PATRIOTAS VASCONGADOS Y NAVARROS

TERRITORIO

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

29/03/2021

Casa-torre de Idiáquez (Etxe Beltz) en Azkoitia


CASA-TORRE-IDIÁQUEZ

La casa-torre de Idiáquez, situada en la villa de Azkoitia, es conocida como Etxe Beltz, que en euskera significa Casa Negra. Es llamada así debido a sus oscuros muros, consecuencia del incendio sufrido durante la III Guerra Carlista en el siglo XIX. Posteriormente, se pintó la fachada de color negro.

Este edificio es el solar natal del poderoso linaje aristocrático de los Idiáquez, duques de Granada de Ega, titulares del mayorazgo de Loyola.

Esta fortaleza medieval fue escenario de significativos hechos históricos, como el denominado Desafío de Azkoitia. Por otra parte, cerca de esta se encuentra la casa de Idiáquez-Ederra, que conserva una interesante doble logia de arquillos de características mudéjares.

 CASA-TORRE IDIÁQUEZ

ESCUDO DE ARMAS DE IDIÁQUEZ

25/03/2021

Vascos en la fundación de Nueva Galicia y Nueva Vizcaya (1524-1564)


Después de la primera ola de aventureros que conquistaron la Gran Tenochtitlán y fundaron el Virreinato de Nueva España, la actividad expedicionaria y descubridora de los colonizadores españoles continuó dirección norte, gracias a la intervención de linajes vascongados como los de Oñate, Ibarra y Tolosa. La aportación a la colonización por parte de estas familias de origen vasco se basó en la fundación de ciudades, la explotación de las minas de plata de Zacatecas y de Guanajuato (tan importantes para el futuro del Imperio), el desarrollo de las provincias de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo México, la apertura al comercio y la minería, la organización de la administración y el gobierno, y la pacificación y evangelización de las tribus indígenas.

Cristóbal de Oñate, perteneció por nacimiento a la ilustre Casa de Haro, cuyos orígenes se remontan a la época medieval. Llegó a los territorios que poco después constituirían el Virreinato de Nueva España en 1524, con sus sobrinos Juan y Vicente de Zaldívar Oñate.

En 1529, los Oñate acompañaron a Nuño Beltrán de Guzmán en su expedición hacia el noroeste de México, recorriendo Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y parte de Sinaloa, Zacatecas y San Luis de Potosí. Toda esa zona fue llamada Nueva Galicia, siendo Cristóbal de Oñate el vicegobernador. Durante la expedición, Cristóbal Oñate, con el grado de capitán, conquistó la ciudad de Zapotlanejo a los tecuexes. Así mismo, intervino en la fundación de varias ciudades: Compostela y Tepic (1530) en el actual estado de Nayarit, y Zacatecas y Guadarajara (1530) con el nombre de Espíritu Santo.

CRISTÓBAL DE OÑATE EN LA FUNDACIÓN DE NUEVA VIZCAYA

En estas conquistas y fundaciones participaron familiares suyos como Juan de Oñate, algunos de los cuales son protagonistas en futuras expediciones como los hermanos Diego y Manuel de Ibarra, Juan de Tolosa, Andrés de Urdaneta y Ortiz de Zúñiga, y numerosos vascos más: Santiago Aguirre, Jerónimo E. Arceniega, Juan Anuncibay, Iñigo P. de Anuncibay, Domingo Arteaga, Alfonso Gaztañaga, Juan Labastida, Miguel Landeta, Diego Mendoza, Jerónimo Orozco, Martín de Rentería, Juan Salcedo, Juan Samaniego, entre otros.

La búsqueda de metales preciosos fue un gran atractivo y motivación en la actividad expedicionaria de los vascos. Es significativo el hecho de que sean tres vascos entre cuatro españoles, los fundadores reconocidos en la fundación de Zacatecas.

Juan de Tolosa consiguió que en Tlaltenango, algunos indígenas le mostraran piedras brillantes que contenían plata. Después de investigar el origen de las piedras, viajo a tierra de los zacatecos de donde procedían. Con una expedición de 150 hombres, Tolosa comenzó a explorar el Cerro de La Bufa donde descubrió importantes yacimientos de plata, especialmente en lo que hoy es Nochistlán.

zacatecas escudo armas fundación méxico
ESCUDO DE ZACATECAS

El 1548, se unieron Juan de Tolosa, Diego de Ibarra, Cristóbal de Oñate y Baltazar Temiño de Bañuelos para realizar la fundación de la ciudad de Zacatecas y la conquista y pacificación definitiva de Nueva Galicia. Zacatecas fue conocida después como la "Civilizadora del Norte". Esta ciudad se reconoce hoy en día por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad.

Este grupo de expedicionarios comenzaron juntos una próspera explotación minera al descubrir las minas de plata de Zacatecas y de Guanajuato, muy necesarias para el sostenimiento de la economía del imperio colonial. Estas explotaciones permitieron impulsar la colonización hacia el Norte.

Cristóbal de Oñate organizó la actividad administrativa, el régimen de encomiendas para la agricultura y la ganadería de la zona, así como las explotaciones mineras. Como gobernador de la recién conquistada Nueva Galicia, se encontró con una rebelión de indios en la zona que a duras penas pudo resistir durante un año. Para sofocar dicha rebelión acudió un joven Andrés de Urdaneta al mando de un ejército enviado desde la capital, cuya actuación fue decisiva para aplastar la rebelión y pacificar la tierra en 1541.

Aun así, las ciudades por él fundadas lo recuerdan como su fundador y mecenas. Muchas avenidas, calles, empresas, equipamiento urbano y hasta accidentes geográficos llevan su nombre. Se dice que un rasgo de su personalidad fue su gran generosidad en beneficio de quien le requiriera ayuda.

La expedición conquistadora continuó al mando de Diego de Ibarra y Juan de Tolosa que ocuparon y pacificaron el actual estado mexicano de Durango. Diego descubre y explota la más importante veta argentífera de San Bernabé, en 1548, cerca de Zacatecas.

FUNDACIÓN DE ZACATECAS

La empresa descubridora y colonizadora de estas familias vascas continuó liderada por el eibarés Francisco de Ibarra, sobrino de Diego de Ibarra, que delimitó y extendió el estado de Nueva Vizcaya, al noroeste de Nueva España. En 1562, fue nombrado adelantado y capitán general de Nueva Vizcaya.

Francisco de Ibarra ocupó y pacificó los territorios de los estado de Chihuahua, Sonora y Sinaloa, fundó misiones y ciudades como Durango (Victoria de Durango), Nombre de Dios, San Juan Bautista de Carapoa (El Fuerte) y San Sebastián (Concordia), en un claro homenaje a sus orígenes guipuzcoanos. Pacificando la región de los tepehuanes y chichimecas, también descubrió yacimientos mineros de plata. Estas villas conformaron las tierras del actual estado mexicano de Durango. También fundó la Villa de San Juan Bautista de Carapoa (El Fuerte), en Sinaloa, en 1564.

VIRREINATO DE NUEVA ESPAÑA

22/03/2021

García I Sánchez


Segundo rey de Pamplona de la dinastía Jimena, continuista de la política de alianzas con el Reino de León

GARCÍA I SÁNCHEZ


García I Sánchez nació en 919, y su reinado abarcó desde 925 hasta su muerte en 970. Fue hijo de Sancho I Garcés y de Toda, nieta del rey Fortún Garcés, por tanto, fue el segundo rey de Pamplona de la dinastía Jimena.

A la muerte de Sancho I Garcés, en 925, le heredó su hijo García Sánchez, a los seis años de edad, bajo la tutela de su tío Jimeno Garcés, cuya muerte provocó una crisis por el control de la tutoría. Gracias a la intervención de su madre la reina Toda y a la mediación de Abderramán III, la situación quedó controlada.

Después de ser mayor de edad, en 933, asumió la tutela de Andregoto Galíndez, su prometida y por consiguiente el gobierno del Condado de Aragón, ya que era hija de los condes aragoneses Galindo II Aznárez y Sancha Garcés. Aznárez no había tenido hijos varones legítimos, por lo cual el Condado de Aragón lo heredó su hija Andregoto y después su hijo Sancho II Garcés. Este matrimonio fue anulado antes de 943, retirándose Andregoto a sus tierras de Aybar, donde falleció después de 971. Pero esta unión matrimonial daría lugar a la posterior unión de Aragón y Pamplona.

La intervención de la reina madre Toda en los asuntos de gobierno influyó para que el Reino de Pamplona alcanzase una posición relevante entre los reinos cristianos en los años venideros. Tres de sus hermanas estuvieron casadas con reyes leoneses: Urraca con Ramiro II, Sancha con Ordoño II y Onneca con Alfonso IV. Por esta causa, los navarros intervinieron en las guerras civiles del Reino de León. Al morir Ramiro II, los navarros mediaron, ayudando la reina Toda a su nieto Sancho II Garcés para ocupar el trono y, después, cuando Sancho fue expulsado por su otro nieto Ordoño el Malo, la reina madre intercedió para que Abderramán ayudase a Sancho II a recuperarlo.

En 939, participó en la coalición formada por Ramiro II de León, Fernán González y tropas asturianas y gallegas, que obtuvieron una gran victoria sobre las de Abderramán III en la batalla de Simancas.

En 953, ofreció junto a su madre Toda al monasterio de San Martín de Albelda (La Rioja) la villa Bagibel, situada en los montes de Cameros, primera vez que apareció escrita esta denominación geográfica.

En 961, tomó parte en las disputas entre el Condado de Castilla y el Reino de León y apresó a Fernán González, conde de Castilla, pero se negó a entregarlo a los musulmanes.

En 963, formó una alianza cristiana contra Alhakén II y fue derrotado por los musulmanes.

Murió en 970, siendo sepultado en el pórtico de la pequeña iglesia de San Esteban, en el castillo de Monjardín.

GARCÍA I SÁNCHEZ


García I Sánchez tuvo tres hijos con Andregoto Galíndez:

Sancho II Garcés Abarca fue el legitimo heredero rey de Pamplona y conde de Aragón.

Urraca Garcés casó con Fernán González, conde de Castilla, y en segundas nupcias con Guillermo Sánchez, conde de Gascuña.

Toda Garcés

Se casó por segunda vez alrededor de antes de 943 con Teresa Ramírez, hija del rey Ramiro II de León y de Adosinda Gutiérrez, naciendo de este matrimonio:

Ramiro Garcés fue primer rey de Viguera, que murió en 981 luchando contra Almanzor.

Jimeno Garcés estuvo como rehén en Córdoba.

19/03/2021

Camino de Santiago desde San Juan de Pie de Puerto hasta Nájera


Acompañados por los legendarios ecos de la historia de Carlomagno, los peregrinos del Camino de Santiago descienden por los valles navarros, cruzan Pamplona y se unen en Puente la Reina con los que vienen por el Camino que atraviesa el Pirineo aragonés.

Toda una travesía montañosa separa Saint Jean de Pied de Port de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles, pero son muchos los peregrinos que empiezan en esa ciudad francesa, anteriormente navarra, o que continúan por ella desde las vías francesas que confluyen en Ostabat.

El Camino pasa por los Pirineos en el escenario de una de las leyendas más extendidas en la Europa medieval, la Canción de Roldán. El viejo cantar de gesta cuenta que Roldán, sobrino y favorito del emperador Carlomagno, era comandante de la retaguardia del ejército carolingio cuando fue emboscado en Roncesvalles. Allí encontró la muerte junto a los Doce Pares de Francia, pero antes de morir tocó el cuerno para avisar al emperador, quién volvió con el resto de su ejército para vengar la afrenta.

Este punto del camino, donde confluyen la épica histórica y la tradición jacobea, fue simbolizado con la cruz de Roncesvalles, ahora con el Monumento a Roldán. Y desde él, la ruta desciende por los verdes valles del Pirineo navarro, buscando la salida del río Arga, vía de comunicación natural por la que llega a Puente la Reina. Pero antes, atraviesa una serie de pueblos muy cuidados como Burguete, Espinal, Viscarret, Lintzoain, Zubiri, etc., que sin tener un gran patrimonio, están orgullosos de su identidad y de su pasado.

MONUMENTO A ROLDÁN EN EL ALTO DE IBAÑETA

El Camino cruza los Pirineos bordeando el extremo occidental de la selva de Irati, uno de los bosques de hayas más antiguos y extensos de Europa. Desde Espinal, el trayecto pasa el valle de Erro, cerca de la estación megalítica de Sorogain.

Desde Zubiri hasta Pamplona discurre un tramo corto pero con una gran variedad paisajística, primero por el valle de Esteribar, recorriendo su mitad inferior, donde están la mayoría de sus treinta y un núcleos de población. Después, el paisaje de valle montañoso junto al río Arga, que cruza varias veces por puentes medievales, da paso a la cuenca de Pamplona. Villava y Burlada, convertidas en ciudades residenciales, preceden a Pamplona, la primera capital de provincia en el paso de Camino de Santiago. La vieja Pompaelo romana fundada por Pompeyo Magno, la ciudad medieval de los Tres Burgos y capital del medieval Reino de Navarra.

Dejando Pamplona, espera el pedregoso alto del Perdón (767 m). La sierra del Perdón es el último relieve de consideración antes de la travesía de los montes de Oca, ya en la provincia de Burgos. La vertiente sur de la sierra, poblada de encinas y carracas, desciende hacia el valle del río Robo que confluye con el río Arga en Puente la Reina (Gares), donde las dos variantes del Camino Francés se hacen uno sólo.

MONUNENTO A LOS PEREGRINOS EN EL ALTO DEL PERDÓN

El Camino de Santiago parte de Puente la Reina dejando definitivamente el valle de Arga y entra en Tierra Estella, por la que discurren hasta Los Arcos. Esta privilegiada comarca navarra es rica en pan, vino, aceite y queso, su territorio es feraz y su paisaje ondulado, de clima suave, protegido por las sierras de Andía, Urbasa y Lokiz que se elevan al norte. El corredor natural y somontano por el que pasa la ruta jacobea era ya un paso estratégico en época romana y en la Edad Media. El itinerario cruza el río Salado, sube a Lorca y llega hasta la pirámide natural de Montejura, la cual anuncia desde lejos la situación de Estella.

Desde Estella la ruta jacobea deja el valle del río Ega y discurre a los pies del Montejura, hito geográfico y emblema carlista. Desde el antiguo monasterio de Santa María de Irache, otro hito del relieve que guía los pasos de los peregrinos es el monasterio de Monjardín, presidido por los restos de su viejo castillo. En Monjardín empieza la sierra de Cábrega, que se extiende al norte del paso del Camino, pero este continua por amplios campos de viñedos primero, y onduladas tierras de cereal y olivos, bordeando la hilera de montes que empieza en el alto de las Cruces.

ESTELLA-LIZARRA

La siguiente etapa cruza el antiguo enclave de las Cinco Villas de Los Arcos y llega a Viana, en el confín del medieval reino de Navarra. Desde esta antigua población de frontera, desciende al paraje de la ermita de la Virgen de las Cuevas, donde hubo una villa citada en el Codex Calixtinus, y busca el paso del caudaloso río Ebro. Los encuentra en la ciudad de Logroño, capital de la región autónoma de La Rioja, tierra de vino por excelencia que durante una época medieval formó parte del el Reino de Nájera-Pamplona.

La primera etapa del Camino de Santiago que discurre por La Rioja se realiza entre viñedos, alejándose del fondo del valle del río Ebro y en una subida larga y continua, aunque no muy fuerte, supera el alto de San Antón, para descender por el valle de Najerilla hasta cruzar el río en Nájerapor el puente que hiciera san Domingo de la Calzada.

La última parte finaliza en la ciudad del santo que tanto hizo por facilitar las peregrinaciones y proteger a los peregrinos, Santo Domingo de la Calzada. Junto a ella discurre el río Oja, que da nombre a la región. El paisaje continúa con enormes superficies onduladas de viñedos y campos de cereal.

VIANA

16/03/2021

La guerra de África (1859-1860): la División vascongada


guerra de África División vascongada Patxi Albisu Andrade
LA GUERRA DE ÁFRICA. LA DIVISIÓN VASCONGADA, POR PATXI ALBISU ANDRADE

La guerra de África (1859-1860). La División vascongada (el 2º Tercio)
Patxi Albisu Andrade, Editorial Autor-Editor, (2011), 532 páginas

El historiador Patxi Albisu Andrade, nacido en Erretería en 1940 y afincado en Hondarribia, es ingeniero de profesión y ocupó diferentes puestos de responsabilidad política en el Gobierno Vasco y en el PNV.

El 22 de octubre de 1859, comenzó la guerra entre los Reinos de España y de Marruecos. Las tres Diputaciones forales vascas se comprometieron a reclutar, equipar y costear una brigada de 2.880 hombres, de los cuales 1.100 eran guipuzcoanos, para defender España en esta contienda. 

Sintió curiosidad por este hecho histórico y, en 2005, Patxi Albisu comenzó a investigar y a abordar este tema con el máximo rigor. Un trabajo que le ha llevado muchos meses de consulta en archivos:
"Tanto como por mi condición de político como de ciudadano siempre me ha parecido importante conocer la Historia y más en concreto la propia, la nuestra."
"Mi libro no es el trabajo de un historiador profesional o un investigador, sino de alguien lejano a este mundo que un día decidió contar esta crónica." 
Aunque no era ésta la primera vez que Albisu llevaba a cabo trabajos de investigación:
"Ya había pasado horas en los archivos de Simancas y de Salamanca comprobando datos sobre mi familia, los Albisu, en los siglos XVI y XVII."
Este ingeniero que también fue consejero de la CAF quiere dejar claro que La Guerra de África 1859-1860 no es un libro de historia bélica: 
"Lo prioritario ha sido averiguar los nombres, profesiones, procedencias, situación personal, datos que quedan recogidos en los cuadros de los apéndices. Allí están todos los nombres como memoria de esa gesta colectiva."
El libro reconstruye lo que fue aquella guerra, sus antecedentes, sus peripecias y su final, situando todos estos problemas logísticos, bélicos y humanos en su origen, es decir, dentro de la compleja situación política que se vivía en esos momentos en el País Vasco. En 1859, todavía estaban recientes los recuerdos de la primera Guerra Carlista, en donde miles de vascos habían luchado contra la joven reina Isabel II.

Lo primero que hizo Albisu fue acotar la investigación al tercio correspondiente a la provincia de Gipuzkoa "para centrar más la historia porque si no sería extensísima, con un maremagnum de datos", sostiene el autor. Cuenta que en los meses anteriores al conflicto se preveía la necesidad de ir preparando una oferta de contribución económica y de fuerzas forales, como aportación del País Vasco al esfuerzo bélico general. Y una vez tomada la decisión política de participar en la guerra, se puso en marcha toda una maquinaria para poner "en las costas africanas a 3.000 hombres dispuestos a combatir en esa extraña 'guerra de honor'".

El donostiarra Fermín Lasala y Collado, duque de Mandas, fue el que llevó a los guipuzcoanos a la guerra. Fue la persona que impulsó la idea junto al marqués de Roca Verde. Tal y como explica Albisu:
"el ideario de ambos era 'con tal de salvar y mantener la autonomía administrativa haremos lo que haya que hacer'. Era necesario hacer patente en Madrid el espíritu patriótico y generoso con lo cual el País Vasco se comprometía a ofrecer un donativo de cuatro millones de reales y crear una brigada de 3.000 hombres, que formarían en cuatro tercios.".
Fue la primera vez que fuerzas forales vascas intervinieron integradas en el ejército regular español.

El primer problema surgió al no aparecer ningún voluntario para ir a esa guerra:
"La Diputación ofreció a los futuros soldados 2.500 reales, pero la lista de voluntarios seguía sin nombres por lo que llegaron a ofrecerles hasta 6.000. Pero además había que vestir a estos hombres, armarles y, con el antecedente de la guerra de Crimea, que había revolucionado el mundo bélico, armarles con carabinas especiales, con tiendas de campaña para albergarles... Un sinfín de gastos."
El 27 de febrero de 1860, los soldados vascos desembarcaron en la playa de Tetuán para encontrarse con que el Ejército Expedicionario ya había consolidado la plaza de Ceuta, había conquistado la de Tetuán y se hallaba ante el último obstáculo para ganar la guerra y alcanzar la paz. Relata Albisu:
"En la jornada de Wad-Ras, tres de los cuatro tercios recibieron su bautismo de sangre y fuego. Dos hombres murieron en el campo de batalla y una decena en días posteriores."
Durante los 40 días que permanecieron en tierras africanas a la espera de barcos para su repatriación, la epidemia hizo que la nómina de muertos de los tercios vascos se elevara hasta dos centenares. Días más tarde, los supervivientes estaban de regreso.

12/03/2021

Estructura socio-económica vasca en la Alta Edad Media


Desde la Alta Edad Media, la estructuración social del Señorío de Vizcaya y de las Provincias de Álava y de Guipúzcoa giraba en torno al parentesco nobiliario y lazos de linaje. Se trataba de una sociedad feudal, surgida por las relaciones entre grupos humanos basadas en la propiedad comunal de la tierra, pero a medida que fue avanzando la Edad Media, se fue instaurando la propiedad familiar. Como consecuencia de ello, fueron formándose dos grandes estamentos sociales: la tradicional nobleza y los labradores.

ESCUDOS MEDIEVALES DE VIZAVAYA Y DE GUIPÚZCOA

La Nobleza se encontraba al frente de la sociedad, que abarca desde el señor de Vizcaya, los parientes mayores (alta nobleza) hasta los parientes menores (hidalgos).

Los parientes mayores, también llamados señores, eran dueños de las tierras más importantes. Llegaron a formar una auténtica oligarquía señorial, que en ocasiones establecieron enlaces matrimoniales entre sus linajes, como el que realizaron los Leguizamón y Arbolancha, familias vecinas en Begoña y en Echévarri respectivamente. Algunos de ellos, como los Butrón, los Mújica y Avendaño, adquirieron cierta influencia en la Corte castellana y se mantuvieron en contacto matrimonial con grandes casas nobiliarias del reino: Juan Alonso de Mújica, Pedro de Avendaño, Juan de Avendaño, etc.

Los Haro y los Ayala han sido las dos casas nobiliarias vizcaínas que mayor acercamiento realizaron hacia el Reino de Castilla, contribuyendo en las cruzadas de la Reconquista y posterior repoblación.

Parte de esta alta nobleza se fue incorporando al control administrativo de las villas que se iban fundando y participando en el desarrollo mercantil, como es el caso de los Zurbarán en Bilbao, enriquecidos a través del comercio.

Tanto en el medio rural como en el urbano, los parientes mayores rivalizaron constantemente por el poder durante la Baja Edad Media, construyendo casas-fuertes y torres para su defensa y demostración de la superioridad de su linaje.

Las mayores rentas eran obtenidas a través de la propiedad territorial y jurisdiccional del Señorío y Provincias, que les proporcionaban derechos derivados de la propiedad de la tierra, censos sobre los campesinos, derechos eclesiásticos, ciertos monopolios, derechos comerciales, donaciones reales, etc. que les plantearon problemas con los labradores y con la Corona.

La renta obtenida por los parientes mayores era una renta típicamente señorial, derivada en parte de las mercedes reales y la ocupación de cargos y, principalmente, de la tierra y de su poder sobre los hombres, en base a unas relaciones sociales de carácter feudal.

SEÑORES FEUDALES VASCOS

Los parientes menores, formaban el segundo estamento nobiliario, que eran hombres se armas vasallos de los anteriores. Fueron también llamados caballeros, infanzones o hidalgos, vasallos de los anteriores, que seguramente eran hombres de armas.

Estaban establecidos escalonadamente de manera desigual entre ellos según su nivel de renta y posición en el seno de la familia, y relación feudal y de consanguineidad con respecto a sus parientes mayores. Por ello, una parte de la baja nobleza vivía a cuenta de los parientes mayores, mientras que otra parte contaba con recursos propios.

En la Baja Edad Media, estos sufrieron una época de crisis, al igual que los parientes mayores, generando problemas sobre jurisdicción y competencias planteados por las villas.

Las rentas que obtenían de manera similar a la de los parientes mayores fueron recortadas. La renta de la tierra, por ejemplo, solo era obtenida por la propiedad titular, no jurisdiccional. Sus ingresos estaban más vinculados a su propia actividad personal, como la explotación de sus tierras, comercio o artesanía.

HERREROS Y CAMPESINOS VASCOS

El otro gran estamento tradicional estuvo representado por los labradores, que cultivaban las tierras. Unos eran campesinos libres y los otros eran collazos. Dependían de los nobles y existían varios niveles de vinculación.

La población vasca vivía en comunidades de solares esparcidas por los diferentes valles. Guipúzcoa estaba constituida por unidades territoriales de solar aglutinadas y organizadas por grupos domésticos en torno a un monasterio o iglesia. Eran comunidades de parentesco donde se establecían las alianzas, tanto de afinidad y matrimonio como de administración y uso del patrimonio, incluida su transmisión. Unos solares matrimoniaban con otros solares, dependiendo de la calidad de la alianza la mejora patrimonial.

A los núcleos de familiares propietarios del solar se les trataba de hidalgos, sin que el término señalase aún naturaleza nobiliaria alguna. Y a las gentes y familias ligadas al grupo, pero que no eran propietarias del solar, se les llamaba labradores. Aquéllos tenían prerrogativas sobre éstos, situados de hecho en otro escalafón, y con el paso del tiempo tanto fueron acrecentándose sus prerrogativas que, según consigna un texto de 1397, disponían ya de la facultad de "pedirles en derecho"; "...los fidalgos de tomar sus jantares et todos sus derechos en sus caserías et de les pedir en sus montes et sus seles que de derecho les pertenesce."

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SEGADORES Y PESCADORES VASCOS

08/03/2021

Santiago Agustín de Zuloaga


Capitán de fragata de la Expedición de Límites al Orinoco de 1751, maestro de la Academia de Guardiamarinas, y escritor náutico que publicó Cartilla marítima para instrucción de guardiamarinas en 1763, y Tratado práctico de maniobras navales para guardias marinas

SANTIAGO AGUSTÍN DE ZULOAGA

Santiago Agustín de Zuloaga era natural de San Sebastián, donde nació en 1715. 

A los catorce años de edad, comenzó sus servicios en la Real Armada española como grumete, donde aprendió conceptos de pilotaje y matemáticas, y conseguía habilidades en maniobra y táctica de bajeles. Sus primeros servicios los hizo en los buques de la Carrera de Indias, por el Atlántico y las Antillas. 

En 1730, realizó su primera navegación atlántica hasta La Habana, embarcado en la fragata Potencia, también llamada Blandón, cuyo su capitán era Ignacio Danteville. Regresó a Cádiz al año siguiente, en el navío el Gallo Indiano, al mando del teniente general Rodrigo de Torres, siendo su capitán de navío Antonio Escudero.

En 1732, embarcó en el navío Sanfranco, cuyo capitán de navío era Francisco Álvarez Cuevas. Partió de Cádiz en operaciones de persecución de piratas, y tras llegar a cabo Francés, volvió a Cádiz en los galeones del teniente general Manuel López Pintado.

Continuó en la fragata Galga, de la división del mando del jefe de escuadra Andrés Reggio, con la que salió para Barcelona, Liorna y Puerto Especie, donde invernó aquel año. Tras trasbordar al navío Guipúzcoa, llegó a la isla de Malta, para formar parte de una flotilla de cuatro navíos de la Orden de Malta. Su misión era alcanzar el cabo Bodo y la isla Pantelaria, en la búsqueda de una escuadra y convoy turcos en la ruta de Constantinopla a Argel, que no se apresó por culpa de un temporal.

Al regresar, trasbordó al navío Reina, de la escuadra del el conde de Clavijo, su capitán de fragata era Bartolomé ArmaoleaAl atracar en el puerto de Barcelona, se embarcaron tropas que condujo a Especie, Nápoles y otros puertos de Italia, regresando a Cádiz a finales de 1734.

En 1735, trasbordó a la fragata Incendio, su comandante era el capitán de fragata Agustín de Iturriaga, estando a las órdenes del capitán de navío Francisco Liaño navegaron hasta el puerto de Portobelo, en el Virreinato de Nueva Granada,  regresando a Cádiz a inicios de 1736.

En la primavera de 1736, formaría parte de una expedición al Virreinato del Río de la Plata. Se encontraba en la fragata San Esteban al mando de su tío segundo, el teniente de navío Jorge de Echavarría, siendo comandante José de Arratia. La nave zarpó desde Cádiz a Buenos Aires, trasportando tropas de dragones, tomando parte de algunos enfrentamientos.

Uno de aquellos combates tuvo lugar al entregar un contingente de armamento para expulsar a los portugueses que habían ocupado las islas de Martin García y las Vacas, bajo las órdenes del teniente de navío Agustín Alduncín, en 1738. En esta expedición solicitó el mando de alguna embarcación, y consiguió dirigir una balandra, en la que permaneció diez y ocho meses desempeñando diversas comisiones a Montevideo, Maldonado y Rio de la Plata y en acciones de castigo de los portugueses.

TRATADO INSTRUCTIVO DE MANIOBRAS NAVALES POR SANTIAGO DE ZULOAGA

En 1744, tomó parte en la acción que la escuadra combinada franco-española sostuvo contra la inglesa del almirante Mateus. Y desde entonces hasta 1748, se dedicó a realizar expedición en corso por el Mediterráneo.

En 1751, participó en la Expedición de Límites al Orinoco, organizada por José de Iturriaga. En esta célebre expedición actuó como capitán de fragata, piloto, maestre y contador mayor, realizando también trabajos cartográficos.

Zuloaga escribió esta aventura político-científica a través de una prosa muy ornamentada y descriptiva:
"Eolo regaló a su soberano la llave del subterráneo en que tenía aprisionados los vientos furiosos y sólo daba licencia a las auras pacíficas y regocijadoras que llevaban al navío en mares de leche; obsequio estimable, pero no necesario, para la seguridad de aquella escuadra, no gobernada por pilotos ni palinuros oscilantes, que refiere Virgilio, al avistarse con la flota de turno, sino gobernada por una trenza visible y fortísima, tejida de hilos más finos que el coral, más preciosos que el oro y duros que el diamante que eran los pensamientos, los amores y deseos que constituían el cable fortísimo de las ansias de España, que, prendiendo del tajamar al Fénix , hacía por atraer y sincopar la extensión de los mares y lograr cuanto antes el día feliz de ver al rey venir de Levante a Poniente."

En 1756, fue nombrado maestro de maniobras de la Academia de caballeros Guardiamarinas de Cádiz, en cuyo cargo estuvo empeñado varios años desarrollando una importante actividad pedagógica y en la redacción de reglamentos para el uso de guardiamarinas, obras de las que luego se hicieron reglamentarias para los oficiales. Entre estas obras destacaron dos:

1. Cartilla marítima para la breve instrucción de los guardiamarinas, impresa en Sevilla, en 1763, y reeditada en 1778. Era un manual para oficiales que se inician en la práctica marinera. El texto está acompañado de ilustraciones acerca los nombres y funciones de las partes de un navío sus ligazones más principales, los nombres, usos y método de colocación de los palos y vergas, las jarcias y cabos de labor, las obligaciones del oficial de mar, las voces con que se manejan los marineros en sus faenas.

2. Tratado instructivo y práctico de maniobras navales para el uso de los caballeros guardias marinas, publicada en dos volúmenes, de la que luego se hicieron varias ediciones. Fue texto oficial de la Escuela Naval e influyó en los trabajos de otros profesionales de la navegación como Antonio Gabriel Fernández y Gabriel Ciscar.

santiago agustín zuloaga tratado maniobras navales
TRATADO INSTRUCTIVO Y PRÁCTICA DE MANIOBRAS NAVALES

En 1759, formaba parte del contingente de oficiales que escoltaron al rey Carlos III en su viaje de toma de posesión al trono español desde Nápoles a Barcelona. Estaba al mando del navío Fénix, y demostró sus habilidades literarias en la redacción de esta real singladura:
"No quiso asomarse Neptuno sobre las espumas volubles para descubrir su rociado semblante y sus líquidas y cristalinas barbas; no se atrevió a mandar siquiera que estuviese sin inquietarse el piélago, porque comprendió que sería inútil su imperio y quedaría ocioso y desairado su afamado tridente. Por instinto iban y venían las olas del mar en volúmenes nevados de espuma al deshacerse al contacto del Fénix…"

En 1770, se le confió el mando del paquebote-escuela, y, 1773, fue ascendido a capitán de navío, siendo nombrado comandante de un navío de gran porte, del que hubo de desembarcar a los dos años por motivos de salud.

Había servido a la Armada española durante cincuenta y dos años, en el transcurso de los cuales realizó veinticinco campañas por aguas europeas y americanas, tomando parte en bastantes combates navales, también dedicado a la docencia de maniobras en la Real Academia de Guardias Marinas de Cádiz, y a la redacción de textos para la enseñanza.

Santiago Agustín de Zuloaga murió en la isla gaditana de León, el 4 de julio de 1780. Se había casa con María Antonia Yurramendi, natural de la villa de Hernani, empezando un saga de marinos que destacaron al servicio de la Armada española. Sus hijos fueron Lucas, Manuel y Santiago, que ingresaron en la Real Compañía de Guardiamarinas. Santiago, nacido en 1768, llegó a ser teniente de navío y murió al mando del Real Carlos en el estrecho de Gibraltar en 1801. Su nieto Lucas fue jefe de escuadra y su biznieto Enrique capitán de navío de primera clase.

tratado práctica navales zuloaga ilustración
TRATADO INSTRUCTIVO Y PRÁCTICO DE MANIOBRAS NAVALES

AL REY CARLOS III, REY CATHOLICO DE LAS ESPAÑAS



02/03/2021

Museo del Castillo de Javier


Emplazado en el interior del Castillo de Javier, esta exposición ilustra la historia del edificio y el legado religioso y cultural de San Francisco Javier, patrón de Navarra y de las misiones católicas.

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

San Francisco Javier nació como Francés de Jaso el 7 de abril de 1506 en el castillo. Cuando en 1512 se produjo la conquista del reino de Navarra por Castilla y Aragón, tuvo que asistir a los diez años de edad al derribo y destrucción del palacio y la fortaleza, como represalia por la participación de su familia en el bando agramontés junto a la monarquía legítima navarra. Fruto de su ruina, en 1520, los vecinos de Sangüesa ocuparon las tierras para roturarlas mientras afirmaba que "el palacio no es sino casa ordinaria".

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

El padre de Francisco, Juan de Jaso Atondo, natural de la Baja Navarra (Francia), era doctor en leyes por Bolonia y fue presidente del Real Consejo de Navarra, leal a los reyes Juan de Albret ocupó Navarra desde Francia intentando recuperar el reino y se produjo el asedio a las murallas de Pamplona. En aquella defensa por el bando castellano, se encontraba Ignacio de Loyola, quien fue herido en una pierna. Atacándola en el bando navarro-francés estaban Juan y Miguel de Jaso, los hermanos de San Francisco, que resistieron después de Amaiur-Maya. Aunque fueron condenados a muerte, obtuvieron el perdón de Carlos V en 1524. A Juan, el mayor, se le permitió volver al Castillo de Javier, como heredero y señor tras la muerte de su padre.

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

Estaba claro que Francisco de Jaso e Íñigo de Loyola eran enemigos, pertenecientes a bandos irreconciliables. Pero la pertenencia de uno a las tropas invasoras, la destrucción del Castillo de Javier y la coincidencia en el ataque a Pamplona enfrentando a los hermanos de San Francisco de Javier, no desgastó la relación entre ambos. Se conocieron en 1529, en París, donde Xavier estudiaba filosofía en la Universidad de la Sorbona y frecuentaron el trato amistoso. Aunque las cartas de Xavier denotan su visión de entonces:

"Gustaba mucho de su conversación, pero no se atrevía a cambiar de vida, por ser inclinado por naturaleza al fasto y honor del mundo."

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

Finalmente sí lo hizo en 1539, cuando fundó en Roma la Compañía de Jesús, siendo Francisco de Javier uno de los siete primeros seguidores de Ignacio de Loyola. Se cierra el círculo de la reconciliación y las vidas paralelas en 1535 cuando Ignacio de Loyola visitó en Obanos a Miguel y Juan, los hermanos de Francisco, a quienes llevó una carta de este y de quienes recibió dinero. No se sabe si hablaron de la batalla de Pamplona y de la independencia del reino, tal vez el tiempo y el amor compartido hacia Javier propiciaron una velada cordial.

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

Tras la fundación de la Compañía de Jesús, Francisco de Jaso marchó a la India en una misión evangelizadora sin precedentes. Navegó once meses desde Lisboa hasta Goa, y durante diez años realizó tres grandes misiones. Primero por el sur de la India, desde Goa a Mangalore, Cochín, Tuticorín y Santo Tomé de Meliapur. Después, por Indonesia llegando a las islas Molucas. Por último, por Japón, llamada Cipango, arribando a China, en 1552, donde murió a causa de unas fiebres cuando tenía 46 años.

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

Fue canonizado en 1662 por Gregorio XV junto a San Ignacio de Loyola. Las Cortes declararon a San Francisco Javier como único patrón de Navarra, decisión duramente criticada por el Ayuntamiento de Pamplona, que postulaba a San Fermín y que contó con el apoyo del obispo. Sería el papa Alejandro VII quien dispuso en 1656 que ambos santos fueran venerados con igual rango como copatronos de Navarra.

MUSEO DEL CASTILLO DE JAVIER

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