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ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

02/03/2018

Reinado de García Íñiguez: alianza navarro-astur


En 841, Íñigo Arista Íñiguez, con más de 70 años y aquejado de una parálisis, dejaba el gobierno de su reino a su primogénito García Íñiguez. Los planes geopolíticos de García consistían en aprovechar la influencia de su hermana Asona para convencer a Muza ibn Muza de romper su dependencia hacia Córdoba. La recuperación de la antigua alianza entre reinos serviría para arrebatar juntos al valí de Zaragoza la comarca de Huesca. Posiblemente, el proyecto de García era la creación de un gran reino cristiano en el valle medio del Ebro, enemigo de los musulmanes de Córdoba, pero que a su vez frenase la previsible expansión de los condados aragoneses protegidos por los francos.

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GARCÍA IÑIGUEZ

El hecho es que ese mismo año de 841, Muza se sublevó contra el Emirato de Córdoba provocando la reacción de Abd al-Rahman II. Uno de sus hijos, Muhammad, al mando del Ejército cordobés, lanzó una incursión militar hacía el valle del Ebro, puso sitio a Tudela, aplastando al ejército de los Banu-Qasi y los Arista en las cercanías de esta ciudad. Durante la contienda falleció luchando Fortún Íñiguez, segundón de Íñigo Arista, y ponía en huida a Muza, refugiándose en Pamplona. Además, impuso al monarca navarro la obligación de pagar 700 monedas de oro al año en reconocimiento de la soberanía. La imposición de sus condiciones y el pago anual de un tributo fue el origen de esta campaña y de los saqueos en las tierras pamplonesas en los sucesivos años de 843, 844 y 850.

En 843, empeoró la situación, ya que los cordobeses infligieron una tremenda derrota a los aliados de las dinastías Íñigo y Banu Qasi, a pesar de contar en esta ocasión con contingentes de Asturias y Aragón. Muza y García I claudicaron por completo y se sometieron a las intenciones del emir. Además, obligó al pamplonés al envío a Córdoba de una embajada compuesta de 70 nobles, y escenificar la petición de paz.

El sometimiento de los Muza a Córdoba hizo que García Íñiguez se aliara en lo sucesivo y por intereses comunes con los reyes asturianos. El rey pamplonés, aunque tributario del emir, era independiente, en cambio sus aliados muladíes formaban parte de Al-Ándalus, lo que implicó la obligación de combatir a sus tradicionales aliados pamploneses y a dirigir los ataques musulmanes contra el Reino asturiano de Ramiro I. La Corte de Oviedo decidió actuar en alianza con Pamplona y enviar al príncipe Ordoño en expedición militar por las tierras meridionales de los Banu-Qasi que puso sitio a la fortaleza de Albelda, en La Rioja baja. El valí muladí abandonó la campaña contra Pamplona y acudió en socorro de los sitiados. Pero Ordoño destrozó sus fuerzas en Clavijo, el 23 de mayo de 844. La batalla de Clavijo, a la que se asocian las leyendas del tributo de las cien doncellas y de la aparición del apóstol Santiago, selló la enemistad definitiva entre Aristas y Banu Qasis.

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REINOS Y CONDADOS DEL NORESTE PENINSULAR, SIGLO IX

En el 858, los normandos remontaron el río Ebro desde Tortosa hasta Tudela, dejando atrás Zaragoza, y subiendo por sus afluentes Aragón y Arga, se presentaron en Pamplona. La ciudad fue saqueada y el rey García Íñiguez raptado. Tras pagar un costoso rescate de 70.000 monedas de oro, el rey regresaba después de dejar a algunos miembros de su familia como rehenes para asegurar su recompensa. A partir de entonces la vieja alianza entre los Arista y los Banu Qasi se había roto definitivamente y García Íñiguez sería aliado definitivo del Reino de Asturias. El pamplonés comprendió que Muza había abandonado a los Arista.

Se había creado una alianza de reinos cristianos hispánicos contra islámicos. Su primera acción fue lanzar una ofensiva contra la fortaleza de Albelda, tras comprobar la amenaza que esta plaza fuerte suponía sobre los dominios orientales del Reino asturiano. Un contingente formado por asturianos y pamploneses, liderado por el rey Ordoño I, tomó esta fortaleza, capturó gran cantidad de botín, dio muerte a numerosos musulmanes y destruyó la ciudad hasta los cimientos.

La segunda batalla de Albelda del 859 consiguió que el rey asturiano controlase toda la zona riojana y que Lope ben Muza, gobernador de Toledo e hijo de Muza, se declarase vasallo de Ordoño.

La Crónica de Alfonso III recoge que en la batalla participaron los navarros, pero ya junto a los asturianos. Esta presencia militar fue debido a una alianza política formalizada mediante uniones matrimoniales. En el Códice Virgilano se conserva la obra conocida como Epitalamio de Leodegundia, donde se hace mención al matrimonio de esta hija de Ordoño I, Leodegundia, con un príncipe pamplonés, probablemente Fortún Garcés el Tuerto, hijo de García Íñiguez.

García Iñiguez estuvo casado en primeras nupcias en 858 con Oria, hija de Muza ibn Muza Ibn Fortún, y en segundas nupcias con Urraca Giménez de Aragón. Además, casó a sus dos hijas con príncipes cristianos hispánicos: a Oneca, con el conde Aznar II Galindo de Aragón; y a Jimena con el futuro Alfonso III el Magno de Asturias.

Al año siguiente, en el 860 el emir Muhammad I, como represalia al establecimiento de esta alianza encabezada por García Íñigez, se dirigió a Pamplona en expedición militar de castigo. El paso de las huestes musulmanas fue implacable, numerosos castillos fueron tomados y el heredero al trono, Fortún Garcés, fue hecho prisionero sin regresar hasta 18 años después. Pamplona fue castigada, y se retomó el pago anual de impuestos, que fueron abonados con regularidad. El reinado de García Íñiguez terminó con su muerte en 870.

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PLACA DEL PANTEÓN DE LOS REYES PAMPLONESES EN EL MONASTERIO DE LEYRE

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