SEBASTIÁN DE ESLAVA |
Pasó a la historia por derrotar a la enorme Armada inglesa de Edward Vernon, junto a Blas de Lezo, en Cartagena de Indias en 1741. Sebastián de Eslava y Lazaga era natural de Eneris, Navarra, donde nació en 1684. Eslava estudió en la Real Academia Militar de Barcelona. Desde edad muy temprana ingresa en el ejército, en el Tercio de Navarra, como cadete, ascendiendo en 1702 a alférez tras incorporarse al recién creado regimiento de guardias españoles. Su carrera se inició en la Guerra de Sucesión española, donde participó en casi todas las batallas importantes, teniendo un papel destacado que le valió el respeto tanto de sus subordinados como de sus mandos, consiguiendo ascensos después de cada batalla. Participó en las campañas de Portugal y de Gibraltar, estuvo en Barcelona, en Extremadura, en las batallas de Almansa, Zaragoza, Brihuega, Villaviciosa y en el segundo sitio de Barcelona.
Tras finalizar la Guerra de Sucesión
ascendió a capitán y fue destinado a Italia, participando en la toma de
Messina en 1718. Salió de Cerdeña en 1720 con nueva misión, en este
caso la defensa de Ceuta, de los ataques musulmanes.
Años después participó en la reconquista
de Orán, en 1732, bajo mando del conde de Montemar con quien había luchado
en Italia. Allí entabló amistad con el ministro de Marina Zenón de Somodevilla,
marqués de la Ensenada. Después de la gran victoria española, Eslava volvía a
ser destinado a Italia, donde consigue nuevos éxitos.
En 1718, se había establecido el Virreinato de Nueva Granada a partir de esta parte del Perú, pero, este virreinato duró únicamente de 1718 a 1724 y en esta fecha fue reincorporado al de Perú.
En la Corte se sabía de los problemas de gobernar estos vastos territorios que son actualmente las naciones de Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador, por lo que en 1740 se restableció el Virreinato del Nuevo Reino de Granada, por las mismas razones que se definieron para el anterior intento: largas distancias, crecimiento demográfico, recaudación de impuestos, defensa, y control administrativo. Pero la razón más importante era desarrollar la economía y la población de las partes más alejadas de la capital del virreinato, descentralizando el gobierno.
Cuando el rey pidió a su principal asesor, el marqués de la Ensenada, un nombre para desempeñar el puesto más importante, en el momento más crítico de la historia de Cartagena de Indias, este le sugirió el del ya teniente general del Ejército español. Finalmente, el 25 de febrero de 1739, fue nombrado virrey de Nueva Granada con instrucciones expresas de defender el territorio contra los ataques ingleses, ya que Gran Bretaña había declarado la guerra a España ese mismo año con la intención de apoderar sel comercio americano. Fue la Guerra del Asiento, también llamada Guerra de la Oreja de Jenkins.
En su nombramiento se alegó como motivos para la elección:
"Su buen juicio, experimentada capacidad y conducta desinteresada, de edad competente para visitar aquellas provincias, de genio providencial para dar reglas y expedientes y nuevos establecimientos."
BATALLA DE CARTAGENA DE INDIAS Y ESCUDO DE ARMAS DE ESLAVA |
En abril de 1740, llegó a Cartagena de Indias, permaneciendo en dicha ciudad durante todo su mandato, sin viajar al interior. Eslava reparó el Castillo de Bocachica y varios fuertes que protegían el puerto. En el Castillo de San Lázaro puso en marcha una fábrica de munición y carruajes así como las ramblas. Dio pasos importantes para poder suministrar armas, munición y entrenamiento militar a las fuerzas españolas. En los demás sitios de la colonia, se realizaron trabajos de fortificación como en Santa Marta, Puerto Cabello y Gaira. Se encargó de fortalecer los fuertes de Ayara y el Castillo de San Antonio en la provincia de Cumaná. Así mismo aprobó la fortificación en el islote de Caño de Limones y equipó el presidio de Guayana. Todas estas medidas fueron esenciales para efectuar una férrea defensa.
El 21 de noviembre de 1739, el almirante
inglés Edward Vernon capturó Portobelo, en el lado Atlántico del istmo de
Panamá, el cual formaba parte del nuevo Virreinato de la Nueva Granada. Tras su
victoria, Vernon se dirigió a Cartagena.
El 31 de marzo de 1741, el británico
bloqueó el puerto con 51 barcos de combate, 135 transportes, 2.000 cañones y
más de 28.000 hombres, seguramente la mayor flota reunida en su tiempo. La
ciudad fue defendida por el almirante Blas de Lezo, al mando de
3.000 soldados de tropas españoles, 600 arqueros indios, y seis fragatas. Él
también confiaba en sus cautelosos preparativos y el estudio de las
fortificaciones de la ciudad.
Hasta este momento, Sebastián de Eslava
era un militar brillante y valiente, de gran experiencia, que no rehusó en
ningún momento los peligros que supusieron el estar en los puntos de máximo
riesgo de la batalla. Sobre sus disputas con Blas de Lezo en la toma de
estrategias defensivas, Eslava asumía aquellas que bajo su criterio y
experiencia le resultarían más acertadas y se encontró con una persona de gran
valía, con carácter duro y difícil que le discutía sus órdenes casi a cada
momento. La situación debió ser complicada ya que Blas de Lezo era más antiguo
como teniente general pero estaba sometido al virrey. En un momento determinado
de la batalla la situación se tornó insostenible y Eslava destituyó a Blas de
Lezo de su puesto. Sin embargo, luego no le importó rectificar, en beneficio
del bien común y lo restituyó en el momento clave de la batalla.
Vernon finalmente tuvo que levantar el
bloqueo y volver a Jamaica. Se estima que 6.000 soldados británicos murieron
contra solo 1.000 españoles.
Cuando Blas de Lezo falleció el 7 de septiembre de 1741, Eslava se quedó como mando único a cargo de la defensa durante todo el tiempo que duró la guerra. Lo primero que hizo fue la reconstrucción de las defensas de la ciudad, sospechando un nuevo ataque inglés. Indicios que se materializaron, aunque Vernon acabó desistiendo al comprobar el buen trabajo de Eslava con las defensas.
En los años siguientes se le propuso
para nuevos cargos como el Virreinato de Perú, pero siempre solicitó permanecer
en Cartagena de Indias hasta el fin de la contienda en 1748. Se le concedió su
deseo e hizo un gran trabajo de reconstrucción y mejora de la urbanidad de
Cartagena de Indias y de fortificación de ciudades claves como Portobelo, La Guayra
o Santa Marta. Simultaneó el cargo con el de capitán general de Panamá.
Durante su administración, el virrey
Eslava fundó hospitales y villas, construyó carreteras, promovió la pacificación de los indios Montilones, y aportó armas, dinero y provisiones para defender algunas ciudades como Pamplona y San Faustino, también mantuvo la navegación en el río Zulia. Se construyeron 20 iglesias, reparó y agrandó otras, protegió la instalación de misiones y organizó las de la provincia de Darién, en Panamá. Así mismo, mejoró las finanzas del territorio y la administración de justicia.
Cuando la guerra terminó en 1748,
solicitó volver a España. Tras entrar en Cádiz el 23 de febrero de 1750, fue recibido por Fernando VI.
Durante la última etapa de su vida el
rey le reconoció sus éxitos nombrándole capitán
general de Andalucía, en 1750. En 1754, fue nombrado director
general de Infantería y secretario de Estado del Despacho
Universal de Guerra del rey Fernando VI. Ocupó
ambos cargos hasta su fallecimiento, ocurrido en 1759.
Falleció en Madrid el 21 de Junio de
1759. Además de sus empleos político-militares, fue caballero de la Orden de
Santiago, comendador de la Orden de Calatrava y gentil hombre del infante
Felipe. De forma póstuma, recibió el título de marqués de la Real Defensa en
1760. Algunos autores sostienen que antes de morir solicitó al rey que se
restituyera el honor de Blas de Lezo.