Desde la Alta Edad Media, la estructuración social del Señorío de Vizcaya y de las Provincias de Álava y de Guipúzcoa giraba
en torno al parentesco nobiliario y lazos de linaje. Se trataba de una sociedad feudal,
surgida por las relaciones entre grupos humanos basadas en la propiedad comunal
de la tierra, pero a medida que fue avanzando la Edad Media, se fue instaurando
la propiedad familiar. Como consecuencia de ello, fueron formándose dos grandes
estamentos sociales: la tradicional nobleza y los labradores.
ESCUDOS MEDIEVALES DE VIZAVAYA Y DE GUIPÚZCOA |
La Nobleza se encontraba al frente de la sociedad, que
abarca desde el señor de Vizcaya, los parientes mayores (alta nobleza) hasta
los parientes menores (hidalgos).
Los parientes mayores, también llamados señores, eran dueños de las tierras más importantes. Llegaron a formar una auténtica oligarquía
señorial, que en ocasiones establecieron enlaces matrimoniales entre sus linajes, como el que
realizaron los Leguizamón y Arbolancha, familias vecinas en Begoña y en
Echévarri respectivamente. Algunos de ellos, como los Butrón, los Mújica y
Avendaño, adquirieron cierta influencia en la Corte castellana y se mantuvieron
en contacto matrimonial con grandes casas nobiliarias del reino: Juan Alonso de
Mújica, Pedro de Avendaño, Juan de Avendaño, etc.
Los Haro y los Ayala han sido las dos casas nobiliarias
vizcaínas que mayor acercamiento realizaron hacia el Reino de Castilla,
contribuyendo en las cruzadas de la Reconquista y posterior repoblación.
Parte de esta alta nobleza se fue incorporando al control
administrativo de las villas que se iban fundando y participando en el
desarrollo mercantil, como es el caso de los Zurbarán en Bilbao, enriquecidos a
través del comercio.
Tanto en el medio rural como en el urbano, los parientes
mayores rivalizaron constantemente por el poder durante la Baja Edad Media,
construyendo casas-fuertes y torres para su defensa y demostración de la
superioridad de su linaje.
Las mayores rentas eran obtenidas a través de la
propiedad territorial y jurisdiccional del Señorío y Provincias, que les
proporcionaban derechos derivados de la propiedad de la tierra, censos sobre
los campesinos, derechos eclesiásticos, ciertos monopolios, derechos
comerciales, donaciones reales, etc. que les plantearon problemas con los
labradores y con la Corona.
La renta obtenida por los parientes mayores era una renta
típicamente señorial, derivada en parte de las mercedes reales y la ocupación
de cargos y, principalmente, de la tierra y de su poder sobre los hombres, en
base a unas relaciones sociales de carácter feudal.
SEÑORES FEUDALES VASCOS |
Los parientes
menores, formaban el segundo estamento nobiliario, que eran hombres se armas vasallos de los anteriores. Fueron también llamados caballeros, infanzones o hidalgos, vasallos de los anteriores, que seguramente eran hombres de armas
Estaban establecidos escalonadamente de manera desigual entre ellos según su
nivel de renta y posición en el seno de la familia, y relación feudal y de
consanguineidad con respecto a sus parientes mayores. Por ello, una parte de la
baja nobleza vivía a cuenta de los parientes mayores, mientras que otra parte
contaba con recursos propios.
En la Baja Edad Media, estos sufrieron una época de crisis, al
igual que los parientes mayores, generando problemas sobre jurisdicción y
competencias planteados por las villas.
Las rentas que obtenían de manera similar a la de los
parientes mayores fueron recortadas. La renta de la tierra, por ejemplo, solo
era obtenida por la propiedad titular, no jurisdiccional. Sus ingresos estaban
más vinculados a su propia actividad personal, como la explotación de sus
tierras, comercio o artesanía.
El otro gran estamento tradicional estuvo representado por los
labradores, que cultivaban las tierras. Unos eran campesinos libres y los otros eran collazos. Dependían de los nobles y existían varios niveles de vinculación.
La población vasca vivía en comunidades de solares esparcidas
por los diferentes valles. Guipúzcoa estaba constituida por
unidades territoriales de solar aglutinadas y organizadas por grupos domésticos
en torno a un monasterio o iglesia. Eran comunidades de parentesco donde se
establecían las alianzas, tanto de afinidad y matrimonio como de administración
y uso del patrimonio, incluida su transmisión. Unos solares matrimoniaban con
otros solares, dependiendo de la calidad de la alianza la mejora patrimonial.
A los núcleos de familiares propietarios del solar se les
trataba de hidalgos, sin que el término señalase aún naturaleza nobiliaria
alguna. Y a las gentes y familias ligadas al grupo, pero que no eran propietarias
del solar, se les llamaba labradores. Aquéllos tenían prerrogativas sobre
éstos, situados de hecho en otro escalafón, y con el paso del tiempo tanto
fueron acrecentándose sus prerrogativas que, según consigna un texto de 1397,
disponían ya de la facultad de "pedirles en derecho"; "...los fidalgos de tomar sus jantares et todos sus
derechos en sus caserías et de les pedir en sus montes et sus seles que de
derecho les pertenesce."
No hay comentarios:
Publicar un comentario