En tiempos de los Reyes Católicos, las formaciones de infantería militar no podían operar independientemente a causa de su escasa potencia y de su reducido número de efectivos; es por esta causa que se crearon las Coronelías primero y, en la reforma de 1534, los Tercios, con objeto de disponer de núcleos poderosos de combate relativamente autónomos y de características apropiadas para satisfacer las necesidades de las campañas en las que se hallaban comprometidas las tropas imperiales.
Cada Tercio con una fuerza de 3.000 hombres, se componía de 3 Coronelías cada una de las cuales comprendía a su vez solamente 4 Compañías en lugar de las 20 iniciales, con el fin de simplificar su administración y gobierno interior. Cada Coronelía continuó mandada por un Coronel y el mando de las 3 lo reasumió un maestre de campo, nueva categoría cuya creación data de esta época. De las 12 compañías que formaban el Tercio unas eran de piqueros y otras de arcabuceros, destinándose a las primeras los hombres de mayor fortaleza y resistencia, pues yendo revestidos de armadura tenían que manejar una pica de grandes proporciones.
REALES TERCIOS DE INFANTERÍA |
Por otro lado, es muy probable que en determinadas circunstancias se organizaran compañías mixtas de piqueros y arcabuceros y que se emplearan ballesteros como elementos auxiliares. La ballesta se continuó utilizando como arma de guerra (así como de caza) durante el siglo XVI.
Los tercios españoles, que muy pronto serían considerados invencibles en terreno llano, constituían una tropa sufrida, valiente y experimentada. Sus largas picas debidamente concentradas en formación cerrada formaban una especie de puerco espín que se movía cansinamente a golpe de tambor y formaba una barrera infranqueable para la caballería enemiga. Además sus cuadros iban apoyados por escuadrones de expertos arcabuceros capaces de acertar al caballero a cien pasos, traspasando la coraza. Se inicia la era de la pólvora que acaba con la noble guerra medieval.
Los ejércitos de la época moderna estaban compuestos de soldados profesionales de los cuales eran en una alta proporción extranjeros. En el ejército de Carlos I, durante las campañas en Italia, además de españoles entre los cuales se integraban los vascongados, militaba una gran cantidad de alemanes, italianos y suizos.
REALES TERCIOS DE INFANTERÍA |
Para conocer el grado de integración de los navarros en los Reales Tercios y Armadas y el uso de armas de forma permanente y profesional al servicio del naciente Reino de España conviene poner como ejemplos a Pedro Navarro y a Antonio Leiva, dejando a un lado las aventuras de militares y navegantes indianos de origen navarro como Diego de Artieta y Pedro de Ursúa.
Pedro Navarro y Antonio de Leyva fueron la vanguardia de ataque del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, en las Guerras de Italia, generando una escuela de estrategia militar en el campo de batalla. Su dirección se extendió desde la campaña modélica de 1503 con las batallas de Ceriñola y del río Garellano al sur de Italia, hasta la no menos modélica campaña de 1634 del cardenal-infante Fernando de Austria.
Pedro Navarro fue el adelantado más eficiente de la ingeniería militar, Leyva se convirtió en el arquitecto militar, el fundador de los Tercios Reales. Pedro modernizó la técnica de los Tercios, mientras que Leyva estableció la organización interna de los mismos.
ANTONIO DE LEIVA Y PEDRO NAVARRO |
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