Vascos
y navarros en la Historia de España
Jaime
Ignacio del Burgo, Laocoonte (Pamplona, 2007), 374 páginas
Vascos
y navarros en la historia de España es un magnífico ejemplo de cómo al
nacionalismo se le combate no ya desde la verdad, sino
desde el rigor intelectual. No hace falta más para mostrar la realidad que
obsesiona al nacionalismo vasco, y como el pasado está repleto de documentos que lo prueban, nada mejor que dejar a los historiadores profundizar en ello.
El resultado es este libro es heterogéneo pero con una solidez académica de fondo que demuestra que la historia de vascos y navarros sólo puede entenderse en relación con la del resto de españoles. Así lo afirma José María Aznar en el prólogo:
"Vascos y navarros están en la historia de España, y son ellos mismos historia de España."
Este libro, editado por Laocoonte y coordinado por Jaime Ignacio del Burgo, reúne a un brillante grupo de historiadores.
José Andrés-Gallego proporciona
la desmitificación necesaria del pueblo vascón, de sus comportamientos y
actitudes; muestra la existencia de sentimientos de pertenencia diversos a lo
largo de la historia, compartidos, superpuestos, variables. En su texto, el
profesor Andrés-Gallego reivindica ante todo la complejidad tanto de los hechos
como de la interpretación de los mismos. Complejidad que el nacionalismo reduce
a unas pocas proclamas ideológicas que niegan cualquier legitimidad distinta de
la que hacen suya.
Francisco
Javier Navarro y Ángel Martín-Duque recorren la historia antigua de vascos y
navarros para llegar a la conclusión de que no eran distintos, para lo bueno y
para lo malo, de sus vecinos, y para resaltar que los vínculos mitológicos
entre ambos pertenecen a la historia-ficción.
Alfredo Floristán, Juan B.
Amores, Agustín González Enciso, Joaquín Salcedo y Rafael Torres Sánchez
analizan la presencia de unos y otros en la Corte madrileña de las dinastía de los Austrias y de los Borbón, así como de su acceso a las estructura de poder del Nuevo
Mundo. Una presencia habitual gracias al interés de todos su intervinientes, y repetida en otras regiones de España.
Miguel Alonso Baquer hace referencia de la aportación histórica de los
militares vascos y navarros, repleta de figuras de primera magnitud que
lucharon bajo la bandera española por la defensa de la nación y por sostener
una misión histórica.
Javier Fortún Pérez de Ciriza aborda la relación de la iglesia navarra con la española a lo largo de casi dos milenios.
José Manuel Azcona y Carlos Mata se ocupan
de la literatura navarra. Azcona repasa las lecturas navarras de Sabino Arana y
muestra que, como en el caso de la filosofía, no hay tontería que no haya
afirmado algún navarro en uno y otro momento; ni aberración histórica, cultural
o racial que Sabino Arana dejara fuera de sus escritos. Eso sí, existió y
existe una literatura que aportó algo más que los mitos y obsesiones que
interesaron al fundador del PNV.
Jaime Ignacio del Burgo, brillante historiador, aporta el texto de mayor calado político, a
propósito del Carlismo, y desmota dos mitos:
El primer mito se basa en la falsa creencia de que el Carlismo fue el antecesor del
Nacionalismo vasco. Según Del Burgo, es un fenómeno
ligado a la sucesión dinástica y, a través de ella, al destino de la nación
española. Lo cierto es que los carlistas vascos y navarros lucharon, como otros, por España, o por una determinada idea de España y cualquier otra interpretación al margen de la realidad española
parece fuera de lugar.
"La sangre de miles de voluntarios carlistas fue derramada por la causa de una España fiel a sus principios católicos, y fiel a la dinastía representante de dichos principios, la encabezada por Carlos V, y continuada por sus legítimos herederos."
"Los voluntarios carlistas acudieron a la llamada de su rey para sostener sus derechos al trono frente a la usurpación del mismo y defender los principios de legitimidad." (página 315)
En
2008, en tiempos de tormenta constitucional, el historiador recuerda la clave sobre
la que se asienta el Amejoramiento del Fuero navarro de 1982: la Ley Paccionada
de 1841.
"Se negoció por una diputación representativa de Navarra, aunque hubiera sido elegida al margen de las viejas instituciones. Era fruto de la nueva legitimidad surgida de la legalidad revolucionaria." (página 313)
Su
origen se remite a dos realidades opuestas en los extremos pero que, como suele
ocurrir en la historia, se mezclan, dando lugar a corrientes y acontecimientos
históricos que perduran: la nostalgia del reino perdido y el incipiente Liberalismo.
"La Diputación de Navarra, en manos de los liberales triunfantes en la guerra civil, concurrió a Madrid y negoció la perdida de la condición de reino a cambio de una amplísima autonomía fundamentalmente administrativa." (página 317)
La
Ley Paccionada de 1841 une la tradición navarra con las ideas constitucionales. Sin ella no puede entenderse el encaje constitucional y liberal del Fuero de 1982, tal y como explica Del Burgo.
Los vascos herederos de San Ignacio de Loyola, y los navarros herederos de San Francisco Javier, sólo supieron luchar por España, sólo supieron morir por la libertad tradicional española encarnada en sus fueros, y sólo supieron soñar con un futuro, el de la salvación cristiana.
Los vascos herederos de San Ignacio de Loyola, y los navarros herederos de San Francisco Javier, sólo supieron luchar por España, sólo supieron morir por la libertad tradicional española encarnada en sus fueros, y sólo supieron soñar con un futuro, el de la salvación cristiana.
El
segundo mito combate es la falsedad de que el Carlismo fue un
antecedente del terrorismo etarra. Nada tiene que ver la industria del crimen
terrorista con los levantamientos temporalmente limitados, y sometidos a la
autoridad católica, de los carlistas vascos o navarros.
En
definitiva, esta obra aporta una
buena cantidad de conocimiento de historia de España y sirve de antídoto eficaz
contra el Nacionalismo vasco, integrista en Euskadi y anexionista en Navarra.
ÍNDICE:
Prólogo de José María Aznar
Presentación de Jaime Ignacio del Burgo
I. Vascos y navarros en la Historia de España: algunas claves interpretativas; por José Andrés-Gallego
II. Las Raíces de la Antigüedad; por Francisco Javier Navarro
III. En torno a la identidad socio-cultural de los navarros en la Edad Media; por Ángel Martín Duque
IV. Navarra y la Iglesia español; por Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza
V. Vascos y navarros en la Monarquía española del siglo XVI; por Alfredo Floristán
VI. Vascos y navarros en América; por Juan B. Amores Carredano
VII. El protagonismo económico de los navarros en la España del Siglo XVIII; por Agustín Gonzaléz Enciso
VIII. Representación política y presencia navarra en Madrid. La Navarra institucional en la Corte; por Joaquín Salcedo Izu
IX. Emigrantes y financieros navarros en la Corte madrileña; por Rafael Torres Sánchez
X. Presencia vasca en la milicia española; por Miguel Alonso Baquer
XI. Presencia navarra en la milicia española; por Miguel Alonso Baquer
XII. Vascos y navarros en la lucha por la legitimidad española: las Guerras Carlistas; por Jaime Ignacio del Burgo
XIII. Los pensadores navarros del siglo XIX y Sabino Arana; por José Manuel Azcona
XIV. La aportación de Navarra a la literatura española; por Carlos Mata
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