ha
pasado a la historia más por su dedicación a la cultura y la vida lujosa de
palacio, que a las campañas militares. Prueba de ello es este impresionante
legado en forma de palacio, que en su época fue uno de los más lujosos de
Europa. Tenía varias galerías de paredes doradas, exóticos jardines, torres singulares, pajarera y leonera, y contaba con un sofisticado sistema de riego.
La
decoración ya ha desaparecido, pero según el testimonio de un viajero alemán
del siglo XV:
"… seguro estoy que no hay Rey que tenga palacio ni castillo más hermosos, de tantas habitaciones doradas… Vilo yo entonces bien; no se podría decir ni aún se podría siquiera imaginar cuán magnífico y suntuoso es dicho palacio."
Carlos
III el Noble se casó con Leonor de Trastámara en 1375, y juntos tuvieron ocho
hijos, entre ellos doña Blanca. Esta reina de Navarra entre 1425 y 1441 fue
madre Carlos el Príncipe de Viana. Este linaje real disfrutó de la época de esplendor de la Corte olitense hasta
entrado el siglo XVI.
En
1512, con la conquista de Navarra por parte de la Corona de Castilla, comenzó
el deterioro del palacio, ya que sólo se utilizó como residencia esporádica de
virreyes, gobernadores e hidalgos.
En
1813, durante la Guerra de la Independencia, el palacio fue incendiado por el
general navarro Espoz y Mina para evitar que las tropas francesas se hicieran
fuertes en él. Toda la decoración interior y parte de la estructura ardieron,
quedando el palacio semi-derruido y vacío.
En
1923, la Diputación Foral de Navarra convocó un concurso para elaborar un proyecto
de restauración. Las obras comenzaron en 1937, al mando de los arquitectos José
y Javier Yárnos, y duraron aproximadamente 30 años.
La
entrada principal al Palacio Real en tiempos del rey Carlos III el Noble estaba
situada en el Palacio Viejo, que en la actualidad alberga el Parador nacional de
Turismo.
Al Patio de Armas se
conocía como el Jardín Viejo y tenía gran cantidad de árboles y plantas que lo
poblaban. Sólo es un ejemplo de los jardines que tenía el palacio tanto en su
interior como en sus alrededores. Jardines repletos de naranjos o toronjales,
limoneros, cidras, granados o jazmines de Alejandría, plantas exóticas en
aquellos años.
Desde
el patio se aprecia el importante ábside de la Iglesia de Santa María y el
arranque de la torre del campanario de dicha iglesia.
IGLESIA DE SANTA MARÍA, JARDÍN VIEJO, CÁMARA DE LOS YESOS Y GALERÍA DEL REY |
El
Patio de la Pajarera estaba tapado con una red para que, a modo de gran jaula,
los pájaros que había dentro no pudieran escapar. En los nidos de yeso, el rey
guardaba algunos pájaros exóticos. Pero
también guardaban perros, muy necesarios para cazar, halcones, búfalos,
jirafas, leones, camellos y lobos, que formaban un pequeño zoológico en los
jardines colindantes con el palacio. Este tipo de animales salvajes y exóticos
eran habituales en las Cortes de la época porque eran un símbolo de prestigio y
poder.
En
el Patio de la Morera se encuentra plantada una imponente morera, considerada Monumento
Natural de Navarra. Al igual que los demás jardines, este patio estaba cubierto
por unos toldos para evitar que los árboles se helaran en invierno,
consiguiendo un efecto invernadero. Las
hendiduras que aparecen en la pared son los huecos reservados a las tuberías de
plomo que traían el agua desde la Torre del Aljibe.
La Iglesia de Santa María la Real, del siglo XIII, está adosada al palacio, aunque no se considera parte del mismo. En ella se celebraron bautizos, bodas y exequias reales. Destaca la fachada, obra cumbre de la escultura gótica navarra, de gran riqueza decorativa y elegantes proporciones.
La
sala de Excavaciones fue abierta al público en 1996, para utilizarla como sala
de exposiciones. Se levantó el suelo moderno que existía y bajo éste apareció
el actual suelo de losetas de barro.
La
sala de los Arcos es una de las salas más espectaculares del palacio. Su
función fue únicamente arquitectónica, ya que se construyó para sofocar el peso
del pequeño jardín de la reina. Los grandes arcos sujetan la plataforma donde está
ubicado el jardín, en un primer piso, lo que lo convierte en un jardín
colgante. Cuando
llovía, el agua se filtraba desde el jardín de la reina, por lo que la sala,
muy húmeda durante el invierno, no pudo utilizarse para nada. Las
obras de impermeabilización se llevaron a cabo en el siglo XX. Actualmente, se
utiliza como escenario en el marco del Festival de Teatro clásico de Olite.
La
escalera de caracol se accede a la planta noble del palacio, en la que están
las dependencias de los reyes. Forma parte de la Gran Torre y es el núcleo
principal del Palacio Nuevo. La escalera
tiene 34 escalones, que están marcados, tratándose de firmas de los canteros
que tallaban dicha piedra para después cobrar.
La
Cámara de la Reina estaba decorada con zócalos de madera, cerámicas de colores,
tapices, pinturas, yeserías, una espectacular chimenea y vistas al jardín. En las puertas de madera del Pirineo navarro había
gruesas cortinas de tapicería. Los suelos estaban pavimentados con ladrillos
esmaltados que cubrían con esteras hechas con juncos y tapices funcionando como
alfombras durante el invierno (fabricados algunos en Navarra, y otros traídos de
Chipre o Turquía). En los ventanales lucían amplias vidrieras de colores y los
techos aparecían cubiertos de artesonados de madera, algunos de ellos pintados
en dorado. También fue llamada Cámara de los Ángeles porque durante algún
tiempo parte de la decoración que cubría las paredes fueron esculturas de
ángeles.
Se
conserva un inventario de los bienes personales del príncipe de Viana, del siglo
XV, que incluye una silla dorada con cuatro cabezas de león y tapizada de
terciopelo verde, tres bancos de madera de ébano y roble, una mesa ligera y una
cama dosel de satén rojo bordado en oro, entre otros objetos.
La
decoración se perdió durante el incendio de 1813, en el transcurso de la Guerra
de la Independencia.
La
Cámara del Rey, también llamada Cámara de los Lazos, es un gran salón con
amplios ventanales góticos y gran chimenea, que fue utilizado por el rey como
lugar de recepción de invitados. Es uno de los mejores ejemplos del esplendor
cortesano que alcanzó Olite durante el reinado de Carlos III el Noble. Los
reyes y sus hijos necesitaban numerosos servidores (ayudantes de cámara,
escuderos, jardineros, plateros o cocineros), repartidos entre los hostales particulares
de cada miembro de la familia. Su nieto Carlos, príncipe de Viana, llegó a
tener cuarenta personas a su servicio.
La
Cámara de los Yesos, también llamada Sala Mudéjar, tiene una decoración basada
en yesos que cubren parte de sus muros. Es la única sala que conserva
decoración original. En este caso se trata de diez paneles de yeso hechos por
maestros mudéjares que forman dibujos geométricos, lazos, emblemas heráldicos u
hojas de castaño.
La
Galería del Rey, también llamada Galería sobre los Naranjos, es uno de los
ejemplos más interesantes del gótico civil europeo. La tracería de los arcos se
presenta de forma diferenciada entre la restaurada y la original. En los últimos
años del reinado de Carlos III, esta galería se cubrió de vidrieras de colores
para evitar las corrientes de aire. Está orientada al sur, hacia los patios de
la Morena y de la Pajarera. Además, como en otras habitaciones, el techo era
madera tallada y dorada.
Sobre
la Sala de los Arcos, se encuentra el claustro, también llamado Galería de la
Reina, que es un antiguo jardín colgante. En la actualidad está restaurado y
únicamente conserva algún elemento originario, como un ángel con filacteria, o
las huellas de asiento de los pilares que fueron copiados de los de la galería
del rey.
El
Portal de Fenero es el único conservado de la época medieval. Recibe este
nombre porque por él entraba el heno que se distribuía al interior de la villa.
Sobre el portal hay un escudo con las armas de Navarra y Evreux, y se alza la
Torre homónima.
La
muralla rodeaba totalmente la villa medieval. Existe documentación que
demuestra que Carlos II el Malo como su hijo Carlos III el Noble ordenaron hacer
reparaciones en el conjunto fortificado.
La
Torre de la Atalaya, también llamada Torre del Vigía o de la Joyosa Guarda,
controlaba la llegada de cualquier noticia exterior a la villa. La ventana
representa el lazo eterno, uno de los símbolos de Carlos III.
Desde
la atalaya se divisa la villa de Ujué, el cual sirvió durante siglos como
avanzadilla militar del Reino de Navarra, haciendo de frontera con el Reino de
Aragón. Desde él, se efectuaban señales a los diferentes puntos de vigilancia navarros
ubicados a su alrededor.
TORRE DE LA ATALAYA |
La Torre de los Cuatro Vientos fue también llamada Torre de las Tres Grandes "finestras" por sus tres grandes ventanales góticos. Desde su mirador, los reyes y nobles contemplaban las corridas de toros, justas y torneos que se celebraban en la explanada exterior del palacio.
En la clave de la bóveda está el escudo de Navarra-Evreux, blasón que aparece repetido en otros lugares del palacio y en otros monumentos de la ciudad.
En
un principio estuvo comunicada a la Torre de la Atalaya mediante un estrecho
pasillo, siendo en el siglo XVI cuando se añadieron unos potentes arcos para
reforzarla.
La
Torre del Aljibe se utilizaba como cisterna y sus piedras estaban unidas con
plomo para evitar la fuga del agua. Ésta se traía del río Cidacos, por medio de
cañerías de cerámica a la parte baja de la torre. A su pie, un torno de madera
ascendía el agua hasta el interior del aljibe.
Todo el palacio estaba dotado de un sistema de tuberías de plomo para canalizar el agua. Estas tuberías estaban embutidas en las hendiduras visibles en muchas pareces del palacio, sobre todo en el Patio de Morera y en el Jardín Viejo.
Para
llegar a ella había que ascender primero por la Torre de Fenero y desde ahí
mediante un antiguo paseo de ronda que comunicaba con esta otra torre.
La
Torre de las Tres Coronas es de forma octogonal y presenta tres cuerpos que van
disminuyendo de forma graduada, como si fueran tres coronas. Los diferentes
pisos rodeados con de pasillos de ronda y matacanes fueron coronados con dos
artísticas chimeneas.
La
Torre del Homenaje es el puno más alto del palacio, situado en la cuarta
planta, tiene 40 metros de altura. Con las obras de reconstrucción del palacio
se hizo más alta, siendo su altura original la de las amplias terrazas que
quedaron debajo.
Desde
ella se observa Tallafa al norte; Beire Pitillas y los primeros cabezos de las
Bardenas Reales al sur; San Martín de Unx y Ujué al este; y Monte Plano al
oeste.
TORRE DEL HOMENAJE |
En
el exterior hay tres elementos pertenecientes al complejo palatino:
Bajo
esa enorme "cáscara de huevo" hay un pozo de ocho metros de profundidad que
guarda el hielo y la nieve del invierno, y los mantenía halados el verano. Lo
conseguían mediante la paja que funcionaba como aislante formando varias capas
y a que es uno de los puntos más fríos y sombríos de Olite. El hielo era
utilizado para conseguir bebidas frías o helados, conservar alimentos o usos
médicos. La documentación existente prueba de su utilización desde el siglo
XVII hasta principios del XX.
La
Capilla de San Jorge, en actual estado de ruinas, fue una capilla privada de
los monarcas. Construida a finales del siglo XIV, a esta zona también se la
conoce como Palacio de la Reina, ya que fue su promotora Leonor de Trastámara.
En la construcción participaron canteros musulmanes de Valencia, teniendo como artesano
mayor a Martín Périz de Estella en la técnica de formar muros, cornisas
moriscas de ladrillo, yeserías, artesonados y zócalos de azulejos. Debajo de la
misma se conserva una de las bodegas del palacio.
RUINAS DE LA CAPILLA DE SAN JORGE |
El
Palacio Viejo es el actual Parador Nacional de Turismo. Es el núcleo originario del
palacio, con origen romano, probablemente en el siglo I d.C. Fue ocupado por
visigodos en el siglo VII, visitado por el rey navarro Sancho VII el Fuerte y
reformado finalmente por la dinastía de los Teobaldos en el siglo XIII.
Lo
único originario que dejaron los años de expolio tras el incendio del siglo XIX
fueron las paredes exteriores y las torres. El interior es completamente nuevo.
Se
articulaba en torno a un patio central desde donde se accedía a caballerizas,
graneros o despensas. Con torres en sus esquinas, discurría paralelo a la
antigua murallas.
En
la segunda planta del palacio se hallan dos habitaciones, conocidas como Salas
de Guardarropa y de las Damas de la Reina. En la actualidad alberga la Exposición Olite. Trono de un Reino.
En ella están exhibidas las propuestas presentadas al concurso que convocó la Diputación Foral de Navarra en 1924 para la reconstrucción del palacio. Los ganadores fueron los hermanos Yárnoz Larrosa.
Además
de los proyectos de reconstrucción, también se pueden ver fotografías, maquetas
y dibujos antiguos.
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