La guipuzcoana Vergara - Bergara era una villa próspera al iniciarse el siglo XV, tanto en economía como en demografía, y también un de los núcleos banderizos por excelencia. Las poderosas casas solares de Ozaeta y Gaviria, enemistadas entre sí pero con la común ambición de dominar el concejo, designaban por turno a los alcaldes.
Después de años de crueles enfrentamientos en el marco de las Guerra de Bandos entre Oñacinos y Gamboinos, las luchas entre linajes guipuzcoanos fueron desapareciendo a mediados de este siglo XV. Pero en Vergara la pugna entre Ozaetas y Gavirias se prolongó al menos diez lustros más. Los Reyes Católicos, informados de los desórdenes por la Hermandad provincial, expidieron las primeras ordenanzas municipales instando en su capítulo inicial a la concordia entre bandos. El objetivo era...
"para que de aquí en adelante para siempre jamás non haya ni se nombre las dichas parentelas ni parcialidades, ni bando de ellas de Ozaeta y Gaviria en la dicha villa ni en su tierra e jurisdicción, ni otro apellido ni cuadrilla mas todos juntamente os llaméis Vergara."
No terminaron ahí los problemas de convivencia entre los vergareses. Ante la marginación de los vecinos de la tierra en la elección del regimiento, se originó otra larga disputa a la postre resuelta con un acuerdo que los Reyes Católicos confirmaron en 1497. Según éste, la villa se dividía en cuatro cuerpos: intramuros arrabales, Oxirondo y Uzarraga.
La elección del concejo se celebraría cada año en el día de San Miguel en la Parroquia de San Pedro, asegurándose la justa representatividad de cada núcleo. No figuraría hasta bien entrado el siglo XVII la unidad entre todos los vergareses, eliminando diferencias territoriales, vecinales y linajudas.
Curiosa querella entre villas fue la mantenida entre Vergara y Beasain sobre el origen y nacimiento del predicador franciscano fray Martín de la Ascensión, conocido por Martín de Aguirre por vergareses y Martín de Loianaz por beasaindarras. Este misionero pasó a la historia por ser crucificado en la ciudad niponesa de Nagasaki en 1597, siendo el primer cristiano en tratar de evangelizar tierras de Japón. Desde su beatificación en 1627, Bergara y Beasain lo consideraron vecino suyo, manteniendo largos y costosos pleitos, publicando mucha literatura historiográfica y elevando por separado capillas y basílicas en abierta competencia. Diferencias que ni siquiera el Vaticano se atrevió a zanjar en el momento de su canonización, pues en acto diplomático la bula de 1862 le tituló "San Martín de la Ascensión, hijo de Guipúzcoa". Aún en la actualidad, las dos poblaciones celebran fiestas en su memoria a San Martín de Aguirre, el 16 de septiembre, día de su beatificación, en Vergara; y a San Martín de Loinaz, el 5 de febrero, día de su martirio, en Beasain.
Tan
revuelto estuvo el ambiente en Vergara durante el siglo XVI, que el cronista
real Esteban de Garibay compuso una máxima que se hizo popular: "Bergara,
ceñatu eta ygara"; es decir: "Vergara, santíguate y pasa". Era todo lo que el
historiador mondragonés se podía recomendar al visitante.
Pero
los siglos del Renacimiento y el Barroco fue una época de importantes
construcciones que modificaron la fisionomía urbana de Vergara.
En
el siglo XVI, se edificaron las casas Ozaeta, Olaso, Laureaga (con la leyenda "ni
la busques ni la temas") y otras tantas que aún existen o han sido demolidas.
Sobre
su original planta de la Iglesia de San Pedro de Ariznoa, se levantó un nuevo
templo más espacioso y conforme a la entidad que había adquirido la villa. Las
obras comenzaron en 1527 por el maestre Pedro de Lizarazu, autor de la capilla
de la Piedad y del claustro de la Iglesia de San Miguel de Oñati. Y concluyeron
casi un siglo después bajo la dirección del vergarés Pedro Martínez de Ibarra.
Esta iglesia es de estilo gótico vasco, pero denota una superposición de
corrientes debido a su dilatada ejecución. La torre fue levantada en el siglo
XVIII.
Entre 1542 y 1607, se erigió la nueva Iglesia de Santa María de Oxirondo, de rasgos comunes a la de San Pedro, y "una de las más hermosas iglesias columnarias que cuenta Guipúzcoa" en opinión de la madre Arrázola.
A mediados de ese siglo, Francisco de Borja predicó en la Iglesia de San Pedro y en la Ermita de Santa Ana.
En 1611, la Compañía de Jesús trasladó su fundación de Oñate a Vergara, y construyendo en la actual plaza un complejo conventual y educacional. Este importante centro de enseñanza sirvió como sede del Real Seminario Patriótico Bascongado desde 1776.
Desde 1674, el concejo vergarés fue adquiriendo distintos terrenos en la plaza para la construcción de su Casa Consistorial. En aquellos siglos donde se expandía el Imperio de la Monarquía hispánica allende los mares y territorios europeos, muchos vergarses hicieron méritos para ganarse un lugar en la historia. Destacaron militares como Miguel Pérez de Améqueta o Pedro Pérez de Aristizabal; eclesiásticos como el misionero Pablo José Arriaga o el inquisidor Pedro Huarte de Mendoza; consejeros reales en la Corte de los Austria como Antonio de Arostegui o Tomás Ayardi. También diplomáticos, científicos, aristócratas, y otros vecinos de esta villa que ocuparon puestos de honor en las crónicas.
Su hijo más universal es probablemente Domingo Martínez de Irala. Nacido en 1509, fue conocido como el "Capitán Vergara". Pasó a la historia por ser el conquistador y primer gobernador de la provincia de Paraguay durante la colonización española de Suramérica.
En 1534, tomó parte de la expedición del adelantado Pedro de Mendoza desde el Río de la Plata. Dos años después, participó en la expedición que exploró el río Paraná, descubriendo una porción de tierra llamada Paraguay. Allí construyó el puerto de la Asunción y, en 1537, fundó la población de la Candelaria. En 1556, fue nombrado gobernador general del Río de la Plata, hasta que murió en 1571.
Tras Domingo Martínez de Irala, otros vergareses siguieron los pasos en las administraciones indianas del Imperio:
Juan Irazábal fue contador real en las Indias, que regaló a Vergara, en 1626, la notable imagen del Santo Cristo de Montañés de la parroquia de San Pedro.
Juan Monasteriobide fue gobernador y capitán general de la provincia de Soconusco, a comienzos del siglo XVII.
Andrés Oxirondo fue oficial de la secretaría de guerra en Flandes y tesorero de la provincia de Honduras en Indias en 1625.
Vergara aportó un numeroso grupo de secretarios y consejeros reales en las Cortes de la Monarquía española desde la época de los Reyes Católicos hasta los primer Borbones, entre los cuales destacaron: Juan Galarza, secretario del emperador Carlos V; Joanes Elorregui, secretario de la Cámara y del Sello; Mateo Urquina, secretario de Felipe III y de los archiduques Alberto e Isabel; Martín Olalde y Vergara, canciller mayor y registrador en la Corte; Tomás Ayardi desempeñó los elevados destinos de contador mayor, consejero de Hacienda y consejero también de las órdenes militares. Martín Pérez Gregorio, ayuda de cámara y guarda ropa real y miembro de la Orden de Santiago; Juan José Eulate, secretario real del Consejo Supremo en 1779.
Hernán Martínez Izaguirre, nacido en 1442, fue secretario de los Reyes Católicos durante la Guerra de Granada y capitán de Infantería hasta 1510.
Juan Pérez de Arispe fue contador de la casa real de Castilla y teniente contador mayor de la reina Juana I. Al morir esta reina, en 1555, realizó un viaje por las cortes de Europa para comunicar esta defunción real a sus familiares. En Flandes al emperador Carlos V, en Inglaterra al príncipe Felipe, rey consorte de este reino, y a las reinas de Francia y de Hungría, hijas de Juana.
Andrés Martínez de Ondarza y Uzarraga, nació en 1449, fue secretario real de los Reyes Católicos, siguió como veedor y contador de Felipe I el Hermoso y como contable real de Hacienda del emperador Carlos V en su casa real. Se envistió como caballero de la Orden de Santiago en 1535. A él se debe la construcción del monasterio de Bidaurreta para monjas franciscanas en Oñate, y del convento de las monjas franciscanas de la Santísima Trinidad de Vergara. En 1536, pudo fundar su mayorazgo y su palacio de Ondarza-Araoz, vinculando a él las principales casas de la calle de Arrabal en Bergara. Su hijo Juan Martínez de Ondarza fue veedor y contador real de Castilla.
PALACIO DE ONDARZA-ARAOZ |
Y si fue amplio el grupo de vergareses que sirvieron a la Corte española dedicados a los oficios de la pluma, mayor fue el contingente dedicados a la espada, enrolados en los Tercios y Armadas, como Martín Pérez Olazabal, general de la Armada de la Carrera de Indias, o Pedro Martínez Zavala, general de marina en las guerras de Chile.
Juan de Gaviria y López de Mallea, nacido en 1535, debido a que se encontraba su familia en el trámite de un juicio en la Real Chancillería. Su padre, asentado en la Corte, servía al Ejército del emperador Carlos V como capitán, reclutando hombres para las interminables guerras contra la rival Francia. Fue corregidor de las ciudades de Coruña, Valladolid, Ubeda, Baeza y Granada. Consiguió ganarse el hábito de caballero de la Orden de Calatrava, en 1580, y comendador de las casas de Talavera de la Reina de la misma orden. También fue alcalde ordinario de su villa natal, Vergara.
De igual oficio que desempeñó su padre, en una ocasión Juan de Gaviria se dedicó a reclutar gentes de armas por petición de su rey Felipe II para sus reales ejércitos. Consiguió formar un cuerpo militar de 200 hombres, con el objetivo de defender la frontera con Francia por espacio de tres meses.
Juan de Gaviria y López de Mallea, nacido en 1535, debido a que se encontraba su familia en el trámite de un juicio en la Real Chancillería. Su padre, asentado en la Corte, servía al Ejército del emperador Carlos V como capitán, reclutando hombres para las interminables guerras contra la rival Francia. Fue corregidor de las ciudades de Coruña, Valladolid, Ubeda, Baeza y Granada. Consiguió ganarse el hábito de caballero de la Orden de Calatrava, en 1580, y comendador de las casas de Talavera de la Reina de la misma orden. También fue alcalde ordinario de su villa natal, Vergara.
De igual oficio que desempeñó su padre, en una ocasión Juan de Gaviria se dedicó a reclutar gentes de armas por petición de su rey Felipe II para sus reales ejércitos. Consiguió formar un cuerpo militar de 200 hombres, con el objetivo de defender la frontera con Francia por espacio de tres meses.
Juan de Gaviria Mallea y Ruiz de Galarza, nacido en 1570, fue caballero de la Orden de Santiago en 1584, capitán de Infantería española de los Tercios desplegados en Milán durante la Guerra de los Treinta Años, en el reinado de Felipe IV. También fue comendador de Palomar en León, por título de 2 de septiembre de 1812. Falleció en 1649. Sus hijos fueron Cristóbal y Juan, ambos miembros de la Orden de Santiago y dedicados al servicio de la Monarquía hispánica de Felipe III, Felipe III y Felipe IV.
Otro ilustre de la casa de Gaviria fue Juan Vergara y Gaviria, maestre de campo en las islas Filipinas y lugarteniente del gobernador de Temate y Mallico.
Fueron descendientes de la casa y solar de Gaviria, de parientes mayores, muy antigua y nombrada por los caballeros procedentes de ella y se han empleado en servicio de los reyes Sancho Abarca y otros de Navarra y, posteriormente, de Castilla, consiguiendo grandes privilegios. Algunas hazañas memorables constan en su escudo de armas. La cadena rota del palenque de Miramamolín en el año 1212 en la famosa batalla de las Navas de Tolosa. Ostenta también en su escudo de armas un gavilán que con las uñas de un pie tiene agarrado al gallo por la cresta y además un ramo de palma en la boca por un acontecimiento en el sitio de Bayona en los años 1130 y 1131. Nació en el año de 1570. Falleció en 1649.
Juan López de Ozaeta Gallastegui y Recalde, nacido en 1520, fue desciende del antiguo palacio de Ozaeta en Vergara, de parientes mayores. Estuvo emparentado con el glorioso San Ignacio de Loyola, con los reyes de Navarra y los más principales linajes nobiliarios vascos. Llegó a ser caballero de la Orden de Calatrava, corregidor y capitán general de Gibraltar, corregidor de León, Trujillo y Salamanca, y veedor general de los Estados de Milán, Lombardía y Piamonte.
Realizó grandes servicios en la frontera, cuando en 1572 los franceses trataron de invadirla, en cuya ocasión levantó y sostuvo a su costa una compañía de 500 hombres. Murió en 1585. Posiblemente su hijo fue Gabriel Ozaeta, paje del rey Felipe II.
Escribe el cronista Sandoval: "de la mucha antigüedad de este apellido solariego y muestra mucha autoridad el prenombre de Senior que usaban, que era de caballeros muy nobles, más que de Hidalgos é Infanzones, de Ricos-homes."
Martín de Arrese, nacido en 1534, fue caballero de la Orden de San Juan, capitán de Infantería y de Armas, gobernador de Ternuinas y virrey de Sicilia durante el reinado de Felipe II. A las órdenes del duque de Osuna, combatió a los otomanos en aguas de Mediterráneo en varias ocasiones, siempre mostrado gran valor y recibiendo heridas.
En 1583, tomo parte de una expedición naval en busca de las galeras del Imperio otomano embarcado con su compañía en la nave capitana de Sicilia. En esta ocasión, Arrese se destacó por rendir la galera capitana de la Armada otomana, permitiendo la victoria española y la captura de galeras turcas. Durante el enfrentamiento obtuvo dos heridas, por las que falleció.
Hizo llevar su cuerpo el Virrey desde Melazo hasta Palermo con gran demostración de tristeza, le sepultaron en la Capilla de los españoles y le pusieron una losa con sus armas, rotulado su nombre como persona insigne.
Pedro Pérez Aristizábal fue capitán de Infantería de la Real Armada de la Carrera de Indias a comienzos del siglo XVII. Después fue capitán perpetuo del presidio de Cádiz. En 1625, fue gobernador de Antioquía y, posteriormente, gobernador y capitán general de Chicuito.
Según el Compendio historial de la Provincia de Guipúzcoa escrito por Lope Martínez de Isasti en 1626, el linaje de Aristizábal poseía casa solariega en Oxirondo, en las cercanías de Vergara. El originario caserío de Aristizábal estaba constituido por una portada de tres arcos de medio punto de sillería. Tras su reconstrucción, el edificio quedó carente de interés arquitectónico.
CASERÍO ARISTIZÁBAL |
Antonio de Araoz, nacido en 1516, consiguió el doctorado en la Universidad de Salamanca. Pasó a la historia por ser eclesiástico jesuita, predicador y compañero de Ignacio de Loyola. Fue confesor del cardenal Santa Cruz, más tarde papa Marcelo II, y de Juana de Portugal, hija del emperador Carlos V. Tras rechazar el Arzobispado de Toledo, fue comisario general de la Compañía de Jesús en España, llegando a fundar quince colegios.
Pablo José de Arriaga, nacido en 1562, fue miembro de la Compañía de Jesús. Realizó una gran labor de evangelización de indios en el Virreinato del Perú, fundando colegios y desempeñando importantes cargos de la orden allí establecida. De su valiosa pluma salieron varias obras muy estimadas: Directorio espiritual; Extirpación de la idolatría de los indios del Perú; y Ejercicios espirituales, esta última traducido a algún idioma nativo. Tratando de regresar a España, en 1622 murió durante la travesía al naufragar el barco donde viajaba.
Marcial Aguirre Lazcano fue su principal artista, dedicado a la escultura en la segunda mitad del siglo XIX. Entre sus obras se encuentran el busto de Píos IX, la escultura al brigadier Cosme Damián Churruca en Motrico, o la del almirante general Miguel de Oquendo en San Sebastián.
TORRE DE OLASO |
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