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23/12/2024

Lope III Díaz de Haro


Octavo señor de Vizcaya entre 1254 y 1288, mayordomo real, canciller y alférez mayor del Reino de Castilla

LOPE III DÍAZ DE HARO

Lope III Díaz de Haro fue el octavo señor de Vizcaya, entre los años 1254 y 1288. Nació en 1250, era hijo de Diego III López de Haro y Constanza de Bearne.

Tomó posesión del Señorío de Vizcaya siendo todavía menor de edad tras el fallecimiento de su padre, poniéndose bajo la tutela de algunos caballeros de la alta nobleza vizcaína, algunos de los cuales fueron Sancho García de Salcedo y Lope García de Salazar, el tercero con este linaje que ganó las estrellas a su escudo nobiliario.

Debido a una disputa entre el rey castellano Alfonso X el Sabio y su padre Diego III López, los nobles tutores llevaron a Lope III a la villa de Estella, para ponerse bajo las órdenes del rey de Jaime el Conquistador, según el pacto que habían formado de su difunto padre y el aragonés un año antes. El 6 de septiembre de 1255, los nobles vizcaínos juraron fidelidad a este rey aragonés, y prometieron que así lo haría Lope III cuando fuese mayor de edad y así como todos los caballeros del señorío de Vizcaya.

Pero la década siguiente, Lope III fue vinculándose a Castilla, hasta conseguir que Alfonso X le confirmase los privilegios sobre Haro que su padre había perdido.

En 1269, estuvo presente en la boda entre el infante Fernando de la Cerda, primogénito de Alfonso X, y Blanca, hija del rey Luis de Francia, que se celebró en Burgos, junto a Jaime de Aragón y un amplio grupo de príncipes e infantes de varias casa reales. Lope III fue favorecido por el príncipe Fernando y armado caballero junto a sus hermanos infantes Juan y Pedro.

El señorío de Lope III Díaz sufrió los primeros enfrentamientos entre banderizos, las guerras entre linajes nobiliarios de la Baja Edad Media. Así, en 1270, se produjo la lucha entre los de la casa de Zamudio y los de Leguizamón, en el monte Abril, con victoria de Diego Pérez Leguizamón, gracias a la colaboración de Pedro de Luzarra y los de Deusto. Diez años más tarde, moría durante una encerrona en Castrejana, encabezada por los de Zárraga y de Martiartu.

En 1275, Lope III pasó a formar pate de la historia de la Reconquista española durante el asedio que sufrió el Reino islámico de Granada por parte de un Ejército llegado a África, fue su primera acción de armas para el Reino de Castilla.

Una coalición política y militar entre el rey de Granada y el rey Aben Juseff de Marruecos declaraba la guerra a Alfonso X, el cual se encontraba de misión diplomática en Alemania. El infante Fernando y el arzobispo Sancho trataron de reunir a buena parte de la noble castellana para respaldar al Ejército que en Córdoba estaba encabezando Nuño González de Lara, poderoso noble casado con Teresa Díaz de Haro, hermana de Lope III. Sin embargo, Lope III se reunió junto a sus hueste vizcaínas en Jaén con el contingente de tropas castellanas que estaba liderando Sancho, el arzobispo de Toledo, hijo de Jaime de Aragón y hermano de la reina de Castilla. Estos se enfrentaron a los generales marroquíes Abenjor Atali y Uzmen, quienes fueron derrotados en la contienda de Écija. Lope III ganó honor y gloria dentro del Reino de Castilla como gran caudillo militar y consiguió la Santa Cruz como símbolo de victoria que incorporó al escudo del Señorío de Vizcaya, además recuperó el cuerpo del infante arzobispo, muerto en combate.

Aquel mismo año de 1275, fallecía el infante Fernando de la Cerda en Villa Real. Esto desencadenó un conflicto sucesorio al trono entre el hijo del infante, Alfonso de la Cerda, y el hermano del mismo, Sancho. Lope decidió apoyar a Sancho, que en un principio tenía también el apoyo de Alfonso X, pero en 1282 pasó a defender las aspiraciones de su nieto. Ante esta deslealtad, Lope sufrió el destierro así como otros muchos ricos hombres y caballeros que le imitaron. La principal causa de aquella lealtad al infante Sancho fue el desplante hacia su prima hermana Guillelma de Moncada, con la que ya había prometido nupcias, para casarse finalmente con María, hija del infante Alfonso, señor de Molina.

Lope fue privado del Condado de Haro, en favor del infante Jaime, quien moriría en 1283 a los dieciocho años, por lo que es probable que no llegase a tomar posesión. Otro de los perjudicados de su linaje fue Jimeno Ruiz de Haro, señor de los Cameros, hijo de Ruí Díaz y de Urraca Díaz de Haro, hija de Diego II López de Haro el Bueno, y por tanto tío de Lope III, que fue ajusticiado con la pena de muerte en Treviño, a la vez que Diego López de Salcedo, por orden de Sancho.

Lope estuvo cuatro años ausente del Señorío y resto del Reino de Castilla, refugiado en los Reinos de León y de Navarra, hasta 1281.

Al fallecer Alfonso X en 1284, Sancho IV el Bravo fue proclamado rey de Castilla. Estaba casado con María de Molina, hermana de la mujer de Lope III Díaz, lo que convirtió al señor de Vizcaya en cuñado del rey. Le devolvió el Señorío de Haro y el Señorío de Vizcaya, y le dio el gobierno de la región desde Burgos al Cantábrico. Además, lo incluyó en su Consejo de Estado, concediéndole un gran poder, y fue nombrado mayordomo real, canciller y alférez mayor del Reino de Castilla. En 1287, el rey le otorgó el título de conde de Haro, en sustitución al de señor, y siendo regente del reino junto a Martín González, obispo de Astorga.

Era el principal de su consejo de estado y muy poderoso, por tener de su parte al infante Juan, hermano del rey su yerno, casado con su hija María de Haro, y a su hermano Diego III López de Haro por adelantado mayor de la frontera en la Andalucía.

Por petición de Lope III, Sancho permitió hacer salazones a los vecinos de Bermeo en los puertos de Galicia y Asturias. El 18 de marzo de 1285, hallándose los dos en Burgos, confirmó el rey el privilegio de fundación de Bermeo, dado por su abuelo Lope II Díaz, ampliando los términos que le dio aquél, como por ejemplo eximiéndoles de los derechos de portazgos y treintazgos en los puertos de Castro Urdiales y Laredo.

BERMEO

El 6 de junio de 1287, Lope III despachó desde Burgos la carta puebla del lugar de Lanestosa que convirtió en villa y adjuntó al Señorío, en cuyo documento se intitulaba conde de Haro y señor de Vizcaya.

La desmedida ambición de Lope III Díaz conllevó protestas de otros nobles y provocó muchos problemas al rey. Hallándose este en Alfaro, el 8 de junio de 1288, entre otros nobles convocó al infante Juan y a Lope, para reclamarles los castillos que le habían usurpado. Lope III se mostró poco respetuoso ante una reconvención real, agriada la discusión y molesto por ello arremetió contra el rey con una daga en la mano. Esta amenaza generó la intervención de un caballero del rey que le cortó la mano derecha con una espada, y un golpe de maza en la cabeza le privaron la vida.
"... se levantó mucho asina e dijo: "¿Presos? ¿Cómo? ¡A la merda! ¡Oh, los míos!" e metió mano a un cuchillo e dejóse ir para la puerta donde estaba el Rey el cuchillo sacado e la mano alta ... ballesteros e caballeros, veyendo que el Conde iva contra el Rey, firieron al Conde, e diéronle con una espada en la mano, e cortáronsela, e cayó luego la mano en tierra con el cuchillo; e luego diéronle con una maza en la cabeza, que cayó en tierra muerto."

Su muerte fue muy sentida así en Castilla como fuera de ella, como muestra el epitafio de su sepulcro:
"Los plantos gemían, el lloro crecía en España ca el rey hirió de muerte al gran señor y muy poderoso, horado de linaje real, el conde Don Lope Díaz de Haro, que hizo grandes servicios a Dios, recobró su Cruz de mano de paganos, y no menos los hizo a su rey, los cuales fueron olvidados el día de su muerte. La crueldad fue cierto sentida de grandes príncipes.

Agraviado en Alfaro: su fin, miércoles, era de 1326 y año de Cristo 1288. Nuestro Señor le haga merced de dalle la gloria a su ánima. Amén."

Se casó con Juana Alfonso de Molina, hija del infante Alfonso de Molina y nieta de Alfonso IX de León, sin el consentimiento regio, lo cual suponía una afrenta al soberano. El lugar elegido para la celebración fue el Monasterio de San Andrés de Arroyo donde se encontraba la contrayente.

De este matrimonio nacieron dos hijos:
Diego IV López "el Joven", noveno señor de Vizcaya, que murió tempranamente sin descendencia.
María Díaz "la Buena", décima señor de Vizcaya en tres periodos sucediendo a su hermano, que contrajo matrimonio con el infante Juan de Castilla, hijo de Alfonso X y hermano de Sancho IV.

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