En 1588, dio comienzo en Francia la Guerra de los tres Enriques: el rey católico Enrique III de Valois; el pretendiente católico Enrique de Guisa, pero enfrentado al rey; y el pretendiente protestante Enrique III de Navarra. Este último había conducido al asesinato de los dos primeros, entronándose como Enrique IV de Francia de Borbón como único heredero posible.
La Liga Católica, el papa Sixto V y el rey Felipe II de España no permitieron que un país vecino tanto céntrico y poderoso como Francia adoptase el Protestantismo como religión oficial. La Corona española envió un ejército a Bretaña al mando de Juan del Águila en apoyo de los resistentes franceses católicos.
Los ingleses, como protestantes y enemigos de España en la Guerra anglo-española de 1585-1604, apoyaron a Enrique de Navarra y también enviaron tropas a Francia para respaldar a los hugonotes.
El Real Consejo de Guerra confió la organización de una flota naval al capitán de marina Carlos de Amézquita (también llamado Carlos de Amésqueta o Carlos de Amézola), un notable marino vascos que sirvió a las órdenes del general Diego Brochero y muchas veces a bordo de las galeras reales realizando el corso contra mercantes ingleses. Su flota estaba pertenecían a las Galeras de la Guarda de la Costa de Bretaña y estaba formada por cuatro galeras: Capitana, Patrona, Peregrina y Bazana. El general Juan del Águila fue el comandante de la expedición, al mando de un Tercio de Infantería formado por cientos piqueros y arcabuceros, que se encargaría de atacar por sorpresa las costas del sur Inglaterra.
![]() |
CARLOS DE AMÉZQUITA |
El 26 de julio de 1595, Amézquita y Del Águila partieron el puerto francés de Blavet al mando de una expedición de castigo a Inglaterra. Primero, pasaron por el puerto francés de Penmarch en donde consiguieron 3.000 ducados que se utilizarían en adquirir víveres y pertrechos. El 2 de agosto, avistaban por la mañana las costas de la península de Cornwall después de navegar de forma favorable las 100 millas que separaban a ambas costas en un día. El objetivo era tomar los puertos de esta península, entre los cabos Land's End y Lizard, situada en el extremo suroeste de Inglaterra.
Efectuada la aproximación a la costa, pusieron pie a tierra 400 arcabuceros y algunos piqueros, en la bahía de Mousehole. Formando un escuadrón con una vanguardia y dos mangas de arcabuceros, enfilaron la población de Mousehole, mientras que tres de las cuatro galeras disparaban bolas de cañón para poner en fuga a las gentes que trataban de defenderlo. La cuarta galera, Peregrina, estaba guardando las espaldas del pequeño ejército español por si navíos ingleses decidían contratacar. Después de esta población cayeron también Newlyn, Saint Paul, Church Town y posiblemente otras villas cercanas.
Esta pequeña expedición de asalto consiguió rendir el fuerte de Penzance, defendido por alrededor de 1.200 hombres entre soldados y vecinos armados. Tras esto, celebraron una misa y prometieron construir una iglesia en este lugar si Inglaterra era derrotada. Además, trasladaron las piezas de artillería capturadas en el fuerte a las galeras.
Al día siguiente, 4 de agosto, después de pernoctar en las galeras, los soldados españoles tenían la siguiente noticia: la flota inglesa reaccionaba desde Plymouth junto una fuerza de unos 8.000 hombres de infantería, para retomar Penzace o apresarles a su regreso.
PENÍNSULA DE CORNUALLES, SIGLO XVII |
Los invasores pensaron en combatir atrincherándose en el fuerte recientemente conquistado, pero conocieron de la debilidad de las defensas y los muros y optaron por abandonar expedición de invasión y saqueo en tierras de Cornwall. Para ello tuvieron que burlar no solo a la infantería inglesa, cuyas vanguardias se aproximaban, sino a la flota naval que había partido de Plymouth para darles caza. Los soldados españoles no solo reembarcaron con celeridad, sino que además durante la noche burlaron a los primeros barcos ingleses que habían acudido para darles caza.
En plena mar ya, el día 5, con el alba y quizás con fuerte viento de poniente, encontraron una flota holandesa de alrededor de 46 bajeles de unos 200 toneles de porte, todos además artillados e incluso protegidos por cuatro buques de guerra de la misma nacionalidad, que les cortaba el paso. Durante la Guerra de los 80 años, los rebeldes holandeses fueron aliados de los protestantes ingleses y, por tanto, encarnizados enemigos de la Monarquía española.
Lo normal, habría sido escabullirse entre las brumas y nieblas del mar. Carlos de Amézquita mandó entablar batalla hasta abrir paso entre los barcos de aquella flota de contención:
"Pardiez, no sería de caballeros que el cacareo de una gallina luterana nos haga temblar. Cargad pues los cañones."
La flota de Carlos de Amézquita consiguió pasar abriendo fuego contra las naves de contención. Durante el encuentro, dos bajeles holandeses fueron hundidos y otros dos seriamente dañados, hasta el punto que debieron ser abandonados por sus tripulaciones. A cambio, los españoles tuvieron veinte muertos y dos galeras con numerosos impactos, aunque a flote y con el pabellón en alto. El día 10 de agosto, quince después de la partida, las cuatro galeras llegaban a Blavet.
EXPEDICIÓN DE CARLOS AMEZQUITA A LA COSTA INGLESA |
No hay comentarios:
Publicar un comentario