Iberdrola
organiza la exposición La
memoria recobrada. Huellas en la historia de Estados Unidos. Como su título
indica, está dedicada a la contribución que la Monarquía española ha
desarrollado en la fundación de los Estados Unidos de América a en el siglo
XVIII, y en especial la aportación de los vascongados. Se ubica en la planta 25 de la Torre Iberdrola de Bilbao (sede de la compañía
eléctrica), y está abierta al público
en general desde el 10 de abril hasta el 2 de julio de 2017.
Según su
comisario organizador, el historiador y militar José Manuel Guerrero
Acosta, la muestra pretende dar a conocer "las contribuciones de la monarquía
española en la fundación de Estados Unidos, así como la importancia de la emigración vasca a Norteamérica". Por eso ha
conseguido reunir más de 200 piezas entre pinturas, esculturas, trajes, armas,
mapas, monedas, documentos, miniaturas, instrumentos musicales, armas y maquetas
navales. Son destacables sus escenificaciones y la reproducción fiel de un
salón de baile de la época.
Los
cuadros prestados pertenecen a las más prestigiosas pinacotecas: el Museo del
Prado, el Wadsworth Atheneum Museum of Art de Connecticut, el Lázaro Galdiano
de Madrid, el San Telmo de San Sebastián o el Bellas Artes de Bilbao. Todos
estos elementos permiten descubrir la realidad política, diplomática, comercial
y social de una época de reformas y revoluciones.
Pero
la exposición explora también los vínculos que en los siglos anteriores y
posteriores unieron a españoles con América, donde realizaron importantes
contribuciones a la exploración, la navegación y el comercio. Consta de cinco
secciones: El siglo de las luces; Tiempo de tempestades; Paz y guerra en
la mar; Huella vasca en América; y La luz de un siglo.
El
siglo XVIII se caracterizó por el desarrollo de las artes y de las ciencias,
donde los ideales ilustrados y la razón se generaban en Francia y se expandían
por los reinos de Europa y las provincias de América. La primera sección, El
siglo de las luces, está centrada en las importantes reformas políticas y
sociales emprendidas por Carlos III. Aparecen un ejemplar de la Enciclopedia de
Diderot y algunos ilustrados españoles, como el azcoitiarra Xavier de Munibe, conde
de Peñaflorida, fundador de la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del
País.
Durante
esta centuria, varias familias originarias de las Provincias Vascas y del Reino
de Navarra tuvieron una presencia destacada en la oficialidad de los Reales
Ejército y Marina española, así como en los altos cargos de la administración,
la navegación y el comercio de las provincias de ultramar. La sección Paz y
guerra en la mar trata algunas proezas de la navegación comercial, la guerra
naval y la expedición científica. Distintos objetos, mapas y gráficos muestran
la importancia de los caminos reales establecidos en el sur de los actuales
Estados Unidos.
Ejemplo de vascongado ilustrado es el
geógrafo, ingeniero militar, escritor y general José de Urrutia y de
las Casas, cuyo trabajo en la expedición de Nicolás
de Lafora permitió conocer por un vasto territorio inexplorado al sur de los EEUU. El cuadro del género de "castas",
perteneciente al Museo de América de Madrid, verifica la contribución racial y
cultural.
En
1776, las Trece Colonias norteamericanas firmaron su Declaración de
Independencia e iniciaron una guerra contra el Reino de Gran Bretaña.
Carlos III tomó parte de este conflicto, mediante los Pactos de Familia que
vinculaban a las dinastías de los Borbones, y los ejércitos francés y español se
sumaron a la causa independentista contra los ingleses. La Armada española
produjo grandes pérdidas a la Royal Navy en su ofensiva para recuperar los
estados de La Florida y Louisiana, en el Virreinato de Nueva España, y Menorca
y Gibraltar, en la España nuclear. Y este nuevo frente de combate supuso una
estrategia de debilitamiento para los efectivos ingleses que tuvieron de
dividir sus fuerzas.
La
Corte de Carlos III y algunas élites españoles de la diplomacia y los negocios intervinieron
de manera directa en la formación de los Estados Unidos de América
entre la segunda mitad de los 70 y la primera de los 80. Esta intervención
hispana en la constitución de la futura superpotencia queda expuesta en la sección Tiempo de tempestades, con especial referencia a la aportación vascongada.
En
este contexto, fue sobresaliente la figura del bilbaíno Diego de Gardoqui,
primer embajador español en unos recién nacidos Estados Unidos de América. Su misión fue apoyar a los rebeldes mediante la entrega de armas, suministros, medicamentos,
e incluso dinero, gracias a su compañía marítima. De este apoyo decisivo surgió
su relación con George Washington, el primer presidente, a quien acompañó en su
investidura en 1789. Benjamin
Franklin tuvo unas palabras de agradecimiento a Gardoqui, a quien escribió el 9
de octubre de en 1780, y cuyo texto ha sido recreado mediante una ilustración
de Fernando Vicente:
"He
sabido por muchas fuentes de su amistad hacia América y de la amabilidad que ha
mostrado a muchos de mis compatriotas; le ruego que acepte mi agradecido
reconocimiento."
Un
formato animado ilustra un cuadro del célebre artista de la revolución
estadounidense John Trumbull.
El
pintor de batallas contemporáneo más prestigioso, Augusto Ferrer-Dalmau, refleja a una marina conquistando las islas Bahamas en 1782 y recrea la toma de
Pensacola, decisivo episodio de la contribución española a la liberación de
Florida. En este combate destacó el capitán Bernardo de Gálvez, cuyo retrato
hizo colgar la administración Obama en el Senado de EE.UU. y donde un molde de escultura se exhibe en la exposición para ser colocada finalmente en la
plaza de Colón de Madrid.
Otro
personaje vasco destacado es el militar, político y diplomático Miguel
Ricardo de Álava, presente en las dos batallas más importantes de los siglos
XVIII y XIX: Trafalgar y Waterloo.
POR ESPAÑA Y POR EL REY, GÁLVEZ EN AMÉRICA, POR AUGUSTO FERRER DALMAU
La
Guerra hispano-estadounidense de 1898 no fue un impedimento para que la
relación entre España y América se mantuviese durante todo el siglo XIX y gran
parte del XX. La
sección Huella vasca en América retrata los intensos flujos migratorios con
piezas originales procedentes de museos vascos y otras de origen
norteamericano.
En
Nueva York se estableció una importante colonia de inmigrantes vascos y
gallegos, relacionados con el mundo del azúcar y el tabaco. Al estado de
Florida llegaron inmigrantes españoles procedentes de Cuba, sobre todo cuando
comenzaron las rebeliones independentistas en la isla. En California se establecieron
pescadores. Y a los estados montañosos del lejano Oeste se desplazaron
pastores, vaqueros y leñadores, muchos de ellos de origen vasco, cuyo ejemplo colonial
es la ciudad de Boise, en el estado de Idaho. Durante II Guerra Mundial unos 60
vascos enrolados en la Marina estadounidense se dedicaron a transmitir órdenes
en euskera para confundir a los japoneses.
Pero
la relación histórica de los vascos con América comienza a través de los barcos
balleneros llegando a las costas de Terranova, en Canadá. Como fue el ejemplo
de Joanes Echániz, que escribió su testamento en Terranova en la Navidad de
1584.
Por
último, la sección La luz de un siglo recorre la historia de la compañía
eléctrica Iberdrola desde su fundación y posteriores fusiones que derivaron en Hidroeléctrica
Ibérica y Saltos del Duero en las primeras décadas del siglo XX. Fotografías
históricas, documentos y otros objetos poseen un carácter más corporativo que
histórico.
También
reúne referencias a las múltiples empresas que conforman hoy Avangrid, filial
de la empresa vasca en los Estados Unidos, y mediante la cual cotiza en Wall
Street desde finales de 2015.
La
muestra concluye con dos obras lumínicas de los artistas James Turrell y Dan
Flavin, de la colección de arte contemporáneo que posee la fundación Iberdrola.
CAMARADAS DE ARMAS, POR AUGUSTO FERRER DALMAU